Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

9 feb 2015

Lo que nunca debería preguntar a su dentista....................................................... Mayte Martínez Guerrero

Siete profesionales de la odontología nos cuentan la mayor barbaridad que un paciente les planteó en consulta.

 


"Doctor, tengo pelos en la lengua". ¿Cree que es un chiste? Pues no.
 Ocurre, como otras miles de anécdotas con las que los doctores podrían escribir libros fascinantes (o terroríficos, según se mire) y que surgen a partir de consultas de pacientes un poco despistados. Esto es una selección de siete de ellas, todas del gremio de los dentistas.
 O lo que es lo mismo: lo que nunca debería preguntar al especialista, si no quiere que lo tomen por bárbaro.
1. ¿Puede respetar el sarro de mi dentadura?

Daniela Carranza, odontóloga del Instituto Profesor Sada, recuerda:
"Un día acudió un paciente con muy buena pinta a la consulta.
 Era bastante guapo e iba muy arreglado. Se sentó en el sillón y me dijo que venía a una revisión por si tenía alguna caries, pues sentía molestias en la boca
. Mi sorpresa fue que al realizar la exploración, tal era la capa de sarro que tenía, que apenas se le veían los dientes de abajo.
 No podía creerlo. Cuando le expliqué la necesidad de una limpieza profunda y un tratamiento periodontal para sanear sus encías y valorar si había caries, ya que el sarro impedía la correcta valoración, se negó en rotundo, comentándome que llevaba años sin lavarse los dientes para poder acumularlo.
Intenté darle todas las explicaciones científicas para convencerlo de que estaba equivocado y que esa situación originaría la pérdida irremediable de sus dientes, pero el paciente no entró en razón y finalizó:
'¡Yo soy feliz con mi sarro!".
 Desde el Instituto Nacional de Investigación Dental informan: "Cuanto más tiempo permanezcan la placa y el sarro (formado por bacterias, mucosidades y otras partículas) sobre los dientes, más daño puede hacer"
. Las bacterias causan una inflamación de las encías que se llama gingivitis
. Cuando no se trata, se convierte en periodontitis (las encías se alejan de los dientes y forman espacios o bolsas que se infectan)
. Las toxinas de las bacterias y la respuesta natural del cuerpo contra la infección destruyen la dentadura.
2. ¿Influye la falta de sexo en un aumento de la halitosis?
María José Jiménez García, directora del departamento de Periodoncia de la Clínica Ciro de Madrid, rememora este episodio:
 "Una paciente me dijo que presentaba halitosis y que creía que se debía a que no tenía relaciones sexuales, ni suficientes ni satisfactorias, con su pareja.
 Le contesté que no había ninguna base científica para esa afirmación y le expliqué cuáles son los mecanismos en la producción de la halitosis, como la degradación metabólica de las bacterias de la cavidad oral, que dan lugar a diversos compuestos que son los responsables del mal sabor y olor
. Le recomendé mejorar su higiene oral, un tratamiento a su estado periodontal y la utilización de colutorios específicos para la prevención y eliminación.
 Esto confirma que en España sigue habiendo una cultura dental deficiente.
Vemos muchos pacientes con mala higiene oral, elevado número de caries y presencia de enfermedad periodontal en diversos grados de evolución, así como pérdidas de piezas sin sustitución".
3. ¿Hay combinaciones milagrosas contra el dolor de muelas?
Javier Ortega, odontólogo de Clínica Menorca, nos cuenta su experiencia: "Barbaridades se oyen muchas, pero creo que la mayor fue la de un paciente que acudió a consulta desesperado por un dolor de muelas que no podía calmar.
 Entendiendo por nada locuras tales como colocarse en la zona una aspirina, echarse vodka por encima y enjuagarse después con gasolina.
 Sin embargo, lejos de ayudar, la aspirina es un ácido que, aplicada directamente sobre el tejido blando, quema la encía, con serios problemas difíciles de solucionar en el futuro.
En el caso del alcohol, lo más probable es que la encía quede enrojecida, con úlceras.
 Es difícil mantener mucho tiempo un líquido en un punto concreto, lo más normal es que se extienda por la zona y al final se trague.
 Si lo repetimos tres o cuatro veces, al final el dolor no desaparece, pero ya no eres consciente de él por el estado de embriaguez.
 Los riesgos de la gasolina no se pueden enumerar porque son infinitos, no solo en dientes, también en encías, mucosas y boca en general".
Moraleja: no busque soluciones en foros de Internet.
4. ¿Quién quiere un blanqueamiento dental, teniendo limón y bicarbonato?
Dory Sánchez, directora de la Clínica Rosales, explica: "Nos venían muchos clientes con los dientes totalmente deteriorados porque habían estado durante años frotándoselos con limón para blanquearlos, y eso es una auténtica barbaridad, como cepillarlos con bicarbonato. Este tipo de hábitos lo que hace es dañar el esmalte, en ocasiones, de un modo irreparable. Cada vez hay más cultura dental, pero todavía queda mucho camino por recorrer". Por cierto, el 22% de españoles se cepilla los dientes menos de dos veces al día y la duración del acto no alcanza los 2 minutos recomendados, según la encuesta europea sobre salud oral Wrigley y GSK.

