Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 feb 2015

Comprad, comprad, malditos.......................................................... Miguel Ángel García Vega

El almanaque descuenta el sábado y el público joven se impone

Obra de Basquiat en la Galeria Elvira Gonzalez en Arco. / JULIAN ROJAS

“Hace tanto tiempo que no compro, que más que una colección de creadores contemporáneos lo mío va camino de ser de arte antiguo”.
Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, me escucha. Sonríe.
 Sabe bien de lo que hablo. Ha sido el primero en abrir la pinacoteca madrileña a la mirada actual de Francis Bacon, Thomas Struth o Cy Twombly
. Quizá porque fue monje (subdirector del Reina Sofía) antes que fraile (responsable del Museo de Bellas Artes de Bilbao).
 Quizá porque la pasión por el arte no hace rehenes en el calendario.
El almanaque descuenta el sábado.
 El público joven se impone.
 Fotografían, insistentemente, los julian opie de Mario Sequeira, o el pequeño, y millonario, museo (Basquiat, Lee Ufan, Chillida) que propone Elvira González.
 A pocos pasos me encuentro con Guillermo de la Dehesa, presidente del Real Patronato del Reina Sofía. Coincidimos.
“Este año la pintura manda en Arco y poco espacio hay para el vídeo y la fotografía. Hay que asegurar las ventas”.
La información más perseguida es la de las adquisiciones de los grandes coleccionistas
Pero a estas alturas de la feria, la información más perseguida es la de las compras de los coleccionistas
. La combinación de la caja fuerte
. Un gran apasionado argentino, que pide el anonimato, revela que ha adquirido obras surrealistas en Jorge Mara-La Ruche, junto a un vídeo de Pedro G. Romero (Casa Sin Fin), una caja de luz de Nicolás Grospierre (Criado y Alarcón) y también se lleva a casa una pieza del fallecido cineasta alemán Harun Farocki (Ángels Barcelona).
 Varios miles de euros.
“Y luego dicen que los coleccionistas sudamericanos no estamos interesados en el arte europeo”, se justifica.
Suena el móvil.
De camino a la feria Fernando Meana, una referencia en derecho marítimo, experto en la catástrofe del Prestige, casi 40 años coleccionando y más de 400 obras en sus fondos, habla exultante. En Mor.Charpentier ha adquirido un trabajo de Enzo Mianes a quien da réplica la mexicana Teresa Margolles, que mira, sin parpadear, a los ojos de la violencia en su país.
 Otra voz, otra generación, es la del emprendedor tecnológico Carlos Pérez, 40 años.
 Tal vez el coleccionista de su edad que compra con más ambición en España
. A casa se lleva un óleo de gran tamaño de Rasmus Nilausen (García Galería).
 “Espero cerrar estos días otro par de piezas en una galería española y otra europea.
 No compro por impulso”, sostiene. Por ahora, también se lo está pensando Solita Mishaan, venezolana, premio Iberoamericano de Mecenazgo, con una colección extensísima, quien reconoce que se quedó “impresionada” por la exposición de Daniel G. Andújar en el Reina Sofía
. Puede ser una buena pista.
Frente al bolsillo personal, el institucional y el de empresa. El Museo Reina Sofía se ha gastado 350.000 euros en 26 obras de 12 artistas, la aseguradora DKV unos 140.000 en diez creadores y la Fundación Arco ha incorporado Conversación III de Carlos Bunga, que exhibe la galería Elba Benítez. El dinero y la alegría regresan a Arco.
 Comprad, comprad, malditos.

 

Sigo a dieta y ya no adelgazo más. ¿Por qué?............................................... Ángeles Gómez López

Hábitos como comerlo todo hervido o almorzar ensalada pasan factura.

 13 errores nutricionales que frenan la pérdida de peso.

