. Con posterioridad a este testamento de 1973, que ella depositó (delante de cinco testigos en sobre cerrado y sin desvelar a nadie su contenido) ante su notario, Alberto Ballarín, la duquesa redactó varios más.
El último es, pues, el válido, ya que, según fuentes del entorno de la familia, el que dejó a Ballarín en sobre cerrado y lacrado no aporta ningún elemento del que puedan derivarse ahora efectos jurídicos.
Según los citados medios, el misterioso testamento de 1973 ha sido abierto este viernes por el juzgado 81 de Primera Instancia de Madrid, tras haber practicado el juez las diligencia que marca la ley respecto a los testamentos cerrados.
“Dice más o menos lo mismo que los posteriores”, señalan los citados medios. “Es posible que la duquesa se olvidara de su existencia, y por eso no hay una revocación expresa del mismo”.
El testamento destapado hoy contiene cinco folios timbrados y numerados, en forma de cuaderno, como era costumbre en esa época, escritos a mano por la duquesa, quien entonces tenía 41 años. En él hace hincapié a sus hijos, y en especial al mayor, Carlos, actual heredero del ducado de Alba, para que no olvide la vertiente cultural del legado y mantenga el apoyo de la Casa de Alba a la protección del patrimonio y no deje de realizar las obras de caridad que ella mantuvo en vida y, encarecidamente, les pide que no discutan por la herencia y menos aún batallen por ella en los tribunales
. Les pide que arreglen entre ellos y con armonía cualquier desavenencia que surja en relación con el legado.
Siempre según los citados medios, han trascurrido ya algo más de tres meses desde su muerte y han aflorado algunas diferencias entre los hijos sobre el reparto de la herencia, cuyo valor total ha sido tasado en cerca de 3.000 millones de euros.
El juez decidió hoy leer el testamento tras efectuar una prueba caligráfica de la firma del notario y cotejar que también son auténticas las rúbricas de los cinco testigos de los que se hizo acompañar la duquesa cuando, en 1973, decidió entregar un sobre cerrado y lacrado a quien a la sazón era su notario de cabecera, Alberto Ballarín, jubilado desde hace años.
Los cinco folios timbrados del testamento han sido entregados hoy mismo a los abogados de los hijos de la duquesa, todos ellos fruto de su primer matrimonio con Luis Martínez de Irujo.
Fue el notario que sucedió a Ballarín quien, tras tener conocimiento de la muerte de Cayetana de Alba, depositó el sobre cerrado en el decanato de los juzgados de la plaza de Castilla.
Al ser cerrado, la ley establece que hay que llevarlo ante un juez para que sea este quien lea esa última voluntad.
Finalmente , hoy viernes lo ha hecho el titular del Juzgado 81 de Madrid.
La familia y sus abogados analizarán ahora los detalles de su contenido.
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