5. ¿Me pone un implante dental por menos de 200 euros?
Carlos Álvarez, de la Clínica Sonríe Granada, defiende: "La gente cree que 200 euros es un precio justo para un implante, y nada más lejos de la realidad
. Quizá para la pieza, sí, pero hay que añadir estudio, fase quirúrgica, aditamento protésico, corona de porcelana...
Una maña elección en los implantes nos puede acarrear muchos trastornos que afectan a la salud y calidad de vida".
 La Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) confirma: "La diferencia de precio radica, sobre todo, en la calidad del servicio y los materiales empleados.
 Un buen diagnóstico, realizado por un equipo multidisciplinar de profesionales, es un elemento básico para establecer un correcto, adecuado y efectivo tratamiento con implantes dentales". Infórmese pues en el colegio de odontólogos de su ciudad antes de decantarse por una clínica, y dude de las ofertas que anuncian "desde 200 euros…",
 pues a menudo no incluyen el resto de los servicios básicos.
6.  ¿Es esto lo peor que me ha pasado en la vida?
Débora R. Vilaboa, directora de la Clínica Vilaboa y miembro de la Academia Europea de Estética Dental, expone su caso: "La mayor barbaridad que he escuchado en mis treinta años de andadura profesional es cuando comunicamos a un paciente el plan de tratamiento dental que debía seguir y, completamente en serio, me contesta: 'A ver si con un poco de suerte me he muerto de aquí a un año y así me evito tener que hacerme nada'
. Comprendemos la actitud de ansiedad y miedo ante lo desconocido de algunos pacientes, que los tratamientos requieren siempre un esfuerzo, sobre todo al tener que acudir repetidas veces a la consulta, pero este hombre en concreto, en lugar de preguntar y hablar conmigo, prefiere rechazar el tratamiento pensando que es un sacrificio innecesario
. Tenía 48 años, ninguna enfermedad y no estaba bromeando". Según este estudio de estomatología, los factores que desencadenan el temor al dentista son el ruido de la máquina pieza de alta, el visionado del instrumental, las inyecciones y el coste económico de la visita.
7. ¿Me quita todas las piezas, por favor?
Concluimos con la historia del doctor Carlos Gómez Oliver, que en su consulta IA Implantología Avanzada, vivió el siguiente episodio: "Apareció un día una paciente que, después de rellenar la ficha y pasar a consulta, miró hacia ambos lados y hacia atrás.
 En tono confidencial, nos dijo: 'Doctor, vengo a que me saque todas las muelas porque me han metido en ellas un microchip, me está espiando la CÍA'.
 Conseguí convencerla para que viniera otro día a hacerse una radiografía, así sabríamos en qué piezas dentales tenía los chips.
Llamamos al teléfono fijo que nos había dado y hablamos con su marido, quien nos dijo que padecía un trastorno psiquiátrico persecutorio”.
El dentista acaba valorando la salud dental de los españoles: “Nos falta el hábito de la higiene completa.
 Usamos cepillo, pero nos cuesta utilizar la seda dental o los cepillos interdentales
. Además, espaciamos las revisiones más de lo aconsejable".

