Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

27 ago 2015

El Nobel Günter Grass descubre sus flancos débiles en su libro póstumo....................................... Enrique Müller

Por JUAN CRUZ


El escritor Günter Grass.

Los admiradores y críticos del escritor alemán y Premio Nobel de Literatura Günter Grass tienen, a partir de mañana, un nuevo motivo para seguir admirando al autor, que murió hace cuatro meses, y también para volver a descubrir sus flancos débiles, cuando salga a la venta su último libro, que recibió un título adecuado a las circunstancias en las que fue escrito: Vonne Endlichkait, que en español podría traducirse como “Acerca de la finitud”.
Todo el mundo sabía que Grass trabajaba con pasión en la elaboración de este libro, que había sido concebido como una obra de despedida, en la cual incluyó ensayos, poemas y varios dibujos originales, además de seleccionar el material del que está hecho la portada (algodón) y el color de la escritura.
La editorial no envió a la prensa ejemplares para su lectura ni tampoco informó sobre el contenido.
 Solo avisó de que el libro sería presentado el martes en la ciudad de Gotinga y que en el acto estarían presentes Gerhard Steidl, director de la editorial del mismo nombre, y la viuda del escritor, Ute.
“Günter Grass nos ha dejado un conmovedor regalo de despedida Creo que una vez más consiguió algo grande”, dijo el editor, al presentar el libro.
 “Él ha creado con su última obra de arte un impresionante juego de poesía, prosa e ilustración. Grass, a pesar de la melancolía que invadió su vida en la vejez y el decaimiento corporal, logró escribir un estridente libro cómico”, añadió.

Bibliografía

El tambor de hojalata (1959)
El gato y el ratón (1961)
Años de perro (1963)
El rodaballo (1977)
Malos presagios (1992)
Es cuento largo (1995)
Mi siglo (1999)

Melancolía

En su libro, Grass da rienda suelta a la melancolía que contaminó el otoño de su vida, evoca a los amigos muertos, reflexiona sobre la vejez y sobre la existencia humana, tiene arrebatos de celo y refresca los momentos en que los fue feliz.
En el poema Lo que se fue, se fue, Grass escribe: “Hace poco abrí un armario / cerrado desde hace tiempo. / En él había perchas / de las que no colgaba nada. / Colgué entonces, percha tras percha, / ropa de amigos muertos”. Pero deja una percha vacía, la suya.
Grass, que siempre tuvo una debilidad por las causas justas y no dudo en militar políticamente en las filas del partido socialdemócrata, también incluye textos sobre la actualidad de su país, como un breve poema dedicado a Angela Merkel y que lleva por título Mutti (“Mamá”). “Lo que estorba se silencia en forma elocuente; / Ella, en todo caso, no dice nada prolijo”.
El escritor también se ríe de sí mismo y menciona las dificultades para ingerir alimentos sólidos y hace una referencia irónica a la dentadura postiza que reposa sobre la mesa de noche en un vaso de agua.
 En otro texto, donde reflexiona sobre la vejez y los preparativos de su propia muerte, se describe probando sendos ataúdes encargados a un carpintero, para él y para su esposa.
 “Pero todavía no están con nosotros, a pesar de nuestra fragilidad”.
En el libro también hay poemas sobre la actualidad política de Alemania; uno se titula Fremdenfeindlich (Xenófobo): “…Pero se quedaron y siguen practicando / se mantiene el mensaje: ¡largaos ya!”.
La primera edición de la obra, de solo 176 páginas, sumará 50.000 ejemplares y, según su editor, es posible que el recordado premio Nobel siga presente en el futuro en las librerías de su país.
“No es de esperar que la obra de Grass crezca con algún manuscrito que aparezca debajo de la cama”, dijo Gerhard Seidl. “Sin embargo, proseguiremos con la publicación de sus diarios”.
 

¿Cuándo caduca la cosmética?............................................................................... Mamen Infante

Las máscaras de pestañas duran 6 meses; las cremas solares, 12, y las barras de labios, 2 años. Pasado este tiempo pierden sus propiedades y pueden llegar a causar problemas.

 

Cyril Lagel (Contour)

La legislación europea sobre cosméticos es una de las más exhaustivas del mundo y, entre otras cosas, requiere que en cada envase figure la fecha de consumo preferente una vez abierto, llamada PAO (por sus siglas en inglés period after opening, periodo después de la apertura), siempre que esta sea inferior a 30 meses.
El PAO se representa con un tarro abierto y un número que indica los meses que el contenido mantiene todas sus propiedades.
Una vez abierto, su vida varía dependiendo del tipo de producto del que se trate. “Los contornos de ojos son de los más perecederos –6 meses–, porque se dirigen a la zona más sensible del rostro”, explica Valérie Aucouturier, responsable de la firma Gisèle Delorme en España.
 “Las máscaras de pestañas y los delineadores de ojos duran 6 meses.
 Los maquillajes, tratamientos faciales y de protección solar, 12 meses, y las barras de labios, lacas de uñas, sombras de ojos y polvos, 2 años”, advierte Albina Estévez, directora de formación de Lancôme.
 ¿Y por qué este baile de fechas? Consuelo Mohedano, directora de formación de Shiseido, apunta que cada fabricante decide el PAO teniendo en cuenta la formulación.
“Algunos productos no lo necesitan porque no se deterioran: los aerosoles, que están sellados; los perfumes, que tienen un alto contenido en alcoholes; o las monodosis”.

