Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

6 ago 2015

Perdona las disculpas............................................................. DANI MATEO

Escribir es como lanzar pensamientos a la eternidad. No vale cualquier cosa.

 Es como si hubiese pensamientos de primera y de segunda.

Tomando notas. / JESÚS CISCAR

Tengo dos noticias, una buena y otra mala.
La buena es que me han propuesto escribir en EL PAÍS.
  La mala es que te afecta
. Lo siento de verdad.
 Que estés al otro lado del papel lo hace todo más difícil. Al escribir, como en casi todo, la presencia del “otro” nunca ayuda a relajarse.
  Piensa en tu primera vez, por ejemplo.
¿No hubiera sido mucho más placentera sin testigos?
 Me refiero, claro está, a tu pareja, no a tus amigos haciéndose los dormidos en la habitación de al lado.
¿En el momento en que cesaron las risas y empezaron las urgencias, no hubieses deseado estar solo? No respondas aún.
Hazlo después de recordarte con la cara roja, vistiéndote a toda prisa y buscando un cigarrillo al que aferrarte como un náufrago a un madero.
Ahora. ¿Te ves? Pues más o menos así estoy escribiendo yo estas líneas.
No me culpes. Piensa que estudié Periodismo y, como siempre dice mi admirado Ricardo Castella: “EL PAÍS es el periódico que compro para saber lo que pienso”.
Aunque mentiría si te dijese que es solo por el medio.
Es también por el mensaje.
¿Qué es tan importante para ser escrito? Escribir es como lanzar pensamientos a la eternidad. No vale cualquier cosa.
 Es como si hubiese pensamientos de primera y de segunda.
Los primeros, nacidos para la gloria, hechos para ser plasmados, obligados a no envejecer
. Los segundos, en cambio, liberados de la responsabilidad de sus hermanos, pueden ser frívolos, estúpidos, cachondos y perroflautas
. Total, como decía el letrista de Serrat, "no persiguen la gloria ni dejar en la memoria de los hombres su canción".
Estos son los más habituales en mí.
 Los que suelto alegremente convencido de que se olvidarán pronto y que, como mucho, vivirán la efímera fama de un tuit, que con otro verde se quita.
 Pensamientos low cost. Pero esto es otra movida… En fin, ya sólo me queda decirte gracias, hasta pronto y, como decía un yonki muy simpático de mi barrio cuando se acercaba a alguien para pedirle un euro:
"Perdona las disculpas".

 

El charro que desafió a los nazis..................................................................... Roberta Bosco

El mexicano Fernando Llanos presenta en Calanda una película sobre su abuelo, que lideró en 1942 un ejército ante un posible ataque alemán.

 


