Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 sept 2015

Gil de Biedma, envolvente................................................................................Blanca Cia

Una exposición en el Arts Santa Mònica recoge registros sonoros de su poesía y una proyección sobre su vida.

aime Gil de Biedma en una imagen de la proyección en el Arts Santa Mònica. / G. Bautista
Una sala del Arts Santa Mònica, completamente blanca, casi desnuda y con ventanales de un rojo subido acoge al visitante de la exposición En palabras de Jaime Gil de Biedma.
 Una muestra en la que más que ver, se trata de escuchar al poeta recitando sus propios versos. A modo de diálogo de poemas y de reflexiones en torno a la poética, la voz del actor Carlos Reyes, se intercala con los registros sonoros del propio poeta.
 “Es pasión por el oficio” se oye de uno de los altavoces, “poesía es esa sensación de placer”, replica otro. La muestra está comisariada por Inés García-Albi Gil de Biedma, periodista, escritora y sobrina del poeta, que la ha promovido en el 25 aniversario de la muerte del que fue una de las principales figuras de la Generación del 50.
 “Él hablaba de la poesía como un acto individual de lectura y daba muchísima importancia a la musicalidad de la palabra, del hecho mismo de narrarla en voz alta”, cuenta la comisaria que hace cinco años realizó el documental Jaime Gil de Biedma. Retrato de un poetaen Televisión Española.
En los registros sonoros, las voces del poeta y del actor se suceden, se intercalan, hasta producir algo parecido a un eco que puede dejar un tanto perplejo al visitante
. “Podríamos decir que el resultado es una coreografía de palabras”, resume García-Albi que pensó la exposición deliberadamente minimalista para que el objeto de concentración fuera, inequívocamente, la voz. En el Espai Balcó, la sala donde se podrá visitar la muestra hasta el 25 de octubre, no hay fotografías, ni libros ni tampoco algún objeto personal del poeta, como sí los hubo en anteriores exposiciones.

Seis altavoces reproducen los poemas y el diálogo imaginario entre las reflexiones y anotaciones de Gil de Biedma y el actor, su otro yo
: “Reyes pone la voz a poemas y textos de los que no había registro sonoro”, apunta la comisaria. Respecto al vivo color rojo de las ventanas puntualiza que tiene que ver con el útero pero también con los burdeles y la noche.
 A un paso La Rambla, paseo bien conocido por el poeta.
Andreu Jaume, editor de los diarios inéditos de Gil de Biedma que publicará Lumen este otoño, ha colaborado como asesor literario de la muestra del Arts Santa Mònica que está dividida en tres ámbitos: el del contexto histórico — en una de las paredes se puede leer el poema Noche triste de Octubre, 1959, dedicado a Juan Marsé, uno de los escritores/amigo de Gil de Biedma— , el dedicado a la Biografía Sonora y el ámbito Influencias.
 Cada uno de esas partes se explica, de nuevo, con registros sonoros a través de auriculares.
 El del contexto histórico con cortes de radio y reproducción de informaciones de hechos importantes a lo largo de la vida del poeta, que nació y murió en Barcelona (1929-1990); el ámbito de la biografía con las músicas que le acompañaron y le gustaban especialmente, desde jazz a la copla La Bien Pagá y en el de Influencias, son las voces de sus poetas de cabecera las que se pueden oír, como es el caso de T.S. Eliot, o la lectura de las Coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique.
En Apuntes para una autobiografía, el audiovisual que completa la exposición en una pequeña sala anexa, Gil de Biedma da las claves de su vida.
 A los tres años, la familia del poeta se trasladó a la finca que tenían en Nava de la Asunción (Segovia) y es a esa etapa, la de la infancia, a la que recurre repetidas veces en la proyección: “fueron los años felices, nací en una familia bastante rica con veraneos eternos”.
 La vuelta a Barcelona después de la guerra —”mis ideas sobre la guerra cambiaron mucho tiempo después”, dice— y el despertar a la poesía, cuando ya estudiaba Bachillerato. Su viaje a Filipinas para completar su formación— estudió Derecho en Barcelona y Salamanca— y su faceta profesional en una empresa comercial. Habla Gil de Biedma en la proyección de su “mala conciencia burguesa” y hasta de cierto “resentimiento” hacia la clase social de la que formaba parte.
Su preocupación por el paso del tiempo está presente en la filmación, al igual que en sus versos:
“Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde”, del poema No volveré a ser joven, se lee en una de las paredes de la muestra.
Las desigualdades sociales — las imágenes de los emigrantes de Murcia que llegaban a la estación de Francia con maletas al hombro y rostros agotados resultan impactantes en este momento— una visita de Franco a Barcelona, la crítica al mal gobierno y a la España de la corrupción —contextualizada con episodios de su época, como el recientemente fallecido José María Ruiz Mateos, y otros escándalos más recientes, desde el caso Bárcenas a Jordi Pujol— se enlazan en la proyección con su yo más personal y emotivo: “me defino como un cachondo sentimental. Yo no puedo ir a la cama sin estar enamorado”, reconoce el poeta.
La exposición del Arts Santa Mònica se podrá ver posteriormente en la Biblioteca Nacional, allí completada con la exhibición de algunos libros, según puntualizó el director de actividades culturales del centro, Carlos Alberdi.
 Y en el mismo Santa Mònica se celebrara un simposium sobre el poeta el 9 de noviembre, en el que participarán personajes que le trataron, como Carme Riera o Pere Gimferrer, y también se presentarán sus diarios inéditos.

