Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

2 jul 2015

Júpiter y Venus, en un meñique

La conjunción de los dos planetas más brillantes se podrá disfrutar hasta el 4 de julio.

 


Estos días, los terrícolas han podido observar un impresionante evento en el cielo: la conjunción de Júpiter y Venus.
 El máximo acercamiento se produjo la noche del martes, 30 de junio.
 Entonces, los dos planetas más brillantes del firmamento se situaron a 0,3 grados de distancia, menos que el diámetro de la Luna llena.
 Un observador desde la Tierra podía tapar ambos con su dedo meñique levantado al final de su brazo extendido.
 La pareja, ya en retirada, se podrá observar todavía cercana hasta el 4 de julio.
La conjunción, por supuesto, es un efecto óptico
. El 30 de junio, cuando parecía que los dos planetas se iban a rozar, Júpiter se encontraba a 900 millones de kilómetros de la Tierra y Venus a 74 millones. Júpiter es 11 veces más grande que Venus, pero este último se ve más brillante por su cercanía con nuestro planeta, como ha explicado la NASA. Las conjunciones son un fenómeno relativamente habitual. En 2012, otro acercamiento de Venus y Júpiter dejó espectaculares fotografías.

Audrey Hepburn, el icono que nunca pasa de moda..................................................... Barbara Celis

La actriz regresa a Londres en una exposición en la National Portrait Gallery que muestra 35 fotos inéditas cedidas por sus hijos.Audrey Hepburn, la eterna elegancia.


Ella es una actriz que nunca pasará de moda
. Es más, pese a que la protagonista de Desayuno con diamantes (1961) falleció hace más de dos décadas, el mundo no se cansa de mirarla y de saber más sobre ella
. La prueba es la exposición Audrey Hepburn: Retratos de un icono que organiza la National Portrait Gallery de Londres desde este jueves hasta el 18 de octubre.
 Se trata de una muestra de fotografías que recorren toda la vida de la actriz, desde su adolescencia hasta sus últimos días.
 Muchas son de sobra conocidas, como las que le tomaron grandes estrellas de la instantánea como Richard Avedon o Irving Penn.
Pero la novedad está en las imágenes inéditas de su entorno familiar.
Hepburn en 1942 fotografiada por Manon van Suchtelen.
Sean Hepburn Ferrer y Luca Dotti, hijos de la que podría considerarse la primera actriz completamente internacional (nació en Bélgica en 1929, creció en Holanda, se educó en Inglaterra, se hizo estrella en Hollywood y murió en Suiza en 1993), han cedido 35 fotografías para esta muestra. Imágenes que permiten curiosear en esa parte de la vida a la que sólo suelen tener acceso los más íntimos.
La más antigua es una imagen tomada cuando Audrey Hepburn apenas tenía nueve años, y la más reciente un retrato de Steven Meisel de 1991, cuando la actriz ejercía de embajadora de buena voluntad para Unicef, aunque ya la asediaba el cáncer que acabaría con ella dos años después.
Los fans de la estrella podrán, entre otras curiosidades, ver a la futura actriz con apenas 13 años en un recital de danza, una imagen sorprendente sobre todo por lo poco que se parecía la Hepburn adolescente a la diva que el público conoció a través del cine.
También hay una fechada en 1950 (un año antes de su triunfo en Broadway con la obra Gigi) en la que se la ve paseando a un perro en el parque londinense de Richmond; otra de la prueba de vestuario para la película Sabrina (1954) y una foto inédita tomada en África durante el rodaje de Historia de una monja (1959).
Como icono de glamour, el recorrido por la vida de Hepburn incluye muchas instantáneas de moda y publicidad, entre ellas varias tomadas por Norman Parkinson y Douglas Kirkland para Givenchy cuando la protagonista de Charada (1953) ya era célebre.
 Aunque también se exponen otras de sus primeros pasos como modelo, como las que tomó en los años cuarenta Anthony Beauchamp.
Audrey Hepburn vestida de Givenchy y gafas de Oliver Goldsmith, fotografiada por Douglas Kirkland en 1966. / Iconic Images / Douglas Kirkland
Los ojos gatunos de Hepburn también taladran con su mirada desde algunos retratos tomados en Roma, donde rodó la película Vacaciones en Roma (1953), que la catapultó al estrellato y le valió un Oscar, un Globo de Oro y un premio BAFTA.
Un año después, durante el rodaje de Sabrina, el fotógrafo Mark Shaw tuvo acceso privilegiado al set de rodaje y también a la actriz en sus ratos libres.
 Una selección del resultado se mostró en la revista LIFE.
Ahora, muchos de los retratos que nunca llegaron a la imprenta pueden verse en una exposición que la National Portrait Gallery ha hecho coincidir con un extraño aniversario: hace 65 años Hepburn actuó como corista en un club  nocturno llamado Ciro desde el que dio el salto hacia el cine.
Hoy el local ya no existe, pero las oficinas de la National Portrait Gallery ocupan precisamente aquel espacio.
 Sin duda una efeméride algo forzada, pero cualquier excusa es buena para regresar a Audrey Hepburn.

