Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

17 sept 2015

NI VIVOS NI MUERTOS........................................................... Jesús Rodríguez

Esto no es una película.
 Pero la inspectora Isabel V. J., dura, ácida, muy delgada; 20 años en la Brigada de Homicidios surcándole el rostro ("he visto todos los cadáveres, toda la sangre, todas las puñaladas"), prefiere olvidar aquella madrugada en un hotel sin nombre de una ciudad anónima; sola; insomne; un cigarrillo tras otro; esparcidas por la habitación las fotografías y los recuerdos de una mujer que hoy tendría 34 años.
 Y gritar con rabia entre esas cuatro paredes:
¡Dónde estás! ¡Qué han hecho contigo!
No es una película.
 La inspectora forma parte del Grupo de Desaparecidos de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV).
 La élite policial en la búsqueda de los ciudadanos que un día se esfumaron o alguien hizo desaparecer.
 Su trabajo es dar con ellos. Vivos o muertos. Saber qué pasó. Tejiendo una larga y sutil tela de araña a base de hipótesis, indicios, pruebas y corazonadas
. Reconstruyendo la vida de alguien que nunca conoció.

"Es más duro investigar una desaparición que un asesinato
. No te lo quitas de la cabeza
. Una desaparición es todo o nada
. Pueden estar bajo un palmo de tierra o en el Caribe.
 Es el vacío absoluto
. No te acostumbras. Vas en el metro y no paras de darle vueltas. '¿Dónde estará?; ¿Por dónde tiro? ¿Se me habrá pasado algo?'
Te comes la cabeza. No desconectas
. Llegas a saber todo de ellos. Les conoces mejor que su familia.
Su intimidad. Vas juntando piezas. ¡Claro que tengo mis sospechosos! Unos sospechosos a los que es difícil probar nada.
 Pero no me olvido de ellos aunque estén en la calle.
 Aunque pasen años. Sigo
. Chequeo qué hacen; sus viajes, si tienen denuncias.
La investigación de una desaparición no se abandona nunca.
 El caso continúa abierto. Un día puede que aparezcan los restos.
 Y entonces tienes un cadáver. Y un cadáver habla
. Con la inspección ocular y el examen del forense sabes cuándo y cómo murió. Si fue un accidente o un asesinato; si le quitaron la ropa; si le agredieron sexualmente; quizá hasta el ADN del autor.
 Ahí empieza otra parte de la investigación. Ya no tienes un desaparecido, sino un muerto. Y... hasta cierto punto, cómo diría yo,¡descansas!"
José Suárez arranca cada mañana su quad y se pierde por las montañas que rodean Vecindario, el pueblo de 10.000 habitantes donde vive hace 25 años en Gran Canaria
. Rastrea los centenares de pozos y barrancos de la zona; registra casas abandonadas; pregunta a los aldeanos; husmea fincas desiertas
. No ceja. Un día y otro y otro más.
 Intentando abarcar todo. Hay algo febril en sus incursiones.
 Ha cumplido 60. Es un tipo fuerte, hecho a sí mismo.
 De albañil a tener una constructora con una plantilla de 150 trabajadores. Repite que no tiene enemigos.
 Es abuelo de Yeremi Vargas, el niño que desapareció el 10 de marzo de 2007 con siete años.
 Pepe se expresa con una frialdad que no es descortesía; es como si su cuerpo fuera una carcasa vacía. Tiene la mirada perdida.
 Su reloj se ha detenido. No supera la ausencia de Yeremi. Ha recibido tratamiento psicológico
. Como todos en su casa.
 Besa una vieja foto de su nieto que reblandece con las lágrimas que le quedan. "Nos han robado la vida, pero voy a encontrar a Yeremi.
 Tiene que estar cerca. Eso es que lo ha cogido alguien de por aquí y no sabe cómo devolverlo. Lo voy a encontrar.
 Se lo juro a mi pizquito lindo".
Juan Bergua pasa todos los días por el lugar en que su hija Cristina se evaporó el 9 de marzo de 1997, en la descarnada carretera que va de Esplugues a Cornellà (Barcelona).
 Es su particular ascenso al calvario.
 Lanza una mirada furtiva al semáforo donde el novio de Cristina dijo que la dejó aquel domingo a las nueve
. A diez minutos de casa. Nadie ha vuelto a saber de ella
. Y esa noche regresa a la memoria de Juan una y otra vez
. Y el complejo de culpa que le acompañará mientras viva. Piensa que su hija ya habría cumplido 28 años. Y cómo han cambiado las cosas.
Pocos meses después de la desaparición de Cristina la policía recibió un soplo: su cuerpo había sido enterrado en el vertedero del Garraf.
 Una montaña de 25 millones de toneladas de basura rozando Barcelona.
