Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 dic 2014

Temblar en tiempos revueltos......................................................... Jordi Costa


Macarena Gómez, en un fotograma de 'Musarañas'.

Cuando alguien nace con la mirada de Barbara Steele parece que la suerte le esté susurrando al oído que su destino será el de convertirse en icono del cine de terror.
 La actriz Macarena Gómez empezó su carrera coincidiendo con ese relevo generacional en nuestra industria que tomó el cine de género como bandera: su trayectoria le ha permitido dar repetidas muestras de flexibilidad y versatilidad de registros, pero quizá aún faltaba en su carrera, para entendernos, el posible equivalente a lo que supuso La máscara del demonio (1960) en la de la legendaria Steele
. Es decir, el título capaz de hacer justicia a la perturbación y al misterio sugeridos por esa mirada nacida para contemplar abismos (interiores y exteriores).
 Musarañas, opera prima de Juanfer Andrés y Esteban Roel, no sólo llena ese hueco con generosidad, sino que suma un interesante elemento a la ecuación
. Sí, la mirada de Barbara Steele sigue ahí (aunque aquí diga muchas cosas, se desborde de significado), pero el lenguaje corporal de Montse, el complejo personaje que compone Macarena Gómez, también parece canalizar algo (o mucho) de la energía expresionista de Lola Gaos, actriz que había protagonizado una contundente adaptación televisiva de El gato negro de Poe, en la serie El quinto jinete (1975), el mismo año en que encarnó a la madre terrible de Furtivos (1975).
MUSARAÑAS
Dirección: Juanfer Andrés y Esteban Roel.
Intérpretes: Macarena Gómez, Hugo Silva, Nadia de Santiago, Luis Tosar, Gracia Olayo, Carolina Bang, Asier Etxeandía, Silvia Alonso.
Género: terror. España, 2014.
Duración: 95 minutos.
El personaje de Macarena Gómez domina, tiembla y resplandece en el centro de esta pesadilla claustrofóbica que es Musarañas, pero el contrapunto que ofrece Nadia de Santiago no es menos rico: es esta una película de terror bajo el signo de lo femenino, una cámara de horrores sobre feminidades enclaustradas que no son sino la prolongación patológica de un orden social.
 La película enmarca su acción en los años 50 y recrea unos códigos que permiten evocar el modelo de las “Historias para no dormir” de Narciso Ibáñez Serrador, cuyo primer largo –la poderosa La residencia (1969)- también escarbaba, en clave de relato gótico, en tierras cercanas a las que sustentan este trabajo.
 En cierto sentido, Musarañas parece El seductor (1971), la única película de Don Siegel que podría recordar al cine de Luis Buñuel, reescrito por Ibáñez Serrador.
 Quizá la intención de los autores no haya sido otra que la de confeccionar un elaborado y sólido ejercicio de estilo, pero está claro que el problema medular que nutre el conflicto –la emancipación afectiva de la mujer fuera del mausoleo patriarcal- sigue vigente (y alimentando la crónica de sucesos).
Se le pueden reprochar a Musarañas algunos subrayados y pasos en falso -Montse verbalizando la metáfora del piso como ataúd, por ejemplo-, pero es un debut enérgico, capaz de modular con buen pulso la escalada hacia sus excesos finales.

2015 se escribe con arte...................................................... Patricia Ortega Dolz

Lanzamos una mirada al futuro a través de algunos de los artistas que protagonizarán el año que viene.

 