LIBROS DE CINE Pantallas de plata y laberintos proyectados............................Jo..rdi Costa

El libro de tema cinematográfico sigue siendo relevante en el mercado editorial

Estos son algunos de los títulos indispensables de la especialidad en la mesa de novedades.

 


Transiciones y debacles
En el contexto de las presentes relecturas críticas sobre la Transición, el libro colectivo, coordinado por José Luis Sánchez Noriega, Filmando el cambio social (Laertes) propone una indagación a fondo del cine español estrenado entre 1974 y 1984, entendido como un espejo de las transformaciones colectivas que vivió nuestra sociedad en el paso de la dictadura a la democracia.
 Su concienzuda disección de cerca de un centenar de títulos lo convierte en instrumento de referencia para entender un momento clave, si bien no exento de desencantos, en la evolución de nuestro cine
. Algo más atrás en el tiempo se va Román Gubern —de quien se ha reeditado su ambiciosa Historia del cine (Anagrama) con una demasiado liviana adenda— en su capítulo para el también colectivo De Lumière a Kaurismäki. La clase obrera en el cine (Donostia Kultura), coordinado por Carlos F. Heredero y Joxean Fernández, en el que aborda la representación del trabajador en el cine del franquismo. El capítulo de Covadonga G. Lahera sobre los ecos cinematográficos de la crisis económica merece especial atención.
En un momento en que el ensayo sobre nueva ficción televisiva desplaza en las librerías al libro sobre cine, conviene destacar la importancia de algunas publicaciones académicas a la hora de rellenar importantes huecos analíticos sobre nuestra memoria audiovisual, como La censura y el nuevo cine español (Universidad de Alicante), de Luis Vaquerizo García —alrededor de la tensión entre el relevo generacional de los sesenta y la regulación censora de García Escudero—, y La mirada del documental (Universidad de Alicante), de Juan A. Ríos Carratalá —por cuyas páginas desfilan el miliciano de Capa, Felipe Sandoval y Enric Marco, entre otras caras b de la historia—.
Géneros y subgéneros
En su caudaloso El cine negro español (T&B Editores), José A. Luque Carreras emprende la respetable tarea de trazar una historia del género policiaco de producción nacional desde los años cuarenta hasta nuestros días, catalogando, con su respectiva lectura crítica, sus títulos clave.
También con el propósito de iluminar un terreno poco transitado de la cultura popular, Pedro Porcel rastrea en Superhombres ibéricos (Edicions de Ponent) la evolución de un arquetipo americano en nuestro país desde la literatura de folletín hasta los espectaculares tebeos de finales del siglo XX: no es un libro sobre cine, pero no falta un generoso apartado al respecto que culmina en el apasionado análisis del Supersonic Man (1979), de Juan Piquer Simón.
Un concepto bastante más resbaladizo es el que maneja José de Diego en Cine bizarro (Bookland), libro ilustrado con profusión y sentido del espectáculo, pero cuya tesis y argumentaciones para delimitar su objeto de estudio resultan desorientadas y erráticas. Erudición transversal y firme reivindicación de las potencialidades más irracionales del cine distinguen, por el contrario, a Hollywood maldito (Valdemar), de Jesús Palacios, que sirve al autor de Satán en Hollywood para prolongar su exploración de una historia secreta del cine que hubiesen celebrado los surrealistas.
De la palabra a la imagen
En los últimos años, no ha habido un modelo de libro de cine más fastidioso que los manuales de guion.
 Pese a la solvencia reconocida de las fórmulas de Robert McKee y Syd Field, el fenómeno editorial de los manuales ha acabado favoreciendo un modelo de pensamiento sobre el cine que privilegia la palabra sobre la imagen.
 Por eso resulta tan bienvenido e insólito un libro como Imágenes narradas. Cómo hacer visible lo invisible en un guion de cine (Laertes), donde la guionista Coral Cruz apuesta a la contra, rescata la esencia visual del cine y expone, con claridad meridiana, la tesis de que todo guionista debería ser un cineasta; o sea “aquel que sueña y ve en su mente las películas antes de que estas sean rodadas”
. La librería Ocho y Medio, en colaboración con el colectivo 70 teclas, sigue, por su parte, comprometida con la necesaria labor de editar guiones de referencia del último cine español: sus novedades más recientes atañen a Caníbal y La isla mínima.
Iconos
“Mi vida como un cuento de hadas” es el eslogan escogido por Sophia Loren —o por su editorial— para promocionar su libro de memorias Ayer, hoy y mañana (Lumen). Una honesta advertencia, porque lo que encontrará el lector en sus páginas no son chismes, ni revelaciones escandalosas: la estrella incluso pasa de puntillas sobre la inflamada atracción que despertó en un desaforado Peter Sellers.
