Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

14 may 2015

Amo a las cosas, de Pablo Neruda




















ODA A LAS COSAS
AMO las cosas loca,
locamente.
Me gustan las tenazas,
las tijeras,
adoro
las tazas,
las argollas,
las soperas,
sin hablar, por supuesto,
del sombrero.

Amo
todas las cosas,
no sólo
las supremas,
sino
las
infinita-
mente
chicas,
el dedal,
las espuelas,
los platos,
los floreros.

Ay, alma mía,
hermoso
es el planeta,
lleno
de pipas
por la mano
conducidas
en el humo,
de llaves,
de saleros,
en fin,
todo
lo que se hizo
por la mano del hombre, toda cosa:
las curvas del zapato,
el tejido,
el nuevo nacimiento
del oro
sin la sangre,
los anteojos,
los clavos,
las escobas,
los relojes, las brújulas,
las monedas, la suave
suavidad de las sillas.

Ay cuántas
cosas
puras
ha construido
el hombre:
de lana,
de madera,
de cristal,
de cordeles,
mesas
maravillosas,
navíos, escaleras.

Amo
todas
las cosas,
no porque sean
ardientes
o fragantes,
sino porque
no sé,
porque
este océano es el tuyo,
es el mío:
los botones,
las ruedas,
los pequeños
tesoros
olvidados,
los abanicos en
cuyos plumajes
desvaneció el amor
sus azahares,
las copas, los cuchillos,
las tijeras,
todo tiene
en el mango, en el contorno,
la huella
de unos dedos,
de una remota mano
perdida
en lo más olvidado del olvido.

Yo voy por casas,
calles,
ascensores,
tocando cosas,
divisando objetos
que en secreto ambiciono:
uno porque repica,
otro porque
es tan suave
como la suavidad de una cadera,
otro por su color de agua profunda,
otro por su espesor de terciopelo.

Oh río
irrevocable
de las cosas,
no se dirá
que sólo
amé
los peces,
o las plantas de selva y de pradera,
que no sólo
amé
lo que salta, sube, sobrevive, suspira.
No es verdad:
muchas cosas
me lo dijeron todo.
No sólo me tocaron
o las tocó mi mano,
sino que acompañaron
de tal modo
mi existencia
que conmigo existieron
y fueron para mí tan existentes
que vivieron conmigo media vida
y morirán conmigo media muerte.

No Monedero , así no se hace. y si lo has hecho,. calla..Monedero: “La moderación puede desarmar a Podemos”

Monedero no entiendo eso que dices para cargarte a Podemos.
 Eres un Hombe y hablas como un niño, que Pablo Iglesias te tiene envidia......es lo mas absurdo que puedo leer en plena campaña electoral, tu ya les hiciste la Pascua, no la Isla, y debería haber un contrato para que nadie desastibilice un Partido en el último momento.
Parece que eres tú el que en vidia a Pablo Iglesias, no por guapo porque ninguno lo es, pero Pablo tiene cierta sonrisa cuando habla de sus primeros chupetones en su cuello en 3º de BUP. y tú pues estás como amargadillo , no me creo que justo ahora , bueno igual si que ya acabas las clases y podrás programar y evaluar en tu Despacho, pero si te hubiera cojido otros tiempos, que te los cuente la jueza Carmona que ella vivió lo malo y lo bueno de aquella transición que no gustándome mucho era lo que había entre manos, gracias a ella pude sacar mi Pasaporte, nunca entendi que los fachas nos quitaran las documentaciones para alejarnos de esta mediocridad y poder valorar lo que era una Democracia y un poder hacer, con algunas excepciones.
 Ahora para las elecciones prohiben poner la bandera catalana.

 Cuando hace ya miles de años me llamó la atención que los catalanes tuvieran siempre sus banderas , aqui por ello te podían hacer un Consejo de Guerra, Aquí son las Islas Canarias..
Tuviste miedo de una querella de Rodriguez Menendez ese sinverguenza que tu lo puedes deshacer con dos palabras, Montoro te hizo daño, vaya esas cosas nos han pasado a muchos que casi 40 años después luchamos por las mismas cosas.
Y mira no te tengo envidia, creo que no se la tengo a nadie, pero si puedo dar con mi voto un escaño más a quién yo creo lo sigo haciendo, hasta que no pueda más.
Y mi voto nunca fue util, paraece que me he ancladp en la inutilidad, a ti no te hubiera votado sencillamente porque estás poco hecho, pero nunca los dejaría tirados como hiciste tú
¿Qué te gusta más Galeano? pues muy bien tb me gusta, significó mucho para la lucha latinoamericana, pero eso no quita que me guste jugar a la Oca y tiro porque me toca.
Adios Monedero, estáa claro que tu eres un intelectual de Izquierdas y debes trabajar en ello, pero no desacredites a ninguno que haya estado junto a ti o tu junto a ellos, eso da muy mala imágen.
Tampoco pudes hacer lo que no quieres, igual estarías mejor en Supervivientes con Nacho Vidal.....
“Dormir contigo es estar solo dos veces”. Eso también pasa en mi organización
. A los generales mediocres hay que perdonarles su mediocridad siempre que sea desarmada.Hijo como te retratas, eso lo dijo Sabina. y No te gustó la Guerra de las Galaxias? deberías tener unos 18 años cuando la viste y quisiste tener esa espada lasser como a todos.Ah una cosa más borra eso de que "
Tiene una ventaja: su ambición por el poder se ve muy compensada por la ambición por conocer. Eso es un cable a tierra.Sobre Pablo Iglesias.
Ya ves yo te hubiera mandado a la mierda sin carta y sin sello , tus alumnos son los que formas Podemos, vaya no te ha dado por la Logse, y dar clase a los de la ESO, porque entonces dejarias la enseñanaza y te irias a escribir un cuento.
Había una vez............y colorin colorado este cuento se ha acabado