A mano o a espátula
Los expertos en belleza defienden a capa y espada el uso de esas pequeñas espátulas que incluyen algunas cremas para sacar la cantidad exacta que se va a usar, ya que supuestamente evitan contaminar el contenido con las bacterias presentes en las manos. Todo esto tiene poco sentido hoy día, habida cuenta de los rigurosos exámenes de calidad que pasan los productos antes de salir a la venta.
“El PAO [o fecha de consumo preferente de los cosméticos] está calculado para un uso normal del producto. Es decir, para que se extienda con los dedos, pero teniendo en cuenta los consejos básicos de higiene.
 Por eso llevan conservantes para protegerlos, ya que nuestras manos nunca están del todo desinfectadas.
 La función de estos conservantes es proteger a los productos frente al crecimiento de microorganismos y gérmenes que podrían ser dañinos para la salud, garantizando también la calidad del cosmético”, afirma Carmen Esteban, directora técnica de Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética. Si se opta por la espátula, hay que lavarla cuidadosamente y secarla después de cada uso.
 Si se deja fuera de su envase, en contacto con el polvo, su supuesta función preservadora se pierde.

Cuando falla la memoria
Además de recordar el PAO, existen otras maneras de saber si un cosmético se ha pasado de fecha. “Resulta menos arriesgado aplicar un producto cuando este se aclara después del uso (champú, crema limpiadora, mascarilla) que si permanece sobre nuestro cuerpo (crema, suero, maquillaje)”, observa Valérie Aucouturier, presidenta de Gisèle Delorme.
 Cuando varían sus características organolépticas –color, textura, separación de algún ingrediente y olor–, el producto no debe utilizarse.
 “No es peligroso, pero tampoco recomendable”, sostiene Albina Estévez, directora de formación de Lancôme.
Ahora bien, ¿puede llegar a causar problemas en la piel un cosmético pasado de fecha? “Sus componentes se oxidan y pierde las propiedades para las que fue concebido y, en casos extremos y dependiendo del producto y la delicadeza de cada piel, puede causar reacciones de hipersensibilidad cutánea como picor, escozor o eccemas”, advierte Consuelo Mohedano, directora de formación de Shiseido
. Con una salvedad: si la disminución de eficacia afecta a la seguridad del cosmético, como en el caso de los productos solares, resulta innegociable respetar los 12 meses.

Yo, sustituto de Stieg Larsson................................................................. David Lagercrantz

David Lagercrantz escribe un texto en exclusiva para EL PAÍS en el que cuenta cómo se enfrentó a la continuación de la saga Millennium.

Lisbeth Salander
Lisbeth Salander. / Fernando Vicente

Echo de menos esas horas tempranas, las cuatro de la mañana, en las que en Estocolmo no se oía un ruido y mi familia aún dormía: me tomaba mi exprés y me sentaba delante del ordenador a escribir como si me fuera la vida en ello.
Cierto, no siempre era fácil, pero a veces incluso echo de menos esa intensidad febril que en ocasiones rayaba en el terror: el terror de no ser digno del legado de Stieg Larsson.
Esa preocupación fue mi motor, y puedo decir sin lugar a dudas que quien más me aterrorizaba era Lisbeth Salander
. ¿Cómo podía tratar a un personaje tan icónico sin decepcionar a la gente? Recuerdo que al principio me notaba demasiado torpe.
 Era como si quisiese poner demasiado empeño, así que pasé muchas horas suprimiendo y suavizando cosas. Principalmente prescindí de emociones.
El sentimentalismo y el melodrama no van con Lisbeth.
Sus sentimientos debían entreverse únicamente, y me di cuenta de que cuando mejor está es en acción, cuando pelea y se espera que pierda.
Si era capaz de dar con las escenas adecuadas, ella cobraría vida. Sin embargo seguía existiendo un problema que me llevó mucho tiempo resolver: ¿cómo recuerda Lisbeth Salander?
Porque no es sólo la personalidad de Lisbeth lo que hace de ella un personaje tan asombroso.
 Al igual que Batman o Superman o cualquier otro gran superhéroe, ella posee su propia mitología, que constituye un elemento crucial de su fuerza explosiva. Pronto caí en la cuenta de que eso era lo que quería mostrar y desarrollar.
 Así que tenía que volver a su infancia, cuando su malévolo padre, Alexander Zalachenko, maltrató y violó a su madre y Lisbeth juró vengarse.
 Sin embargo comprendí que acabaría con parte de la mística si hacía que fuese ella misma la que recordara todos esos incidentes. La cadena de acontecimientos parecía más fuerte si éstos se veían desde fuera, insinuando únicamente su rabia y su dolor.
Intuí que necesitaba un filtro
. Asimismo me di cuenta de que el propio Stieg Larsson se había debatido con esta misma cuestión: casi siempre hace que sea el viejo abogado Holger Palmgren, primer tutor de Lisbeth, quien relate la infancia de la heroína.
 Claro está que éste es un ardid clásico
. Los genios mitificados de la literatura a menudo se observan mejor desde cierta distancia
. Hace falta un doctor Watson que cree el mito y mantenga el misterio que rodea su poder.
 Desde el punto de vista de la protagonista, la mayor parte de las cosas son lógicas y evidentes, pero cuando ese mismo proceso es observado por otra persona, entendemos mejor qué es lo extraordinario en él. Contribuye a despertar nuestro asombro.
 Decidí emplear los mismos recursos que Stieg Larsson. Y así y todo me negaba a rendirme por completo.
Continué ahondando en los pensamientos y recuerdos de Lisbeth Salander, poniendo a prueba los límites. No es ninguna exageración decir que ése fue el proceso que me permitió calarla y después, una noche, una espléndida y despejada noche, descubrir su gran secreto.
A partir de ese día fue como si escribiera ella misma. Empecé a comprender por qué tenía que golpear de nuevo: con dureza, sin piedad. Supe cómo tenía que continuar la historia, y ya la echo de menos.
 ¡Confío en que disfruten leyéndola!
Traducción del inglés de Ruth Urbom.

