Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

7 ago 2015

El homicida de Castelldefels nunca fue denunciado pese a las peleas..............................Alfonso L. Congostrina

Los vecinos tuvieron que avisar varias veces a la policía local por ruidos de discusiones.

 

Familia fallecida en Castelldefels
La casa en la que vivía la familia fallecida. / massimiliano minocri

El vecino de Castelldefels (Barcelona) que se suicidó tras matar supuestamente con un arma de fuego a su esposa y a los dos hijos de ambos, un niño de 12 años y una niña de siete, nunca había sido denunciado por violencia machista.
El homicida, Ricardo Fernando, de 61 años y originario de Uruguay, y su esposa, Maryna, de 45 y natural de Bielorrusia, habían recibido varias veces, durante sus acaloradas peleas conyugales, la visita en su domicilio de la policía local de Castelldefels. Maryna jamás le denunció.
La hija mayor de Ricardo Fernando, fruto de otra relación anterior, llevaba desde el martes pasado intentando comunicarse con su padre.
 El hombre, un ingeniero que, entre otros negocios, compraba y vendía vehículos de lujo, no cogía el teléfono, y eso que trabajaba desde su chalet, sito en el número 7 de la calle 13 Bis de Castelldefels, a solo unos metros de la playa.
Tras decenas de llamadas sin respuesta, la joven se personó en la tarde del miércoles en casa de su padre
. No se oía ni un ruido
. Los niños no estaban en la piscina.
 El BMW familiar permanecía aparcado en el acceso.
 Abrió la puerta, dio unos pasos y se encontró con un espectáculo dantesco.
La policía catalana recibió una llamada a las 20.45.
 La hija de Ricardo Fernando había localizado los cadáveres de su padre, de Maryna y de los dos pequeños.
 Los mossos y la policía de Castelldefels acordonaron la zona.
 Dentro de la vivienda comenzó la investigación.
El lugar no era desconocido para la policía municipal. Maryna había solicitado la presencia del cuerpo local al menos en cuatro ocasiones.
Las llamadas tenían relación con peleas conyugales y siempre acababan igual: los agentes tranquilizaban los ánimos, la mujer restaba importancia a lo sucedido y nunca denunciaba a su marido.
Maryna no fue la única en llamar alguna vez al cuerpo
. La pareja no se relacionaba con un vecindario heterogéneo, compuesto por propietarios de apartamentos playeros y rusos dueños de mansiones.
 Los vecinos estaban acostumbrados a los gritos e insultos de la pareja y al llanto de los niños en el jardín a la espera de que llegase la calma.
 Josefina, dueña de una vivienda cercana, había telefoneado un par de veces a la policía para que mediara en las peleas.
Nadie escuchó la última riña entre el matrimonio.
Las primeras investigaciones apuntan a que Ricardo Fernando se dirigió el martes a la habitación donde dormía Maryna y la mató de un disparo.
 El hijo corrió a la habitación y recibió otro tiro en la cabeza.
 Después, el padre mató a su hija pequeña, se sentó en un sofá y se voló la cabeza.
Maryna solo se relacionaba con las amigas con las que iba a un exclusivo gimnasio.
Varias de ellas acudieron ayer al minuto de silencio convocado por el Ayuntamiento.
 No sabían a qué se dedicaba Ricardo. Ni siquiera que la pareja tenía problemas conyugales
. El caso permanece bajo secreto de sumario.

Amo tu (in)diferencia.............................................................................. Jordi Costa

Habrá quien, como este crítico, sienta un profundo rechazo por el modelo de atracción en que se fundamenta la historia de amor de la película.

Cara Delevingne, en un fotograma de 'Ciudades de papel'.