 Partiendo de fotos y documentos de su baúl de los recuerdos, Loren reconstruye su trayecto de ensueño de la pobreza al glamour y deja claro en las primeras páginas cómo le gustaría ser recordada: como la abuela amantísima que fríe struffoli para sus nietos poco antes de deleitarles con un visionado de Cars 2 (2011), película en la que dobló al personaje de mamá Topolino.
Mucho menos clemente con su memoria personal se revela el desengañado y aislado Charles Chaplin, que, en 1957, confesaba a la periodista Ella Winter: “Si algo es triste, ese soy yo”. La soledad era el único remedio. Conversaciones con Charles Chaplin reúne esa y otras nueve iluminadoras entrevistas con el genio cómico, realizadas entre 1915 y 1967.
 La celebración del centenario de Chaplin también ha propiciado la reedición (por fin, íntegra) de su Autobiografía (Lumen) y la traducción de su por aquí inédito —y delicioso— libro de viajes Un comediante descubre el mundo (Confluencias).
Heterodoxias
¿Se puede escribir el más completo, riguroso, expansivo y libre ensayo sobre Apocalypse Now sin mencionar ni una sola vez el nombre de Francis Ford Coppola? El extraordinario (casi avasallador) The Horror! The Horror! Variaciones sobre Apocalypse Now (Rema y Vive), de Vicente Domínguez, demuestra que sí
. No es un descuido, sino una estrategia deliberada, porque, según Domínguez, toda obra maestra trasciende la idea de autoría.
No es este un ensayo de análisis fílmico al uso, sino un texto rizomático que parte de la película para abordar el concepto del horror bajo un telón de fondo fluido, que recorre el colonialismo, su desarticulación, la contracultura y la lucha por los derechos civiles, entre otras estaciones de paso. Remata el volumen una brillante historieta de Fernando de Felipe, que es, asimismo, coautor junto a Iván Gómez de otro libro radical y no menos sorprendente: El sueño de la visión produce cronoendoscopias. Tratamiento y diagnóstico del trampantojo digital (Laertes), donde, a partir de un nuevo modelo de imagen de síntesis definida en su pura imposibilidad material, se invita al lector a emprender un fascinante viaje a través de los estados patológicos de la cultura contemporánea. Pareja capacidad de establecer conexiones insospechadas revela Zona de sombra. Notas dispersas a partir de Viaggio in Italia (La Filmoteca de Alejandría / Universidad de Las Palmas). En sus páginas, el crítico Carlos Losilla persevera en su programático análisis de los orígenes de la modernidad cinematográfica: la fundacional Te querré siempre de Roberto Rossellini es el epicentro de un seísmo expresivo —una educación en la incertidumbre— que alcanza al cine de Nobuhiro Suwa, Gus Van Sant, Kiarostami o Richard Linklater.
Otros títulos
Bill Plympton. El cineasta incansable (Festival Internacional de Cine de Gijón), de Rocío Ayuso y Raúl García, estudia la obra del artesanal artista de Portland concediendo valiosa atención a algo, por desgracia, no demasiado frecuente: la animación como forma y lenguaje.
 Brillante Mendoza. Retratando la realidad filipina (Festival Internacional de Cine de Gijón) convoca a diversas voces críticas para abordar la obra del cineasta filipino que se ha convertido en uno de los autores clave de la contemporaneidad.
La imagen fantasmática de Millán Astray disparando en el interior de un cine mexicano activa la memoria sentimental cinéfila de Carlos Fuentes en su póstumo Pantallas de plata (Alfaguara), que contiene una suculenta anécdota sobre el jurado de Cannes de 1977: las presiones del director del certamen para que Una jornada particular recibiese la Palma de Oro. Favre Le Bret llegó a acusar a los miembros del jurado de haber causado la muerte del presidente del mismo, Roberto Rossellini, quince días después de terminado el festival.
John Ford en Innisfree (T&B Editores), de Arturo Segura, aglutina toda la información disponible sobre El hombre tranquilo (1952), pero al conjunto no le hubiese venido mal contrapuntear su meticulosa acumulación de datos con alguna lectura personal del clásico
. En 1974, Martin Scorsese entrevistó a sus padres en Italianamerican, un documental tan revelador como poco conocido.
En él, Catherine, la madre del cineasta, hechizaba la pantalla y acababa detallando una de sus recetas de cocina: Italoamericanos (Confluencias), escrito por la mamma en colaboración con Giorgia Donward, es la versión editorial de esa vieja película y en sus páginas se combinan recetas familiares para comer como un Scorsese con recuerdos y vivencias de la emigración.