El terrible cuento de Matteo Garrone................................................. GREGORIO BELINCHÓN (ENVIADO ESPECIAL)

El italiano concursa en Cannes con ‘Tale of Tales'

Es una recopilación de cuentos de hadas napolitanos con un reparto internacional.

REUTERS LIVE

En el siglo XVI el napolitano Giambattista Basile escribió varios cuentos de hadas, posibles referencias a historias más modernas como Cenicienta o La bella durmiente. Matteo Garrone no es napolitano, pero sí un romano que ha vivido un tiempo en Nápoles
. “Así que siento que forma parte de mis raíces”. De ahí su extraña elección tras Gomorra y Reality. Extraña a priori, porque el cineasta ha defendido hoy en Cannes, donde concursa con Tale of tales, en la que resume varias de esas historias de Basile, su identificación con aquel narrador. “En realidad, lo que encontré en Basile fue un montón de material que me obsesiona en mi trabajo: la metamorfosis, el cambio del cuerpo -incluso la cirugía plástica, el afán por parecer siempre un niño-, el deseo -más allá de los límites- que genera conflictos. Basile es un creador que bucea muy bien en esos sentimientos”
. Para el cineasta, no importa mucho que haya rodado en inglés: “Las historias iniciales estaban en un dialecto napolitano que ni siquiera hoy entienden en esa ciudad.
 Es decir, que ya de por sí se traducen actualmente al italiano.
 Llevarlas al inglés le da a la película una dimensión universal, y nos abrió la puerta para lograr un equipo más grande de actores”.
Entre ellos, hoy estaban en Cannes Salma Hayek, Vincent Cassel, Toby Jones o John C. Reilly. La mexicana fue la más parlanchina, y explicó cómo se encara un personaje –en su caso, el de una reina dispuesta a todo con tal de tener descendencia- de cuento de hadas:
 “Cuando leo un guion, empiezo por entenderla yo en lo más profundo de su ser para que posteriormente también lo entienda el público.
 En este caso, pivotaba alrededor de su obsesión de ser madre, algo que creo entenderán muchas mujeres”
. Actriz y director coincidieron en destacar la universalidad de los cuentos de hadas. Aunque Garrone también desgranó: “Los personajes son cercanos a arquetipos modernos, pero aun así decidimos tomarnos nuestras licencias con respecto a Basile. Cambiamos mucho, aunque nunca tocamos su alma
. Yo necesito amar mis personajes”.
 Y aseguró: “Es una película que nunca se había hecho en Italia antes.
Antes de director yo era pintor.
 Así que por eso me gusta la fantasía y el poder de las imágenes. Me gusta empezar mis historias por la realidad y luego derivar hacia la fantasía, hacia otros mundos”.
Efectivamente, Garrone ha cambiado tres veces de pulsión laboral.
Antes de entrar en el cine (ya estuvo en Cannes, en la Quincena de Realizadores en 2002 con El embalsamador), se dedicó a la pintura, y previamente había sido tenista profesional.
De los tres mosqueteros del cine italiano que participan en esta edición del certamen, es probablemente el más querido en su país
. Entre ellos (Nanni Moretti, Paolo Sorrentino y Garrone) ha habido a lo largo de los años varios desencuentros, aunque actualmente –y vistas las fotos previas a Cannes- parecen haber llegado a una entente cordiale.
 En Italia Sorrentino no encaja bien: es el más anglosajón de sus cineastas, con su gusto por la ropa de Paul Smith, sus historias alejadas del realismo social y su querencia por el inglés como idioma cinematográfico.
Una leyenda –viene bien para este filme sobre cuentos de hadas- que rodea a Garrone y Sorrentino es reveladora. Garrone vivía en un piso en una de las mejores zonas de Roma.
Un día se mudó al ático, justo encima de su vivienda, alguien que empezó a montar fiestas tremendas. Era Sorrentino, a quien Garrone acusó de mudarse a esa casa solo por pisar por encima de él.
 En venganza (Sorrentino nunca lo ha confirmado) el director de Il Divo puso a un vecino histérico enfadado en La gran belleza por las celebraciones de Jep Gambardella, un tipo que finalmente acaba detenido por la policía para cachondeo del protagonista.
Hoy, parece que reina la calma en el cine transalpino.