 

29 cosas que no sabías de Cristina Cifuentes




Cristina Cifuentes ya es la presidenta de la Comunidad de Madrid.
 Tras dos décadas en la Asamblea como diputada, cuando llegó a la Delegación del Gobierno en 2012 su fama se disparó y se ha convertido en la persona más poderosa en esta autonomía este 25 de junio. ¿Conocías esto sobre la jefa del Ejecutivo regional?
1- Nació el 1 de julio de 1964 (50 años).
2- Su padre era general de artillería -murió el pasado mes de febrero- y su madre, ama de casa.
3- Es la séptima de ocho hermanos.
4- Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense.
5- Máster en Administración Pública y Dirección de Empresas del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset.
6- Pertenece por oposición al Cuerpo de Técnicos Superiores de la Universidad Complutense de Madrid.
7- Comenzó su actividad política en Alianza Popular.
Se afilió a los 16 años a Nuevas Generaciones de AP.
8- Se declara liberal.
9- Es agnóstica.
10- Fue diputada del PP en la Asamblea de Madrid desde 1991 hasta 2012, cuando fue nombrada delegada del Gobierno.
11- Sus citas favoritas son: "Solo unos pocos buscan la libertad, la mayoría no busca más que buenos amos" (Salustio) y
 "Para quienes no tenemos creencias, la Democracia es nuestra religión" (Paul Auster).
12- Es republicana.
13- Tiene cinco tatuajes: un sol, una estrella, una rosa, unas letras chinas y un tribal.
14- Su directora de comunicación y principal asesora es Marisa González.
 Fue la jefa de prensa de Alberto Ruiz-Gallardón en su etapa en el Ayuntamiento. “Sin tacón no hay reunión”, es el lema que repiten las dos.
15- En agosto de 2013 sufrió un accidente cuando viajaba en moto por el centro de Madrid. Estuvo en coma, a punto de fallecer.
 “Me resigné a morir”, ha llegado a confesar sobre aquellos momentos.
16- Su gran pasión es el cine.
 Su película favorita es Blade Runner, de Ridley Scott.
17- Tiene como directores de cabecera a Francis Ford Coppola, Lars Von Trier, los hermanos Coen, Woody Allen y Robert Altman.
18- La gran belleza, de Paolo Sorrentino, ha sido una de las películas que más le ha impactado últimamente.
19- Le encanta la novela negra. Entre sus escritores favoritos están Jorge Luis Borges, Paul Auster, Andrea Camilleri, Mario Vargas Llosa, Lorenzo Silva y Henning Mankell.
20- Es aficionada a los toros y suele acudir a Las Ventas.
21- En su despacho en el PP de Madrid tiene unas muñecas que la representan vestida de policía.
22- Cuando era delegada del Gobierno, en su oficina colgó cuadros de Tintín pintados por su marido.
23- Marca la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta.
24- Es forofa del Real Madrid.
25- Está casada (con Francisco Javier Aguilar) y tiene dos hijos (Cristina y Javier).
26- Vive de alquiler.
27- Tiene dos gatas: Olimpia y Cleopatra.
28- Es adicta al café de Starbucks.
29- Guarda en una bandeja en su despacho piedras y adoquines de los cafés Gijón y del Espejo que fueron lanzados a la policía durante la Marchas de la Dignidad en Madrid.
CRISTINA CIFUENTES