 

Asesinas en serie............................................................................. José Ramón Alonso

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Fotografía: topher76 (CC)
El siglo XX es el siglo de la biomedicina, la época en la que avances como las vacunas, los antibióticos y el agua sanitaria acabaron, al menos en el mundo desarrollado, con una de las principales tragedias de la humanidad, la muerte de los niños. 
Pero el siglo XX es también el siglo de la maldad, la era en que el Holocausto, el gulag, las bombas atómicas y las guerras industriales demostraron la capacidad de nuestra especie para violar, torturar y  asesinar.
 No sé qué deberemos hacer para perdonarnos a nosotros mismos esta historia abyecta, una especie que se autodenominó sabia (sapiens), que se cree racional, donde muchos piensan que están hechos a imagen y semejanza de Dios, tendrá que pagar de alguna manera esos crímenes, porque si alguna vez he dicho que somos la esperanza y la conciencia de la Tierra, somos también su principal vergüenza.
De los dos sexos se puede afirmar con rotundidad que los hombres somos los protagonistas principales de esta maldad, somos nosotros los que diseñamos, programamos y ejecutamos guerras y matanzas, somos nosotros los inventores de armas sofisticadas y torturas insufribles.
 No existe entre las mujeres del último siglo una sola que se acerque a los crímenes contra la humanidad de Hitler, Stalin, Mao o Pol Pot. Es triste que entre los comportamientos atribuibles a las hormonas masculinas uno de los más evidentes sea la agresividad.
El asesinato es también una actividad fundamentalmente masculina y un grupo particular son los llamados asesinos en serie.
 Al parecer, el término (Serienmörder) fue inicialmente propuesto en 1930 para Peter Kürten, el conocido como «vampiro de Düsseldorf» porque además de setenta y nueve agresiones y violaciones, nueve asesinatos y siete intentos de asesinato, bebió la sangre de al menos una de sus víctimas
. En general se considera que un asesino en serie es alguien que comete tres o más asesinatos durante un periodo extenso, al menos treinta días, con un lapso de inactividad entre cada crimen.
Las series de televisión nos muestran una actividad muy poco realista de la búsqueda de los responsables de asesinatos en serie.
 Uno de los primeros pasos en su búsqueda y captura es definir su perfil psicológico, algo que permita centrar las investigaciones.
 Sin embargo, un perfil psicológico no es más que una probabilidad estadística y si la policía creyera, como vemos tan a menudo en la pantalla, que es una descripción real, habría un riesgo cierto de ignorar otras evidencias.
La mayoría de los asesinos en serie son hombres jóvenes, entre veinticinco y cuarenta años y con ocupaciones que pueden implicar altos niveles de testosterona como mecánico, peón de carreteras o albañil. Son carreras laborales donde es difícil progresar y por lo tanto es raro tener la autoestima alta o valorar positivamente la situación social o profesional. 
Es común que estos delincuentes tengan dificultades para moverse en sociedad y para relacionarse sexualmente y suelen tener rabia contra otras personas a quienes consideran responsables de sus fracasos.
 Pero evidentemente muchas otras personas, incluidas todas las asesinas en serie, no encajan en esta descripción.
 Afortunadamente estos delitos son raros y los cuerpos de seguridad trabajan de forma sistemática y organizada, muy alejada de esas detenciones «mágicas» que consiguen en un episodio de cincuenta minutos los detectives de la televisión.
Cuando se ha estudiado a algunos perpetradores de asesinatos en serie se ha visto que mucho más prometedor que el perfil psicológico es el perfil geográfico, algo que también está codificado en el cerebro
. Todos tenemos mapas mentales y los crímenes nunca son al azar, siempre hay un patrón. Los criminales no son tan diferentes de una persona que va de compras o de un grupo de leones que va de cacería.
 Normalmente se hace, de forma consciente o inconsciente, en sitios que uno conoce, asesinan en lugares con los que están familiarizados y luego arrojan los cuerpos lejos del lugar en donde viven. Cartografiando los lugares donde tiene lugar la desaparición de la víctima y el encuentro del cadáver es posible conseguir información direccional.
 Un ejemplo fue Arnold Pearce el llamado «Barclays bomber», un terrorista que puso bombas en una serie de oficinas bancarias del Barclays cerca de estaciones de una línea del metro de Londres. Cuando fue capturado se vio que vivía junto a esa misma línea. Su defensa argumentó que sufría de enfermedad de Binswanger, un tipo raro de demencia causado por daños en la sustancia blanca y que puede alterar el juicio
