Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

22 ago 2015

Ángel y María Luisa........................................................................ Natalia Junquera

Un médico les dijo que no podían tener hijos y para fastidiar, tuvieron ocho

Ella empezó a olvidar las cosas. Todo, salvo la trigonometría; Había sido profesora.

Ángel Junquera y María Luisa Llaneza el día de su boda, el 31 de diciembre de 1947.

Una tarde, al abrir un álbum de fotos en la casa donde había nacido mi abuelo empezaron a salir mujeres a diestro y siniestro: bellos retratos en sepia llenos de dientes y pestañas con aquellas inocentes dedicatorias de la época escritas primorosamente en las esquinas —“A mi buen amiguito Ángel, con el afecto de su amiguita Margot...”—. Ángel Junquera repasó una a una las fotos, en un silencio sepulcral, mientras el público —dos de sus hijos y yo misma— le miraba atónito. Finalmente, nos dedicó una mirada que no le habíamos visto nunca, llena de misterio, y una media sonrisa que tampoco le conocíamos.
 “Si vosotros supierais...”, venía a decir, a sus 86 años.
Mi abuelo había seducido a una lista de mujeres que ni James Bond y no teníamos ni idea.
Tras torturarnos un poco más, explicó que eran madrinas de guerra con las que se había carteado en el peor momento de su vida, cuando siendo un chaval de 18 años tuvo que dejar su pueblo para morirse de miedo y aburrimiento detrás de una trinchera en la que, afortunadamente, nunca disparó ni recibió un tiro.
 Las había rubias y morenas, altas y bajas; de Burgos, de Ribadesella, de Gijón...
 Al terminar la Guerra Civil fue a verlas a todas, para darles las gracias.
“Algunas se hicieron ilusiones”, nos informó con una voz que tampoco parecía la suya, sino la de un galán de película 50 años más joven.
Pero mi abuelo tenía otros planes.
 Era el único niño de su aldea (Perlora, Asturias) que había ido al instituto.
 Sus profesores habían aconsejado a su madre que, pese a ser el hijo mayor, le permitiera seguir estudiando en lugar de encargarse de las tierras y las vacas
. Fue en la Universidad, cursando Químicas, donde conoció a mi abuela.
 Probablemente, ella nunca supo cuánta competencia se había llevado por delante.
Cuando fue a elegir un tocado para su boda, a María Luisa le pasó lo que a Pretty Woman la primera vez que va de compras por Rodeo Drive: las dependientas pensaron que era lo que parecía, la hija de un carpintero, y no lo que era: la hija de un hombre humilde pero rabiosamente inteligente que se había deslomado para que sus hijos estudiaran y dejó frases que han sobrevivido varias generaciones, como
 “yo el padrenuestro me lo sé igual de bien que el Papa”. A mi abuela la despacharon de malas maneras, pero ella, como Julia Roberts, insistió y se casó con un elegante tocado de la tienda más pija de Oviedo el 31 de diciembre de 1947
. Su luna de miel casi sale en los periódicos del día siguiente; según varias fuentes, rompieron dos literas seguidas en un albergue en Covadonga.
Un médico les dijo que no podían tener hijos y, para fastidiar, tuvieron ocho: cuatro chicas y cuatro chicos.
 Los álbumes que sí le conocíamos están llenos de estampas en las que mi abuelo hace todo tipo de composiciones con su amplia prole, de la que estaba muy orgulloso, aunque solo lo dijera en fotos.

Con mi abuela montó en Candás (Asturias), en 1947, una academia para niños y niñas cuando la enseñanza mixta estaba prohibida en España.
 Me los imagino muertos de miedo y de risa escondiendo a las niñas por la casa cuando les daban el soplo de que venía el inspector, y pagando con más orgullo que rabia las multas cuando no llegaban a tiempo.
Después de jubilarse se dedicaron a viajar y a mandarnos postales desde varios continentes.
 Un día, a ella se le empezaron a olvidar las cosas.
Cada dos minutos le preguntaba a mi abuelo: “Junquera, ¿qué planes tenemos para hoy?”. Y él, con una paciencia y cariño infinitos, le respondía cada vez: “Ahora vamos a merendar, y luego, a dar un paseo...”.
Al principio ella disimulaba para que no nos diéramos cuenta de que no nos reconocía o que no estaba muy convencida de si éramos la madre o la hija
. Unas Navidades en las que la enfermedad más cruel había avanzado mucho nos hizo llorar.
Mi primo Alejo había suspendido matemáticas.
 Mi padre, que es profesor de esa asignatura, hizo una cosa muy suya, una pregunta a traición, para pillar: “A ver, Alejo, ¿cuál es la regla fundamental de la trigonometría?”. Y mi abuela volvió de ese lugar vacío donde pasaba ya la mayor parte del tiempo y dijo:
“Coseno cuadrado más seno cuadrado igual a uno”.
Consiguieron becas para sus mejores alumnos hablando con las conserveras del pueblo. Muchos de ellos fueron agracedidos y emocionados a su funeral
Ella se fue el 27 de abril de 2005 y él, el 1 de agosto de 2014
. Muchos de sus antiguos alumnos, para los que habían conseguido becas hablando con las conserveras del pueblo, se presentaron agradecidos y emocionados en su funeral: eran ya ingenieros o médicos jubilados.
En el salón de su casa sigue expuesta, como un trofeo, su orla universitaria.
 Los estudiantes, como es natural, miran al frente.
Todos salvo dos. Mis abuelos, cuyos apellidos iban seguidos, Junquera y Llaneza, habían pactado posar girado a la izquierda, él, y a la derecha, ella, para salir mirándose el uno al otro en el documento gráfico de su graduación
. Pero hubo un malentendido y salieron mirando uno al Este y otro al Oeste. Nos reímos mucho de ellos por eso
. Nunca les importó.
A todos los que cuidan de personas que ya no les recuerdan.

