Que entre ya, que no pida más extremauciones, ha delinquido y tiene que pagarlo. Debió pensar que era intocable y sus abogados son una panda de inútiles,
¿Qué creían ? Ella se lucró con Julian Muñoz al que dejó cuando ya no tenía mas dinero para blanquear.......y ahora venga a retrasar su entrada, sinceramente me importa un pito esa señora, envidiosa, mala persona, oscura y que canta algo que ya no canta nadie....Lex est dura sed Lex....Que se cumpla.
19 nov 2014
18 nov 2014
Emilio Lledó: “La verdadera crisis es la de la inteligencia”
Emilio Lledó: “La verdadera crisis es la de la inteligencia”
Acaba de cumplir 86 años, pero irradia felicidad y esperanza. Emilio Lledó (Sevilla, 1927 ) ha impartido su vocación en universidades extranjeras y españolas, entre ellas la de La Laguna. Esta semana asistió como invitado de honor a una nueva edición de El mundo que queremos, de la Fundación CajaCanarias.
-¿La crisis ha reducido nuestra capacidad de pensar, de replantearnos las cosas?
“Creo que no estamos tanto ante una crisis económica, sino en una crisis de la mente, de nuestra forma de entender el mundo
. La crisis más real -con independencia de los problemas económicos, que son muy reales- es la crisis de la inteligencia. No estamos solo ante una corrupción de las cosas, sino ante una corrupción de la mente
. A mí me llama la atención que siempre se habla, y con razón, de libertad de expresión
. Es obvio que hay que tener eso, pero lo que hay que tener, principal y primariamente, es libertad de pensamiento.
¿Qué me importa a mí la libertad de expresión si no digo más que imbecilidades? ¿Para qué sirve si no sabes pensar, si no tienes sentido crítico, si no sabes ser libre intelectualmente? También ocurre que uno intenta pensar y escribe cuatro especulaciones y no puede hacer nada. Piensas pero no tienes poder. De ahí el poder de la política”.
-¿Cómo consigue no caer en el pesimismo después de decir eso?
“No soy nada pesimista. Solo soy pesimista, en cierto sentido, porque ya soy mayor y me queda poco tiempo, o menos tiempo, pero a mí me parece que la vida es algo muy hermoso y muy estimulante. Tenemos que darnos cuenta y no podemos olvidarnos de la posibilidad que tenemos de mirar
. Los filósofos griegos me enseñaron que la palabra ‘idea’, que nos remite al idealismo, significa mirar. Mirar con los ojos, no con la mente.
Y después de eso viene la educación…”.
-Hablando de educación, la nueva reforma educativa elimina la obligatoriedad de dos de las tres asignaturas de Filosofía en Secundaria y Bachillerato. ¿Qué consecuencias tendrá en el futuro?
“Me parece un disparate, una cosa inconcebible, cuando hoy precisamente en el mundo tecnológico es tan importante la reflexión sobre los sentimientos, sobre las acciones, y a eso ayuda la filosofía”.
-Dice que le preocupa más la corrupción de la mente que la corrupción tradicional. ¿Quién está corrompiendo nuestras mentes?
“Una política de la mentira y una educación que no se ha tomado en serio.
La educación es la esencia de partida social y si eso falta la sociedad de va a pique. Filosofía significaba apego a entender.
Preocupación por saber qué mundo es el tuyo, qué sociedad es la tuya y cómo compartir la vida con otros. Por eso es tan importante la política, aunque hoy se hable de la destrucción de la política”.
-Lo que quizás ha conseguido la situación actual es que la gente tenga más apego por saber, más necesidad de filosofía…
“Sí. Quizá la crisis nos ha dejado al aire, al descubierto, y eso nos estimula, por eso es tan importante que los jóvenes se formen, y que tengan acceso a una educación de calidad.
Yo he vivido mucho tiempo fuera de España en grandes países tecnológicos, y en un país como Alemania nunca apostarían por una universidad privada”.
-A nosotros nos han obligado a pensarlo todo en términos de rentabilidad económica..
“Exacto.
La economía es importante, pero es solo una parte.
Hay que dejar que los muchachos, los cinco o seis años que están en la universidad, se entusiasmen con algo, que no se obsesionen con cómo ganarse la vida, ya se la ganarán o la lucharán.
La obsesión por ganarse la vida es la forma más radical de perderla”.