Las ideas más repetidas en estudios sobre la atracción humana...........................................Carlos Carabaña

Los experimentos sobre sexualidad son muchos, y a veces poco fiables. Pero siempre caen en estas ¿ideas o topicazos?

 

Virginia Mayo y Joel McCrea en 'Juntos hasta la muerte' / Cordon Press

El ciclo de la vida.
 Nacer, crecer, reproducirse, morir.
 Los animales lo cumplen con mayor o menor problema, impulsados por su instinto:
 Los pavos reales usan su cola para atraer pareja, hay loros que se vomitan en la boca unos a otros y existe una lógica falta de interés de la hembra del puercoespín.
 Aunque creamos que los rituales de apareamiento más complejos no son nada comparados con el caso humano, en el que entra esa variable llamada amor, varios estudios ha han buscado demostrar que, en el juego de atraer al sexo opuesto, somos mucho más simples de lo que creemos.
Las conclusiones saltan de la diferencia entre cómo hombres y mujeres perciben una sonrisa al significado de aparecer más o menos seguro de uno mismo
Que lo hayan conseguido o no es, como casi siempre en el proceloso mundo de los estudios, algo cuestionable.
 En una materia tan condicionada por la cultura, la historia personal de cada uno y más variables que ningún científico serio ha terminado aún de cifrar, es complicado llegar a nada que se pueda considerar concluyente.
Lo cual no quita que haya resultados a los que se hayan llegado con más frecuencia que otros.
Por ejemplo, las relaciones hombre-mujer, los contrarios son parte de la gracia.
 En el estudio Happy Guys Finish Last: The Impact of Emotion Expressions on Sexual Attraction, publicado en la revista Emotion, se realizó una encuesta con más de 1.000 participantes.
 En ella les pidieron que calificasen la atracción sexual que sentían al ver determinadas imágenes en las que los fotografiados trataban de mostrar diferentes estados de ánimo
. En sus conclusiones aseguran que “hombres y mujeres responden muy diferente a las emociones, incluyendo las sonrisas”.
El análisis sostuvo que las mujeres se sienten poco atraídas hacia los hombres felices y sonrientes, prefiriendo a los que tienen pinta de orgullosos, con el ceño fruncido, como de malo
. Aquellos hombres prefirieron a las mujeres que sonreían y menos de las que tenían pinta de seguras de sí mismas.
 Los autores conectan estos gustos con “estudios previos” que relacionan las sonrisas con una falta de dominancia y arguyen que los resultados “parecen reflejar las normas de género y valores tradicionales”.
Estos estereotipos también pueden reflejarse el comportamiento. Erin R. Whitchurch y Timothy D. Wilson, de la Universidad de Virginia y Daniel T. Gilbert de Harvard, reclutaron a un total de 47 estudiantes femeninas, a las que les dijeron que otros universitarios habían estado observando sus perfiles de Facebook y les pusieron delante a cuatro hombres.