Buscaron durante 60 días. Juan en primera fila
. Hasta las rodillas de porquería. Apretando los puños. Esperando que surgiera el cadáver.
 Era una información falsa. Como casi todas las llamadas anónimas que tiñen las desapariciones.
 Una marea de mentiras. A cualquier hora del día o de la noche.
 Desde videntes hasta detectives; desde chantajistas hasta falsos secuestradores; desde timadores hasta sádicos.
Todos intentando sacar tajada. O hacer daño. O ayudar con supuestos avistamientos del desaparecido. A la niña Madeleine McCann la vieron una docena de personas por toda España.
 Hubo que comprobar la veracidad de cada testimonio. Todos eran falsos.
Pero las familias se agarran a ese clavo ardiendo. Incluso la policía.
"No podemos descartar nada", explica un inspector, "puede aparecer un chalado en comisaría diciendo que sabe algo y al final resulta que es el asesino.
 No puedes descartar nada por la sencilla razón de que no tienes nada".
Juan Bergua se acaba de prejubilar.
 Tiene el rostro pé­treo, el andar cansado y unas profundas ojeras.
No sonríe. Habla de Cristina en pasado y en presente. No está ni viva ni muerta.
Durante los primeros meses a punto estuvo de volverse loco
. Inundó de fotografías España.
 Habló con policías, periodistas, jueces y políticos.
Llegó al límite de sus fuerzas. Un año más tarde, en 1998, creó Inter-SOS, una agrupación de familiares de desaparecidos pionera en España
. No recibe un euro de la Administración. Apenas un despachito compartido en el Centro Cívico del Ayuntamiento de Cornellà.
 Desde aquí lucha para encontrar a su hija y ayudar a otros en su situación. Juan no se rinde.
 "Cada día me pregunto qué pasó
. Sigo buscando con el mismo tesón que si la hubiera perdido hace seis meses.
Tengo derecho. Si me demuestran que no quiere volver... lo aceptaré. Si no, que me den sus restos, los enterraré y tendremos un sitio donde llevar flores".
Flor Bellver es una psicóloga especialista en situaciones de emergencia. Ha tratado a víctimas de atentados terroristas, de accidentes aéreos, violencia doméstica, abusos sexuales.
No se asusta fácilmente. "Lo he visto todo.
Pero la situación que pasan los familiares de desaparecidos es la más compleja que conozco.
 Los desaparecidos no pertenecen al mundo de los vivos ni de los muertos.
 Y sus familiares están condenados a moverse entre la esperanza de que algún día aparezcan y la desesperanza más negra.
 Yo lo llamo pérdida ambigua; un trauma que no se cierra". Flor Bellver es la única psicóloga que trabaja específicamente con familiares de desaparecidos en nuestro país. "
No cobro un duro. Pero lo que aprendo de ellos: cómo siguen adelante con dignidad, cómo apuestan por la vida, es para mí más que un sueldo".
-¿Es posible que esas familias superen la desaparición?
-A veces el tiempo da serenidad; se habitúan; manejan mejor esa pérdida, pero todo eso no reduce ni el dolor ni la ausencia.
No son policías normales.
 No son familias normales.
 No son profesionales normales. Son una raza aparte.
 El vínculo que se crea entre ellos es indestructible.
 Detrás de cada desaparición está la tristeza más profunda y un desasosiego que nunca cesa
. Una desaparición es algo antinatural. Incomprensible.
 Que no se asimila.
 Una niebla espesa que instala una incertidumbre permanente en la vida de los que las padecen. De cualquier edad, profesión y condición social.
 Físicamente provoca desde dolores crónicos a un insomnio permanente; depresión, ansiedad, irritabilidad y una absoluta imposibilidad para concentrarse.
 Una desaparición es una herida que no cicatriza. Peor que la muerte. Y un reto para cualquier investigador. "Aunque sólo sea por sacarles de ese infierno", explica un policía.
"Se llega a establecer una relación muy intensa entre los familiares y nosotros; no puedes ser su amigo, eres el policía; pero eres el primer frente para ellos.
Te llaman cuando lo demás falla.
 Nuestro trabajo policial es muy ingrato: explorar registros y archivos; buscar un coche; confrontar llamadas; visionar vídeos de cámaras de seguridad; avanzas despacio y a veces tienes la moral por el suelo.
Y de repente, pasa algo, hay una nueva pista, y si solucionas el caso, ha valido la pena".
Sin embargo, no hay tantas desapariciones en nuestro país.
 Aunque la alarma que provocan sea inmensa.

