Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

7 feb 2015

El legado cerrado de la duquesa de Alba pide a sus hijos que no discutan..............................José Antonio Hernández


La Duquesa de Alba con sus hijos en 2011. / PACO PUENTES

El misterio testamento cerrado de la duquesa de Alba no aporta ninguna gran novedad que complemente la última voluntad testada por la duquesa y viene a confirmar prácticamente la misma distribución de bienes que hizo dos años antes de su muerte (ocurrida el pasado 20 de octubre) cuando contrajo matrimonio por tercera vez con Alfonso Díez
. Con posterioridad a este testamento de 1973, que ella depositó (delante de cinco testigos en sobre cerrado y sin desvelar a nadie su contenido) ante su notario, Alberto Ballarín, la duquesa redactó varios más.
 El último es, pues, el válido, ya que, según fuentes del entorno de la familia, el que dejó a Ballarín en sobre cerrado y lacrado no aporta ningún elemento del que puedan derivarse ahora efectos jurídicos.
Según los citados medios, el misterioso testamento de 1973 ha sido abierto este viernes por el juzgado 81 de Primera Instancia de Madrid, tras haber practicado el juez las diligencia que marca la ley respecto a los testamentos cerrados.
 “Dice más o menos lo mismo que los posteriores”, señalan los citados medios. “Es posible que la duquesa se olvidara de su existencia, y por eso no hay una revocación expresa del mismo”.
 El testamento destapado hoy contiene cinco folios timbrados y numerados, en forma de cuaderno, como era costumbre en esa época, escritos a mano por la duquesa, quien entonces tenía 41 años. En él hace hincapié a sus hijos, y en especial al mayor, Carlos, actual heredero del ducado de Alba, para que no olvide la vertiente cultural del legado y mantenga el apoyo de la Casa de Alba a la protección del patrimonio y no deje de realizar las obras de caridad que ella mantuvo en vida y, encarecidamente, les pide que no discutan por la herencia y menos aún batallen por ella en los tribunales
. Les pide que arreglen entre ellos y con armonía cualquier desavenencia que surja en relación con el legado.
Siempre según los citados medios, han trascurrido ya algo más de tres meses desde su muerte y han aflorado algunas diferencias entre los hijos sobre el reparto de la herencia, cuyo valor total ha sido tasado en cerca de 3.000 millones de euros.
El juez decidió hoy leer el testamento tras efectuar una prueba caligráfica de la firma del notario y cotejar que también son auténticas las rúbricas de los cinco testigos de los que se hizo acompañar la duquesa cuando, en 1973, decidió entregar un sobre cerrado y lacrado a quien a la sazón era su notario de cabecera, Alberto Ballarín, jubilado desde hace años.
 Los cinco folios timbrados del testamento han sido entregados hoy mismo a los abogados de los hijos de la duquesa, todos ellos fruto de su primer matrimonio con Luis Martínez de Irujo.
Fue el notario que sucedió a Ballarín quien, tras tener conocimiento de la muerte de Cayetana de Alba, depositó el sobre cerrado en el decanato de los juzgados de la plaza de Castilla.
 Al ser cerrado, la ley establece que hay que llevarlo ante un juez para que sea este quien lea esa última voluntad.
 Finalmente , hoy viernes lo ha hecho el titular del Juzgado 81 de Madrid.
 La familia y sus abogados analizarán ahora los detalles de su contenido.

Cinco escritores, cinco películas......... Leila Guerriero / Elena Medel / Elvira Lindo / Lorenzo Silva / Jesús Carrasco

La atmósfera de los filmes nominados a mejor película en los Goya. Un puzle de paisajes cinematográficos y reflexiones artísticas.

 

Fotograma de la película 'La Isla Mínima'.

El horizonte

Jesús Carrasco sobre 'La isla mínima' 

