Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 may 2015

Monedero mon amour....................................................Luz Sánchez-Mellado

Juan Carlos ha roto con Iglesias porque ha querido. Tan voluntariamente como Griñán y Chaves para dejarle el camino expedito a Susana Máxima de Andalucía.

 

Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias. / ULY MARTIN

Aun arriesgándome a que el ministro Catalá me meta un puro por filtrar información reservada, esto no me lo callo ni debajo del agua.
 Pues sí, hombre. Para una vez que tengo una exclusiva, voy a esperar a que me dé permiso un tecnócrata fichado para apagar los fuegos fatuos de Gallardón Que En Paz Descanse y vender los humos, perdón, globos sonda, de Rajoy Que Está en La Moncloa.
 No es por dármelas de gurusa, aunque podría: a ver quién llamó baronesa a Susana Díaz cuando aún no era siquiera candidata a candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía
. Vale que lo mío no tiene mérito. Que es un don que se tiene o no se tiene, como el cuajo de Floriano.
 Vale que yo ya veía venir la primicia desde que Carmen Lomana le abrió el Círculo Pijo y le invitó a roscón con la flor y la nata más montada en su casoplón de Serrano.
 Pero ahora, y esa es la noticia, está confirmado estadísticamente.
Según la encuesta que encargué ayer a la consultora Cuernoscopia, si mañana hubiera elecciones a la cosa, Juan Carlos Monedero sería elegido como el amante perfecto por mayoría absoluta.
 Por ellos y por ellas, ahí no me meto, que para eso dice él mismo que está abierto a diestro y siniestro al ocupar el centro del tablero.
Te advierto que no me extraña nada. Lo de la encuesta, digo. ¿Tú has leído la carta que le escribió ese Adonis a Pablo Iglesias, su compañero del alma, nada más dimitir de su cargo cinco minutos antes de que le invitaran a irse por sus problemillas con Hacienda y por poner a parir al aparato?
 Qué elegante, qué romántico, qué cursi. Como que hasta yo, que soy una siesa, mataría por una égloga como la que Juan Carlos le envió a Pablo para decirle ahí te quedas.
 “Los dos rozábamos la tristeza por culpa de un mundo al que le falta empatía”, llora el bardo en una estrofa.
 “En política nunca he sentido tanta seguridad como cuando él está cerca”, babea en otra. “Contigo, Pablo”, concluye, “me lanzo donde sea”.
 Mira, soy yo, que soy más borde que Rafa Hernando y se me paran los pulsos solo de escucharlo. Eso es un adiós de película y no el No sos vos, soy yo que no se les cae de la boca a los alérgicos al compromiso.
Lo dicho, un amorcito, Monedero, aunque solo sea por la cuenta que le tiene.
Por muy alternativo que sea, todo político sabe que entre bomberos —y bomberas— no se pisan la manguera
. Mira si no a Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre.
 A partir un piñón de mitin en mitin, aunque sospecho que lo único que comparten es el pantone del tinte, y una chaqueta de pedrería de Zara que le tengo vista a ambas y que me perdí en su día por no trincarla al vuelo.
 Hasta en eso, en fin, ha estado generoso mi nuevo ídolo dejando libres a los cachorros que crió a sus pechos, y no como Rosa Díez, que va a morir matando tal que Saturna devorando a sus hijos. Monedero, además se ha ido porque ha querido.
 Tan voluntariamente como Griñan y Chaves para dejarle expedito el camino a Susana Máxima.
 Así que, como no sé si soy una ser humana normal, que dice Rajoy, o gente, que dice Pablo Iglesias, pero lo que no soy bajo ningún concepto es casta, lo siento por Lomana, que lo vio primero, pero voy a ir a por Monedero.
 Quien se fue a Honduras perdió su montura, Carmencita.

Siniestro total..................................... Javier Marías

Hasta personas que presumen de izquierdistas y razonantes se mueren por ser cofrades del Cristo de las Chinchetas.