Bárbara Lennie y Sergio Peris-Mencheta. / Nico

"No existe, realmente, el arte. Tan solo hay artistas”. Son las palabras introductorias de esa Historia del arte –convertida con el tiempo casi en enciclopedia universal– contada por Ernst Gombrich. Argumentaba el profesor vienés: “… pues el Arte con A mayúscula tiene que ser, por esencia, un fantasma, un ídolo”.
 Con mayúscula o con minúscula, las manifestaciones artísticas y sus autores tienen algo de empuje, de mirada hacia delante, de ansiedad de tiempos venideros, de proyección fantasmal hacia algo más allá, de prolongación de uno mismo…
 Es por eso que esta vez serán los ojos de algunos profesionales los que guíen nuestra mirada hacia este futuro de 365 días que se avecina y que, sin pretensiones de ningún tipo, escribiremos desde sus visiones.
 Al menos por una vez, y sin que sirva de precedente, 2015 se escribe con arte.
El porvenir… Es el título, por ejemplo, del nuevo disco (Universal Music) de Leonor Watling y Alejandro Pelayo.
 Dos en uno: Marlango, que por alguna extraña razón –cosas de artistas– ubican el futuro en México: “Quiero que sea el año de México y de los mexicanos”, explica Alejandro.
 “Cuando estás allí sientes que estás un punto por encima de todo, iremos”.
 El nombre de su último trabajo de 11 temas, en el que resuenan los destinos de medio mundo que recorrerán este año próximo, proviene, sin embargo, de un poema de Ángel González: “Te llaman Porvenir / porque no vienes nunca / Te llaman: Porvenir / y esperan que tú llegues…”. Estos dos “artesanos” de canciones –prefieren ese término más prosaico al de artistas– atribuyen al arte el poder de la invención de una realidad “mejor, más divertida”.
 La suya, aunque lleve un encabezamiento de anhelos, está repleta de Dinero, soledad (Yo sola), lunas (Luna) y penas antiguas (Ay pena, penita, pena).
 Como todas. Y de una declaración de intenciones que cobrará la forma de un tatuaje en el brazo de Alejandro: “Sentir que es un soplo la vida”.
Hay casos extraños, como el de la Magical Girl Bárbara Lennie, protagonista de esa película de Carlos Vermut ganadora de la Concha de Oro en el pasado Festival de Cine de San Sebastián. La actriz madrileña tiene la siguiente visión para 2015:
 “Dos cuerpos desnudos, de torso para arriba, con diademas de plumas de color azul”.
 Lo soltó así, a bocajarro, preguntada por cómo imaginaba el año próximo.
 Le faltó añadir aquello de “A buen entendedor…”. Una imagen bastante extravagante para una joven artista (Madrid, 1984) que aparentemente habla con los pies muy bien puestos en la tierra y que ve en el arte “esa capacidad de hacer despertar del letargo” a quien lo admira.

La bailarina Blanca Li. / Nico
Quizá porque ha calado eso de que “España crecerá más que Alemania en 2015 (1,7% del PIB)” o simplemente por el hartazgo de sufrir –que también cansa–, la manera de asomarse al nuevo tiempo refleja cierto optimismo
. Será un ciclo que arranque en jueves, el día de Júpiter, el dios de la luz, pese a que el 24 de marzo habrá un eclipse solar total. Se celebrará una Exposición Universal en Milán y, el primer día del año, Lituania pasará a formar parte de la llamada eurozona
. En 2015, para bien o para mal, serán ya 19 los países que intercambiarán euros, aunque sigan siendo 12 –por la perfección que se le atribuye a esa cifra históricamente– las estrellas de la bandera azul.
Pero hay quien, como el cocinero Diego Guerrero, iniciará este año con una estrella (Michelin) más. La ha logrado tras solo cinco meses con su nuevo proyecto funcionando: DSTgE. No le había dado tiempo ni a poner el nombre en la fachada cuando la gente ya degustaba sus creaciones culinarias en sus mesas.
 Así que al final lo dejó sin él, como un restaurante de incógnito. Pero no se pierdan.
 El local, de ladrillo visto y arquitectura industrial, con una cocina a modo de escenario al que solo le falta el telón, está en el número 8 de la calle de Regueros de Madrid, en el barrio de Las Salesas
. Es el cuartel general del chef que consiguió plantarle dos estrellas Michelin al restaurante del Club Allard y que emprendió su carrera en solitario antes del verano revisionando sus propios platos, como su famoso huevo poché.
 “El componente artístico es ese intangible que hace que tú y yo, con los mismos ingredientes, hagamos platos distintos”, dice. Hay dos funciones por noche y se necesita reserva previa para conseguir entradas.
“Se habla de que la cocina es un arte efímero, pero no lo es si eres capaz de tocar las emociones, porque se habrá clavado en su memoria gustativa”
. Augura que el sabor de 2015 será “el picante”. Y concluye:
“Prefiero que me recuerden por mis huevos”.
Dicho y hecho
. Entra en escena Marta Etura, cuando ya hace horas que Guerrero hizo mutis por el foro, y comienza a describir sus sensaciones de cara al nuevo año: “Pienso que puede ser como una eclosión, como un huevo que hace el cocinero Diego Guerrero que es una yema envuelta por una fina lámina de patata crujiente y que al morderla… estalla, te da un subidón y empiezas a querer gozar la vida”.
Se refiere al huevo con pan y panceta sobre crema ligera de patata, el clásico de los clásicos del cocinero.

El arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade. / Nico
La actriz (y bailarina), de 36 años, asegura que el cine es el (“séptimo”) arte de contar historias, pero “la danza, el movimiento, es la expresión artística más primaria del ser humano”.
Ella, que sueña con un papel de mujer protagonista en el cine, ha roto con todos sus prejuicios catódicos y arrancará 2015 dentro de la pequeña pantalla con la serie de intriga de Antena 3
 El incidente. Por lo que pueda pasar, mantiene el cuerpo perfectamente afinado, aunque sea por los golpes de tambor y los saltos que da en un curso de bailes africanos.
Un salto.
 Es el paso elegido por Sergio Bernal, la última joven promesa del Ballet Nacional de Antonio Najarro. El solista madrileño, de 24 años, está dispuesto a lanzarse al otro lado del Atlántico, donde presentarán una nueva coreografía en el vigésimo Festival Internacional de Miami, en septiembre.
 Lo tiene claro: “Hay que triunfar fuera, aquí todavía dices que eres bailarín y te preguntan: ‘¿Pero en qué, en qué trabajas?”.
El próximo año, visto por los artistas, se presenta lleno de proyectos.
 Muchos colectivos: “Veo a la gente juntándose para cocinar con dos ideas básicas: pocos ingredientes y mucha imaginación”, decía el actor Sergio Peris-Mencheta (Madrid, 1975). Pero también habrá espacio para el combate.
 Todos parecen dispuestos a evidenciar el valor que, pese a los tijeretazos y al 21% del IVA, tiene su arte, definido de 15 maneras distintas para 2015: “un juego”, “una mirada”, “un malentendido”, “lo intangible”, “despertar una emoción”, “la individualidad”, “libertad”, “una herramienta”, “la invención de otra realidad”, “belleza”, “una exploración íntima”, “una historia”, “el movimiento”, “un modo de expresión”, “energía”.

23 dic 2014

Cuando Joe Cocker era la poderosa voz del exceso......................................... Fernando Navarro

El músico se ganó un lugar de honor en el rock de la contracultura por sus primeros discos y su legendaria actuación en el festival de Woodstock.

Joe Cocker, en 1977. / Getty

Como esa voz que retumbaba en los altavoces hasta parecer que iban a estallar en With a little help from my friends, la inocente y bella composición de los Beatles a la que insufló litros de sangre y todo un universo de rabia y nueva energía, el mejor Joe Cocker, el más legendario, fue el excesivo
. Antes de que todo el planeta le conociese como un superventas, la garganta que había incitado como pocas al deseo carnal en la contagiosa canción de la película Nueve semanas y media, capaz de encarar cualquier composición del estilo que fuera, gracias a la hábil combinación de su vozarrón y la experiencia, el cantante británico fue representante de un soul fiero e imbatible, que encajaba a la perfección en el agitado mundo del rock de los sesenta.
Tuvo algo de hazaña que Cocker entrase en el olimpo de la contracultura de los sesenta desde el soul, un estilo alejado de la psicodelia y la experimentación eléctrica, tan propia de los puntales sonoros del verano del amor.
 También que se dedicase a ello en Reino Unido cuando todos sus compañeros de generación andaban entre el rock y el blues
. Pero si lo hizo fue por un carácter musical rompedor y adictivo desde que debutó en 1969 con dos álbumes impactantes como With a little help from my friends y Joe Cocker!
Entre los surcos de esos artefactos, se hallaba un verdadero soulman, una garganta blanca con el pundonor de las negras, que como los grandes maestros del género, entre los que se pueden citar influencias directas como Ray Charles u Otis Redding, tenía su propia fórmula para hacer de canciones de otros sus propias armas emocionales, bañadas de un poderoso dramatismo
. Unas veces, reducía su ritmo como en Just like a woman de Bob Dylan o Bird on wire de Leonard Cohen, otras fraseaba, como si en el púlpito de una iglesia sureña estuviese, como en Something de The Beatles o Delta lady de Leon Russell y en otras aceleraba todo hasta enloquecer de éxtasis como en With a little help from my friends de The Beatles.