. No le sirvió de mucho, pues el 4 de abril de 1999 fue declarado culpable de veinte cargos y sentenciado a veintiún años en prisión.
29 Nov 1954, Tulsa, Oklahoma, USA --- Original caption: Mrs. Nannie Doss, 49, laughs as she is interviewed by Captain Harry Stege at the police station November 29th, after allegedly confessing the poisoning of four of her five husbands. She was arraigned November 29th. Although she giggled confessing to the four arsenic murders, she is said to have become glum, when questioned on the deaths of seven other relatives. --- Image by © Bettmann/CORBIS
Nannie Doss entrevistada por el Capitán Harry Stege tras haber confesado el asesinato de cuatro de sus cinco maridos. Fotografía: Corbis.
Aunque el 85% de estos asesinatos han sido cometidos por hombres, hay unas cuantas decenas de mujeres que encajan en la definición de asesinas en serie.
 Entre las más famosas en el mundo anglosajón está Jane Toppan, una enfermera que acabó con decenas de pacientes entre 1885 y final de siglo; Belle Gunness, que mató a veinticinco personas a finales del siglo XIX, incluidos sus maridos y sus hijos, y desapareció sin que se supiera más de ella; Nannie Doss, una «viuda negra» que asesinó a sus cinco maridos, a una de sus suegras, a sus hermanas, a dos de sus hijos y a su propia madre, o Aileen Wuornos, que acabó con cinco clientes que habían contratado sus servicios sexuales entre 1989 y 1990
. En España tenemos también nuestra crónica negra y entre las asesinas en serie recientes están los casos de Encarnación Jiménez, que fue condenada a ciento cincuenta y dos años de cárcel por matar a dos ancianas y asaltar a otras quince en Madrid entre abril y julio de 2003, y cuyo objetivo era conseguir el dinero y las joyas de sus víctimas, y Remedios Sánchez, una mujer que fue condenada a ciento cuarenta y cuatro años de prisión por matar a tres ancianas e intentar asesinar a otras cinco en tres semanas de locura en Barcelona en 2006, que terminaron al ser detenida en el local de tragaperras donde gastaba el fruto del saqueo de las casas de sus víctimas.
La neurociencia intenta entender cómo funciona el cerebro de alguien con comportamientos aberrantes, cómo puede pensar un padre o madre que mata a su bebé, pero prácticamente nunca aparece una explicación sólida y generalizable.
 Nos cuesta entender la maldad, un cerebro que hace las cosas que pensamos imposibles para nuestra especie, «inhumanas».
 Diversos investigadores han estudiado los perfiles de decenas de asesinas en serie que cometieron sus crímenes en los dos últimos siglos en Estados Unidos y el análisis de esos casos proporciona algunas informaciones sorprendentes, entre las que llama la atención que el perfil es bastante diferente del de los hombres:
  • La mayoría eran mujeres de clase media y alta.
  • Casi todas (92%) conocían a sus víctimas. Los hombres asesinos en serie, en cambio, suelen matar principalmente a personas desconocidas.
  • Casi todas eran blancas.
  • La herramienta para matar más habitual fue el veneno, mientras que en el caso de los hombres eran las armas.
  • La mayoría eran «geográficamente estables». Vivían en la misma zona donde cometían sus crímenes.
  • El motivo principal de los asesinatos fue el dinero, al contrario que en los hombres en que el motivo principal suele ser sexual.
  • La mayoría tenían grados universitarios o una buena formación, frente al nivel educativo mucho menor de los hombres.
  • La mayoría cometieron entre siete y diez asesinatos o intentos de asesinato, mayor número que en los hombres.
  • La carrera criminal de las asesinas en serie fue más larga que la de sus colegas masculinos, quizá por ser culpables menos habituales, lo que hacía que la policía tardase más en centrar sus averiguaciones.
  • La mayoría tenían un atractivo medio o superior a la media.
  • La mayoría eran monógamas en serie. 
  • De media se habían casado dos veces, aunque alguna se había casado en siete ocasiones.
  • Dos tercios eran parientes de sus víctimas.
  • Un 44% había asesinado a sus hijos biológicos.
  • Una cuarta parte había matado a ancianos enfermos o niños muy pequeños, personas que no tenían ninguna posibilidad de defenderse.
  • De las que se pudo conocer la religión, el 100% eran cristianas.
  • Su actividad laboral era muy variada, de profesora de religión a prostituta, pero la profesión más representada, con casi un 40%, eran trabajos relacionados con la salud, como enfermeras o auxiliares de enfermería. El segundo grupo, en torno a un 22%, eran personas cuya actividad fundamental era cuidar a otras, especialmente niños pequeños
  • . En cualquier caso, profesiones muy diferentes de las de sus colegas masculinos.
Son datos interesantes y en ocasiones sorprendentes, pero no debemos olvidar que, como aquel brandy Soberano, el asesinato en serie es «cosa de hombres».