Para Garrone solo hubo palabras cálidas y laudatorias de parte de su reparto en Cannes
. Según Cassel, “fue un rodaje muy fácil, relajado a la manera italiana a pesar de la mezcla de idiomas, al que se llegó tras muchas conversaciones y comidas informales”. Reilly explicó que el romano confía mucho en sus instintos:
 “Cambia las cosas, los planos, los diálogos, si siente que no parecen suyos, aunque estuviéramos en mitad de un enorme decorado”. Hayek remachó: “Se habla mucho del método en el caso de los actores, y la gente olvida que también existe el método para los directores. Matteo busca ese algo especial, no sé…”. A su lado, el director sí supo poner el punto y final: “Único”.

 

Extraña en el Bernabéu.................................................... Luz Sánchez-Mellado


Casillas se lamenta tras la eliminación del Madrid.
Casillas se lamenta tras la eliminación del Madrid. / DANI POZO (AFP)

Detesto el fútbol, lapidadme por hereje.
 No es una pose, ojalá, es una incapacidad como otra cualquiera.
 Me encantaría que me encantase. Contemplando con envidia de excluida de la fiesta la pasión de los forofos, es obvio que me estoy perdiendo uno de los grandes placeres de la vida.
 Pero no hay manera, bien que lo siento
. Es oír el soniquete de los cantores de gesta que lo glosan en la tele o en la radio, y entrar en fase REM aguda.
Anoche, no obstante, asistí a mi primer partido del siglo, nada menos que la semifinal de la Champions entre el Real Madrid y la Juve -obsérvese mi dominio de la jerga- y algo ha cambiado para siempre.
Vi gente beber hasta reventar la vejiga en un botellón gigantesco antes de entrar al estadio donde no se puede consumir más alcohol que el de la enfermería.
Vi gente de todo pelaje cantar a grito pelado como una sola voz ultraterrena.
Vi sudor. Vi lágrimas. Vi la sangre de la aorta del público bombear según se iba acercando el final del partido y se mascaba la tragedia.
Visto lo visto, he de reconocer dos cosas. Sigue sin gustarme el fútbol: el verdadero espectáculo está en las gradas.

El asunto tiene mucho de oficio religioso.
 Al entrar al templo, los monaguillos del equipo anfitrión reparten entre los fieles el himno de La Décima -obra de un bardo barbudo gallego, según me cuentan-, como el misal en misa
. Como en los servicios preconciliares, y aún hoy en algunos pueblos que yo conozco, se separa a la parroquia por géneros
. No a los hombres de las mujeres, un buen 30% de la masa, eso sería inconstitucional.
 Sino a los de un equipo de otro, para evitar que salte la chispa y prenda la mecha de la violencia. Así, mientras los madridistas campaban a sus anchas, que para eso estaban en casa, a los italianos los tenían estabulados en un alero del estadio.
A la vez protegidos y enjaulados por una red como la que se pone en las cunas de los bebés cuando están creciditos para que no se tiren de cabeza al suelo, solo que allí no era para evitar suicidios involuntarios, sino para que los niños no arrojaran el biberón del refresco, o el sonajero del iPhone al campo.
Sigue sin gustarme el fútbol: el verdadero espectáculo está en las gradas
Niños, sí. Porque niños eran, o parecían, todos y todas. Incluido un matrimonio de ancianos de los de misa de una en San Fermín de los Navarros, de blanco impoluto ambos, que solo perdieron los nervios –él, no ella- con un presunto penalti no pitado abucheado por el abuelo con un golpe de su bastón de empuñadura de carey sobre la barandilla. Así estaban todos.
 Tan felices, tristes, aburridos y exaltados a ratos como solo están los críos de primaria.
 En resumen: veintidos chavales jugando al balón sobre un mantel de picnic a cuadros verde hierba, y 90.000 compinches dándoles instrucciones precisas desde el graderío: “Bale: no te reserves, cabrón, es ahora o nunca”,
 “Cristiano: menos gomina y más vaselina”, “El que es bueno es Pirlo, el hijo de puta”.
Al final, mientras los italianos esperaban en su cuna a que la policía los escoltara al aeropuerto, grupúsculos de madridistas gritaban el enésimo
“Florentino, dimisión” para las cámaras de la enésima tele.
 Detrás, caminaba de la mano de su padre un niño regordete reventando las costuras de su camiseta con el 4 de Ramos a la espalda
. Iban los tres –seguro que Ramos también en el vestuario- llorando a lágrima viva.