Ese éxtasis era el que reclamaba la generación contracultural de los sesenta antes de estallar en mil pedazos, como esos sueños adolescentes que terminan por convertirse en un chiste de adultos
. Por eso, su actuación en directo en el famoso festival de Woodstock es tan recordada como la de Jimi Hendrix y se incluyó como lo mejor del multitudinario evento
. Porque la otra virtud de Cocker fue llevar al escenario todo su soul desgarrado.
Con su imagen de tipo enmarañado y descuidado, moviéndose como poseído por un diablo bendito del ritmo, el músico nacido en Sheffield, que, a diferencia de muchas estrellas británicas de los sesenta, era de origen obrero y fue fontanero antes que cantante, representaba todo el tormento de su propia música tensa, dramática y pasional
. Aparte de la grabación del festival de Woodstock, el disco en directo Mad Dogs & Englishmen, publicado en 1970, muestra el poder de esa voz cavernosa y llena de nervio.
 Para rematarlo, en aquellos primeros años, Cocker, que pecaba de violento, llevaba un desastroso estilo de vida que abrazaba todos los excesos de la época con las drogas y el alcohol.
 Como con su música, no tenía término medio, recreándose en el extremo.
Joe Cocker con Mad Dogs & Englishmen interpreta The Letter.
Tras una travesía en el desierto, sobrevivió a sus propios excesos. Ayudado por un concienzudo manager, Cocker se ajustó desde los ochenta a las expectativas de una industria que sabía que esa voz grave podía amoldarse a baladas para todos los públicos.
 Por sus cuerdas vocales, empezaron a caer clásicos como When a man loves a woman o What becomes of the broken hearted.
 También las bandas sonoras que le llevaron al mayor de los éxitos como las de las taquilleras películas Oficial y caballero con Up where I belong o Nueve semanas y media con You can leave your hat on.
Ya sólo gastaría la imagen de dandi maduro, como salido de un anuncio de una marca de ropa de lujo, que cantaba el emotivo You're so beautiful en el homenaje a Diana de Gales. Pero si a un Joe Cocker hay que reivindicar, por mucho que seamos cientos de miles los que alguna vez quisimos ser Mickey Rourke contemplando en vivo y en directo a Kim Basinger durante los poco más de cuatro minutos que dura You can leave your hat on, tiene que ser al joven desatado de los sesenta, a esa encarnación del exceso sentimental que hizo que una canción de los mismísimos Beatles sea ya su patrimonio, nuestro himno de la amistad, una fortaleza contra el desamparo.

 

Joe Cocker, a través de sus canciones

Un repaso a algunos de los temas claves del músico, fallecido este lunes.

 

Son decenas los himnos que deja detrás de sí el músico Joe Cocker, fallecido este lunes a los 70 años, según confirmó su agente.
 Entre sus célebres discos, su actuación en el mítico concierto de Woodstock en 1969, su voz desgarrada y sus temas seleccionados para bandas sonoras de películas legendarias, las canciones de Cocker han llegado a los oídos de medio planeta.
 A continuación, una selección de algunos de sus temas más célebres.
A little help from my friends, versión de la canción de los Beatles.
You are so beautiful, que acompañaba una célebre secuencia del filme Carlito's way.
You can leave your hat on, del filme 9 semanas y media.
Up where we belong, de la película Oficial y caballero. 
Unchained my hearth, otra canción que Cocker versionó y contribuyó a hacer célebre. De hecho, así título uno de sus discos, en 1987.
My father's son, incluida en el disco No ordinary world, de 1999.