Las máscaras de pestañas duran 6 meses; las cremas solares, 12, y las barras de labios, 2 años. Pasado este tiempo pierden sus propiedades y pueden llegar a causar problemas.
El PAO se representa con un tarro abierto y un número que indica los meses que el contenido mantiene todas sus propiedades.
Una vez abierto, su vida varía dependiendo del tipo de producto del que se trate. “Los contornos de ojos son de los más perecederos –6 meses–, porque se dirigen a la zona más sensible del rostro”, explica Valérie Aucouturier, responsable de la firma Gisèle Delorme en España.
“Las máscaras de pestañas y los delineadores de ojos duran 6 meses.
Los maquillajes, tratamientos faciales y de protección solar, 12 meses, y las barras de labios, lacas de uñas, sombras de ojos y polvos, 2 años”, advierte Albina Estévez, directora de formación de Lancôme.
¿Y por qué este baile de fechas? Consuelo Mohedano, directora de formación de Shiseido, apunta que cada fabricante decide el PAO teniendo en cuenta la formulación.
“Algunos productos no lo necesitan porque no se deterioran: los aerosoles, que están sellados; los perfumes, que tienen un alto contenido en alcoholes; o las monodosis”.
A mano o a espátula
Los expertos en belleza defienden a capa y espada el uso de esas pequeñas espátulas que incluyen algunas cremas para sacar la cantidad exacta que se va a usar, ya que supuestamente evitan contaminar el contenido con las bacterias presentes en las manos. Todo esto tiene poco sentido hoy día, habida cuenta de los rigurosos exámenes de calidad que pasan los productos antes de salir a la venta.
“El PAO [o fecha de consumo preferente de los cosméticos] está calculado para un uso normal del producto. Es decir, para que se extienda con los dedos, pero teniendo en cuenta los consejos básicos de higiene.
Por eso llevan conservantes para protegerlos, ya que nuestras manos nunca están del todo desinfectadas.
La función de estos conservantes es proteger a los productos frente al crecimiento de microorganismos y gérmenes que podrían ser dañinos para la salud, garantizando también la calidad del cosmético”, afirma Carmen Esteban, directora técnica de Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética. Si se opta por la espátula, hay que lavarla cuidadosamente y secarla después de cada uso.
Si se deja fuera de su envase, en contacto con el polvo, su supuesta función preservadora se pierde.
Cuando falla la memoria
Además de recordar el PAO, existen otras maneras de saber si un cosmético se ha pasado de fecha. “Resulta menos arriesgado aplicar un producto cuando este se aclara después del uso (champú, crema limpiadora, mascarilla) que si permanece sobre nuestro cuerpo (crema, suero, maquillaje)”, observa Valérie Aucouturier, presidenta de Gisèle Delorme.
Cuando varían sus características organolépticas –color, textura, separación de algún ingrediente y olor–, el producto no debe utilizarse.
“No es peligroso, pero tampoco recomendable”, sostiene Albina Estévez, directora de formación de Lancôme.
Ahora bien, ¿puede llegar a causar problemas en la piel un cosmético pasado de fecha? “Sus componentes se oxidan y pierde las propiedades para las que fue concebido y, en casos extremos y dependiendo del producto y la delicadeza de cada piel, puede causar reacciones de hipersensibilidad cutánea como picor, escozor o eccemas”, advierte Consuelo Mohedano, directora de formación de Shiseido
. Con una salvedad: si la disminución de eficacia afecta a la seguridad del cosmético, como en el caso de los productos solares, resulta innegociable respetar los 12 meses.
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