Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

3 oct 2015

Un cumpleaños feliz........................................................ Boris Izaguirre

Shakira hubiera preferido cantar con el fondo de mármol verde de Naciones Unidas detrás. ¡Es que es el Nobel de los fondos! Da igual lo que digas o pienses en esos 15 minutos, no hay nadie que se vea mal.

Shakira canta antes del inicio Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en Naciones Unidas, el pasado 25 de septiembre / JUSTIN LANE (EFE)

Aunque esta semana ha estado marcada por las elecciones catalanas, donde todo el mundo gana y Barcelona sigue igual de atractiva para turistas del mundo entero, a mis 50 años recién cumplidos me he quedado fascinado por el magnífico fondo que crea el mármol verde jaspeado detrás de la tribuna de invitados en la Asamblea de Naciones Unidas.
Shakira ha actuado allí cantando Imagine de John Lennon al papa Francisco. “Imagine no religion”. Al mismo tiempo, estrenaba su nueva mansión en Barcelona. “Imagine no posessions”.
 A Shakira no la pusieron delante de mi fondo de mármol verde favorito sino justo al lado, y delante de representantes de todos los países para que también soltara eso de “imagine there is no nations”. Viéndola pensaba en que su nuevo casoplón barcelonés fue construido en 1965, el año en que nací, que es de estilo suizo, un estilo y nacionalidad que chifla a los barceloneses pudientes que hacen de ese vecindario de Piqué y Shakira una pequeña nación dentro de otra nación que todavía permanece en una nación más grande.
Pero algo me hace pensar que Shakira hubiera preferido cantar Imagine con el fondo de mármol verde detrás.
 ¡Es que es el Nobel de los fondos!
 Da igual lo que digas o pienses en esos 15 minutos pactados, el fondo dice todo lo que importa.
 No hay nadie que se vea mal. Gadafi rompió la norma y se quedó 75 minutos.
Es el escenario de los 15 minutos de fama que propuso Warhol.
Por eso también fascina. Puedes ser papa, dictador, premio Nobel de la Paz, pero con ese fondo tus 15 minutos de fama se vuelven historia.
Pasé mi cumpleaños 50 pendiente de los discursos en Caracas, mi ciudad natal, donde recibí todo tipo de regalos.
 El más espectacular: una balacera delante de la casa de mi padre.
 Los escoltas de la madre de un vicepresidente de la República Bolivariana, que vive en la misma calle, contuvieron una “situación de secuestro” en otra casa vecina, a punta de pistola y tras veinte disparos cruzados.
 Yo estaba leyendo la exigua prensa local en el momento de los tiros e imaginé que eran fuegos artificiales hasta que mi hermana gritó desde la cocina un “todos al suelo” acompañado de un muy efectivo “get down” [“agáchense”], como en las series de televisión
. Arrastrándome, me reuní con ella en el suelo del comedor, lejos de las ventanas
. Lo increíble es que mi progenitor no dejó de mantener una conversación telefónica en todo el proceso.
 “Hay una balacera”, le escuché decir entre las alarmas de coches y sirenas, “pero todo bien, mi amor, todo normal”.
Caracas, a su manera tropical y violenta, te deja inyectado de adrenalina y no sabes qué hacer con ella.
 El día después del tiroteo fui con mi hermana al supermercado.
 De entrada ves las estanterías bien surtidas, pero a medida que avanzas descubres que es un trampantojo masivo
. Hacia la mitad de los pasillos empiezan a aparecer los huecos y los carteles recordando lo que no está, como el subtitulado de las películas mudas.
 Las colas se forman no tanto por el desabastecimiento sino por el inocente control contra la especulación y reventa que se lleva a cabo a través de unos dispositivos llamados “capta huellas”. Cada comprador debe dejar constancia dactilar de su compra
. Pero como hay fallos de energía en el país petrolero el dispositivo se apaga y enciende sin poder captar correctamente las huellas de los pulgares.
Todo deja huella en Caracas.
 Las relaciones humanas ni se diga
. Por mi cumpleaños una de mis mejores amigas decide regalarme una cinta para llevar siete veces atada en mi muñeca
. Mientras hace los nudos para mi salud y amor, observo que se palidece. “Estoy medio anémica y me han empachado los chocolates”, me confiesa casi desmayándose pero terminando de anudar la mágica pulserita.
 Otro amigo me regala un busto de Simón Bolívar de los años setenta hecho en porcelana blanca
. El Libertador no alcanzó a dar un discurso con el mármol verde de Naciones Unidas detrás pero es un símbolo de independencia y patria explotado por todos los gobiernos venezolanos, y llevado al culto por el actual.
 En mi casa no todos ven con buenos ojos que lo deje allí y termino metiéndolo en mi equipaje de mano de regreso.
 Cuando una funcionaria de la seguridad del aeropuerto lo coloca en un escáner desnivelado, el busto rueda hasta el piso haciéndose añicos.
Es una imagen desconcertante.
 El líder de la patria pulverizado en el suelo del aeropuerto al que da nombre.
Igual que hiciera mi padre durante la balacera, sigo adelante, con normalidad, callándome lo que siento y pensando en el resistente mármol verde de Naciones Unidas.

