Los grupos de Podemos pasan de 400 a más de 1.000 en seis meses, sin sedes ni líderes
El entusiasmo de los simpatizantes define el fenómeno.
Jueves, 13 de noviembre. En Coria del Río, Sevilla, 44 miembros de un "círculo" de
Podemos
se reúnen en una plaza
. La formación política no tiene sedes.
Algunos
quedan en asociaciones vecinales.
Otros, en soportales, parques, plazas,
polideportivos, cafeterías...
Cada círculo va organizándose como puede
.
Esta es la novena reunión del grupo de Coria del Río, que se creó el 17
de junio.
El público es variado. Están Juan Antonio Bizcocho, de 39
años, físico y técnico superior de riesgos laborales, y José Luis Rodas,
de 34, diplomado en Magisterio y parado desde hace tres años.
Hay
algunos jubilados, un par de veinteañeros y varias mujeres en la
cincuentena.
El encuentro empieza con siete testimonios de participantes que
explican por qué quieren apoyar a Podemos.
Coinciden en que no se
sienten representados por los políticos actuales y han visto una ventana
de oportunidad para participar de forma activa en la cosa pública.
"Os
recomiendo que veáis cómo es un pleno del Ayuntamiento", interviene un
treintañero.
"Es vergonzoso. Lo único que hacen es anunciarse denuncias
los unos a los otros.
Y de los problemas de los vecinos, ni se habla".
Hasta ahora, aparte de hablar de política, en las reuniones de los
distintos grupos se han aprobado documentos para participar en la
constitución del partido.
Y se han creado comisiones de "extensión" para
conectarlos entre ellos.
Es difícil explicar lo que es un círculo
. Su estructura es muy
distinta de la de una agrupación de partidos como el PSOE o el PP. Aquí
nadie necesita apuntarse a nada; tampoco tienen necesariamente que estar
inscritos en la web de Podemos como simpatizantes
. No tienen que pagar
cuota alguna y para los gastos suelen tirar de iniciativas de
crowdfunding.
"Podemos es toda la gente que se siente de Podemos", resume Rubén
Rosón, de 25 años, miembro de un grupo asturiano.
Implicarse en un
círculo solo supone colaborar y sentirse partícipe. Pueden incluso estar
afiliados a otros partidos.
Hasta el momento, la expansión de la formación ha coincidido sobre
todo con las plazas en las que hay vida universitaria.
El vínculo urbano
de la formación es una de sus características. Madrid es la autonomía
con más círculos y simpatizantes inscritos como tales en su web; en
Andalucía son muy activos en Sevilla, Málaga, Cádiz y Granada. Cataluña y
la Comunidad Valenciana —especialmente Barcelona y Valencia— son las
otras dos comunidades en las que tienen más presencia
. El mapa de
círculos se ve mucho más vacío en provincias como Teruel, Lleida o
Cuenca. Pero prácticamente en ningún lugar hay una estructura todavía
organizada con sedes y caras visibles.
En Valencia, por ejemplo, al
menos siete personas ejercen como portavoces.
En otros lugares, como
Galicia, los representantes rotan constantemente y rehúyen el
protagonismo. En Sevilla hay una oficina, pero es
la de la eurodiputada Teresa Rodríguez,
que se financia con los fondos de Bruselas que tienen los
parlamentarios europeos para abrir oficinas de atención al ciudadano en
sus lugares de origen.
Una comisión de diez personas se encargará de validar los círculos
Nadie sabe a ciencia cierta cuál fue el círculo primigenio; dónde y
cuándo se creó por primera vez un grupo de simpatizantes de Podemos.
Ni
siquiera el propio partido lo tiene muy claro.
Creen que fue el de
Somosaguas, el de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad
Complutense de la que procede casi toda la cúpula directiva.
