Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 nov 2014

No hay Feria del Libro sin García Márquez........................ Inés Santaeulalia

Nueve amigos del Nobel le rinden homenaje en la inauguración de la FIL de Guadalajara.

Homenaje a Gabriel García Márquez, este sábado. / SAÚL RUIZ

En la misma mesa en la que Gabriel García Márquez se sentó en 2008 para no decir ni una palabra, en un homenaje a Carlos Fuentes al que honró con su silencio, se sentaron este sábado nueve de sus amigos a los que se les llenó la boca con su nombre
. El Nobel colombiano volvió a ayudar este año a abrir la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, como tantas veces hizo en vida. Gabo colgó el cartel de “cupo lleno” en la sala Juan Rulfo igual que en 2007 cuando dijo aquello de: “¡Cuánto queremos a Álvaro Mutis!”.
 Porque como contó su amiga y escritora Ángeles Mastretta “morirse no será lo suyo, morirse para García Márquez va a ser más difícil de lo que lo fue para Aureliano Buendía”.
El escritor volvió al corazón de la FIL, que tantas veces visitó en vida, convertido en un ser inmortal. Volvió a arrancar los aplausos de sus últimas visitas, que hoy hay que buscar en Youtube y que de tan largos y tan sonoros hacían que el escritor se llevara la mano la cara en señal de vergüenza, como un niño que no acepta los elogios
. Al igual que aquella vez en 2008 en la que llegó, se sentó al lado de Fuentes y sonrió.
 Eso le bastaba para enamorarlos a todos.
"Somos la mesa más afortunada del mundo", dijo Claudio López de Lamadrid, director editorial de Penguin Random House, al comienzo del homenaje.
 Entonces se dejó de hablar de García Márquez, muerto en abril de este año, y se empezó a hablar del Gabo.
 Del periodista, el escritor, el amigo, el maestro.
 Del "peor conductor del boom y del postboom" y del que nunca se perdía una "parranda vallenata". De aquel que en las cenas pedía pescado y una copa de champaña y al terminar preguntaba:
"Y ahora, ¿dónde la seguimos?".
El sueño no cumplido del escritor era fundar el mejor periódico de América Latina
Jaime Abello Banfi, director de la Fundación Nacional de Periodismo Iberoamericano (FNPI) que el propio escritor fundó, contó la historia de éxito de un fracaso, un capítulo poco conocido del hombre del que se cree que ya se sabe todo. Gabriel García Márquez vivió con la obsesión de fundar un periódico.
“No quiero que se me recuerde por Cien años de soledad ni por el premio Nobel, sino por el periódico
. Nací periodista. Quiero que hagamos el mejor diario de América Latina (...) que nunca nos rectifiquen”, le dijo una vez a su colega antioqueño Darío Arizmendi, tal y como recoge éste en su libro Gabo no contado, publicado este año.
Lo más parecido a cumplir su sueño llegó cuando tenía 24 años, un año antes de escribir La Hojarasca.
Fundó Comprimido, un diario gratuito que salió a las calles de Cartagena de Indias durante seis días en 1951
. El último editorial, de su propia mano, decía así: "Comprimido dejará de circular desde hoy, aunque solo de manera aparente. (...) Desde este mismo instante, éste empieza a ser el primer periódico metafísico del mundo".
"Gabito fue un hombre perseverante, que se preocupaba por educar, un hombre muy pragmático, él era 90% de realismo y 10% de mágico.
 Al final nunca pudo hacer el periódico, pero creó una fundación para que alguien, algún día, haga el periódico que soñó", remató Abello Banfi.
Gabito era 90% de realismo y 10% de mágico
JAIME ABELLO BANFI
Las anécdotas las fueron poniendo uno a uno el escritor y guionista cubano Senel Paz, la Secretaria General Iberoamericana, Rebeca Grynspan, la editora del Grupo Planeta Doris Bravo, la editora española Pilar del Río, el escritor colombiano Jorge Franco o la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes de México, María Cristina García Cepeda, que recordó como el autor decía que "Cien años de soledad es un vallenato de 400 páginas y El amor en los tiempos del cólera un bolero de 380".
Las palabras del Nobel vuelven a llenar hoy Guadalajara como antes lo llenaban sus silencios. García Márquez vuelve un año más a marcar la salida de la fiesta de la literatura.
 No hay Feria del Libro sin Gabo.