 

La reina de las pantallas de cristal........................................................... Macarena Vidal Liy

Zhou Qunfei es la mujer más rica de China y una de las grandes fortunas del mundo

Su imperio fabrica cristal para los móviles y tabletas de Apple y Samsung.

 

Jorge Restrepo

Había una vez una Cenicienta sin hada madrina ni príncipe millonario que le facilitara las cosas.
 Y para la que el cristal que le abrió la puerta a la fortuna no tuvo forma de zapato, sino de pantalla plana.
Si usted tiene un teléfono móvil, es muy probable que su pantalla proceda de las fábricas de Zhou Qunfei.
 Esta mujer de cara redonda y gusto por los trajes de chaqueta de color rojo es, a sus 45 años, la mujer más rica de China y una de las mayores millonarias del mundo. Forbes valora su fortuna en cerca de 7.000 millones de dólares (6.343 millones de euros), una cifra que llegó a ser casi el doble antes de la caída de las Bolsas chinas en julio pasado. Su vida oscila entre Changsha, la capital provincial donde su compañía tiene su sede; Hong Kong, donde reside, y San Francisco y Seúl, donde se encuentran sus principales clientes. Lens Technology, su imperio, fabrica cristal de precisión.
 Las pantallas de tabletas y portátiles de empresas como Apple o Samsung son todas cosa suya.
Zhou pertenece a una raza especial, la de las empresarias chinas hechas a sí misma
s. Gente como la promotora inmobiliaria Zhang Xin, dueña de la cadena de urbanizaciones SOHO, o Chan Laiwa, especializada en el desarrollo de espacios comerciales.
 La mitad de las millonarias del planeta salidas de la nada proceden de la República Popular.
Hasta cierto punto, es resultado de una falta de opciones: la política china sigue siendo cosa de hombres.
 Ninguna mujer ha conseguido llegar al máximo organismo de poder, el Comité Permanente del Partido Comunista.
 Pero el “hacerse rico es glorioso” que proclamó Deng Xiaoping fue un mensaje que recibieron tanto hombres como mujeres.
Y aquellas con ambición han encontrado en el crecimiento de la economía china un amplio campo de oportunidades
. Un 21% de las empresas que cotizan públicamente cuentan con nombres femeninos en sus consejos de administración.
En 2013, ellas ocupaban el 51% de los altos puestos de gestión.
La empresaria, de 45 años, planea entrar en el mercado de las lentes de cerámica y de zafiro
Es un camino que requiere una enorme determinación y, según declaraba Zhou a la cadena de televisión de la provincia de Gansu, un enorme deseo de aprender, que considera la clave de su éxito.
Su empresa generó en 2014 unos ingresos de más de 2.000 millones de euros.
 Cuenta con 10 subsidiarias repartidas por toda China y emplea a 60.000 personas.
 Recibe a diario cargamentos de cristal en bruto, que un afanoso proceso de cortado, rallado, pulido y tratado con sustancias antirreflejo y antimanchas transformará en delicadas lentes y flamantes pantallas de apenas medio milímetro de grosor. Lens Technology fabrica el 20,27% de las pantallas táctiles de los teléfonos móviles de todo el mundo, y el 23,37% de las tabletas.
Pero Zhou no se considera cualificada para ser una persona famosa.
 A diferencia de otros millonarios chinos, como el mediático Jack Ma del gigante del comercio electrónico Alibaba, o el extravagante Chen Guangbiao —que ha hecho su fortuna gracias al reciclaje—, rehúye las comparecencias en público y apenas ha concedido entrevistas.