En 1942, dos meses después de que México declarara la guerra a Hitler y sus aliados del Eje, un tabasqueño llamado Antolín Jiménez reunió un ejército de charros, máximo símbolo de los valores patrios, para rechazar una posible, aunque improbable, invasión de la Alemania nazi.
 La Legión de Guerrilleros Mexicanos, así lo bautizó, llegó a reunir a miles de hombres a caballo, armados hasta los dientes, entrenados y organizados en 250 grupos alrededor de todo el país.
 A pesar del corte surrealista, la historia es completamente cierta, de aquellas que demuestran cómo a menudo la realidad supera a la ficción.
 Así lo prueban recortes de periódicos, fotografías, panfletos y otros materiales de la época que el artista Fernando Llanos ha recopilado en un documental, Matria, que se presenta hoy en 22 x Don Luis, el festival de cine de Calanda, pueblo natal de Buñuel, en Teruel, que año tras año reúne películas que, presumiblemente, le habrían gustado al director de Viridiana. Esta, desde luego, reúne muchos ingredientes.
Conocido hasta la fecha como artista visual, dibujante, performer y, sobre todo, videoartista, Fernando Llanos (México DF, 1974) se enfrenta por primera vez a un largometraje, poniéndose detrás y delante de la cámara para contar la historia de Antolín Jiménez, quien además de editor, político, masón y presidente de la Asociación Nacional de Charros, el grupo más representativo de la mexicanidad, fue su abuelo.
Antolín Jiménez, a la izquierda, y su nieto, Fernando Llanos, en una imagen cedida por el vídeoartista.
“Antolín Jiménez participó en los principales eventos de su tiempo, la época dorada de México”, explica Llanos, quien al principio encontró mucha resistencia por parte de su familia y especialmente de su madre, la menor de los siete hijos de Antolín Jiménez.
“Luchó al lado de Pancho Villa, y el presidente Lázaro Cárdenas le apreciaba tanto que le regaló un caballo, pero para mí durante muchos años fue sólo el abuelo que había muerto a los nueve meses de nacer yo.
 Con la edad empecé a preguntarme por qué en casa se le mencionaba raras veces, porque todo lo que le rodeaba era despampanante y a la vez frío y misterioso”, agrega.
Al seguir las huellas de su abuelo, a través de su archivo y de los recuerdos de quienes le conocieron, Llanos se dio cuenta de que su vida estaba indisolublemente entrelazada con grandes eventos históricos y sociales de México.
 “Es una historia fascinante, pero a la vez representa la construcción de un sistema político de excesos que le ha costado mucho al país”, admite Llanos. Matria ganó el premio al mejor documental en el Festival de Cine de Morelia, el principal de México.
La película, que ha contado con financiación pública, arranca con un jovencísimo Antolín, soldado de Villa, dinamitando trenes en Chihuahua y participando en las principales batallas de la revolución, la victoria de Torreón y las derrotas de Celaya y Agua Prieta.
“Tras el plomo revolucionario, se fue a la capital en busca de pesos y besos, e inmediatamente entró en política.
 Fue tres veces diputado por tres partidos diferentes y por un Estado donde no había nacido, compartió cartel con Álvaro Obregón y fundó el partido que estaría en el poder más de 70 años”, cuenta Llanos.
Un momento del rodaje de 'Matria'.
En Matria, un guiño al lema de los charros Todo por la patria, el propio autor narra cómo en 1920 Antolín Jiménez entró en la masonería, junto con hombres como Benito Juárez, Vicente Guerrero y Lázaro Cárdenas, y cómo llegó a Gran Maestro grado 33, el más alto.
También abrió un despacho fiscal que convirtió en editorial, negocio que mantuvo durante toda su vida.
 “Con el fin del latifundio, los charros llegan a las ciudades y convierten sus actividades en espectáculo y fiesta deportiva.
 A partir de los años cincuenta, el cine y la literatura los encumbran como máximo símbolo de la mexicanidad.
Antolín ya tenía dinero, posición social, poder político y protagonismo nacional y vio una manera de capitalizar y poner en valor la tradición de los hombres a caballo: así nació el ejército de charros”, explica el director, que tampoco oculta la leyenda negra de Antolín y las habladurías que le atribuyeron el asesinato de su primera esposa.
“En realidad, mantuvo dos familias durante muchos años y la mía tuvo siempre el estigma de ser la de la amante.
 Creo que su primera esposa no murió en un accidente de coche provocado, así como no creo que su familia hiciera magia negra a la mía”, concluye el artista, quien ha contado con dos colaboradoras de excepción: su esposa, la artista Jessica Herreman, y la cantante Lila Downs, que ha contribuido a la banda sonora de la película.

De Videoman a 'inobediente'

Videoartista con una vena de performer, Fernando Llanos se dio a conocer con personajes como Videoman, un superhéroe que realizaba “intervenciones de acupuntura audiovisual urbana”, armado de un sistema autónomo móvil que le permitía proyectar vídeos en cualquier rincón público
. Aunque ahora le pica el gusanillo del cine, sigue trabajando también en su vertiente más plástica.
“El documental es un género muy verídico, pero no quería dejarlo como una historia cerrada, así que he estado trabajando en unas piezas a posteriori que me permiten especular”, explica Llanos.
 Se trata de dibujos y esculturas realizadas con oro y petróleo sobre madera que formarán parte de una exposición que se inaugurará en México el próximo 24 de febrero, Día de la Bandera.
La muestra, que incluirá también documentos, fotografías, dibujos y objetos de la época, se prolonga en un libro que aprovecha las más de 50 horas de entrevistas y los 635 documentos del archivo de Antolín que ya han sido digitalizados.
 Mientras tanto, Llanos trabaja en su segundo largometraje Los Inobedientes (en alusión a los indígenas rebeldes), ambientado en 2083, en un mundo de ciudadanos armados, donde se vende el petróleo y se privatiza el agua.
 “La consecuencia lógica de obsesionarse con el pasado es pensar en el futuro”, concluye.

La cultura también es para el verano........................................................María Jesús Espinosa

El hábito de lectura aumenta, las bibliotecas se van a las playas, crecen los conciertos, las proyecciónes de cine salen al aire libre.... Con el calor, la oferta se multiplica.