En todo
caso, la expansión fue rapidísima. Podemos se presentó oficialmente el
19 de enero en Lavapiés (Madrid) y Pablo Iglesias viajó el día 23 a
Zaragoza y el 24 a Asturias.
En esos días ya había círculos funcionando,
que no han dejado de ampliarse desde entonces
. Había 400 el 1 de junio,
una semana después de que Podemos lograra 1.245.948 votos y cinco
escaños en las elecciones al Parlamento Europeo y ahora mismo el número
se eleva a más de 1.000. Algunos son territoriales —puede haber más de
uno en una ciudad— y otros, sectoriales, como el conocido círculo de
enfermeras.
A 780 kilómetros de Coria del Río, en Oviedo, esa misma tarde se
reúne otro grupo. Se ven más canas que gente joven, pero el mismo
entusiasmo que en el pueblo sevillano.
"La principal función de los
círculos ha sido generar ilusión", dice Rubén Rosón
. "Los círculos son
la herramienta que nosotros utilizamos para desbordar la política
tradicional", explica Emilio León, de 37 años, uno de los promotores de
Podemos en Asturias. "No tenemos sede porque la sede de Podemos es
cualquier esquina. Se trata de llevar la política a los barrios, de
debatir, si se quiere, en bata y zapatillas.
El 15-M reunía a sujetos
heridos con ganas de ser escuchados. Ahora la gente va más allá. Ahora
piensan: ¿y por qué no voy a poder decidir yo cómo se gestiona lo
público en lugar de mirar cómo lo hacen otros?".
En mayo, el partido tenía cinco círculos en Asturias.
Hoy son más de
60, con 7.500 inscritos. Asturias fue una de las cinco comunidades en
las que la formación se convirtió en tercera fuerza política,
desplazando a IU en las elecciones del pasado mayo. Ana Taboada,
abogada, de 42 años, explica:
"Me uní al círculo porque me pareció una
herramienta nueva para realmente cambiar las cosas a través de un
partido sin los vicios de los otros.
Aquí realmente te sientes parte de
algo".
Algunos integrantes temen que el papel de los grupos quede desdibujado
Los asistentes, de Oviedo a Coria del Río, pasando por Madrid,
rezuman un interés sincero en participar en política.
En las reuniones
se habla de todo. Muchos, para organizarse, se han dividido en
comisiones (de solidaridad, finanzas, feminismo, comunicación...). Hay
documentos de trabajo que se cuelgan en Google groups. Un anciano con
bastón, chaqueta verde y pantalón pardo toma la palabra un jueves por la
tarde en el Círculo madrileño de Hortaleza:
“Quería decirles que me
preocupa mucho la política. Quiero defender las ideas de Pablo Iglesias.
Pero aquí no aprendo. Sois muy técnicos.
Yo no tengo estudios y no me
entero de nada”. La reprimenda de Anacleto, que así se llama el anciano,
deja unos segundos en silencio al resto del círculo.
Las siguientes
intervenciones hacen autocrítica y señalan la necesidad de conjugar las
cuestiones organizativas con más debate político. "No nos convirtamos en
lo que se han convertido los demás partidos", responde uno de los
miembros.
De alguna forma, la intervención de Anacleto refleja el difícil
momento que viven los círculos en la actualidad.
Buscan organizarse,
hacerse algo más jerárquicos para ser más eficaces. Tratan de resolver
su cuadratura sin perder su carácter asambleario.
Pablo Iglesias y la cúpula de Podemos son conscientes de que una de
sus grandes bazas para amplificar su mensaje y ganar votos es la
proliferación de los círculos y la entrega de los más de 260.950
simpatizantes "inscritos" —una figura parecida a la afiliación pero sin
pago de cuotas— en su web.
Pero, por otro lado, el temor al descontrol
territorial y a los posibles intrusos que pueden entrar en los
centenares de círculos que han ido naciendo por toda España ha sido una
de las razones por las que la cúpula de Podemos ha descartado concurrir a
los comicios municipales con marca propia.