 

La maternidad, años más tarde.................................................................. Elvira Lindo.

Es mágico el momento en el que percibes que tienes que conversar con los hijos ya de igual a igual.

El día 29 de septiembre es San Miguel.
 No me suelo acordar de los santos, ni tan siquiera de los cumpleaños, pero mi hijo Miguel sabe que cuando llegue su día (como se refieren en ciertas zonas de España al día de uno en el Santoral) recibirá una llamada, y no será la mía sino la de su padrastro
. San Miguel es, a su vez, patrón de Úbeda, por lo que con más motivo el experto en onomásticas de mi casa se acuerda de felicitar a su hijastro.
 Cuando las relaciones con los hijos adultos son buenas, se podrían definir a la manera en que lo hizo Montaigne y que tanto le gusta a Muñoz Molina: “
Una amistad verdaderamente paternal”. Es muy satisfactoria esa paternidad o maternidad en la que no intervienen los lazos biológicos.
 No se suele hablar de ella, salvo cuando los niños son adoptados, pero está presente en muchas de nuestras familias.
 Nuestros hijos tienen madre y padre, pero también disfrutan de unas segundas madres y unos segundos padres que velan por ellos con tanto celo como lo harían por aquellos que son de su sangre. La sangre sigue pesando más de lo que debería, pero yo me resisto a que me seduzca su influjo: son míos los hijos que no parí pero a los que tuve que educar, alimentar y querer desde que eran muy chicos.
 No es fácil: a los niños hay que seducirlos aún cuando se resistan a quererte, o aún cuando están predispuestos a no quererte, pero esa conquista hace más valiosa la relación futura.
 Ese futuro, en nuestro caso, ha llegado
. Tenemos cuatro hijos. Esos cuatro hijos tienen a su vez otros hogares en los que refugiarse.
Al principio, esta segunda realidad al margen de la que una controla se hacía dura, nadie está a salvo de la mezquindad de la competencia afectiva, pero de la experiencia se aprende
. Hay gente que se instala en el rencor hasta la muerte e infecta de rencor a los hijos y a los nietos. Vidas feas y estériles.
Comprendo que las dificultades de la adopción hayan convertido esta particular forma de paternidad y maternidad en algo más reseñable, pero no son menores las dificultades de los que hemos tenido que compartir la condición de madre o padre con otros.
Se habla mucho de los primeros años de la maternidad en estos tiempos
. Es lógico, es una época en la que todo parece conjurarse para que una mujer no encuentre el momento de tener descendencia: la ridícula ayuda estatal, los empleos precarios, las familias empequeñecidas, la falta de conciliación laboral, los irritantes horarios españoles.
 Eso unido a esta nueva tendencia que exige a las madres la renuncia por unos años a otras vocaciones.
 Qué difícil ser madre en unos tiempos en los que esa condición está cargada de tantas exigencias.
Esta semana pensaba en ello porque en las redes se compartió un artículo, Hijos, de Purificació Mascarell en el que la autora reivindicaba la posibilidad de no reproducirse. Mascarell definía a las madres como unos seres abducidos por la servidumbre de la crianza, compartiendo sin cesar conversaciones enfocadas obsesivamente a los pañales, la lactancia y las horas robadas al sueño; jóvenes privadas de sexualidad, de horas de lectura, de brujuleos nocturnos y de ambición laboral. Así es, en muchos casos, así es durante algunos años, así fue incluso para las que comenzamos a trabajar a los pocos días de nacer nuestros hijos.
La mente está tan seducida por el bebé que no hay nada que pueda competir con ese peculiar enamoramiento.
¿Y? La vida pasa. Pasa esa infancia primera en la que una criatura es una continuación del propio yo. Pasa la adolescencia y su doloroso desapego.
 De pronto, la extrañeza de la edad adulta, y con ella un período poco descrito, del que casi nada se cuenta: el mágico momento en que percibes que tienes que conversar con los hijos ya de igual a igual, sin atribuirte a ti misma mayor sabiduría.
 Un capítulo liberador de la vida en el que la razón no está por sistema de tu parte
. Contra lo que se dice, los momentos primeros de la maternidad no son idílicos: una criatura es una bomba que cae en una casa y que jamás sabemos los efectos colaterales que va a provocar.
 Lo que debería despertar envidia a aquellos que deciden no tener hijos es ese nuevo tiempo enriquecedor en el que puedes hablar de cualquier cosa con los adultos que criaste.
 Estos jóvenes que te quitaron el sueño, te sacaron de quicio, te apartaron de experiencias fascinantes y noches de aventura, son los que ahora te proporcionan ratos de apasionada charla.
 Existe ese tiempo en el que las madres tenemos la mente colonizada y nos falta sueño y sensualidad y nos sobra cansancio.
 Pero luego viene la recompensa, casi secreta de tan poco expresada.
Sólo quien la prueba puede apreciar su valor: la maternidad o la paternidad, años más tarde.