 Rentabilizada por algunos medios de comunicación. Algo similar a lo ocurrido en Estados Unidos a mediados de los ochenta con el tsunami mediático de los asesinos en serie que provocó una paranoia colectiva en todo el país.
 El miedo provoca más miedo. Amplificado por Internet
. Una desaparición da morbo. Vende. Produce una combinación de fascinación y aversión. Sólo hay que recordar a Madeleine McCann, que se desvaneció en mayo de 2007, cuando tenía tres años, provocando un espectáculo televisado protagonizado por sus padres y transmitido en directo en el que participaron desde Benedicto XVI hasta David Beckham
. O el último dispositivo informativo, con unidades móviles y decenas de periodistas acampados y misas oficiadas por el cardenal y manifestaciones, organizado junto al domicilio de Marta del Castillo, de 17 años, que desapareció el pasado 24 de enero en Sevilla.
En torno a esa crónica negra-rosa-amarilla, varios policías que investigan desapariciones critican agriamente la emisión de Días sin luz, la miniserie que se ha apresurado a realizar Antena 3 en torno a la desaparición y muerte de Mari Luz Cortés en enero de 2008 y que siguieron en su estreno 3.200.000 espectadores.
"No se puede poner eso en televisión cuando la investigación está abierta y quedan tantos cabos sueltos y no sobran pruebas y hay pendiente un juicio que puede ser con jurado
. Es para vomitar", critica una inspectora que investigó la desaparición de la niña de Huelva. Siguió por toda España al presunto asesino de la niña, Santiago del Valle.
Y cuando le vio en Cuenca arrastrando un mugriento carrito de la compra, lo tuvo claro. Pensé: "Ahí sacó ese tío el cuerpo de Mari Luz del barrio de El Torrejón de Huelva".
Para los dos grandes cuerpos de seguridad del Estado no se puede hablar en España de redes organizadas de tráfico de órganos, pederastas, secuestradores o asesinos en serie. "La pederastia está más extendida en Bélgica y el Reino Unido, donde hay unidades policiales especializadas.
 En España desaparecen más mujeres que niños.
 Y en cuanto al tráfico de mujeres para la prostitución, existe, pero no somos un país de origen, sino de destino.
 Hay tráfico de mujeres, pero son captadas fuera", explica un oficial destinado en la Unidad Central Operativa (UCO), el grupo de la Guardia Civil contra la delincuencia organizada, uno de cuyos cometidos es investigar los homicidios y desapariciones que provocan especial alarma social.
En 2008 se presentaron en nuestro país 15.000 denuncias por desaparición en las comisarías del Cuerpo Nacional de Policía y 8.000 en los puestos de la Guardia Civil.
 A las que hay que añadir unos cientos más en la demarcación de las policías autónomas (los Mossos d'Esquadra han creado una unidad especializada en desapariciones).
 Más de la mitad eran menores. Muchos huidos de centros de custodia. Un tercio del total, extranjeros
. El 99% fue localizado. La mayoría en las primeras 24 horas
. Eran desapariciones voluntarias. Algunos de los adultos localizados se negaron a que la policía diera a sus familias información sobre su paradero.
Esfumarse no es delito. Es un derecho.
Pero estamos hablando de los que desaparecen sin dejar rastro; los catalogados por la policía como inquietantes.
Y por la Guardia Civil como forzados. Su vida corre peligro
. Quizá ya son cadáveres. Casos que huelen mal desde el principio.
 Hay más de 200 sin resolver que provocan que policías y guardias civiles se rompan la cabeza. Aumente la alarma social. Y las familias agonicen.
José Manuel A. es el jefe. El inspector jefe del Grupo de Desaparecidos.
 Le quedan tres años para jubilarse. Se hizo policía en 1975. Procede de Homicidios, "que entre nosotros siempre ha sido lo máximo en investigación"
. Es hermético y metódico.
 Hay que leer entre sus palabras. Personifica al viejo sabueso. Bigote de otra época, pelo a navaja y nudo Windsor
. Comenzó a investigar desapariciones a mediados de los ochenta.
 Cuando aún se trabajaba con máquina de escribir. Y los policías despachaban a las familias que llegaban a la comisaría a denunciar con un rutinario "vuelva usted mañana"
. Estaba solo. Ha ido creando una impresionante base de datos sobre desaparecidos que alimenta a diario.
 Y a la que no tiene nadie acceso fuera de su unidad.
 En 1995 se hizo cargo del embrión del actual Grupo de Desaparecidos. Cuenta con dos mujeres policía para el trabajo diario y una veintena de detectives de homicidios para trabajar sobre el terreno si las cosas vienen mal dadas
. El pasado lunes 26 de enero, dos de ellos viajaron hasta Sevilla para investigar la desaparición de Marta del Castillo, a la que su novio dice que dejó cerca de casa la noche del sábado 24.
Fue la última persona en estar con ella.
 El primer sospechoso. "Es lo único que tienes. Desde ahí partes. Buscas a alguien con alguna relación social, laboral o familiar con la víctima.
 Y vas rebobinando. Hacia delante ya no puedes ir".