Los índices de lectura aumentan en verano, aunque a menudo no resulta sencillo leer en la playa. / MÒNICA TORRES

Durante el año, la urgencia de los días aprieta.
 La época estival se revela entonces como la más propicia para lanzarnos a esos instantes únicos que se instalan en nuestra memoria.
¿Quién podría olvidar un concierto de Iman Kandoussi una noche sevillana en los Jardines del Real Alcázar?
 La artista marroquí de voz mínima y delicada es una de las invitadas a estas jornadas culturales enmarcadas en esa fortaleza sevillana que fue la atalaya de Oriente y que ahora ha entrado en miles de retinas a través de la ficción universal de Juego de Tronos.
 Desde el año 2000 se celebran estos conciertos estivales con una cuidada selección musical:
 “La programación se planifica haciendo una especie de recorrido por las edades histórico-musicales del Real Alcázar, es decir, desde el Medievo hasta la actualidad”, afirma Miguel Ángel González, productor ejecutivo y director artístico de esta iniciativa hispalense que ha cosechado un enorme éxito con el 97% de asistencia en la edición actual.
Los precios y la magia de los lugares lanzan las distintas iniciativas
La relación entre música y estío es prácticamente indisoluble pero, ¿qué diferencias existen entre festivales como el del Castell de Perelada o los Veranos de la Villa y el FIB o el Arenal Sound, por citar algunos de los múltiples certámenes ¿Cómo trazamos esa fina línea que separa ocio y cultura? “Si hablamos en términos musicales, es posible que en verano decaiga la actividad cultural relacionada con la música clásica por ejemplo, pero no sucede lo mismo con la música popular por la proliferación del sector privado y de ocio”, afirma González.
Esta disyuntiva puede trasladarse igualmente al cine.
 Mientras el verano es una época idónea para grandes estrenos comerciales, coexisten alternativas de gran rigor cultural que acaparan la atención de algunos espectadores que el resto del año se mantienen ajenos a este tipo de cine más minoritario.
 Es el caso de la Filmoteca d’Estiu que se ubica durante el mes de agosto en los Jardines del Palau de la Música valencianos.
 En sus 16 años de vida, 335.000 espectadores se han acercado a disfrutar de una concienzuda programación.
 “Siempre buscamos un ciclo con la Universitat de València. Este año es Planes maestros: películas que tratan sobre un plan que no siempre acaba como estaba previsto”, detalla José Luis Moreno, director general de CulturArts-IVAC, que engloba la Filmoteca. Hay espacio para clásicos como Perdición, de Billy Wilder, o El cuarteto de la muerte, de Alexander Mackendrick.
La época resulta idónea para grandes estrenos comerciales en el cine
Los precios económicos y la magia de los lugares elegidos también son dos de los motivos que aúpan a iniciativas como la Filmoteca d’Estiu, el Festival Gàndules del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) o las proyecciones al aire libre en el Anfiteatro del Centro Botín de Santander, con su ciclo Cine y Gastronomía.
 También la Biblioteca de Catalunya mantiene su actividad ¿Qué ocurre, sin embargo, el resto del año? ¿Dónde se esconden los miles de espectadores que completan aforos en verano?
“En la Filmoteca de Valencia se mantiene un consumo medio durante todo el año.
 En verano, el consumo es para los ciudadanos que siguen trabajando y para los turistas que pueden disfrutar de esta programación
. Pero sí es cierto que en verano se perciben más ganas de consumo cultural”, expone Moreno.
 El cine de verano posee una cualidad que lo distingue del cine del resto del año: el bocadillo.
 Las gominolas y palomitas tan proscritas en muchos cines de versión original invernales son sustituidas alegremente por bocadillos, helados y cervezas, que los ilustrados consumen sin remilgo alguno en estos calurosos meses.
El teatro es el otro gran beneficiado de las altas temperaturas
. Ciudades como Mérida o Sagunto y municipios como El Escorial u Olmedo, entre otros, florecen estos meses y se transmutan en espacios únicos que contienen historias de todos los tiempos.
En la villa ulmetense se celebra en agosto la representación popular del famoso Caballero de Olmedo de Lope de Vega.
 Más de 20 actores no profesionales y 400 figurantes dan vida a este clásico:
 “Más allá de la teatralización de la obra de Lope, vestimos al pueblo a la forma barroca y recreamos oficios antiguos durante el día.
 Queremos transportar al espectador en el tiempo y que realice un viaje inolvidable al Siglo de Oro español”, explica Cori Ortúñez, que dirige el espectáculo junto a Javier Lázaro.
Concierto en el jardín del Real Alcázar de Sevilla. / PACO PUENTES
Y finalmente, orillamos el asunto de la cultura durante el verano con los libros.
 Federaciones como la de los Gremios de Editores de España y organismos como el Observatorio de la Lectura y el Libro afirman en sus estudios que el verano tiende a aumentar los índices de lectura. Leer en la playa, sin embargo, puede ser una actividad compleja: la arena que salpica las hojas, las manchas de bronceador en las tapas duras de la preciosa edición escogida o los cabellos mojados de los niños que reclaman la atención pueden ser impedimentos serios para una plácida lectura. Por ello, se agradecen iniciativas como las Bibliomar valencianas: cómodas bibliotecas habilitadas en las playas de la Malvarrosa,
 El Cabanyal y Pinedo que permanecen abiertas durante todo el año pero que en estos meses mantienen un ritmo frenético de préstamos.
 Actividades relacionadas con la lectura, la promoción del lector o conferencias son frecuentes:
“El verano sigue siendo un lugar donde se mantiene viva la cultura y las actividades lúdicas dirigidas a público de todas las edades”, afirman desde el Ayuntamiento.
 Clásicos, novedades, juegos, revistas y prensa diaria son lo más demandado por un público que oscila entre los 20 y los 40 años con una clara preferencia por las novelas.
 Otra de las pioneras bibliotecas playeras es la de Parc del Mar de Castelldefels, en Barcelona, que inició sus servicios en 1992 o la Biblioplaya de Vinaroz (Castellón) que cuenta con casi 1.200 ejemplares para sus usuarios.
 Nadie debería leer solo en su tiempo libre.
 Todos deberíamos arañar tiempo para que la lectura nos convirtiera en seres más libres, porque como dice la mítica librera de la Alberti, Lola Larumbe, “ser lector no es leer cinco libros al año o leer solo durante el verano”.