 

Frases de Groucho Marx que nunca pasarán de moda

No es cierto que Groucho Marx tenga la mejor frase del mundo en su lápida (aquello del "disculpen que no me levante" es una leyenda urbana) pero tampoco necesitaba una última gran despedida.
 Las verdaderas citas célebres de Groucho Marx son tantas que, con motivo del 125º aniversario de su nacimiento, nos hemos puesto a recordarlas.
El genio del gran actor, humorista y escritor no pasa de moda. ¡Lo que hubiera dado de sí en la era de Twitter! Aquí va una recopilación de algunas de nuestras frases que Groucho Marx escribió en libros y pronunció en entrevistas y conversaciones:

Frases de Groucho Marx que nunca pasarán de moda



LIBROS DE ESTA SEMANA

LIBROS DE ESTA SEMANA / E. L. Doctorow y la gran historia

"Los cuentos de E(dgar) L(awrence) Doctorow, narrador norteamericano hijo de inmigrantes judíos rusos, nacido en el Bronx en 1931 y fallecido en Manhattan este mismo año, proceden de tres colecciones de cuentos publicadas en vida.
 Este volumen los reúne todos, no en su orden originario, sino en el que su autor les dio, justo antes de morir, en colaboración con sus editores españoles
. El libro es, pues, una primicia mundial, una primera edición completa. E. L. Doctorow pertenece a una generación que se expande en los años sesenta y setenta, de carácter renovador e incluso experimental, que va a provocar una verdadera revolución dentro de la narrativa norteamericana (Hawkes, Berger, Kosinski, Coover, Pynchon, Gass, Barth, Brautigan, Barthelme, Gaddis…), autores afectados en una u otra medida por la contracultura, la guerra de Vietnam y la protesta política, que trajeron una extraordinaria variedad de temas y estilos.
 Era el “posmodernismo”. Por JOSÉ MARÍA GUELBENZU

La mujer que le dijo “no” a Mandela

"En la figura de Amina Cachalia (1930-2013) confluían varios azares que la predestinaban a la mera supervivencia en el gueto de turno: era mujer, sudafricana, de origen indio, musulmana y filocomunista.
 Pero no sucedió así. Amina Cachalia fue, como la mayor parte de los luchadores contra el apartheid, incluido su gran amigo Nelson Mandela, una persona tan singular como convencida de que solo mediante un proyecto colectivo se lograría acabar con la aberración histórica de la segregación racial en Sudáfrica.
 Si bien la comunidad india sudafricana apenas supone el 2% de la población, su lucha contra la discriminación fue determinante en la construcción de un movimiento de resistencia pacífico, transversal e inclusivo, en la estela de Gandhi, que no en vano vivió 21 años en Sudáfrica.
Durante medio siglo Amina trabajó en el Congreso Nacional Africano para tejer lazos de solidaridad y resistencia que estuvieran por encima de la raza, el credo y la extracción social. Amina fue, aunque nunca presumió de ello, un aglutinante que se esforzó especialmente en hacer valer el papel de las mujeres en la lucha antiapartheid
. Entre otras cosas, cofundó en 1954 la Federación de Mujeres Sudafricanas, fundamental para la movilización global de la sociedad, en la que coincidió con brillantísimas activistas como Helen Joseph, Lilian Ngoyi, Albertina Sisulu e Ida Mtwana". Por LUZ GÓMEZ GARCÍA
  • Foto:CATARATA
  • El dolor de los demás

    "Un impactante vídeo de la ONG Save the Children mostraba la vida de una niña londinense a lo largo de meses: cumpleaños, juegos, risas, su primer beso, disfraces, como cualquiera de nuestras hijas.
    De pronto estalla una guerra que alcanza Londres, y su día a día se va oscureciendo hasta acabar en un campo de refugiados.
     Con 50 millones de visionados en YouTube, ¿consiguió sensibilizarnos sobre el drama de los niños sirios? ¿Nos pusimos en el lugar de esas familias —esto es, empatizamos?— ¿O la mayoría lo vimos con la misma fascinación morbosa que apuntaba Ignacio Vidal-Folch en un reciente artículo en El País Semanal sobre el “turismo de la desolación"?". Por ISAAC ROSA
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