Guerra a las manchas (y no es un anuncio de detergente)...............................SALOMÉ GARCÍA

No es rápido, pero funciona.Guerra a las manchas (y no es un anuncio de detergente) 
 
No será porque no nos lo han advertido. Hay que tomar el sol con cautela, siempre con protección, sin abusar
. Lo sabíamos. Pero bajamos la guardia.
 Y ahora es tarde. Ahí están las manchas, los lentigos solares.
 Esas que embarran el rostro y le añaden, de golpe, varios años más.
 Una de cada tres mujeres reconoce tenerlas, según datos de Kantar Worldpanel. “La hiperpigmentación cada vez preocupa más a mujeres de todas las edades.
 En España hay 1,5 millones de usuarias de cremas antipigmentación, un 54% más que en 2010”, explica Susanna Roca, miembro de la Sociedad Española de Químicos Cosméticos (SECQ) y formuladora en Bella Aurora Labs, una marca española centenaria y especializada en el tratamiento de lesiones pigmentarias.

 ¿Por qué salen?

La melanina es un método de defensa de la piel frente al daño solar.
 La fabrican los melanocitos cuando los queratinocitos, las células que dan dureza a la parte superficial de la piel, solicitan algo así como un escudo frente a la radiación solar.
  “En circunstancias normales la melanina debe repartirse homogéneamente, pero por una disfunción del organismo puede concentrarse en un punto generando las temidas manchas”, explica Roca.

 ¿Por qué a unos más y a otros menos?

Nadie dijo que el mundo fuera justo y, efectivamente, algunos humanos son más sensibles que otros. Además del nivel de exposición solar y la protección que se haya (o no) usado, influyen factores hormonales (embarazo, estar tomando ciertos anticonceptivos orales…), la herencia genética, la edad (de niños el sistema funciona como un reloj, más tarde, suele desprogramarse), el uso de productos fotosensibilizantes (cosméticos con retinoides, vitamina C, perfumes…) y la presencia de lesiones postinflamatorias (las rojeces del acné pueden convertirse en manchas).
 