 Divididas en tres grupos, a uno le dijeron que eran candidatos que se habían interesado por ellas, a otro que habían mostrado desinterés y al tercero le comentaron que estaba compuesto por ambos tipos.
 Los ganadores fueron los que se mostraban ambiguos.
Conviene remarcar que en los estudios citados no se preguntó por un posible romance, sino que pidieron que se enfocasen a relaciones carnales
Vergonzante para el género masculino resultan algunas de las conclusiones de Sexual exploitability: observable cues and their link to sexual attraction, en el que se quería comprobar la hipótesis de que si estos “encuentran sexualmente atractivas las señales que indican que una mujer puede ser sexualmente explotable”.
Investigadores de la Universidad de Texas prepararon un conjunto de fotografías con mujeres en actitudes como “cansadas” o “ebrias”, con aspectos circunstanciales como “ropa apretada” o “tocándose el pecho”, con pinta de “tonta”, “irresponsable”, “alta” o “baja”...así hasta llegar a 88 variables, cuenta la revista Slate.
Se las presentaron a 76 participantes masculinos, a los que pidieron que calificaran tanto el atractivo como la facilidad con la que creían que podrían acostarse con cada una de ellas
. Los aspectos más psicológicos o contextuales, como pinta de inmadura o borracha, fueron apuntados como los objetivos más sencillos, pero, encima, las calificaron como más atractivas que las mujeres que parecían lúcidas o inteligentes.
Conviene remarcar que en los estudios citados no se preguntó por un posible romance, sino que pidieron que se enfocasen a relaciones carnales.
Cuando a los participantes del anterior estudio se les pidió que valorasen a las mujeres como potenciales parejas, el efecto de la atracción de la borrachera o la inmadurez varió completamente.
También sería bueno reseñar que estos estudios suelen mostrar la visión del mundo sesgada
. Como señala Joe Hendrich, el 96% de los participantes en estudios psicológicos es de la esfera occidental y el 70% vive en EE UU, mientras que, en la población global, no supone más de un 12%. Ellos crearon el acrónimo WEIRD –Western, Educated, Industrialized, Rich and Democratic (Occidental, con estudios, de un país industrializado, rico y democrático)– para referirse a estos sujetos sobrerrepresentados
. Quizá el resto de las culturas encuentren atractivos otros aspectos, igual que en países no occidentales, es normal que los hombres vayan de la mano por la calle.

Clónicos anónimos............................................................. Luz Sánchez-Mellado

La mayoría de españoles viste muy parecido

El 65% de las compras de ropa se realizan solo en una docena de tiendas

La crisis y el gregarismo hacen el resto.