Hace unos años, al poco tiempo de trasladarme a vivir a Sevilla, quise llegar en moto a Sanlúcar de Barrameda recorriendo los caminos de la margen izquierda del Guadalquivir.
 Me perdí y, como no llevaba mapa, durante mucho tiempo me sentí dentro de un laberinto porque muchos de los carriles terminaban en un canal o en un cañaveral y era preciso regresar a la bifurcación para volver a intentarlo con otra vía.
En mi pequeña aventura, que concluyó felizmente en Bajo de Guía, con el coto verdeando al otro lado del río, pude ver cómo un carguero se desplazaba cadencioso sobre la llanura
. Las torres de contenedores se movían en silencio por encima de los árboles ribereños.
 A media tarde di con un chamizo con tejado de uralita donde servían, en medio de la nada, albures y pato.
 Al volver a casa, traté de reconstruir mi recorrido en un mapa de la zona y entonces supe que había viajado, entre otros parajes, por territorios próximos a Isla Mayor, Isla Menor e Isla Mínima, una gradación que me pareció cautivadora y que desde entonces quedó asociada a aquella peripecia cargada de visiones extrañas.
Es una película dominada por el horizonte, esa línea donde, según se narre, el cielo cae sobre la tierra como una guillotina
Jesús Carrasco
Más de diez años después he vuelto a aquellos lugares, pero esta vez, en el cine.
Salí de ver La isla mínima con el corazón en un puño: por su intensidad dramática, por su potencia visual y por las excelentes interpretaciones.
Y lo que es mejor, la película permaneció conmigo durante muchos días, algo que, cuando sucede, refuerza en mí las ganas de leer, de ver cine o de escuchar música porque esa permanencia es síntoma de que algo propio, y a menudo oculto, ha sido desvelado.
Ignoro por qué Babelia me ha llamado para hablar de esta película
. Quizá es porque su director es sevillano y yo, que llevo ya diez años en esta ciudad, casi también lo soy. No lo sé.
Lo cierto es que la propuesta me ha gustado particularmente porque he encontrado en ella algunos de los referentes narrativos que más me interesan.
Si tuviera que destacar solo dos, el primero sería, sin duda, la presencia sustancial del paisaje y su influencia en los personajes.
 Cómo, en este caso, el curso bajo del Guadalquivir condiciona la vida de quienes lo habitan hasta hacernos creer que esta historia solo puede ser contada de esta manera. Es una película dominada por el horizonte, esa línea donde, según se narre, el cielo cae sobre la tierra como una guillotina o, a la inversa, es la tierra la que parece evaporarse con la intención de incorporarse a lo sutil.
Otro aspecto a señalar sería la intensidad dramática.
 La isla mínima no es una de esas obras que te encandilan dulcemente, que te cogen de la mano y, sin darte cuenta, te has pasado casi dos horas sin moverte de la butaca
. La isla mínima te agarra de la solapa y te arrastra a empujones y te pone delante de la cara lo que no quieres ver y así, a puñetazos, te abandona en la salida del cine y tú vuelves a casa magullado pero agradecido.
Volveré a viajar hacia el sur, a lo que en su día fue el delta del Guadalquivir.
Volveré a perderme en sus caminos sin salida y a comer albures, o pato, o lo que se tercie, en alguna venta remota. Volveré a cegarme con la luz resplandeciente de nuestro Misisipi mágico.
 Volveré a Isla Mínima, pero nunca más será lo mismo porque su color será ya para siempre el de esta película enorme.

Dar lo prometido

Lorenzo Silva sobre 'El niño'

Una vez le oí comentar a Enrique Urbizu que la dificultad que teníamos para hacer cine negro en España no era que los actores no supieran empuñar un arma con convicción, que muchos no sabían, sino que, antes de llegar a esas cotas de destreza, les faltaba maña para abrir o cerrar una puerta, sentarse o levantarse con el aplomo que el noirrequiere.
Digamos que, entre nosotros, al género negro cinematográfico (como también cabe decir del literario) le ha faltado la tradición y la masa crítica que permiten que un arte se consolide.
 De ahí viene el primer reparo que suscitan muchas películas: la falta de credibilidad de los criminales y policías, agravada por la somera labor de documentación que precede a los guiones, y que nunca se permitirían, por ejemplo, en una ficción criminal norteamericana
. Cuando a ellos les da por tomarse una licencia lo hacen siempre a sabiendas y saben envolverla para dar el pego.
Daniel Monzón ya apuntó en Celda 211 sus maneras.
 Sin perjuicio de alguna inexactitud evitable en el guion (como la alusión al homicidio en primer grado, delito inexistente en España), la historia se tenía en pie y los personajes eran sólidos y persuasivos: los malos tenían sus códigos y los buenos eran tan complejos y paradójicos como el género requiere.
 Lo apuntado entonces se alza a una altura mayor en El Niño, un thriller impecable en su factura técnica, no sólo por las secuencias de acción, que nada tienen que envidiar a las de cualquier producción internacional, sino también por la dirección de los actores y el trabajo de éstos.
 Son memorables tanto los polis (Luis Tosar, Eduard Fernández, Sergi López y Bárbara Lennie) como los narcos; desde los más astutos que regentan el negocio aguas arriba hasta los tres pringados que se la juegan en primera línea y acaban pagando los platos rotos (con un trío actoral, el formado por Jesús Castro, Jesús Carroza y Saed Chatiby, verdaderamente extraordinario).
 Y como guinda del pastel, el descubrimiento de Mariam Bachir, una actriz cuyo personaje es la perla del guion y que sabe imprimirle a su presencia en pantalla la elegancia, la belleza y la tristeza (casi de Pietà) que venían al caso.
Con películas así se va haciendo camino, y cada día estaremos un poco más cerca de tener la ficción criminal 
Lorenzo Silva
Es curioso, pero el espectador que acaba de escribir lo que antecede se sentó a ver la película con algún escepticismo, abonado por algunas reseñas que había leído previamente y por la experiencia de Celda 211, con la que, sin negarle méritos, no terminó de sintonizar.
 Sin pretender que El Niño sea una película perfecta, hay que reconocerle que sus resultados están a la altura de las expectativas que crea: lo que promete, lo da con solvencia y largueza.
 Es un buen filme de acción, cuaja un conseguido retrato de personajes y lanza una mirada lúcida y pertinente sobre cómo se comete y combate el crimen.
Con películas así se va haciendo camino, y cada día estaremos un poco más cerca de tener la ficción criminal que corresponde a nuestra realidad.
 Sus virtudes hacen olvidar sus fallos: acaso el más llamativo, en términos de verosimilitud, la ausencia de la Guardia Civil en labores en las que tiene el protagonismo, como es el control del tráfico del Estrecho y de los puertos, y su forzada presencia al final, en una operación que, por lo que se cuenta, dudosamente asumirían los de verde
. Confiamos en que en la siguiente se pulirán estos detalles.
 Por lo pronto, y para el espectador ajeno a estas pejigueras, Monzón se confirma, con El Niño, como uno de nuestros más recios cineastas negros.