 


Tal vez usted sea uno de los millones de combatientes en la guerra contra el sobrepeso y la obesidad, y quizá solo haya conseguido victorias temporales.
 No se desanime, no es el único: en España, el 65,5% de la población quiere adelgazar y el 45% ha hecho dieta en algún momento de su vida, aunque con poco éxito, pues las medidas tomadas no han sido las adecuadas, según un estudio publicado en la revista Nutrición Hospitalaria.
 Antes de volver al ataque, le conviene analizar qué errores ha podido cometer para replantear su estrategia.
Son los típicos fallos que hacen que nos estanquemos cuando hemos perdido unos kilos pero necesitamos seguir adelgazando.
"Si como tan poco, ¿por qué no pierdo más peso?".
1. Eliminar ciertos alimentos de la dieta: es una de las primeras medidas que adoptamos cuando comenzamos un régimen y con ella nos encaminamos directamente al fracaso.
 El nutricionista francés Jean Michel Cohen, autor del superventas He decidido adelgazar (y que cuenta entre sus pacientes al expresidente Nicolas Sarkozy y a la actriz Sarah Jessica Parker), afirma: "La prohibición total de alimentos es el mayor error que se suele cometer cuando seguimos una dieta. Restringir produce frustración; y esta, el abandono y la recuperación de los kilos perdidos”.


2. Seguir regímenes calóricamente muy restrictivos: están irremediablemente abocados al fracaso y nos meten en una dinámica letal para nuestro propósito de perder peso.
 “Con este tipo de dietas se acaba teniendo mucha hambre, que se palía con el picoteo, y para compensarlo nos saltamos la comida siguiente.
 Esta inconstancia y desorden son malos”, sostiene la jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Gregorio Marañón, Susana Monereo.
3. Pesar todo lo que vamos a comer: cuando comencemos la dieta nos aseguraremos de que la báscula de cocina permanezca en el fondo de un armario.
 Para el presidente de la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas (FEDN), Giuseppe Russolillo, “un gran error del adelgazamiento son los regímenes estandarizados en los que hay que pesarlo todo.
 Al final, el paciente está enganchado a la báscula y condenado al fracaso, porque así no aguanta más de un mes”.
4. Pasar por alto el tamaño de las raciones: Cohen advierte: "Si estamos ante un tamaño importante, debemos tener el reflejo de no comerlo todo y dejar el resto para otra comida”.
 Por eso, Russolillo subraya la importancia de educar al paciente en el aprendizaje del tamaño de ración de alimento que le corresponde por su talla, peso, edad, sexo y condición física, y para ello existen recursos (fotografías, modelos de plástico e incluso clases de cocina).

5. Beber poca agua: mantener una buena hidratación es una de las cosas más importantes de la dieta para que el organismo elimine correctamente los residuos, y eso se consigue bebiendo entre 6 y 8 vasos de agua al día.
 Además, el acto contribuye a la sensación de saciedad. También se pueden tomar refrescos sin calorías (una lata al día, según recomienda Cohen).
6. Ignorar las calorías de las bebidas alcohólicas: beber una copa de vino cuando se está a dieta no está prohibido, pero hay que tener en cuenta que tiene 80 calorías, una cantidad que sube hasta las 200 si se trata de una bebida destilada
. Monereo subraya: "Debemos sumar estas calorías a la dieta.
 Si comemos una ensalada de lechuga, y luego nos tomamos un par de copas, la ingesta calórica se dispara”. Recomendación: “Quitarse la sed con agua ahorra muchas cervezas”.
7. Saltarse comidas o cenar un yogur: impide mantener unos niveles constantes de glucosa en sangre y esas oscilaciones favorecen la obesidad.
 Los expertos insisten en que, aunque la comida anterior haya sido mayor de lo que correspondía, no hay que saltarse ninguna
. Y la cena no debe ser menos que una ensalada, un poco de pan integral y una pieza de fruta.
8. Hacer de la ensalada el plato estrella: la lechuga no engorda porque 100 gramos solo tienen 25 calorías y aporta fibra y agua.
 "Pero siempre se debe consumir como acompañamiento y no como un plato”, dice la doctora.
 Con la lechuga y el tomate se pasa hambre. "Y la primera regla para adelgazar es que esto no ocurra".
La mejor alternativa es un plato (discreto) de legumbre que alimenta y sacia durante horas.