Hacía ya dos o tres años que había interrumpido mi vieja costumbre de dedicar un artículo a la Semana Santa, como hay columnistas que cada San Isidro maldicen los toros o defienden a las cabras que los mozos valientes tiran o tiraban desde un campanario (siempre con la anuencia de la iglesia, imagino).
 En este último caso me suena que la tenacidad ha sido premiada y que las pobres cabras ya están a salvo en ese sitio cuyo nombre no recuerdo, o quizá esos lugareños amantes del riesgo se limitan a arrojarlas con una cuerda atada a una pezuña, como si hicieran puenting, evitando así que se estampen y provocándoles sólo un infarto.
En cuanto a los antitaurinos, de la mano de un argentino (?!) se apuntaron un notable éxito en Cataluña, y además se han vuelto intimidatorios: no son raras las ocasiones en que zarandean a matadores y espectadores, e incluso a los participantes en simposios sobre el arte del toreo
. Siempre me han hecho gracia los defensores de los animales dispuestos a maltratar a personas cuyas aficiones u opiniones reprueban.
Lo mío carece de futuro
. No porque yo pretenda que se suprima nada –no es el caso–, sino porque veo que el enfermizo gusto por las procesiones va más bien en aumento.
 Mi leve esperanza era que, soporíferas, deprimentes y molestas como son, cada vez asistiera menos gente a ellas y eso las llevara a moderarse
. No es normal que durante ocho días los centros de todas las ciudades (menos Barcelona) queden intransitables y de ellos se apropie, en sesión continua, una religión
. En el siglo XXI y en un país europeo, y aconfesional en teoría.
No es normal que el obsesivo espectáculo ofrecido, además de lentísimo y monótono, sea siniestro, con los émulos del Ku-Klux-Klan enseñoreándose del espacio público, con ominosos tambores que parecen anunciar ejecuciones, con militares portando efigies espantosas y tétricas, con individuos descalzos y medio en paños menores que a veces –todavía ahora– se fustigan hasta hacerse brotar sangre o avanzan con cadenas atadas a sus pies mugrientos.
 No es normal que la mayor celebración de una Iglesia –la que dura más días y a todos se impone, velis nolis– sea tan lóbrega y amenazante, tan carente de alegría y truculenta.
Aún menos normal es que la 2 de TVE retransmita sin cesar, en directo, desde el via crucis del Papa en Roma hasta no sé qué ceremonia en una basílica castrense –castrense para mayor inri–. La televisión estatal, de creyentes y no creyentes.
 Pero resulta que hasta personas que presumen de izquierdistas y razonantes (desde el ex-ministro Bono hasta el actor Banderas) se suman con regocijo al funeral ininterrumpido y aun se mueren por ser cofrades del Cristo de las Chinchetas.
 De su izquierdismo o de su fervor no me creo una palabra.
Siempre me han hecho gracia los defensores de los animales dispuestos a maltratar a personas cuyas aficiones reprueban
Este año, en Madrid, me tocó el obligado incidente.
 Había quedado yo a cenar el jueves con mis amigos Tano y Gasset (éste vive en Berlín, así que no había más fechas). Abrí el portal de mi casa y me vi sin poder salir, bloqueado por el gentío.
No podía tirar hacia la derecha, pues ahí hay una calle principal por la que la procesión transcurriría. Del callejón de la izquierda me separan trece pasos contados, así que intenté llegar allí para luego dar mil rodeos.
 Con educación fui pidiendo: “¿Me permite? He de alcanzar esa esquina”. Al instante se me soliviantaron un par de fieles:
“Pues no pase por aquí, vaya por otro lado. ¿A quién se le ocurre?” “Si vivo aquí”, contesté, y señalé el portal, “¿por dónde quiere que salga?”, y en mi pensamiento añadí: “Imbécil”, pero me lo callé, hoy en día los religiosos andan muy iracundos.
“¿Es que no puedo salir de mi casa?” Ante eso se quedó un poco cortado, el feligrés más airado, pero aún insistió:
“¿Y qué quiere, echarnos a todos?” Yo no quería echar a nadie, sólo hacerme lo más estrecho posible y brujulear entre la multitud para dar mis trece pasos.
 Pero nadie se movía un milímetro, y como la gente es cada vez más gorda y abulta el doble o el triple de lo que solía, y además gordos y flacos enarbolan móviles y se paran a cada paso a fotografiar lo que no miran, tardé casi diez minutos, jugándome varias bofetadas, en llegar a la esquina semisalvadora.
 Si digo “semi” es porque después, durante el trayecto, me fui encontrando innumerables calles cortadas por la misma procesión invasora y serpenteante o por otras simultáneas. Todas, claro está, por el centro más céntrico.
La masa no se contenta con ir en masa, sino que además, vanidosa, exige ser contemplada. Le debe de parecer indigno desfilar por Ciudad Lineal o Aluche o Moratalaz, allí quizá no molesten suficientemente a sus conciudadanos. Los alcaldes de casi todas las ciudades se ponen de felpudos de los procesionarios
. La televisión pagada por todos, ya digo, emite monográficos de las tinieblas católicas, como en tiempos de Franco
. Incluso las películas que exhibe son de asunto milagroso, como lo eran entonces obligatoriamente. Sólo aspiro –en vano– a que durante ocho días enteros no quedemos todos secuestrados por los ritos tenebrosos –al paso de los encapuchados los niños lloran de miedo y los adultos creemos vuelta la Inquisición– de esta Iglesia siempre abusiva.
elpaissemanal@elpais.es

 

Sean Penn: “No deseo convertirme en una estrella de acción”............................. Rocío Ayuso

Ganador de dos premios Oscar, con una vida personal expuesta a las cámaras desde su juventud, Sean Penn es un ‘outsider’ de Hollywood

En esta conversación reflexiona sobre su visión del cine y del mundo. Y de por qué, a sus 54 años, piensa seguir dando guerra.