Lógica escurridiza

Leila Guerriero sobre 'Relatos salvajes'

A los nueve años, Damián Szifrón hizo una película con una cámara de vídeo amateur en la que incluyó una escena que citaba la secuencia inicial de Los pájaros, de Hitchcock.
 Para hacerla, pasó horas grabando cada gorrión que se posaba sobre la antena de su casa y, al mostrar el resultado a su familia, todos se rieron mucho. "Se mataban de risa.
 Yo me ofendía. No podía entender qué les causaba gracia. Si mis películas eran de terror", decía Szifrón hace años, cuando aún no era el director de Relatos salvajes, el film argentino de coproducción española con nueve nominaciones a los premios Goya y una al Oscar (como mejor película extranjera), y cuando ya era director de otras cosas —la serie televisiva Los simuladores, el largometraje El fondo del mar—, que lo habían puesto en un lugar de "director joven y exitoso" del que él renegaba amablemente, diciendo que ser joven no era, en principio, un acto voluntario.
El punto es que las dos cosas son ciertas: las películas de Szifrón producen risa y son, también, películas de terror.
En todos los episodios hay un disparador que pone en marcha un mecanismo enloquecido de catástrofes morales y reacciones desaforadas
Leila Guerriero
De Relatos salvajes se ha dicho mucho: que refleja la sociedad actual con sus frustraciones, su ira mal contenida, su violencia chisporroteante, su sed de revancha.
 Está estructurada bajo la forma de seis relatos independientes, recorridos por un filamento grueso de violencia y de miseria humana: un ingeniero especialista en demoliciones pierde los estribos cuando la grúa le lleva el auto mal estacionado y termina cometiendo un acto de barbarie; una mujer decide envenenar a un mafioso de pueblo que ha destrozado la vida de su compañera de trabajo; un empresario intenta encubrir a su hijo, que atropelló a una mujer embarazada, haciendo que uno de sus empleados asuma la culpa y sobornando a un fiscal. En todos los episodios hay un disparador que pone en marcha un mecanismo enloquecido de catástrofes morales y reacciones desaforadas y, así, un fiel empleado dispuesto a inmolarse en la cárcel para encubrir al niño de la casa termina revelándose como un ser —otro más— sin escrúpulos, y un tipo que viaja en la cabina insonorizada de un Audi último modelo termina reventándole la cabeza a golpes con un extintor a un perfecto desconocido. Todo eso en una revisitación del viejo mantra "un hombre común en circunstancias extraordinarias", del aún más viejo mantra "la ocasión hace al ladrón" (y al asesino, y al corrupto), y con líneas de diálogo que mueven a risa y hacen que lo siniestro resulte más siniestro todavía. Szifrón tiene recursos narrativos para dar y regalar (basta con ver el uso de la cámara y de la luz con que sumerge al último de los episodios —una boda en la que la novia descubre que su marido la engaña— en un clima de bacanal embarrada, lúbrica, grotesca, que parece transcurrir en la jaula de un zoológico).
Pero lo más impresionante de Relatos salvajes es su lógica escurridiza.
 Una lógica que hace que en cada episodio las víctimas se transformen en victimarios y otra vez en víctimas, y que pone a la película en un territorio resbaladizo, sin zonas de apoyo, transformándola en un barco enfermo cuyo único destino es el desastre, conducido por una tripulación enajenada e iracunda en la que todos quieren que los malos paguen y, para eso, devienen, ellos también, seres despreciables (por acción o por omisión: por ofrecer dinero a un pobre hombre pobre para que asuma la responsabilidad de un crimen que no ha cometido, o por no evitar que un hombre miserable se envenene mientras se está a tiempo de evitarlo)
. Cuando el ingeniero de uno de los episodios pone una bomba en el estacionamiento al que la grúa le ha llevado el auto ya dos veces, la gente, en el cine, ríe gozosamente y, gozosamente también, aplaude: es la revancha de los que se piensan probos.
 Como una bomba de alto daño, las esquirlas disparadas por Relatos salvajes salpican, sobre todo, a la platea, y se les quedan clavadas a unos cuantos.

