El que podría ser el mensaje más antiguo encontrado en una botella
hasta ahora apareció el 17 de abril de 2015 en la costa de la isla
alemana de Amrum, cerca de la frontera con Dinamarca
. Lo encontró
Marianne Winkler, una empleada de correos jubilada, mientras paseaba por
la playa.
Las 'botellas de fondo' fueron una poderosa herramienta para estudiar las corrientes que discurren por el fondo oceánico
En un pedazo de papel del interior ponía: “Romper la botella”, y así
lo hicieron la señora Winkler y su esposo, tras intentar primero sin
éxito extraer el contenido
. Dentro había una postal sin fecha escrita en
inglés, alemán y holandés encabezada con el texto Investigaciones
pesqueras y donde se formulaba al destinatario preguntas como dónde y
cuándo había encontrado la botella.
Por el otro lado de la postal se informaba de que la recompensa por
el hallazgo era un chelín, y que había que enviarla a la Asociación
Biológica Marina de Plymouth (Inglaterra).
Así lo hizo la pareja
alemana, y cuando ha llegado el sobre a la institución oceanográfica
británica “hubo un gran revuelo”, según señaló Guy Baker, su responsable
de comunicación.
Desde la Asociación Biológica Marina (
MBA,
por sus siglas en inglés) han explicado que la botella se liberó en el
mar del Norte entre los años 1904 y 1906 como parte de una investigación
llevada a cabo por el biólogo marino George Parker Bidder, que llegaría
a ser presidente de esta asociación.
Las
botellas de fondo de Bidder (así las llamaba el
científico en sus notas) fueron una poderosa herramienta para estudiar
las corrientes que discurren por el fondo oceánico
. Estaban
especialmente diseñadas para flotar a poca distancia del lecho marino y
que pudieran ser capturadas por las redes de arrastre.
Una superviviente entre 1.020 botellas
De las 1.020 botellas que se liberaron desde el MBA entre 1904 y
1906, se recuperaron un 55% anualmente gracias a las capturas de los
pescadores, pero algunas nunca volvieron. Ahora, más de 100 años después
ha aparecido la de Amrum.
El experimento de Bidder reveló resultados interesantes, como la
confirmación de la opinión que tenían los naturalistas de su época al
suponer que algunos peces y otros animales del fondo tienden a moverse
en dirección contraria a las corrientes.
En concreto, se comprobó que el
rumbo principal de las botellas parecía ir en dirección opuesta a la
migración de la solla (
Pleuronectes platessa), un pez plano con aspecto de lenguado.
Los resultados de aquellos estudios también sirvieron para evaluar la
intensidad de la pesca de arrastre, además de aportar nuevos datos
oceanográficos, que ahora cuentan con una muestra más, llegada desde
Alemania.
Por su parte, la descubridora y su marido han recibido con
satisfacción el chelín prometido como recompensa.