  ¿Qué es eso de que la piel tiene memoria?

La piel es como una madre. Es el mayor órgano de nuestro cuerpo y el que más nos protege de las agresiones externas. Pero si la hemos descuidado, aunque lo arreglemos más tarde, se acordará de por vida y volverá a darnos un toque de atención en cuanto bajemos la guardia. Ojo con quemarse en la adolescencia pensando que no pasa nada. Una quemadura de hace veinte años deja una huella silenciosa, una región de piel dañada. Y pasados los lustros, en cuanto vuelva a dar el sol, esa región puede ser una mancha que te recuerde aquello de ‘sé lo que hiciste hace veinte veranos’.

 He dejado de broncearme. ¿Se irán por sí mismas?

No, son como los aliens: han venido para quedarse y colonizarnos. “No queda más remedio que tratar las ya existentes y evitar que aparezcan otras nuevas”, advierte Roca.

 Los antimanchas, ¿borran o impiden la pigmentación?

Las dos cosas. Hay que diferenciar entre los que las eliminan y los que las previenen. Lo normal es usar dos productos conjuntamente a o un producto que cumpla ambas funciones.

 ¿Hay que seguir usando protección solar todo el año?


Sí. Aunque esté nublado, los rayos UV llegan a la superficie terrestre.
 Ni que decir tiene que también a tu cutis. Salvo que se salga con yelmo medieval, pasamontañas o burka, hay que salvaguardar la piel.
 De nada sirve gastarse un presupuesto en cremas antimanchas si luego nos exponemos al sol a rostro limpio. 

El reto de las 52 semanas, el método infalible para ahorrar .........................................BEATRIZ GARCÍA

Hablamos con María Pilar Amela, autora del libro 'Ahorradoras', sobre uno de los métodos más éxitosos para ahorrar. 

El mismo que puede pagar tus próximas vacaciones. 

 

ahorros
¿Te ves capaz de iniciar el método de las 52 semanas?

Si hay una mujer en este país que sabe cómo ahorrar esa es María Pilar Amela Gasulla. Mapi, como la conocen sus amigos y fans de Internet, dejó su trabajo en la Administración pública para crear Ahorradoras.com, una web donde puedes encontrar descuentos, cupones, probar cosas gratis y sobre todo aprender trucos para llegar a fin de mes.
 Ahora acaba de publicar Ahorradoras (Grijalbo), un libro en el que recopila 101 trucos para ahorrar "y vivir mejor que nunca".
 De los 101 trucos que propone Mapi nos ha llamado especialmente la atención 'El reto de las 52 semanas', un método de ahorro muy popular en Estados Unidos y que promete enganchar hasta a los que han dejado el tema por imposible.
Se trata de un reto muy sencillo, que de conseguirlo puede ser el pasaporte directo a esas vacaciones que siempre quisiste tener o a esa pequeña reforma que lleva años quitándote el sueño.
 El procedimiento es el siguiente: 52 son las semanas que tiene el año.
 Se trata de ahorrar los mismos euros que la semana en la que estamos. 
 Por ejemplo, la semana uno ahorramos un euro, la semana dos, dos euros y así hasta la semana 52 en la que ahorraremos 52 euros. Al final del año, suman 1.378 euros. 
 Un método muy sencillo que, según la autora de Ahorradoras, está especialmente indicado para personas que son muy poco constantes
. Para conseguirlo puedes programar transferencias a tu cuenta de ahorro o ir depositando el dinero en una hucha.
Si crees que las fuerzas van a flaquear a mitad de camino lo mejor es empezarlo con amigos o familiares para que presionen cuando pienses en dejarlo.