9. Cocinar solo a la plancha y hervido: al tercer filete a la plancha y la segunda merluza hervida, vuelve a aparecer ante nuestro ánimo el camino del fracaso.
“El nutricionista tiene que enseñar al paciente a cocinar los alimentos en papillote, estofados con poco aceite o asados”, detalla Giuseppe Russolillo.
 El objetivo es huir del encorsetamiento que puede imponer el concepto de dieta.
10. Sustituir el pan por colines o una variedad tostada: varios estudios han comprobado que comer pan (de forma moderada) no se asocia a largo plazo a más ganancia de peso.
 Pero todavía sigue muy arraigada la idea de que el pan engorda.
 Por eso, muchas personas deciden sustituir el pan normal por variedades secas. “A igualdad de peso, los picos o el pan tostado tiene mayor cantidad de harina que el pan normal, que tiene más agua
. Es más recomendable comerlo de barra; y si es integral, mejor”. Eso sí, hay que limitar el consumo de hidratos de carbono. "Si la comida contiene pasta, arroz o legumbre, no se debe mezclar con el pan", prosigue.
 También ocurre a la inversa, ya que otro error frecuente es “no contabilizar el pan entre las calorías presentes en una comida”, una omisión que puede estar arruinando su dieta.
11. Poner azúcar al café: añadir azúcar al café, aunque sea poco, es añadir calorías innecesarias, que no se ven ni contabilizan.
 La solución es utilizar edulcorantes artificiales, que en dosis pequeñas no suponen ningún riesgo para la salud.
12. No leer las etiquetas nutricionales: un estudio internacional, liderado por científicos de la Universidad de Santiago de Compostela, ha comprobado que las personas que leen la información nutricional de las etiquetas de los alimentos en los supermercados se mantienen más delgadas.
 La explicación puede estar en el nivel cultural.
13. Pensar en la dieta como una solución temporal: los tres expertos insisten en que más que dieta, de lo que hay que hablar es de un cambio en la forma de alimentarse. Jean Michel Cohen lo deja claro:
“Hay que adoptar una nueva filosofía de alimentación, donde el conocimiento de las bases nutricionales permita a cada persona elaborar un plan correcto y adaptado a sus gustos. El eje debe ser: motivación, placer y salud".

 

Luis Miguel, el eclipse de El Sol......................................................................... Verónica Calderón

La última gira del cantante mexicano más exitoso en los últimos 30 años ha estado rodeada por críticas y polémica

Le acusaron de estar fuera de forma pero sus fans le perdonan.