 

Un escaparate de una tienda de moda femenina. / SAMUEL SÁNCHEZ

¡Horror! Maite Bravo y Mar Bonilla, amigas y compañeras en una empresa de comunicación de Madrid, coinciden en el ascensor del trabajo, se miran de arriba abajo y se quedan petrificadas.
 Van vestidas exactamente igual.
 El mismo pantalón negro, la misma blusa crema de escote y puños ribeteados en negro, los mismos botines de taconazo.
 Les da por reír. Pero como, además, las dos pasan de los 40, tienen tallas similares y casi idéntico corte de pelo, ambas asumen la bochornosa perspectiva de pasar diez horas junto a un clon de sí mismas.
 En este centro no se requiere uniforme, pero observando al personal, podría parecerlo
. No se trata de un hábito único y monolítico, sino de varios y con variaciones entre sí: el de los informáticos, el de los jefes, el de los becarios.
Pero hábitos al fin y al cabo. Igual que pasa en la calle.
Lo de Mar y Maite no es fruto de ninguna conjunción astral, sino pura estadística.
 “La probabilidad de coincidencia es alta”, reconocen
. Ambas nutren sus roperos en los mismos graneros
. A veces, incluso, van juntas a la hora de comer a un macrocentro comercial cercano a la oficina, donde tienen sede tiendas de Inditex, Mango, H&M y Cortefiel, entre otras cadenas de moda.
 Se les suelen ir los ojos a los mismos modelos, y si no los compran exactos es precisamente por evitar fatalidades como la de hoy.
Como ellas, los españoles realizaron en 2013 el 31% de su gasto en ropa en grandes cadenas especializadas
. Otro 24% del total lo desembolsaron en los hipermercados clientes como Pablo Iglesias, líder de Podemos, que confesó adquirir sus camisas en Alcampo.
 Y otro 10% se realizó en El Corte Inglés
. En definitiva, dos de cada tres euros, un 65% del gasto en vestuario, se queda en no más de una docena de tiendas, según Acotex, la Asociación Española del Comercio Textil y Complementos
. El otro tercio se reparte entre las tiendas multimarca (20%) y los outlets (15%).
Semejante concentración de la demanda —y de la oferta— es uno de los factores, pero no el único, que explica la sensación de uniformidad que ofrece la imagen del grueso de la población.
 Echemos un vistazo alrededor.
 Parecemos clones. Basta con sentarse en un centro comercial, un aeropuerto, o en la calle Preciados de Madrid, escogida tantas veces como paradigma del paisanaje urbano español, y pasar revista al prójimo para advertirlo.
Dejando aparte los modelos de las grandes ocasiones como bodas, bautizos y comuniones —aunque también—, en el día a día, en las alfombras grises de la vida, los españoles vestimos de forma muy parecida sin salir de unos cuantos estilos que varían en función de la edad, el estatus social y el gusto de cada uno.
Pensemos en el arco parlamentario.
 Y en el extraparlamentario
. En los vaqueros y los plumas de los asistentes a la marcha de Podemos.
 En la camisa blanca y la corbata roja de Pedro Sánchez.
En los vaqueros celeste y el blazer marino de fin de semana mitinero de Pons, Floriano y Arenas
. En los polos de Alberto Garzón y Cayo Lara.
 En los pantalones, las blusas y las chaquetas de Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta popular del Gobierno; o las de Susana Díaz, presidenta socialista de Andalucía
. En los vaqueros rotos, la parka y las camisetas con mensaje que gusta vestir la mismísima reina Letizia cuando se libera de los otros uniformes de Felipe Varela que luce en su agenda oficial
. Seguro que nos salen seis, ocho, diez arquetipos en los que podría encajar la mayoría, empezando por nosotros mismos.
Aunque compremos en las mismas tiendas —es sabido que la Reina se viste de diario en Mango, entre otras—, debe de haber algo más detrás tanta coincidencia
. Porque en esos sitios hay decenas de miles de modelos cada temporada, y cambian cada semana.