 

Para acabar con el horror..........................................................................José Andrés Rojo

Hiroshima recuerda la hecatombe nuclear que se produjo hace setenta años con un único mensaje: “¡Nunca más!”.

El Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima
El Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima se llenó ayer de farolillos para recordar a las víctimas de la bomba atómica. / KIMIMASA MAYAMA (EFE)

Una anciana le enciende un farolillo a una niña que participa en alguno de los actos que recuerdan aquel ya lejano 6 de agosto de 1945 cuando a la población de Hiroshima le cayó desde las alturas una bomba atómica que se llevaría por delante a unas 166.000 personas, casi todas civiles, y que dejaría además cientos de miles de heridos, muchos de ellos por mutaciones genéticas que produjo la imponente radiación de aquel siniestro artefacto.
La anciana le enciende el farolillo a la niña como quien tiene la obligación de mantener viva una minúscula luz en la más extrema de las oscuridades, que fue al fin y al cabo la que se le vino encima al mundo cuando uno de aquellos prodigios de la técnica confirmó que, con un simple zarpazo, la energía nuclear podría acabar con la humanidad entera
. Detrás se ve la Cúpula de la Bomba Atómica situada en el Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima.
 Muy cerca de allí, a unos 150 metros, se situó el epicentro de la explosión, y el edificio se ha conservado tal como quedó: hecho una ruina.
A la bomba la bautizaron los estadounidenses con el nombre de Little Boy, un cariñoso apelativo para manejar con distancia un invento que llevaba en su interior la semilla de una abrumadora devastación.
Muchos de los que participaron en la misión, de hecho, consiguieron no quedar contaminados por lo que acababan de hacer, obedeciendo órdenes y prestando leal servicio a su patria.
 Salvo uno de ellos, el capitán Claude Eatherly, que pilotaba uno de los aviones que le abrían paso al B-29 Enola Gay, en cuyo interior viajaba Little Boy.
Se negó a ser considerado un héroe
. Pasó por una enorme depresión y fue internado en un psiquiátrico.
 Y no dejó nunca de pedir perdón a las víctimas, convirtiéndose en la figura que terminó llevando encima el peso de una culpa colectiva.
Al filósofo Günther Anders, Eatherly le escribió en una de las cartas de la correspondencia que cruzaron a propósito de aquel ignominioso suceso que toda su filosofía se basaba en tres palabras: amor, confianza y fraternidad.
“Por sí mismas, estas tres palabras tendrán la fuerza suficiente para acabar con el miedo de todos los pueblos de este mundo, y son lo único que pondrá fin a la amenaza bélica”.
 Ojalá sea cierto.