Historia de España

Elena Medel sobre 'Magical Girl'

En Cría cuervos, de Carlos Saura, las hermanas huérfanas bailan ¿Por qué te vas? en ausencia de la tía Paulina: durante ese paréntesis de música regresan al espíritu de la edad que les corresponde, y que enterraron.
 Años más tarde, en Arrebato, Iván Zulueta despojó a su Betty Boop de la sexualidad que marca en nuestro recuerdo al personaje, brindándole con la actitud de Cecilia Roth una perversa ternura maternal. Carlos Vermut ha cerrado con Magical Girl ese círculo —un círculo majestuoso, exacto, como aquel que remata su película— de infancias y muertes con la coreografía de Lucía Pollán, al inicio del filme, frente al espejo.
No cuento más porque a Magical Girl conviene acercarse desconociéndola; lo impone una película forjada con vacíos —los que deja, en el cuadro definitivo, una pieza de puzle extraviada—, silencios y elipsis, en la que sin embargo todo cuadra, todo significa, nada recae en el azar. ¿Qué intuimos tras la puerta del lagarto negro? ¿Qué vincula a Bárbara —Lennie, magnética—, y Damián?
Uno de los superpoderes de Magical Girl reside en su inteligencia al callar; otro, en su capacidad para el asombro, en el diálogo entre símbolos y tiempos cambiados, en los bruscos virajes cuando la línea narrativa se endereza.

Conviven muchas películas diferentes en Magical Girl.
Según el personaje al que acompañes, Magical Girl habla sobre el poder y la dominación, sobre la compasión y la culpa, sobre la obsesión y la belleza, sobre el amor y el deseo y la destrucción, sobre la venganza y la justicia, sobre Españ
a. Oliver Zoco nos sitúa en tierra de nadie: ni cerebrales como nuestros vecinos nórdicos, ni sentimentales como los árabes o los latinos, en esa zozobra nos mantenemos. Y en ese carácter funámbulo de nuestra cultura —el que late en las obras de Cervantes, Goya o Lorca—, se construye Magical Girl.
Carlos Vermut no ha necesitado importar ninguna fórmula de éxito, por mucho que reescriba el género noir y se apoye en referencias a la cultura japonesa o a libros y películas como Alicia en el país de las maravillas o El mago de Oz.
La picaresca triste de Luis, los espacios costumbristas que otorgan a Damián el humor negro, el tremendismo y lo tremendo, el discreto encanto de los ambientes en los que se mueve Bárbara, la atmósfera de oscura ensoñación... Elementos que Magical Girl comparte con el cine de Val del Omar o de Buñuel, de Saura, de Zulueta y de Almodóvar.
 Y al escribir estos apellidos no me refiero —sin más— a que Carlos Vermut se inscriba en esta tradición, profunda y sabia y desacomplejadamente española, sino que Vermut —tras el alto precedente de Diamond Flash— y su honesta Magical Girl acceden por derecho propio a ese grupo.
Antonio Machado, con la voz de Juan de Mairena, acusaba al poema que no revelaba su "acento temporal" de encuadrarse más en la lógica que en la poesía. Magical Girl, ocultándonoslo todo, cae del lado de la lírica, e inclina la balanza lejos del dos-más-dos-son-cuatro con el que Vermut nos previene: Magical Girl nos rompe los esquemas.
 Por más que aluda a la crisis —con esa conversación entre Damián y Luis, qué sucederá, sucederá lo que tememos, sucederá lo que tememos y como lo tememos—, se desarrolla ajena al tiempo y al espacio, centrada en que el espectador —un personaje más— mire y reflexione y concluya. Densa y turbia, al mismo tiempo delicada y refinadísima —de qué manera traza Carlos Vermut cada situación, y qué plasticidad—, siempre en equilibrio, la espléndida Magical Girl forma ya parte de nuestra historia.