 “Creo que es importante no dejarse llevar cuando tienes éxito, y no deprimirse cuando llegan los malos tiempos”, ha declarado al diario de su provincia de origen Hunan Daily.
Esta Cenicienta moderna, la menor de tres hermanos, nació en Xiangxiang, una aldea montañosa de la provincia de Hunan
. Su madre murió cuando ella tenía 5 años; su padre, artesano, perdió un dedo y la mayor parte de la vista en un accidente industrial
. De esa circunstancia, ha asegurado al diario The New York Times, nace su atención por el detalle y su meticulosidad: “Las cosas tenían que estar en el sitio exacto por mi padre, o había problemas”.
Ella ayudaba en la granja familiar.
 Aunque excelente en los estudios, los abandonó a los 16 años
. Primero emigró a Cantón. De allá a Shenzhen, en el sureste de China, que ya despuntaba como polo de desarrollo económico y corazón de lo que se estaba convirtiendo en la “gran fábrica del mundo”.
Allí encontró el mundo que la escritora Leslie Chang ha descrito en su libro Factory Girls: millares y millares de jóvenes, sobre todo muchachas, llegadas de todo el territorio rural chino, ansiosas de labrarse un futuro.
 Pero se encontraron trabajando turnos de largas horas por salarios muy modestos, cumpliendo tareas mecánicas, viviendo en los dormitorios de las propias empresas y languideciendo en rutinas estrictamente regimentadas. Zhou encontró un trabajo en una fábrica de lentes, donde ganaba menos de un euro al día.
“No había turnos, solo unas pocas docenas de personas, y pulíamos el cristal. No me gustó”, recuerda al Times.
Zhou trabajó en una fábrica de lentes donde ganaba menos de un euro al día
Duró tres meses antes de escribir una carta de renuncia en la que exponía sus deseos de aprender como argumento para marcharse.
 Su jefe quedó tan impresionado que le ofreció una promoción.
En 1993, cuando apenas tenía 22 años, lanzó su propio taller
. Su gran oportunidad llegó en 2001, cuando consiguió un contrato para fabricar las pantallas de los teléfonos móviles de la compañía TCL; en 2003, casada ya con un antiguo compañero de trabajo, Zheng Junlong, dio el salto: Motorola le encargó las pantallas de uno de sus modelos de mayor éxito, el Razr V3.
 “No hubo mucho tiempo de pensar.
El cliente me ofrecía el contrato y me exigía que respondiera sí o no”, explicó al Hunan Daily. Lens Technology quedaba fundada.
Su ascenso se terminó de consolidar en 2007. Apple lanzaba entonces su iPhone, el teléfono de pantalla táctil que revolucionó el mercado.
Y su cubierta de cristal llegaba de las fábricas de Zhou.
Lens Technology salió a Bolsa este marzo
. Fue un éxito inmediato. Durante 13 días consecutivos, sus acciones subieron el máximo diario legalmente permitido según la legislación china.
Y Zhou se convirtió en la mujer más rica de toda China, un título que aún le pertenece pese a los descalabros bursátiles de las últimas semanas.
La gran preocupación del grupo es su dependencia de clientes como Apple o Samsung.
 Las compras del gigante de Cupertino representan un 47% de sus ingresos. Y el 80% de su negocio proviene de las grandes firmas del exterior. Zhou asegura que tiene planes para combatir esa debilidad.
 Quiere entrar en el mercado de lentes de cerámica e incluso de zafiro
. Nuevos materiales para la Cenicienta convertida en la reina del cristal.

21 ago 2015

Shaye y Kristen, las dos primeras mujeres que servirán en los Ranger.................................Cristina F. Pereda

200.000 puestos de combate del Ejército de EE UU aún están reservados para hombres.