Un curioso signo de los tiempos: en el pase de prensa de esta película –ignora este crítico si esto se mantendrá en las proyecciones en salas-, el novelista John Green, autor de la novela en la que se basa Ciudades de papel, se presenta, da la bienvenida al público, declara lo satisfecho que se encuentra con esta adaptación… y pide que, si alguien siente el impulso de comentar la película en redes sociales… ¡¡lo haga, por favor, usando el hashtag #Ciudadesdepapel!!
 Varias cosas impúdicas se concentran, pues, en esos pocos minutos: quizá la de mayor calibre sea la de dirigirse al público asumiendo que sólo existe en cuanto a potencial herramienta promocional. Tampoco hace falta que, para mantener su pureza, un escritor llegue a los extremos ermitaños de J. D. Salinger, pero escandaliza ver con qué desparpajo Green se suma a la disolución de fronteras entre creación y promoción… sobre todo si uno tiene en cuenta que la película de Jake Schreier es una adaptación que doma los aspectos más ásperos de su novela, cosa que a Green parece importarle bien poco.
CIUDADES DE PAPEL
Dirección: Jake Schreier.
Intérpretes: Natt Wolf, Cara Delevingne, Austin Abrams, Jaz Sinclair, Justice Smith, Halston Sage, Cara Buono, Caitlin Carver, Meg Crosbie, RJ Shearer.
Género: drama. Estados Unidos, 2015.
Duración: 109 minutos.
Reputado videobloguero y, a su modo, respuesta americana y conservadora a ese modelo de neo-literatura rosa que en nuestro país tiene en Albert Espinosa a su máximo practicante, Green ya había sido adaptado al cine en Bajo la misma estrella (2014). En Ciudades de papel, la historia de amor imposible entre su protagonista y su esquiva y enigmática vecina de enfrente adopta la forma de una modulación, en clave aventura juvenil, de una indagación detectivesca.
 En suma, esto está cerca (lo que no es necesariamente malo) de una peripecia de Los Cinco de Enid Blyton en busca del amor imposible.
Jake Schreier, que se dio a conocer con la sensible y casi bradburyiana Un amigo para Frank (2012), maneja el material de Green con respeto, seriedad y una justeza de tono que le impide caer en la cursilería y la afectación.
 Habrá quien, como este crítico, sienta un profundo rechazo por el modelo de atracción en que se fundamenta la historia de amor de la película: la atracción del panoli (o pagafantas) por la chica que se sabe tan especial que considera un privilegio conceder a sus interlocutores escuetas raciones de indiferencia
. Con un Natt Wolff aplicado y una Cara Delevingne que desvela que la parte del león de su atractivo está en algo tan inmaterial como su voz, el reparto tiene el potencial de meterse al público natural de esta ficción en el bolsillo sin que se haga demasiadas preguntas, sin que se plantee siquiera si tras Ciudades de papel se oculta una celebración de la conformidad que contempla la diferencia (y, por tanto, la disidencia) con una mezcla de amor platónico y condescendencia de integrado.

 

La reina Letizia, entre las mujeres mejor vestidas del mundo.............................................. Irene Crespo

La revista ‘Vanity Fair’ publica su listado anual de las mujeres y hombres más elegantes.

 

REUTERS-Live

Taylor Swift ocupa la portada del esperado número anual de la edición americana de Vanity Fair con la lista de las mujeres y hombres mejor vestidos del mundo.
 Sin embargo, la cantante es la número dos de este popular ránking encabezado este año por la primera dama británica, Samantha Cameron
. La mujer del primer ministro británico, David Cameron, no aparecía en la lista desde 2010, pero ha reaparecido liderándola por su "encanto conservador" y el vestido azul de Preen que llevó en la visita al Buckingham Palace tras la reelección.
 Cameron, probablemente, ha dejado fuera de la lista a otra británica habitual, Kate Middleton. También vuelve a la lista la reina Letizia, que después de encabezarla en 2013 aparece ahora en el número ocho.
 La revista resalta el traje rojo de chaqueta, firmado por Felipe Varela, que llevó en la entrega de los Premios Nacionales de Investigación.
Samantha y David Cameron, en su visita al palacio de Buckingham el pasado mes de mayo. / cordon press
La Reina es una de las pocas no anglosajonas que se cuela en esta lista internacional, y que claramente mira hacia las casas reales europeas cuando sale a buscar mujeres y hombres elegantes fuera de EE UU.
 Dos ejemplos serían Carlota Casiraghi, la otra no angloparlante de la lista, en el número siete por su "gracia atlética"; y Sofía, Condesa de Wessex.
 El príncipe Enrique de Inglaterra y Carlos Felipe de Suecia también resaltan en la lista de los hombres, que tiene en el número uno al actor inglés Bill Nighy.
La cantante Rihanna y Amal Clooney, abogada y mujer de Clooney, entran en el rángking por primera vez
. Ambas por sus apariciones estelares en alfombras rojas como en la última gala del Met.
La primera bailarina del American Ballet, Misty Copeland, que ocupó titulares por ser la primera afroamericana en conseguir ese puesto, también se estrena en el número tres.
Letizia en los Premios Nacionales de Investigación. / CORDON PRESS
La realeza de Hollywood queda fuera de la lista principal porque tienen su propia clasificación, liderada por la actriz sueca Alicia Vikander, cuya asociación con Louis Vuitton le ha dado muchos puntos; y el actor Eddie Redmayne, que aparece por tercer año consecutivo y nombra a su padre como su icono de estilo. Charlize Theron, Diane Kruger, Emma Stone, Emma Watson y Michael Fassbender son otros de los nombres que completan el top 10.
La clasificación de parejas que hace Vanity Fair la encabezan Benedict Cumberbatch y su mujer Sophie Hunter -actriz y reputada directora teatral-, aparecen los recién casados Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo –una habitual de la lista–; y Matt Bomer y su marido Simon Halls, que citan a Tom Ford como icono de estilo común.
El príncipe Carlos Felipe y su mujer durante un acto en Suecia. / GTRES
En los top 10 de mujeres y hombres mejor vestidos, solo Rihanna y el artista Iké Udé rompen la tendencia clásica.
De hecho, hay que irse a un pequeño listado al que llaman 'Originales de 2015' para encontrar estilos más valientes, como el de la cantante y novia de Robert Pattinson, FKA Twigs, o la directora creativa de J. Crew y gurú neoyorquina de Kate Middleton, Jenna Lyons.
En la lista de ‘Profesionales’ también se encuentran nombres más atrevidos, como los diseñadores Zac Posen o Maxwell Osborne y Dao-Yi Chow.