Ellas deciden

Las mujeres gastan en prendas para ellas casi la mitad (47%) del gasto total de ropa en España, frente al 35% de los hombres y el 18% de los niños.
 “No solo es que tengan más cantidad de prendas, sino también más diversas.
 PIcan más, gastan más en moda de temporada y complementos, aunque sean baratijas casi de 'usar y tirar”, dice Juan Aitor Lago, director de investigación de EAE Escuela de Negocios.
 Ir de compras, aunque no compren, constituye una opción más de su tiempo de ocio
. Las mujeres regalan más ropa que los hombres.
 Y como ellas compran, ellas deciden
. Son (en más del 50% de los casos) quienes escogen la ropa de sus esposos mayores de 50 años. Y casi el 100% de la de los niños.
En el gigante Inditex, grupo madre de Zara, Bershka y Massimo Dutti, por mencionar tres estilos supuestamente opuestos, tienen una explicación.
“Es verdad que la española es una sociedad más conservadora que otras en cuanto al atuendo
. Pero, al final, cada persona tiene un estilo determinado y tres o cuatro formas de vestir con las que va cómodo.
 Cada uno busca ese estilo según su poder adquisitivo, sea en un mercadillo o en una tienda de lujo. Nosotros lo que tratamos es de que lo halle en nuestras tiendas”.
El proceso de la moda es conocido.
 Meses antes de cada temporada, las pasarelas internacionales generan una serie de tendencias globales
. Los patrones, los tejidos y los colores que se llevarán en todo el mundo.
 Al principio de la estación correspondiente, las tiendas —sobre todo las de moda rápida, o caliente, en las que España es líder mundial— convierten —otros dirían fusilan— esas propuestas en prendas asequibles para la mayoría, y las somete al veredicto de su clientela.
 Lo que funciona, se repite.
 Lo que no, se retira, o se rehace sobre la marcha. Al final, es difícil discernir si se oferta lo que se demanda o se demanda lo que se oferta, en un círculo no se sabe si vicioso o virtuoso, pero desde luego efectivo a la hora de colocar el género.
“Somos como ovejas.
Nos encanta imitar al jefecillo, al líder, sea quien sea: un rapero o un estadista”, opina Pilar Pasamontes, directora de moda del Instituto Europeo de Diseño y vicepresidenta de Modafad, una plataforma de diseñadores de Barcelona.
“La mayoría se siente bien en esa zona de confort social que proporciona el vestir de acuerdo a su estilo de vida, o el que quisiera que fuera”, añade. Así, según Pasamontes, tenemos a los pijos, a las chonis, a las de los colorines de Desigual, a las señoras de las mechas, a los adolescentes de las zapatillas.
 “Si a esto le añadimos que solo se ven tres o cuatro cortes de pelo, el resultado es una sociedad de uniforme.
Hay quien busca la individualidad, pero son el 1% frente a la masa.
 Con este panorama, existe el peligro de que los creadores se autocensuren y produzcan solo lo que saben que vende.
Y eso es nefasto para todos”, alerta.
La crisis también ha contribuido a la uniformización.
 Primero, porque se renueva poco el vestuario
. Mientras que en 2007 cada familia gastó 1.853 euros en ropa, en 2013, la cifra bajó a 1.109, según Acotex.
 Y segundo, según el sociólogo Pedro Mansilla, “porque en tiempos de escasez, se va a lo básico, a lo duradero, a los colores sufridos, al gris, al negro, en una especie de reivindicación de la dignidad personal en medio del caos
. Eso, unido a que la mitad de la gente va en vaqueros, da como resultado este paisaje monocorde. Aún no veo brotes verdes”, opina, “si acaso, solo en la pasarela”.
Estamos en plena Madrid Fashion Week.
 Allí, sobre la tarima, desfila el invierno ideal 2015 que imaginan nuestros diseñadores. Veremos qué baja a la calle
. Por si acaso, Mar y Maite han quedado en decirse cada día por whatsapp lo que van a ponerse para no repetir la escenita del ascensor más de lo estrictamente inevitable.