El lenguaje de las flores

Elvira Lindo sobre 'Loreak'

Así, tomando prestado parte del título de la Doña Rosita lorquiana, podía haberse completado el de esta película, Loreak, porque, al fin y al cabo, las flores son utilizadas como símbolo de todo aquello que las personas quisiéramos decirnos pero no sabemos, por torpeza, por desamparo, por un alejamiento del ser amado que no se sabe cómo remediar o por creernos inmortales y pensar que tendremos tiempo para redimirnos o para salvarnos.
Pero no.
Nuestros seres queridos mueren y a veces dejan tras de sí mensajes que no comprendemos y que ya no vemos la manera de descifrar.
Esto es lo que ocurre en Loreak. Muere un hombre en un accidente de tráfico, pero deja, sin respuesta, la razón por la que durante un tiempo enviaba ramos de flores a una compañera de trabajo con la que no tenía mucha relación.
 Este enigma sacude la vida de la joven viuda, que no entiende cuál era la intención de su marido al regalar flores a una mujer que ni tan siquiera fue su amante
. Y también la de la receptora de esos ramos, que ve perturbada su vida, ya que cuando empieza a recibirlos atraviesa un momento de insatisfacción matrimonial.
El tratamiento del tiempo parece sacado del cine japonés, un país, por cierto, donde las flores poseen un lenguaje riquísimo
Elvira Lindo
Cada una pone en las misteriosas flores lo que anhela y lo que teme.
 Hasta la madre del difunto, no sabemos con cuánta malicia, necesita creerse la interpretación más romántica de aquellos envíos para ningunear a una nuera que nunca fue de su agrado. Las flores siguen hablando a pesar de que el tiempo las marchita.
 Es un recurso clásico de la poesía y del cancionero: "A tu lado vivirán y te hablarán como cuando estás conmigo / y creerás que te dirán, te quiero / pero si un atardecer, las gardenias de mi amor se mueren / es porque han adivinado que tu amor me ha traicionado porque existe otro querer".
 De los versos de un bolero, como Dos gardenias, a los de Blue Gardenia en la canción popular americana; del valor simbólico que otorgó a las flores Emily Dickinson en sus poemas a esa Doña Rosita cuya juventud se marchita tan inexorablemente como lo hacen las flores.
Es el mero hecho de ser tan bellas lo que las convierte en paradigma de la fugacidad.
 Las flores nos encandilan tanto como nos duelen y nos inquietan.
 Los directores Garaño y Goenaga han utilizado ese recurso clásico para componer una historia muy sutil sobre los inesperados caminos del amor. Itziar Aizpuru, Nagore Aranburu e Itziar Ituño interpretan con delicadeza un cuento del que se sabe más por lo que no se dice que por lo que se expresa.
 El tratamiento del tiempo parece sacado del cine japonés, un país, por cierto, donde las flores poseen un lenguaje riquísimo.
 Añadiendo a eso que al no saber euskera el sonido de un idioma del que no captamos ni una sola palabra ayuda, más que impide, a añadir misterio a un universo de por sí misterioso.
 Contada como una película de suspense más que de sentimientos, Loreak tiene la belleza de una flor, ¿de cuál?
Yo diría que de la flor del cerezo.

“Yo no pillé el dinero y me fui a jugar a golf... lo invertí en cine”.........................................Gregorio Belinchón

El actor recibe esta noche el premio de Honor de manos de Pedro Almodóvar.

