Habrá quien, como este crítico, sienta un profundo rechazo por el modelo de atracción en que se fundamenta la historia de amor de la película.
Varias cosas impúdicas se concentran, pues, en esos pocos minutos: quizá la de mayor calibre sea la de dirigirse al público asumiendo que sólo existe en cuanto a potencial herramienta promocional. Tampoco hace falta que, para mantener su pureza, un escritor llegue a los extremos ermitaños de J. D. Salinger, pero escandaliza ver con qué desparpajo Green se suma a la disolución de fronteras entre creación y promoción… sobre todo si uno tiene en cuenta que la película de Jake Schreier es una adaptación que doma los aspectos más ásperos de su novela, cosa que a Green parece importarle bien poco.
CIUDADES DE PAPEL
Dirección: Jake Schreier.
Intérpretes: Natt Wolf, Cara Delevingne, Austin Abrams, Jaz Sinclair, Justice Smith, Halston Sage, Cara Buono, Caitlin Carver, Meg Crosbie, RJ Shearer.
Género: drama. Estados Unidos, 2015.
Duración: 109 minutos.
Dirección: Jake Schreier.
Intérpretes: Natt Wolf, Cara Delevingne, Austin Abrams, Jaz Sinclair, Justice Smith, Halston Sage, Cara Buono, Caitlin Carver, Meg Crosbie, RJ Shearer.
Género: drama. Estados Unidos, 2015.
Duración: 109 minutos.
En suma, esto está cerca (lo que no es necesariamente malo) de una peripecia de Los Cinco de Enid Blyton en busca del amor imposible.
Jake Schreier, que se dio a conocer con la sensible y casi bradburyiana Un amigo para Frank (2012), maneja el material de Green con respeto, seriedad y una justeza de tono que le impide caer en la cursilería y la afectación.
Habrá quien, como este crítico, sienta un profundo rechazo por el modelo de atracción en que se fundamenta la historia de amor de la película: la atracción del panoli (o pagafantas) por la chica que se sabe tan especial que considera un privilegio conceder a sus interlocutores escuetas raciones de indiferencia
. Con un Natt Wolff aplicado y una Cara Delevingne que desvela que la parte del león de su atractivo está en algo tan inmaterial como su voz, el reparto tiene el potencial de meterse al público natural de esta ficción en el bolsillo sin que se haga demasiadas preguntas, sin que se plantee siquiera si tras Ciudades de papel se oculta una celebración de la conformidad que contempla la diferencia (y, por tanto, la disidencia) con una mezcla de amor platónico y condescendencia de integrado.