 

En la tribu del nuevo Cervantes........................................................... Javier Rodríguez Marcos

Juan Goytisolo escribe a mano y tiene problemas para encontrar quien le entienda la letra.

El escritor Juan Goytisolo, en la puerta de su casa en Marrakech. / Bernardo Pérez

“Ahí vive una adivina”, dice Juan Goytisolo señalando una puerta en la calle rosada que lleva a su casa. “Yo desconfío de sus facultades. Su marido dejó una noche la moto en la calle y se la robaron: no supo adivinarlo”.
 Lo cuenta y sigue caminando sin subrayar el chiste. Así es el nuevo premio Cervantes, un barcelonés de 83 años que de lejos ejerce de intelectual exigente, malhumorado incluso, pero de cerca gasta un humor soterrado tirando a conceptista.
En el patio de su casa hay dos árboles que dan a la vez naranjas y limones.
“Alguien que vino de visita dijo que era híbrido, como el dueño”, relata el anfitrión, con un pie en cada orilla del Mediterráneo. Mudéjar a su modo antes del boom del multiculturalismo y escritor posmoderno cuando España no era ni siquiera moderna, el autor de Señas de identidad dejó Barcelona por Francia en 1956 y Francia por Marruecos en 1997.

En los años ochenta exorcizó a cuchillo —en Coto vedado y En los reinos de taifa, sendos hitos del memorialismo español— su abandono del realismo social y, de paso, el dilema entre su homosexualidad y el amor por la escritora Monique Lange.
 La muerte de ella en el otoño de 1996 le dejó un vacío gigantesco que trató de colmar releyendo toda la obra de su mujer.
 Hace poco volvió a su novela más famosa, Casetas de baño, y ha prologado la reedición que acaba de lanzar Ediciones del Taller del Libro.
 Tiene un ejemplar en la mesa de una de las salas que circundan el patio.
 Aunque atento a lo que hacen los jóvenes, Goytisolo dedica sus días a releer: “Acabo de terminar Los inocentes,de Hermann Broch. Antes, todo Flaubert y todo Dostoievski.
Ya no puedo leer tan seguido como antes: seis, siete horas. La vista no me aguanta. Soy un viejo. Por eso los niños del barrio corren a besarme la mano cuando me ven”.
Autor de dos docenas de novelas, ensayos y libros de viajes, Goytisolo sostiene que se ha jubilado como novelista.
 Sigue, eso sí, escribiendo. Hace dos años publicó los nueve poemas que forman el libro Ardores, cenizas, desmemoria, pero avisa de que ya se acabó esa “polinización”.
 Siempre ha escrito a mano —”no sé ni usar la máquina de escribir”— y lamenta que casi nadie le entienda la letra.
 Su cómplice con el ordenador y el correo electrónico es ahora Ricard Parise, un instructor de esquí que vive en Marrakech: “Escribo los artículos de EL PAÍS separando las letras para que lo tenga más fácil
. Cuando se va a trabajar a Suiza quedo aislado durante semanas”. Entonces los dicta a las secretarias del periódico.
Comparte casa y vida con la familia de su amigo Abdelhadi
El jurado que el lunes pasado le concedió el Cervantes dijo que el autor de Las semanas del jardín es de “nacionalidad cervantina”. “El Quijote lo releí cuando cumplí 80 años”, cuenta él. “Lo leí por primera vez a los 25 y eso demuestra lo despistado que andaba.
 Luego con 40, con 60 y con 80”. Ahora anda en los mundos de Santa Teresa de Jesús. Acaba de llegar de París, donde estuvo ayudando a su traductora —Aline Schulman, traductora también de Cervantes— con unas versiones de la mística de Ávila: “Voy a menudo a Francia. Allí veo a la hija de Monique y a su nieta, que es una cineasta muy conocida”.
 La hija es Carole, la niña que atravesaba En los reinos de taifa. La nieta, Mona Achache, directora de La elegancia del erizo.