Antonio Banderas, fotografiado en Madrid. / CLAUDIO ÁLVAREZ

A los 54 años, Goya de Honor.
 No es culpa suya, ni espera retirarse. Pero a José Antonio Domínguez Banderas (Málaga, 1960) le llamó en verano el presidente de la Academia y él no pudo rechazar la oferta. “Creo que no pone nada en el reglamento de los premios sobre una edad mínima”, bromea Banderas, con el acento malagueño disparado.
“Yo que peino canas hacía tiempo que no recibía halagos por mi juventud”, sigue con la broma.
 Y entonces se pone serio: “Mi primera impresión fueron caras, rostros de la gente que me ha ayudado, criticado, que he conocido en carreteras, en cruces de caminos, alegrías, penas, sacrificios… Y ¡bum!, se pegan en mi mente.
 Tiene también que ver con cosas que me han pasado en el último año, en las apuestas profesionales que he realizado, en las que he chocado contra la crisis, que no han funcionado.
 Yo no he pillado el dinero y me he ido a jugar al golf a Florida
. No. Lo he invertido en cine.
 Y el Goya me reafirma en que lo he hecho bien”. Y remata: “Sería miserable que pensara que me escogen para elevar la audiencia televisiva, que sé que algunos dicen algo así”.
Así es Banderas, el torrencial, el encantador, el tipo que te hace sentir su amigo, el risueño, el hombre capaz de recordar caras y nombres y saludarles correctamente.
 El actor, productor y director.
 Le gustaría ser más lo último, le apasiona lo primero, se enfanga con toda el alma en lo segundo. También está el Banderas de los malos momentos: el que se acaba de divorciar de Melanie Griffith —“No importa el dinero, importa que quedemos bien y así ha sido”—, el que no ha visto refrendados en la taquilla española sus esfuerzos en la película de ciencia-ficción Autómata, y el que no ha podido evitar el concurso de acreedores para el estudio de animación granadino Kandor Graphics, productora de la que era socio y principal rostro público.
 “Ha sido duro porque creí en ello, porque pensé que podíamos sacarlo adelante, porque hay gente que va al paro”. Comenta que a su alrededor ha sentido la crisis.
“Por supuesto. Amigos, familiares... Lo notas, te preocupas... Te irritas”.
 Vuelve a su productora de animación. “Kandor duele. Porque vinieron a mí, me subí a su barco y... Mi padre me decía con razón que no te debes gastar lo que no tienes.
 Nos aceleramos, Justin y la espada del valor dio dinero... pero no lo suficiente”.
El actor se siente querido, pero asegura que también recibe bofetadas.
“Hombre es que cuando me dan, me dan.
Por eso nunca me he dejado llevar ni por los éxitos ni por los fracasos. ¿Tienes un taquillazo?
 A los cuatro días se olvidan. ¿Tienes un fracaso? Pues igual.
En mi profesión todo es relativo.
Es como lo del garabato: ves uno en una pared y lo desprecias.
Alguien entra, dice que es de Joan Miró, y ah, oh, empieza la gente a ver cosas especiales.
 He aprendido que lo que tengo delante lo veo por mí mismo y a no dejarme llevar por los demás”. ¿Y cómo va el cuadro de su vida? “Estoy bastante satisfecho. Sobre todo si miro atrás y pienso en las premisas con las que salí de Málaga.
 Jamás atisbé que mi carrera iba a llegar hasta aquí, ha habido momentos en que me he sentido empujado por fuerzas extrañas”.
 Apunta que incluso en alguna situación se sentía “anacrónico” con lo que ocurría a su alrededor. “Qué vértigo”.
Otra cosa es si Banderas es dueño y señor de su vida y más aún de su carrera.
 “Ha sido complejo, porque en Estados Unidos yo notaba cómo tiraban hacia mí en un sentido, mientras intentaba superar el hándicap del idioma.
 Reconozco que me agarré a algún proyecto porque tenía que hacerlo
. No estaba en mis manos poder negarme
. Aun así, creo que en ese proceso nunca perdí ni la dignidad ni la honra [estalla en risas y uno piensa en cuando rechazó a Madonna]”.
Ahora Antonio Banderas empieza una etapa nueva.
No ha logrado levantar su proyecto sobre Boabdil, el último rey nazarí de Granada, porque se negó a rodarlo solo en inglés.
“¿Sabes? Ahora quiero contar historia mías, de lo que me ocurre y vivo.
 Estoy a la vez con varios guiones, y salto de uno a otro. Hay un tema que preocupa desde hace tiempo y es difícil de explicar, por eso hago una película: la intoxicación que vivimos los seres humanos por la velocidad que hemos adquirido en la absorción de información; la falta de personalidad, el envenenamiento que recibimos constantemente de los medios de comunicación que nos echan violencia, violencia, violencia, y la posibilidad de cortar con todo esto.
 Paul Auster hacía referencia en un libro suyo a una breve historia de Kafka en la que un buen día un hombre se marchaba
. Sin razón aparente dejaba atrás un trabajo bien remunerado, una familia a la que quería y echaba a andar. Y en ello ando trabajando”
. ¿No querrá enviar así una señal de socorro? “No, yo no lo haría
. Pero es que la misma película ya me sirve como escape. Al poder compartir mi sentimiento con la gente, al expresarme artísticamente yo ya no tengo por qué huir.
 Otro tema que quiero rodar son las injusticias compartidas: a mí me llamó mucho la atención, me conmocionó el caso de Rocío Wanninkhof y cómo se lapidó públicamente a Dolores Vázquez.
 Es una gran metáfora sobre lo que quiero contar.
 No lo haría sobre ese crimen, pero sí algo parecido”.