 

1 jul 2015

El filántropo invisible........................................................................ Juan Cruz

Plácido Arango todo lo hace como si no estuviera presente; ayuda u orienta con la mirada.

Plácido Arango, en una imagen de 2007. / BERNARDO PÉREZ

Una noche de hace años sonó cien veces el teléfono en el pasillo seguramente largo de su oficina.
 La llamada era el recado de una mujer ilustre que preparaba en Granada una exposición inolvidable (la de la Alhambra, organizada por el Metropolitan de Nueva York).
 Le ocurría a esta mujer lo que a tantos extranjeros perplejos por el desdén español, y lo que necesitaba era a alguien que desbloqueara esa puerta cerrada que tantas veces maneja el capricho de los burócratas.
La única posibilidad, en aquel tiempo sin móviles, que tenía de cursarse el recado (“¿quién me puede ayudar?”, “creo”, respondí, “que el único español capaz de ayudarte es Plácido Arango”) era llamar a esa oficina quizá desierta cuando ya nadie a esa hora trabajaba en Madrid ni en España.
 Pero después de cien pitidos del número general de la oficina sonó en el teléfono la voz de Arango, el amigo filántropo que casi siempre ha hecho el bien conservándose invisible y que en aquel instante hacía de improvisado telefonista de sí mismo.
Ahora que el Museo del Prado ha aireado con razón el tamaño efectivo de su generosidad, ya la gente que no lo conoce o no lo ha visto nunca transitar por los papeles o las teles tendrá una idea más cabal, o más cercana, de quién es esta persona a la que la historia poco a poco ha ido convirtiendo en personaje.
Todo lo hace como si no estuviera presente; ayuda u orienta con la mirada, va siempre como si anduviera un paso por detrás de sí mismo, y nada lo acalora o lo irrita, aparentemente; cuando tiene una sugerencia o una idea antepone su duda sobre el interés que puede suscitar su ocurrencia, y está preparado siempre para que el otro tenga razón, pues se retrae si lo que afirma suscita una discusión inútilmente severa.
 Y no lo hace ni por comodidad ni por flaqueza, sino porque ha extremado la educación hasta los límites que aconseja la filantropía: no irritar, no irritarse, escuchar hasta que el otro ya sólo tenga deseo de escucharte.
Y lo que pasó aquel día en que él agarró el teléfono a deshora es que de inmediato arregló el humor de aquella mujer que lloraba por el desdén español, y no sólo eso, abrió la puerta cerrada y, como hacen los filántropos buenos, es decir, invisibles, nunca pidió a cambio ni las gracias.
 Por eso tanta gente, en México, en Asturias, en España, en Nueva York, e incluso en el Cielo, le da las gracias.

 

 

No te acerques mucho a mi,

No te acerques
mucho a mi,
porque solo tú
sabes sacar
el lado más prohibido
que hay dentro de mi;
Por favor
no te acerques

mucho a mi,
porque cuando
te aproximas
dejo de ser yo,
y no me
puedo controlar
porque entre
tu y yo
nace esa
magia especial
que cuando nos atrapa

Sergio de Sa (Poeta)