200.000 puestos de combate del Ejército de EE UU aún están reservados para hombres.
Una piloto de helicópteros Apache de las Fuerzas Aéreas y
una oficial de la policía militar de Estados Unidos.
Son la teniente
Shaye Harver y la capitán Kristen Griest, las dos primeras soldados en graduarse de la Escuela Rangers del Ejército estadounidense
y las dos primeras mujeres que están listas para entrar en combate
.
Sólo les queda un obstáculo por superar en una trayectoria histórica:
saber cuál será su puesto una vez que el Ejército determine qué puestos
de los 200.000 que aún les están vetados, podrán ser cubiertos por
mujeres.
Desde que se conociera la noticia de su graduación esta
semana, el Departamento de Defensa estadounidense ha querido demostrar
que las dos mujeres superaron las mismas barreras que sus compañeros.
La
Escuela de Rangers exige completar nueve semanas de entrenamiento
intensivo en varias localizaciones de EE UU, escalando montañas de arena
y roca, recorriendo marchas de 12 millas, trayectos nocturnos en los
pantanos de Florida, sin apenas dormir y cargando siempre con una
equipación que puede llegar a los 45 kg de peso.
“Estaría loca si dijera que en ningún momento pensé en
abandonar”, declaró Haver, de 25 años, en una rueda de prensa en Fort
Benning (Georgia) donde este viernes se celebrará una ceremonia de
graduación histórica.
“Pero siempre que miré a mi alrededor vi que mis
compañeros lo estaban pasando igual de mal que yo, y eso me animó a
seguir”.
A pesar de que las identidades de las dos soldados no
fueron reveladas en un primer momento, el Pentágono ha permitido que se
dirigieran a los medios junto a otros cuatro compañeros que
compartieron, casi en los mismos términos, cómo Griest y Harver habían
derrotado su escepticismo inicial
. Hoy, las imágenes de ambas cargando
en su espalda a otro compañero, la misma mochila, el mismo rifle y bajo
el mismo calor de verano, ya son prueba de su igualdad sobre el terreno.
“Cuando nos entregaban el suministro y veías que tenías que
cargar con 2.000 piezas de munición, lo último que estás pensando es si
tu compañero es un hombre o una mujer, lo único que te importa es que
no tienes que llevarlo todo tú solo”, recordó el teniente Michael
Janowski, compañero de graduación de Griest y Haver
. Ésta afirmó que
también se había sentido “a la defensiva” al entrar en la Escuela, pero
que ganaron la batalla al escepticismo de sus compañeros “a título
individual, con cada prueba que superamos, nos fuimos ganando sus mentes
y sus corazones”.
“Tu mente puede aguantar mucho más que tu cuerpo”, dijo
Haver tras completar un entrenamiento en el que uno de cada tres
participantes había abandonado en los primeros cinco días. El programa
está considerado como uno de los más exigentes del Ejército y es
requisito obligatorio para todas las unidades de combate.
Griest, de 26 años, recordó también la presión que había
sentido al pensar en las generaciones futuras de mujeres que querrán
seguir sus pasos.
Su graduación, dijo, “demuestra lo que [el Ejército]
puede esperar de las mujeres, que podemos soportar situaciones físicas y
mentales al mismo nivel que los hombres y que podemos superar los
mismos obstáculos y el mismo entrenamiento que ellos”.
Griest y Haver entraron en la Escuela junto a otras 17
mujeres, pero solo ellas dos han logrado graduarse y una tercera podría
hacerlo en las próximas semanas tras repetir una fase del programa. De
los 380 hombres que participaron, este viernes recogerán la
condecoración 94.
“Ninguna soldado que yo conozca querrá entrar en la
Escuela de Rangers si cambian los estándares para las mujeres, porque
entonces degrada el prestigio”, dijo Griest.
El Secretario de Defensa, Ashton Carter, reiteró esta
semana que unas 110.000 posiciones de combate del Ejército quedarán
abiertas a las mujeres desde el 1 de enero de 2016.
Aquellas unidades
que decidan mantener el veto, como se espera que lo hagan los marines,
por ejemplo, deberán justificar la exclusión a los mandos del Pentágono.
Después de más de dos años de estudio,
se espera que a partir del mes de septiembre las distintas unidades
especifiquen los puestos exactos que pueden ocupar las mujeres.
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