Una vida de premio

Banderas ha optado a decenas de premios.
 Ha aspirado cinco veces al Goya, sin ganarlo: por Matador, Átame! Two Much, La piel que habito y como productor de Justin y la espada del valor.
Optó en tres ocasiones a los Globos de Oro: por Evita, La máscara de Zorro y And Starring Pancho Villa as Himself.  
En los premios del cine Europeo ganó el galardón del público por La máscara de Zorro y un tributo especial por Locos en Alabama.
Banderas acaba.
Está pensando en posibles planes en la televisión estadounidense —“Un medio ahora interesantísimo”—; en si algún día se desbloqueará la producción 33 días, en la que encarnaría a Pablo Picasso durante las jornadas que pintó el Guernica y que dirigiría Carlos Saura (“Ya he trabajado con él, sin embargo nunca rompimos y nos tenemos ganas); en algún musical de Broadway; en el montaje de la última película en la que ha actuado (Altamira), en, en…
“Me siento efervescente.
No hay tiempo para reflexionar sobre el Goya, ya llegarán los nervios”.
 Eso ocurrirá a las 23.15, cuando Pedro Almodóvar le entregue el reconocimiento.
 Él mismo pidió que fuera el cineasta quien le diera su primer Goya —cinco veces candidato, nunca lo ha ganado—. “Siempre que me llame Pedro, yo iré”.

 

6 feb 2015

La Wikipedia, ¿cosa de hombres?................................................................. Miguel Ángel Criado

Las grandes mujeres están bien representadas en la enciclopedia pero los artículos sobre ellas presentan desigualdades de género, según un estudio de las principales ediciones de la Wiki.

Solo en contados casos, las referencias a su condición de mujer son relevantes en la biografía de las grandes mujeres como es el de Marie Curie, esposa de otro físico y madre de otra premio Nobel. / Wikipedia