El cantante Luis Miguel, en una de sus últimas actuaciones. / REUTERS
Ha vendido más de 100 millones de discos, ha sido el cantante latino mejor pagado en Las Vegas, el segundo premio en el festival de San Remo en 1985, ha vencido a El Monstruo —la exigente audiencia que asiste al festival de Viña del Mar en Chile—, ha llenado el Madison Square Garden y agotado las entradas durante 25 fechas consecutivas en el Auditorio Nacional, uno de los principales foros de México.
 Nadie ha superado su récord
. Es Luis Miguel, el cantante mexicano más exitoso de los últimos 30 años.
 Le dicen El Sol y es casi imposible verlo de frente. Evita a los medios como a la peste, no da entrevistas, no sale en televisión desde hace 10 años. Solo brilla en un sitio: el escenario.
 A su alrededor, el humo: flashes, misterios y rumores.
Es jueves en la Ciudad de México y un nutrido grupo de vendedores ambulantes espera en la explanada del Auditorio Nacional. Luis Miguel se presenta esta noche.
 “Nadie vende como él”, asegura Claudia, de unos 40 años, que se apuesta a la entrada rodeada de camisetas, vasos tequileros, tarros de cerveza, tazas, bolígrafos, llaveros, pendientes, pulseras.
 Hay expectación por el concierto.
Las primeras fechas de este año de la gira Dèjá vu en México, un ambicioso tour de 219 fechas que tiene programado recorrer 33 ciudades y cinco países, han sido accidentadas.
 El cantante apareció con unos kilos de más y le acusaron de estar fuera de forma, de que su espectáculo no ofrece nada nuevo y que incluso el cartel, que muestra su perfil derecho como la mayoría de sus imágenes oficiales, es de una fotografía de hace 10 años
. Las redes sociales se mofaron de él hasta el cansancio. El Sol se convirtió en un meme.
El cartel de su gira, en el que aparece muy rejuvenecido.
Antes, el 9 de febrero, suspendió en Mérida (Yucatán).
Un portavoz de la organización aseguró que había “bebido” y él respondió que todo se debió a problemas “técnicos de su avión”.
La reacción contrasta con el halo de misterio que acompañó al cantante por muchos años.
 “Siempre había un respeto hacia Luis Miguel, incluso entre los medios.
 La broma era recurrente.
¿Qué entrevista te falta? Luis Miguel”, recuerda la periodista Martha Figueroa, autora de la biografía Micky, un tributo diferente (Aguilar, 2010) y quien ha seguido al cantante desde hace más de 25 años. Eso sí, aclara que para el intérprete sus actuaciones son su vida.
“Hay muy pocas cosas que le importan a Luis Miguel y una de ellas es actuar en un escenario”. Figueroa reconoce que El Sol no brilla como antes.
“Y eso que tiene un potencial tremendo. Es imponente y ahora canta mejor que hace 15 años. Podría hacer cosas tremendas”. ¿Qué es lo que ha pasado? “Se ha negado a cambiar con los tiempos
. Si la gente le dice que evolucione, él se lo toma a mal.
No tiene a alguien que le guíe para cambiar acorde con los tiempos”.
Es padre de tres hijos con los que casi no tiene relación. 
Le acusaron de no ocuparse de su manutención
La figura de Luis Miguel trasciende la música.
Para generaciones de mexicanos (a su favor y en su contra) representa la imagen de un estatus social: “El chavo fresa [pijo] por antonomasia”, cita la crítica cultural Concepción Moreno.
 “El Chingón de El Laberinto de la Soledad”, uno de los perfiles del mexicano que describe Octavio Paz.
El triunfador.
 El que tiene un séquito de sirvientes, el deseo de las mujeres más guapas, la mejor mesa en el restaurante, la suite más lujosa del hotel
. La vida le sonríe y él le sonríe de vuelta
. A eso hay que sumarle su inocultable sentimiento patriótico. “Como un buen sarape de Saltillo / Como bienvenida en Veracruz / Con la emoción de un beso frente a frente / Así se lleva México en la piel”, entona en una canción.
Y su origen es el de un inmigrante: nació en Puerto Rico en 1970, hijo de un gaditano y una italiana. Su padre, Luisito Rey, era un cantante de carrera malograda, que dejó cuando depositó sus sueños en su hijo.
 Luis Miguel debutó siendo apenas un niño, en 1981, con solo 12 años. Cantó La Malagueña.
Dicen que Rey, cuyo verdadero apellido era Gallego, le ponía como ejemplo a Elvis Presley para sus actuaciones.
 Su padre manejó su carrera hasta que él tuvo 19, cuando Luis Miguel decidió tomar vuelo por su cuenta y ocurrió una amarga separación
. Su madre, Marcella Basteri, desapareció en 1986. Luis Miguel y sus dos hermanos —Alejandro y Sergio, los dos menores— han mantenido un hermético silencio al respecto.
Es padre de tres hijos. Michelle Salas, que concibió con Stephanie Salas (nieta de la actriz Silvia Pinal), en 1989, una paternidad que no reconoció hasta 2008
. Los dos menores son Miguel, de ocho años, y Daniel, de seis, de su relación con la actriz Aracely Arámbula, de la que se separó en 2009.
 Arámbula demandó en 2012 al cantante por el impago de la manutención de sus hijos
. La pareja llegó a un acuerdo fuera de los tribunales, pero la actriz ha declarado que Luis Miguel rara vez convive con los niños, que llevan el apellido Basteri, el de la desaparecida madre del cantante.
Pero en el escenario, explica Figueroa, sus admiradoras “le perdonan todo”.
 Los escándalos, la lejanía, las dudas sobre si es un buen padre. Luis Miguel se dirige a sus admiradoras y ellas responden con un grito, al unísono.
 El último concierto termina. Las fans suben fotos y vídeos de El Sol, con El Sol, cantando las canciones de El Sol. Moreno escribe: “Luis Miguel es, como el fútbol, una de las pocas cosas que igualan a todos los mexicanos”.
 Un intérprete al que han comparado con Julio Iglesias, con Frank Sinatra. Y con Elvis.. Eso pensé yo, cuando su físico cambió me acordé de Elvis, el murió de tanta droga que tomaba y le hizo engordar dejando una secuela tremenda entre sus miles de seguidores.....Deforme, sin cantar ya , no era el mismo, no, fue el mostruo que se destruyó a sí mismo.