Atlas

Una piloto de helicópteros Apache de las Fuerzas Aéreas y una oficial de la policía militar de Estados Unidos. 
Son la teniente Shaye Harver y la capitán Kristen Griest, las dos primeras soldados en graduarse de la Escuela Rangers del Ejército estadounidense y las dos primeras mujeres que están listas para entrar en combate
. Sólo les queda un obstáculo por superar en una trayectoria histórica: saber cuál será su puesto una vez que el Ejército determine qué puestos de los 200.000 que aún les están vetados, podrán ser cubiertos por mujeres.
Desde que se conociera la noticia de su graduación esta semana, el Departamento de Defensa estadounidense ha querido demostrar que las dos mujeres superaron las mismas barreras que sus compañeros.
 La Escuela de Rangers exige completar nueve semanas de entrenamiento intensivo en varias localizaciones de EE UU, escalando montañas de arena y roca, recorriendo marchas de 12 millas, trayectos nocturnos en los pantanos de Florida, sin apenas dormir y cargando siempre con una equipación que puede llegar a los 45 kg de peso.
“Estaría loca si dijera que en ningún momento pensé en abandonar”, declaró Haver, de 25 años, en una rueda de prensa en Fort Benning (Georgia) donde este viernes se celebrará una ceremonia de graduación histórica.
 “Pero siempre que miré a mi alrededor vi que mis compañeros lo estaban pasando igual de mal que yo, y eso me animó a seguir”.
Las soldados Kristen Griest y Shaye Haver con sus uniformes de graduadas en la Academia Militar de West Point.
A pesar de que las identidades de las dos soldados no fueron reveladas en un primer momento, el Pentágono ha permitido que se dirigieran a los medios junto a otros cuatro compañeros que compartieron, casi en los mismos términos, cómo Griest y Harver habían derrotado su escepticismo inicial
. Hoy, las imágenes de ambas cargando en su espalda a otro compañero, la misma mochila, el mismo rifle y bajo el mismo calor de verano, ya son prueba de su igualdad sobre el terreno.
“Cuando nos entregaban el suministro y veías que tenías que cargar con 2.000 piezas de munición, lo último que estás pensando es si tu compañero es un hombre o una mujer, lo único que te importa es que no tienes que llevarlo todo tú solo”, recordó el teniente Michael Janowski, compañero de graduación de Griest y Haver
. Ésta afirmó que también se había sentido “a la defensiva” al entrar en la Escuela, pero que ganaron la batalla al escepticismo de sus compañeros “a título individual, con cada prueba que superamos, nos fuimos ganando sus mentes y sus corazones”.
“Tu mente puede aguantar mucho más que tu cuerpo”, dijo Haver tras completar un entrenamiento en el que uno de cada tres participantes había abandonado en los primeros cinco días. El programa está considerado como uno de los más exigentes del Ejército y es requisito obligatorio para todas las unidades de combate.


Griest, de 26 años, recordó también la presión que había sentido al pensar en las generaciones futuras de mujeres que querrán seguir sus pasos.
 Su graduación, dijo, “demuestra lo que [el Ejército] puede esperar de las mujeres, que podemos soportar situaciones físicas y mentales al mismo nivel que los hombres y que podemos superar los mismos obstáculos y el mismo entrenamiento que ellos”.
Griest y Haver entraron en la Escuela junto a otras 17 mujeres, pero solo ellas dos han logrado graduarse y una tercera podría hacerlo en las próximas semanas tras repetir una fase del programa. De los 380 hombres que participaron, este viernes recogerán la condecoración 94. 
“Ninguna soldado que yo conozca querrá entrar en la Escuela de Rangers si cambian los estándares para las mujeres, porque entonces degrada el prestigio”, dijo Griest.
El Secretario de Defensa, Ashton Carter, reiteró esta semana que unas 110.000 posiciones de combate del Ejército quedarán abiertas a las mujeres desde el 1 de enero de 2016.
 Aquellas unidades que decidan mantener el veto, como se espera que lo hagan los marines, por ejemplo, deberán justificar la exclusión a los mandos del Pentágono.  
Después de más de dos años de estudio, se espera que a partir del mes de septiembre las distintas unidades especifiquen los puestos exactos que pueden ocupar las mujeres.

 

Presentan a "Carmen"

 

El miércoles pasado Lourdes Montes dio a luz a Carmen, su primera hija, en el Hospital Quirón Sagrado Corazón de Sevilla. Mismo centro donde se encuentra ingresado su esposo, el torero Francisco Rivera Ordóñez, tras la grave cogida que sufrió hace apenas diez días en Huesca.
 La abogada ha abandonado hoy, menos de 48 horas después del nacimiento de Carmen, el centro de salud y lo ha hecho de la mano del diestro.
 Ambos posaron sonrientes y dejaron ver por primera vez la carita de Carmen.
 

Carmen nació el miércoles y pesó tres kilos con 340 gramos.
 La bebe que nació en perfecto estado de salud midió 51 centímetros.
 Vestida de blanco, la hija de la pareja Rivera Montes, posó por primera vez ante el lente de los fotógrafos que aguardaban su salida del hospital.
 Ya lo había advertido Cayetano, hermano del Rivera, “Es una niña muy morenita, gordita y guapa”.


Junto a la feliz madre, se dejó ver el diestro, quien aún a paso lento, demostró que se encuentra mejor de salud. 
“Ya son muchas mujeres las que dependen de mí", ha dicho. Fuentes médicas aseguran que el torero se recupera muy bien tras la grave cogida que sufrió en Huesca.