Podemos es la gente que se siente de Podemos
Un miembro de un círculo asturiano
La ponencia fundacional votada por la gran mayoría de las bases
atribuye a la figura del secretario general la función de "asegurar la
coherencia".
Por esta razón, en su estrategia organizativa, la evolución
del partido pasa por elegir a un referente en cada comunidad autónoma
—un cargo parecido a los barones territoriales de las formaciones
tradicionales— y convertir los círculos en lugares de debate más que en
centros de poder —algo que sí planteaba, por ejemplo, la vía alternativa
para la organización de Podemos impulsada por el eurodiputado Pablo
Echenique—.
Para tratar de ejercer cierto control, además, la dirección ha
empezado a aplicar ya un protocolo para regular la creación de nuevos
círculos y ordenar los que existen.
Ese procedimiento establece, por
ejemplo, que en cualquier círculo deben participar un mínimo de cinco
personas y que no puede existir más de uno en el mismo "ámbito
territorial" (municipio, distrito o barrio, según el caso).
Su
validación quedará en manos de una comisión de garantías integrada por
10 personas.
Y, una vez validadas, estas agrupaciones podrán tener
"personalidad jurídica bien como asociación, bien como delegación del
partido", según indica el protocolo.
Los círculos sectoriales, como el
de enfermeras, deberán estar integrados por al menos 10 inscritos en
Podemos y para ellos queda fijado un "principio de no duplicidad"; es
decir, no podrá haber varios círculos de ingenieros de caminos o de
inmigración.
Para encauzar de forma adecuada la implantación autonómica, Podemos
necesitará financiación. Lucía Ayala, portavoz de Podemos Almería y
miembro de la nueva cúpula de Iglesias, rechaza la posibilidad de exigir
cuotas a los más de 260.000 inscritos.
"No apostamos por la figura del
afiliado", apunta.
Aunque sí admiten a "colaboradores económicos" que
aporten voluntariamente las cantidades que consideren oportunas.
"También buscamos modos de financiación alternativos, como el
crowdfunding", añade. "Pero lo haremos sin créditos".
La principal baza de la organización es la entrega de sus más de 260.950 "inscritos"
Antes del proceso de elección de las direcciones autonómicas, Podemos
cerrará sus equipos municipales. Sergio Pascual, responsable de
"extensión" de la formación, reconoce que la intención de su partido es
presentarse con la marca Podemos a las elecciones autonómicas.
Pero no
así a las municipales, que se celebrarán el último domingo de mayo de
2015. "Nos presentaremos, pero no en solitario", indica. Una posible vía
es Ganemos, que está surgiendo en algunas ciudades como unión de
fuerzas para los próximos comicios.
Según Pascual, cada dirección local
elegirá cómo va a ir Podemos a esas elecciones.
¿En qué lugar quedan los círculos a partir de ahora? Algunos miembros
temen que su papel quede desdibujado.
Muchos siguen confiando en que, a
pesar de que el partido se ha estructurado más al modo tradicional,
tienen mecanismos de control. "Nosotros también somos pragmáticos",
señala una profesora de 35 años en un círculo de un barrio madrileño.
"Queremos ganar las elecciones y sabemos que solo puede hacerlo Pablo
[Iglesias] y montando un partido jerárquico.
Si no, seríamos el Ejército
de Pancho Villa debatiendo y debatiendo sin llegar a nada.
Además,
Podemos está estableciendo fórmulas para que se pueda controlar a los
que mandan"
. En Oviedo, Isabel Bermejo, de 62 años, dice esperanzada que
no soportaría que los políticos la defraudaran una vez más.
"El golpe
sería tremendo porque ahora sí me siento parte".
Con información de Francesco Manetto, Álvaro de Cózar, Natalia Junquera, Carmen Pérez-Lanzac, Manuel Planelles, Víctor Honorato, J. M. Gastaca y Ferran Bono.