Mapi nos cuenta que este método engancha porque es "diferente a la forma habitual de ahorrar" y el resultado "merece mucho al pena".
Ella, que ha sido la primera en intentarlo para poder contarlo a sus seguidores, asegura que la motivación y la disciplina son imprescindibles. "Al principio cuesta menos, al final más
. Teniendo en cuenta esa previsión, algunas semanas dejaba la cantidad que podía apartada y así me costaba menos más adelante
. Al final sientes que has llegado a la cima (risas)".
El de las 52 semanas es solo uno más de los cientos de métodos que existen para ayudarnos a ahorrar. Lo importante para poner en práctica cualquiera de ellos es "estar motivados, saber cuál es el objetivo de ese esfuerzo que vamos a realizar y estar dispuestos a llevarlo adelante
. Ahorrar ahora nos aporta tranquilidad en el futuro.
  Si además vamos adquiriendo nociones sobre finanzas personales durante el reto probablemente nos plantearemos, al final de éste, invertir ese dinero para que se reproduzca sin esfuerzo
. Imagina que haces el reto (este u otro) varios años y sigues invirtiendo y reinvirtiendo los beneficios. A medio-largo plazo será grande la diferencia respecto a no haberlo tenido en cuenta y no haberlo comenzado", explica Mapi.
Pero no todo es sacrificio y penurias en esto de ahorrar.
 También es importante que al final de tanto esfuerzo haya una recompensa.
"Es muy sano premiarse, eso nos ayuda a seguir adelante.
 No tiene por qué ser algo que cueste dinero.
 Hay montones de opciones para autoregalarnos que no tienen coste
. Regalarte una tarde para ti misma o cualquiera de todos esos detalles que cuestan poco pero valen mucho pueden ser un buen incentivo".
 O gastarte lo que has ahorrado en lo que te dé la gana.
 Porque esta vez, más que nunca, te lo has ganado.

Mánchese, SM..................................................................................... Luz Sánchez-Mellado

Opino, señora, que no precisa tantas alzas. La majestad no se la va a quitar nadie. No tiene que ser la más alta ni la más guapa


Que conste que la comprendo como nadie.
 Hace equis lustros quise ascender por la vía rápida, me subí a unos zancos de garza y ahí sigo, instaladísima.
 Con el mismo sueldo, la columna hecha un cuatro y los talones con esguince crónico.
 Pero tan alta, tan mona y tan falsa
. A veces, mi mal de altura adquiere tintes ridículos, lo admito.
 Como cuando me enviaron a cubrir la concentración Rodea el Congreso y tuve que ir pitando a comprarme algo plano —vale, fueron unas botas con cuatro dedos de tacón cubano— para no matarme con los stilettos si había que salir corriendo: mis colegas aún se están choteando en mi cara.
No soy, pues, la más indicada para dar lecciones de naturalidad a nadie. 
Y menos a alguien cuyo trabajo consiste en representar a un país en carne propia, con toda la carga de artificio que conlleva semejante curro.
 Aun así, oso lanzar una sugerencia de grulla vieja, por si fuera de interés de alguna alta instancia
. El otro día vi a la primera dama de España hundirse hasta las corvas en el huerto de la Casa Blanca calzada con unos taconazos de Prada mientras su homóloga norteamericana iba tan ancha con unos salones bajos.
Opino, señora, que no precisa tantas alzas
. La majestad no se la va a quitar nadie. 
No tiene que ser la más alta ni la más guapa. Ya es la reina. 
Ya sabemos que se moja.
 Se le entiende todo. Cuando habla y cuando calla.
 Pero le falta mancharse. Arrugarse. Sudar el top de Varela hasta desteñirlo. 
Nadie le pide que se meta en el chapapote como cuando era colega y cubría la crisis del Prestige. Pero podría probar a bajar de las alturas. 
Pisar el barro.
 Doblar el espinazo. Se ha ganado su propio prestigio. Si no la última palabra, tiene la última letra en su nombre
. Esa zeta como el rayo que echa por los ojos en según qué trances. Baje un poco la guardia.
 Si no, puede hacernos caer en un soporífero zzz de tan perfecta y previsible. 
Y eso, bien lo sabe SM, no es noticia.