Sin olvidar a su hermano menor, Luis, con el que habla por teléfono “con frecuencia” y al que acaba de releer también —“Recuento me parece una de las grandes novelas del siglo XX”—, el resto de su clan es la familia de su amigo Abdelhadi.
 Con ellos comparte casa y vida. Un hijo de este y dos sobrinos centran, de hecho, las preocupaciones de Goytisolo:
 “Yo más que de familia hablaría de tribu”. En la educación y el futuro de esos tres muchachos pensó cuando recibió la llamada del ministro de Cultura anunciándole el premio
. En sus planes no estaba rechazarlo. El que rechazó fue el Internacional de Novela que le concedieron en 2008.
 Cuando supo que el dinero —150.000 euros; el Cervantes son 125.000— procedía de la fundación Gadafi, dijo que no: “Venía de un régimen.
 Los otros son distintos aunque mi sensación siempre es ambivalente”. Se refiere, sobre todo, al Nacional de las Letras que recibió ese mismo 2008: “Aunque lo de nacional me suena casi a ofensa, las razones del jurado son un reconocimiento a mi trabajo que agradezco
. Por otro lado, lo institucional no cuadra demasiado con mi vida. Vivo al margen”.
“Lo institucional no cuadra demasiado con mi vida”, dice el autor
Al margen y en silencio. “Cuando quiero ruido me voy a la plaza”, dice Juan Goytisolo levantándose para ir a la calle justo cuando llega Halid, de 16 años, el menor de la casa, que lo saluda con un beso en la cabeza.
 La plaza es, por supuesto, la de Xemaá-el-Fná, declarada patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco gracias a la lucha del novelista español para preservarla de la especulación inmobiliaria. “Antes Marrakech era una ciudad con turistas, hoy es una ciudad turística”, dice. “Con sus ventajas y sus inconvenientes. Ahora, por ejemplo, es más abierta que Tánger”.
Él llegó aquí por primera vez en 1976 y se pasó seis meses estudiando el árabe dialectal: “Para que la gente no me hablara en francés decía que solo hablaba español y ‘un poquito’ de árabe”. Desde el Café de France, del que es habitual, la plaza sigue siendo un pandemonio de tenderos y titiriteros, pero echa de menos a Abdeslam, apodado Saruh, el cohete, un extravagante juglar que le inspiró Makbara.
 Murió hace años. La novela se publicó en 1980. Pocos meses más tarde, Goytisolo se compró la casa del callejón rosado en la que hoy ejerce de “anciano jefe de la tribu”.

 

29 nov 2014

El Lenguaje más querido.................................Omar Lara

EQUIVALENCIAS.
(El contenido de esta publicación es inédito en su totalidad)

Fernando Rielo Foundation

Director :Justo Jorge Padrón.

El Lenguaje más querido
es el que nombra tu nombre

uno de los miles de nombres
conocidos y por saber
el lenguaje más querido 
fue el que una vez te dijo adiós
el que te llamó sin sentido
fue el que te llamó sin sentido 
fue el que una vez te encontró
el lenguaje más querido
no tiene sílabas ni música
se dice pero no se escucha
se siente pero no sé dónde
el lenguaje más querido 
que te hallará sin que lo sepas
es el que ando buscando
y si te llamo y tú no oyes
con un lenguaje que me viene
quiere decir que aún no es él
que no es todavía el querido
el inimitable lenguaje.

El rey del bótox sabe el secreto de una buena piel (sin inyecciones)

El rey del bótox sabe el secreto de una buena piel (sin inyecciones) 

 

Hablamos con el Dr. Jean Louis Sebagh, responsable de dos de las clínicas más avanzadas del mundo en cuidado del rostro, sobre las claves para mantener una piel luminosa y sin arrugas.