Vargas Llosa e Isabel Preysler, embajadores de Porcelanosa

El premio Nobel y la reina de la prensa del corazón inauguraron la tienda de la empresa española en Nueva York que congregó desde Chelsea Clinton a Richard Gere.

 

Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, en Nueva York.
Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, en Nueva York. / EFE
Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler asistieron a la fiesta de inauguración de la tienda estrella de la empresa española Porcelanosa en Nueva York, en lo que fue su primera aparición pública juntos. Preysler es imagen de la fabricante de cerámicas, mobiliario de cocina y baño desde hace tres décadas.
El premio Nobel tuvo un papel protagonista en la cita que congregó a 700 invitados.
El escritor fue el encargado de cerrar el acto. "Me dicen que con la gente de Porcelanosa tengo dos cosas en común: Que siempre trabajamos en nuestras vacaciones.
Y que nunca nos retiraremos", dijo. Los asistentes además recibieron como regalo uno de los últimos libros del escritor, Travesuras de la niña mala.
Vaya azulejos y un libro de Vargas Llosa : Travesuras de la niña mala. Quedar muy bien , así que Porcelanosa está con la intelectualidad, mira que bien!!!!
El actor Richard Gere.
El actor Richard Gere. / Miguel Rajmil (EFE)
Preysler también se dirigió a los asistentes a los que dio la bienvenida tanto en castellano como en inglés.
La tienda de la empresa española está situada en el antiguo Commodore Criterion, construido en 1918 y ahora rehabilitado por el arquitecto británico Norman Foster con dirección de proyecto del español Juan Querol Diago.
 Este edificio que se enfrenta cara a cara con el Flatiron en el céntrico Madison Square Park, luce las letras de la empresa de la familia Colonques y representa su firme decisión de seguir ganando terreno en el mercado estadounidense.
El embajador de Estados Unidos en España, James Costos y su marido Michael Smith.
El embajador de Estados Unidos en España, James Costos y su marido Michael Smith. / Miguel Rajmil (EFE)
Tras la inauguración de la nueva sede, la plaza, totalmente tomada para la ocasión por carpas blancas y hasta música jazz, fue recibiendo poco a poco a personalidades que se trasladaron hasta allí para la fiesta, como el embajador de EEUU en España Jaime Costos y su marido el decorador  Michael Smith, el actor  Richard Gere, la diseñadora Carolina Herrera, la hija del expresidente Bill Clinton Chelsea Clinton y la actriz Sarah Jessica Parker.
No faltaron tampoco los toreros Cayetano Rivera y Finito de Córdoba, además del viudo de la duquesa de Alba, Alfonso Díez, y las modelos Nieves Álvarez e Irina Shayk.
Y amigos de la firma como el expresidente del Congreso José Bono, Tomás Terry y Nuria González.