Sean Penn: "Ninguno puede negar la necesidad de contar con armas de fuego". / Getty

En la escuela le solían llamar Gary Cooper porque todo lo que decía era sí y no
. Parco siempre en palabras, habla poco y, si es posible, con la mano en la boca –con un cigarrillo, mejor–. Sean Penn sigue sin disfrutar del arte de la conversación
. A los 54 años, huye de las entrevistas todo lo que puede.
 El último gran rebelde de Hollywood no pone fácil la charla, a pesar de que el enclave donde tiene lugar es idílico.
 El paraíso se llama Malibu Beach Inn, un hotel impersonal en medio de la autopista del Pacífico, pero frente a una de las playas más envidiadas en Estados Unidos.
 Y, lo que es más importante para el actor, cercano a su vivienda.
En el Pacífico, el sol brilla meloso, abriéndose camino entre un cielo ligeramente encapotado sobre una mar salpicada de surfistas y gaviotas. Al sur se distingue la silueta de la ciudad de Los Ángeles. Al norte, un muelle de madera abandonado.
 En la habitación de la cita, una gran jarra de té helado con limón y mucho hielo, un cenicero aparentemente sin utilizar y dos publicistas personales del actor que permanecerán a su lado durante toda la entrevista
. Las condiciones para conversar con este intérprete y director dos veces galardonado con el Oscar son férreas.
 Un documento firmado deja claro que nada de preguntas personales.
 A la primera mención de Charlize Theron, la mujer que ha devuelto el amor y la sonrisa a la vida de Penn –además de su nueva musa en The Last Face, la película que está dirigiendo actualmente y en la que trabaja junto a Javier Bardem–, se acaba la entrevista.
 Nada de hablar tampoco de cualquiera de sus anteriores matrimonios, ya sea con Madonna o con Robin Wright, o sobre sus dos hijos, Dylan Frances y Hopper.
Penn está aquí para hablar de Caza al asesino, la cinta de acción que se estrena el 22 de mayo en España y en la que actúa a pecho descubierto y armado hasta las cejas, algo inusual en la carrera de un intérprete que no solo ha evitado el género, sino que ha criticado, y mucho, a un Hollywood que acostumbra a tirarse por la vía fácil en lugar de arriesgar y tomar decisiones artísticas fuera de la norma.
Rodada en gran parte en España y con Bardem de nuevo a su lado, Penn acepta romper su silencio para hablar de su obra.
 La conversación se llena de silencios, de pausas en las que se come el hielo a bocados y donde este hijo de actores mide cada una de sus palabras.
Con Caza al asesino, Penn ha disfrutado mientras filmaba en España. Bueno, en Cataluña, como corrige de inmediato con picardía y ganas de participar en la polémica.
–Son muchos los que dirán que no trabajé en España, sino en Cataluña [risas]. Reconozco que pasé unos días geniales en Madrid, aunque allí no rodé nada.
 Si mañana tuviera otro rodaje, volvería allí con los ojos cerrados.
 Me encantó el trabajo, la comida, los paseos por la playa al atardecer o por la noche, muy de noche, tras una cena aún más de noche, por el barrio Gótico…

 

Muere Jesús Hermida.................................

El periodista fue presentador durante décadas de programas de actualidad, telediarios y corresponsal en Estados Unidos de TVE.

Que pena siento, lo echaba de menos,pero nunca pensé que quién nos explicó la llegada del Hombre a la luna estaba tan cerca de ella.

También nos dijo que Kennedy había sido asesinado. 

 

El periodista Jesús Hermida, en una imagen de 2007.

Uno de los mitos del periodismo en España, Jesús Hermida (Ayamonte, Huelva, 1937), ha fallecido esta tarde a los 77 años. Hermida, presentador durante décadas de programas de actualidad, telediarios y corresponsal en Estados Unidos de TVE, inició su carrera en el semanario de Acción Católica, Signo, en la agencia Europa Press
. Fue redactor jefe del diario Informaciones.
 En 1968 se trasladó a Nueva York como primer corresponsal de la televisión pública, donde permaneció más de once años.
Allí retransmitió el 21 de julio de 1969 la llegada del hombre al satélite de la Luna, un hecho que marcó su trayectoria, aunque en una reciente entrevista en EL PAÍS declaró que su trabajo más emocionante fue la madrugada en que enterraron a Robert Kennedy.
En 1978 regresó a España. Participó en diferentes programas de televisión (De cerca, Crónica 3 o Su Turno) y luego de radio (La Hora Cero y Viva la Gente).
 En 1987 regresó a TVE y a partir de 1992 fue nombrado director de Antena 3 Televisión.
 Doce años después se incorporó a Castilla-La Mancha TV para presentar la segunda edición de Noticias.
En 2006 volvió a TVE con el programa La imagen de tu vida. En 2009 se emitió el especial de RTVE Regreso a la Luna, en el que Hermida celebraba el 40º aniversario de la retransmisión del primer alunizaje.
El periodista fue fundador de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España, que le reconoció con el Premio Toda una Vida
. Asimismo, tiene el Premio Víctor de la Serna de la Asociación de la Prensa de Madrid.
Repito mi tristeza, porque era portador de noticias que nos conmocionaban..Seguro que hoy la luna brilla tanto por tenerlo con ellas. Descansa en paz Hermida