 

El impenetrable clan McCartney..................................................................... Brenda Otero

Paul ejerce de líder de una empresa familiar en la que se comparten contactos y reparten trabajos

Mary triunfa como fotógrafa, Stella con sus diseños y solo James se dedica a la música.

 Está por ver cómo encajará la hermana menor, hija de Heather Mills.

 

Paul McCartney, en primera fila en la pasarela de su hija Stella. / PATRICK KOVARIK (AFP)
Todas las familias felices se parecen entre sí, escribió León Tolstoi en la repetidísima primera frase de Ana Karenina
. Todas menos los McCartney.
 Un clan feliz pero sin duda fuera de lo común, empezando por el hecho de que no hay muchas familias que cuenten con un exBeatle como patriarca. Además, en el reducido y enrarecido mundo de los linajes célebres, no es habitual que los hijos se liberen de la losa de su famoso apellido (o sepan utilizarlo con habilidad) para labrarse una sólida reputación, es el caso de Stella McCartney, de 43 años, y su reconocida faceta de diseñadora.
 Este es un clan tan unido como impenetrable, que demuestra incluso en ocasiones una forzada normalidad.
 El clan McCartney lo componen los tres hijos del cantante británico con su fallecida esposa Linda —Mary, Stella y James—, además de la poco mediática Heather, hija de Linda de una relación anterior que fue adoptada por Paul. Beatrice, de 11 años, es la menor, fruto del matrimonio —de solo cuatro años— del intérprete con la exmodelo Heather Mills, y aún está por ver cómo encajará en la dinámica de sus hermanos mayores.
A sus 72 años, Paul McCartney no es un tipo que se fije demasiado en la moda, ni siquiera se caracteriza por vestir con particular cuidado
. Sin embargo, es uno de los habituales de la primera fila de los desfiles de París.
 Aparece por allí para mostrar su apoyo a su hija Stella, diseñadora de la firma que lleva su propio nombre.
También acude a las presentaciones organizadas por su yerno, Alasdhair Willis, como director creativo de Hunter, la marca de botas de agua. El beatle tampoco tiene especial interés por alternar en fiestas de artistas.
Pero si su primogénita Mary, fotógrafa de profesión, presenta un libro o inaugura una exposición allí estará sin falta sir Paul, del brazo de su tercera esposa Nancy sonriendo y mostrando su repertorio de muecas a los fotógrafos.
Más allá de acompañar cual madre de folclórica, McCartney ejerce como el cabeza de un clan que funciona como una empresa familiar en la que se comparten contactos y reparten trabajos.
 En sus relaciones, aunque estrechas, está muy presente lo profesional. Mary es la encargada de la división de fotografía de MPL Q1ZCommunications, el conglomerado que reúne los intereses comerciales de Macca y que gestiona los derechos de música compuesta por McCartney y otros artistas
. La fotógrafa también ha realizado campañas de publicidad para su hermana Stella. La diseñadora a su vez confeccionó el vestuario del ballet con música compuesta por Paul, Ocean’s Kingdom, que fue representado por el New York City Ballet —y fue despedazado por la crítica—. James, el varón y el único que se dedica a la música, y Paul tocan instrumentos en sus respectivos discos en solitario. Y así podríamos seguir llenando párrafos con esta red de colaboraciones y proyectos conjuntos.
Paul McCartney con sus hijas Mary y Stella. / Dave M. Benett (Getty Images )
Tom Doyle es un periodista musical escocés que entrevistó a Paul McCartney en 2006, justo antes de su millonario divorcio de Heather Mills. McCartney, animado por el sentido del humor de Doyle, accedió a que no se quedara en un solo encuentro y a seguir conversando con el periodista.
 Estas charlas resultaron en el libro Man on the run: Paul McCartney in the 70s que se centra en las horas más bajas del artista, cuando los Beatles se habían desintegrado y nadie lo sabía.
 “Paul había perdido el mejor trabajo del mundo. Se había recluido en una granja de Escocia, no conseguía levantarse por las mañanas y estaba deprimido.