Conseguir que el rey del botox, como se conoce al Dr. Jean Louis Sebagh, haga un hueco en su apretada agenda para atender a un periodista, es casi un milagro. 
Y no es que tenga afán de estrella o que sea de esos galenos a los que les gusta rodearse de un halo de misterio mostrándose inaccesible a la prensa. Sencillamente, no tiene tiempo. 
Tiene dos clínicas –una en París y otra en Londres – y trabaja los siete días de la semana.
 Aún así, tiene una lista de espera de dos años. “Atiendo a unas 25 personas al día”, señala sin inmutarse. ¿Sin descansar? “No me hace falta. Estoy fuerte. Me cuido”,
 afirma mientras come casi compulsivamente un plato de frutas del bosque. “Esta es la clave: antioxidantes, antioxidantes. 
Te dan fuerza, no engordan y mantienen el organismo en forma”.

Cuando hace veinte años triunfaban aquellos liftings terroríficos que dejaron a buena parte del escuadrón femenino de Hollywood con la misma cara de velocidad, Sebagh abandonó el bisturí por la jeringuilla. 
Fue pionero en el uso “casi artístico, no en serie” de la toxina botulínica, los rellenos faciales y otros productos para detener el envejecimiento sin producir cara de clones.
 Como tampoco es cuestión de estar todo el día en la consulta chutándose inyectables, el francés apuesta por una terapia de mantenimiento en casa con su propia línea de cosmética de última generación
: Advanced Anti-Ageing Skin Care.
 En total, veintiocho productos muy específicos para cubrir otras tantas necesidades de la piel.

"Hay que empezar a cuidarse desde una edad muy temprana. A los veinte, retrasar el envejecimiento es cuestión de prevención y dieta saludable.
 En este sentido, hay que comer muchas frutas y verduras y mantenerse alejado de la comida procesada, las grasas y las barbacoas".

¿Me está usted diciendo que un churrasco acabará dejándome patas de gallo?

Mucho me temo que sí.
 Al cocinar los alimentos a la parrilla, debido a las altas temperaturas, se duplica la glicación de los carbohidratos y las proteínas
. Y eso está en la base de la aparición de arrugas.
 Aunque se tarde más es preferible cocinar a fuego lento.
 Ya no hay diferencia entre una parisina, una londinense o una madrileña.
 Todas llevan el mismo estrés, la misma rutina de comer atropelladamente, muchas veces acompañada de poco ejercicio… 
A la vez surge una pauta de querer cuidarse con cosméticos. Y aquí la clave es conocer tu tipo de piel y decantarte por un producto de calidad adecuado a tu piel, que proteja de los agentes que causan el envejecimiento y trate los primeros síntomas de edad.

  Voluntad por atajar las arrugas al menos sí que hay. No tiene más que ver las colas que se forman cuando con algunos productos muy populares low cost.

Estos cosméticos low cost son como la comida rápida: sus beneficios equivalen al precio pagado.
 No hay milagros.

¿Cree que son un engaño?

No. Hay una parte del argumentarlo que es cierta. Lidl u otras cadenas de marcas blancas comercializan sus propios productos mientras que el resto dependemos de distribuidores, que siempre encarecen el producto.

Pero...

Pero el producto es lo que es.
 Un kilo de una crema low cost básica cuesta 25 céntimos. Si es una convencional de consumo masivo su coste ronda 1,50 euros.
 Las mías pueden estar entre los 70 y los 80 euros, a lo que hay que sumar el packaging. La investigación, la calidad de los principios activos y su concentración, se pagan.
 No quiero decir que no puedas tener un producto razonablemente bueno por poco dinero, pero lo muy barato no compensa
. A partir de un cierto nivel por lo bajo de algunos componentes es mejor no ponerte nada. 
 ¿Cree entonces que toda esa gente haciendo cola no se va a llevar una antiarrugas? Se llevará una hidratante más o menos razonable, pero no un buen producto antiedad.