‘The Kink Kontroversy’: La electrizante tercera vía................................................................ Toni Castarnado

The Kinks en una imagen de 1965.

En los días previos a que The Kinks publicaran The Village Green Preservation Society, a los hermanos Davies (Ray y Dave), Peter Quaife y Mick Avory se les acusaba de repetir una fórmula que ellos mismos patentaron, se ponía en solfa su esquema compositivo
. Precisamente, con ese disco de 1968 The Kinks anticipaban un nuevo formato, el del álbum conceptual.
Ellos siempre fueron un paso por delante, incluso en la década de los setenta y estando entonces ligeramente fuera de foco le hincaron el diente al teatro y a la opera rock
. Y en 1965, en su momento de brote, tres cuartos de lo mismo, con la Invasión Británica al acecho, nadie osaba con imitar un sonido como el suyo, fruto del R&B dominante en la época, con el trazo grueso del pop y consecuencia de su entorno, un pub-rock localista pero efectivo.
Julien Temple, documentalista de prestigio responsable de Imaginary Man, centrado en la figura de Ray Davies (después firmó también uno sobre su hermano para evitar más enfrentamientos, siempre andaban a la greña), explicaba la razón de su deseo, de sus intenciones:
 “The Rolling Stones me gustaban, pero The Kinks eran otra cosa.
 Hablaban de lo que podías ver a diario por la ventana de tu casa, retrataban lo que pasaba en la calle, hablaban de esa Inglaterra a través de una música muy emocionante”.
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Con la ironía como punto de partida, en su maletín se colaban multitud de sonidos y referencias socio-culturales, electrizantes en sus primeros singles, como en el caso de You Really Got Me (precursora para el hard-rock) y All Day And All Of The Night.
 Una vez grabaron The Kink Kontroversy establecieron nuevas normas, con un estilo ponderado.
 No bastaba con hacer ruido.
 Es decir, se tenían que tejer historias, y a poder ser con un sentido no exclusivamente unidireccional, letras que luciesen ese drenaje social obvio, observando lo que sucede a tu alrededor, tomando conciencia (aunque en la contraportada del disco reconocen la simplicidad de sus letras, una absoluta contradicción).

La época era propicia, 1965 era el año clave, en primer término con The Beatles y The Rolling Stones, si bien también había variables, sacudían el saco de la contracultura The Sonics, The Animals o en el cauce del jazz John Coltrane con el revolucionario A Love Supreme.
Y en medio, situados cómodamente en un islote estaban The Kinks.
Por exigencias del guión y el grado de su propia responsabilidad, no les convenció el resultado de sus dos primeros discos, uno era una suma de versiones (The Kinks), al otro a pesar de la evolución le faltaba aún identidad, más calidad de sonido (Kinda Kinks).
Finalmente The Kink Kontroversy planta la semilla correcta para definir el valor histórico de The Kinks.
 Una docena de canciones con un tono bastante uniforme, piezas tan elegantes y sobrias como las de los rivales que habitaban al doblar la esquina, en vísperas de la que sería su edad de oro a partir de su siguiente obra Face To Face.
 Con una portada que engaña: aunque parezca un disco psicodelico no lo es.
 Les gustaba desubicar a quienes les seguían y más aún a los que trataban de analizarles.
 Con The Kink Kontroversy sí lo pusieron en bandeja de plata (aquí en la portada con su icónica guitarra van directos al grano); guiados únicamente por su instinto asesino, una deriva de su verdadero talento, y el añadido del conocimiento que subyace de la filosofía de la calle, en este caso en Muswell Hill, al norte de Londres.
Con el anticipo en forma de single con la colorista y satírica Dedicated Follower of Fashion, la versión de Milk Cow Blues de Sleepy John Estes abrasa. Till The End Of The Day tiene todavía la esencia de esa energía primeriza, mientras que Where Have All The Good Time Gone tira del carro de la nostalgia desde otro ángulo.
En la inquietante I´m A Free disparan con bala, The World Keeps Going Round determina su función como medio tiempo ácido y agonizante, al tiempo que en When I See That Girl Of Mine Ray y Dave doblan voces evocando a un amor imposible. The Kink Kontroversy abría un interrogante que años más tarde trataría de cerrar Steve Marriott de Small Faces al preguntarse en voz alta y en público cómo demonios habían logrado ese sonido mágico de Waterloo Sunset, marcada a fuego como una de sus grandes gestas.