Fue Linda la que lo sacó de la cama, gracias a ella volvió a hacer música”.
 Llevaban casados apenas seis meses.
Linda ejerció una influencia positiva desde el principio y sentó los cimientos de la dinámica familiar. Fue un pilar y un elemento normalizador en la desquiciada vida de los miembros de un grupo que creía ser más famoso que Jesucristo.
 Ella contribuyó a que los niños estudiaran en un colegio público y se criasen en el ambiente bucólico de una granja ecológica, con ovejas, caballos y un huerto, del condado inglés de Sussex
. Casi 17 años después de su muerte por cáncer de mama, sigue muy presente, tanto que James ha tardado años en superar su ausencia, que desencadenó una adicción a las drogas ya superada.
Los hermanos continúan siendo vegetarianos en honor a su madre, que les transmitió su amor por los animales. Paul, Mary y Stella además promocionan la iniciativa Meat Free Mondays para fomentar una dieta menos carnívora.
 El estilo natural y excéntrico de Linda aparece a menudo en detalles de las colecciones de Stella, y transmitió su pasión por la fotografía a Mary.
“A Linda la trataron con mucha dureza por haberse casado con Paul, pero era una mujer muy fuerte”, explica Doyle por teléfono. “Sus hijos han heredado esa fortaleza”.
Imagen de Paul McCartney junto a su esposa Linda y sus hijos en abril de 1976. / David Montgomery (Getty Images)
Los McCartney son una piña y se mueven como una manada o una troupe de artistas, como cuando se marchaban juntos de gira con Wings, la banda que compartían Paul y Linda en la década de los setenta.
“Paul me dijo que viajaban como una panda de gitanos”, recuerda el periodista.
 Como este apunta, existe una foto de la época que inmortalizó a la prole de gira. Un Paul con greñas toca el bajo mientras Mary, entonces una niña curiosa con vestido de lunares, escucha atentamente. Linda lleva puestos los auriculares y Stella da cuenta de su comida en una bandeja.
 Sólo si uno se fija atentamente percibe que la imagen fue tomada en un jet privado. Viajaban como cíngaros, pero a lo grande.
“Durante los años sesenta Paul tuvo como familia a los Beatles, y posteriormente su mujer e hijos se convirtieron en sus compañeros de gira.
 Es un padrazo al que le gusta mucho ocuparse de los suyos.
 Aún hoy sigue organizando su giras de manera que pueda para pasar tiempo con ellos”, recalca Doyle.
James McCartney, hijo de Paul. / Cordon Press
Esa imagen de familia perfecta sólo se ha resquebrajado en una ocasión, cuando Paul se casó con Heather Mills, una modelo y activista que había perdido una pierna en un accidente.
  Los hijos de Linda nunca aceptaron que ella entrara en su vida cuatro años después de la muerte de su madre
. Consideraban que la segunda esposa de su padre era una oportunista, una mentirosa y una cazafortunas. Stella en particular.
La diseñadora se negaba a realizar donativos a las organizaciones solidarias que presidía la modelo y muy a regañadientes le concedía un mero 10% de descuento en los artículos de su firma.
 Mills declaró en varias entrevistas que las presiones de Stella, a la que definió como malvada y celosa, terminaron rompiendo la relación que se acabó a los cuatro años
. Fue uno de los divorcios más caros del mundo de la música, con el agarrado de Paul pagando a su ex unos 31 millones de euros.
 Aunque James ha admitido en la prensa inglesa que nunca le gustó Heather, los hermanos evitan criticarla por respeto a la pequeña Beatrice.
Paul junto a su esposa Nancy Shevell, su hija Stella McCartney y le editora de Vogue USA Anna Wintour. / David M. Benett
La tercera mujer de Paul, la empresaria Nancy Shevell, ha encajado mejor en esta tribu tan bien avenida.
 Al contrario que Heather Mills, esta heredera de un magnate del transporte, procede de un ambiente acomodado.
 Se conocieron en los Hamptons, donde ambas familias veraneaban, y padeció cáncer de mama al mismo tiempo que Linda.
 Los retoños la adoran desde siempre
. Eso es garantía de un feliz matrimonio en el clan McCartney.