Muchas mujeres sufren discriminación en el trabajo, en la política, en la economía y en las relaciones personales.
 ¿La Wikipedia reproduce también la desigualdad? Un estudio sobre la presencia femenina en los artículos de la gran enciclopedia de este tiempo revela que están bien representadas en la cantidad de los artículos.
 Pero el análisis de los mismos desvela sesgos de género.
En las piezas sobre las grandes mujeres, destacan las referencias a su condición de mujer, lo que no sucede con los hombres.
La Wikipedia la usan millones de personas sin apenas diferencias entre sexos.
 Sin embargo, de los 300.000 editores que han modificado alguno de sus artículos al menos 10 veces, solo entre el 9% y el 15% (según los estudios) son mujeres
. Consciente de que esta diferencia podría afectar al contenido de la enciclopedia, la Fundación Wikimedia ha puesto en marcha varias iniciativas para cerrar la brecha de género.
 No lo ha conseguido del todo.
Partiendo de esa desigual aportación de base, un grupo de investigadores ha analizado la presencia de las mujeres pero no en la edición sino en los artículos de la Wikipedia.
 Para comparar con la vida real, entresacaron una lista de más de 100.000 grandes hombres y mujeres de la historia de tres bases de datos diferentes, Freebase, el proyecto del MIT, Pantheon, y la lista de los grandes logros de la Humanidad recogida en el libro Human Accomplishment, del politólogo e historiador, Charles Murray.
En los artículos sobre hombres, las palabras sobre su género apenas son el 1%. En las mujeres, el 30%
Los investigadores, de varias universidades centroeuropeas, midieron la presencia de la mujer en la Wikipedia con cuatro análisis diferentes.
 Dos más cuantitativos buscaban saber cuántas de las grandes mujeres se han merecido un artículo en la enciclopedia y si algunas de ellas aparecían en la Wikipedia:Today's featured article, una sección de la web que cada día destaca un artículo por su relevancia.
Otros dos análisis cualitativos midieron la red de conexiones entre los artículos y su contenido para buscar sesgos de género.
"El resultado es que en unos casos los sesgos son más fuertes, y en otros son más débiles e incluso se están reduciendo", dice el investigador del Instituto Federal de Tecnología de Zúrich (ETH) y coautor del estudio, el español David García.
 "Los sesgos más fáciles de ver a simple vista, como si hay páginas de mujeres en la pagina principal o si esas páginas tienen buena calidad, se están corrigiendo y son menores que en otras referencias enciclopédicas", añade en alusión a los análisis cuantitativos.
La lista de personajes de Freebase analizados, por ejemplo, incluye a más de 100.000 y solo unos 12.000 son mujeres
. De los 11.327 artículos de Pantheon, apenas 1.500 se referían a una mujer.
 En el caso del libro de Murray, la distancia es aún mayor: 3.578 hombres por 83 mujeres.
 En la Wikipedia, en cambio, y para sorpresa de los investigadores, la proporción de mujeres referenciadas aunque aún inferior a la de los hombres es hasta un 15% mayor que en las tres bases de datos.
También midieron la extensión de los artículos y vieron que, en general, las entradas sobre mujeres en la Wikipedia eran más largas que las de los hombres.
El análisis lo realizaron con las seis ediciones de los principales idiomas europeos, entre ellas la edición en español.
 Mientras que en la edición inglesa o en la alemana, el sesgo en favor de los hombres se mantenía, en las ediciones latinas (francés, italiano y español), las referencias a personajes femeninos superan a las que aparecen en las bases de datos comparadas.
Los sesgos más sutiles, como el uso de palabras sobre el género o las tendencias de enlaces, son todavía cosa de hombres", dicen los autores
Lo mismo sucede con los artículos destacados en la portada de la Wikipedia.
 Aunque la mayoría se refieren a acontecimientos históricos y no a personajes, cuando destacan a alguno, la ratio de hombres y mujeres ronda el 60:40, muy cerca de la paridad.
 Como escriben los autores, "esto posiblemente sea el resultado del esfuerzo de los wikipedianos por mejorar la cobertura de las minorías, en este caso, las mujeres".
Pero, al afinar el análisis la desigualdad reaparece.
 "Los sesgos más sutiles, como el uso de palabras sobre el género o las tendencias de enlaces, son todavía cosa de hombres", comenta el investigador español. En cuanto a los enlaces, los científicos estudiaron dos aspectos claves en la teoría de redes. Por un lado, la centralidad de un nodo (en este caso, el artículo sobre un personaje).
Los más relevantes tienden a recibir más enlaces, mientras que los menos, aparecen en la periferia de la red.
 Por otro lado, está lo que llaman asortatividad, "una propiedad de las redes en las que nodos de cierto tipo tienden a conectar entre ellos", explica García.
En la Wikipedia encontraron asortatividad de género.
 Las páginas de hombres tienden a enlazar a páginas de hombres y las de mujeres a las de mujeres. Pero en su análisis, publicado en el repositorio científico Arxiv, vieron que un enlace que llega al artículo sobre un hombre tiene más probabilidad de proceder de un artículo sobre una mujer que al revés.
El último análisis fue el de las palabras. "Para analizar el texto usamos una técnica de lingüística computacional que detecta las palabras que predicen clases de textos.
 En este caso la clase es si la página es sobre un hombre o una mujer, y los términos más discriminantes son los que ayudan a un predictor automático a saber solo con el texto si la página es de un hombre o una mujer", explica el investigador español.
Arriba, la casi nula proporción de palabras sobre su condición masculina en los artículos sobre hombres en las seis ediciones analizadas.
 Abajo, el porcentaje de 'palabras femeninas' en los artículos sobre mujeres. / Claudia Wagner et al.
Los investigadores buscaron la presencia de palabras que dieran pistas sobre el género del protagonista del artículo (hombre, mujer, caballero, señora...), sobre sus relaciones personales (casado, divorciada, esposa, marido...) y otras relacionadas con la familia (hijo, madre, abuelo...). Así, hasta tener una lista de 150 palabras más relevantes para determinar el género.
 Los resultados apabullan.
En las seis ediciones analizadas, alrededor del 30% de las palabras en los artículos protagonizados por mujeres hacían referencia su condición de mujer, madre, esposa...
 En el caso de los artículos sobre los hombres, entre el 0% y el 3% de las palabras destacaban su condición como tal.
 Lo relevante en este enorme sesgo es que aparece en artículos redactados para la Wikipedia, es decir, son, como dice García, "palabras que diferencian sexos en Wikipedia, no se refieren a procesos sociales de discriminación".
Aunque no hay muchas diferencias entre unos idiomas u otros, las ediciones de la Wikipedia en ruso, alemán e inglés presentan un mayor sesgo de género que las escritas en italiano, francés y español. Para los investigadores, los editores de la Wikipedia deberían intentar balancear tanto los enlaces como el vocabulario de los artículos.
 En caso contrario y como concluyen en su estudio, seguirán reproduciendo la desigualdad: "como los sistemas de búsqueda actuales y los algoritmos de recomendación se apoyan tanto en la información estructural como léxica de la Wikipedia, las mujeres podrían ser discriminadas en la clasificación de los artículos sobre personas relevantes".