Vamos, que librarse de las arrugas sigue siendo cuestión de billetera.


Sí y no. Evidentemente un cosmecéutico de última generación es más eficiente. Pero hay muchos productos muy válidos en el mercado.
 La clave es elegir aquel que satisface las necesidades de tu piel, no las que le van bien a Madonna o a tal actriz. Mire usted a los asiáticos: no hacen caso ni del marketing, ni del packaging
. Ellos cogen la caja y miran la formulación, para saber qué ingredientes llevan y si no hay tal principio activo que saben que les conviene, no lo compran.

Dr. Sebagh
El Dr. Sebagh.
Foto: Justin Creedy Smith


Eso es casi un master en química…

Tal vez.
 Falta educación en ese sentido y muchas veces se compran productos que, incluso siendo muy buenos y caros, empeoran el estado de la piel. Le pongo un ejemplo en primera persona: Mi Serum Repair, que es el más vendido de mi línea de cosméticos, no funciona en todas las pieles.

¿Me está diciendo que puedo pagar 88 euros por este sérum y acabar con la cara fatal?

 Este sérum es de base acuosa.
 Al no tener aceite y sí una elevada concentración de ácido hialurónico, en una piel seca acabará por resecarla aún más.

¿Pero el hialurónico no era la panacea de la hidratación?


Aplicado a las bravas en una piel muy seca tiene efectos desastrosos porque el ácido lo que hace es absorber todo el agua que la rodea. El resultado es una piel tirante y muy reseca.

No entiendo entonces cómo es su producto estrella

Lo es porque tiene un 95% de principios activos y solo un 5% de agua.
 La publicidad nos vende que un producto solo lo puede hacer todo
. Pero hay que aprender a mezclar, a combinar varios productos para optimizar los resultados. Si mezclas ese serum con uno de base oleosa, como el Rose de Vie, con aceite de rosa y acción calmante, logras el mejor cosmético del mundo.

Si tan bueno es, ¿por qué no lo venden ya juntos?
  Porque es químicamente imposible lograr un producto que unifique los principios solubles en aceite y los de base acuosa.
 No puedes vender aceite y agua juntos.
 Lo más cercano es el Double Serum de Clarins, pero tuvieron que inventar un ingenioso dispensador que mantenía separada la parte acuosa de la grasa.

O sea, que tenemos que ser unos empollones en química y master en alquimia para sacar el máximo partido a cosméticos que, encima, no son nada baratos.

Invertimos mucho en la formación de los profesionales que venden nuestros productos. Somos una marca nicho que vende en pocos sitios, pero en aquellos donde estamos (spas de lujo, clínicas y centros de belleza de alto standing...) vas a encontrar a una persona que sabe y te va a prescribir exactamente lo que conviene a tu piel. 
Y que te va a enseñar a mezclar sin miedo.
 Por ejemplo, mi concentrado polvo-crema de Vitamina C puede usarse solo o mezclado con la crema o serum habitual para añadir luminosidad al rostro.
 Si se combina con la mascarilla exfoliante reduce las rojeces. Las cosmética es como la cocina: hay que aprender a mezclar sin miedo.

¿Por qué existe esta obsesión por los sérums?

En una crema tienes que mezclar aceite, agua y principios activos y es difícil estabilizar más de un 20% activos en esa solución
. En cambio, un sérum de base acuosa puede llevar más activos. Incluso más que los serums de base oleosa, que son los que más gustan en el mercado porque son más agradables al tacto y al olfato.

Ya, pero, ¿cómo puede el consumidor saber cuánto lleva un cosmético de principio activo?

Con la información que la ley permite, no puede
. En la caja solo se especifican los ingredientes, no su cantidad.
 En el envase, ni eso.
 El problema es que los resultados de ciertos elementos solo son visibles a partir de cierta cantidad.
 Pero se permite que se publiciten productos diciendo que llevan tal activo aunque su contenido sea mínimo y sus efectos sean casi inapreciables.