-Después de ser un niño de la Guerra Civil en España y de vivir en Berlín la caída del muro, ¿cómo ve la situación actual en cuanto a libertades y derechos?
“Como niño de la Guerra Civil sé lo que es el hambre, pero no el hambre como metáfora.
El hambre, hambre, hambre de Madrid de los años 40.
No tener qué comer durante años. Era una situación patológica, había acabado una guerra, y había unos vencedores y unos vencidos.
Eso hoy no existe, hoy se nos ofrecen un montón de cosas.
Estamos en la sociedad del consumo, en una sociedad que acaba consumiendo al consumidor.
Pero es consumo vacío, consumo consumiente, que te consume, que te deteriora”.
-Eso lleva a otra pregunta: ¿Cómo nos está deteriorando el uso perverso del lenguaje?
“De una manera increíble
. Una forma de deteriorar la mente es deteriorar el lenguaje.
Utilizamos palabras sin pensarlas. Por ejemplo, ahora hay que ponerlo todo en valor.
Sin embargo, no sabemos qué es el valor porque no sabemos lo que son los valores.
La universidad tiene que fomentar un debate sobre los ideales
. Los creadores de riqueza son necesarios, pero unos pasos más adelante hay que crear algo que rompa la pura pragmacia
. O la practiconería, que es una palabra que seguro que la Real Academia no aceptaría, pero que me parece muy expresiva”.
-¿Confía en que en el futuro seremos menos pragmáticos?
“Yo creo que sí. Si no sería la muerte.
Tenemos que dejar esa herencia de idealismo”.
Que siga así siempre de idealista y alternativo, mi padre duró diez años más de los que usted tiene, solo estuvo mal los últimos meses, que la vida sea generosa con UD D.Emilio. Gracias
Cuando Marilyn Monroe leía a Lorca y Alberti................................................. Benjamín Prado
La mítica actriz tenía un gusto exquisito por la literatura. En su biblioteca, catalogada por Christie's, hay más de 400 volúmenes de primer nivel.
¿En qué se parecía Marilyn Monroe a Norma Jean? Es una pregunta que
siempre girará alrededor del mito.
¿Qué tenía dentro de la cabeza la cara más conocida de su tiempo? Entre otras cosas, muchos libros, a la vista del inventario que hizo la casa de subastas Christie’s de su biblioteca personal, en la que hay más de 400 volúmenes de primer nivel.
Parece que la mujer más deseada de todos los tiempos siempre tuvo un gusto exquisito para la literatura y que lo afiló más aún tras su matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller.
Hay fotos muy conocidas de la actriz, tomadas en los descansos de sus rodajes, en alguna biblioteca o incluso en su propio apartamento, en las que se la ve con obras como el Ulises de James Joyce o la poesía de Walt Whitman en las manos, los ojos clavados en sus páginas y un gesto de concentración a prueba de intrusos.
También otra en la que hojea un catálogo de Francisco de Goya.
Sin embargo, ésa no es la única prueba de su interés por la cultura de España, porque ahora que se ha hecho público el catálogo de sus tesoros hemos descubierto dos libros de poesía que nos atañen, los que aparecen señalados con los números 264 y 268 y que son, respectivamente, una antología de poemas de Rafael Alberti y Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca.
Conociendo a Alberti, me puedo imaginar sin hacer ningún esfuerzo que de haberlo sabido, pocas cosas le habrían hecho tanta ilusión en su vida.
La colección privada de libros de Marilyn Monroe es apta para los paladares más exigentes y nos deja claro, para empezar, que era mucho más inteligente que los que hicieron la lista, en la que incluyen a Alberti y Lorca entre los “autores latinoamericanos” y El principito, de Antoine de Saint-Exupéry –precisamente el primer regalo que ella le hizo a Joe Dimaggio–, en la sección de psicología.
Sus tesoros bibliográficos van de clásicos como Aristóteles o Platón hasta Oscar Wilde y En el camino, de Jack Kerouac; de los maestros rusos, Dostoievski, Tolstói, Chéjov y Pushkin, y los franceses, Proust, Zola, Albert Camus, Alejandro Dumas, Stendhal y Colette, a Muerte en Venecia, de Thomas Mann, a La última tentación de Cristo, de Nikos Kazantzakis; y pasa por Edgar Allan Poe, John Steinbeck; por los versos de William Blake, Rainer Maria Rilke o D. H. Lawrence, y por el teatro de O’Neill, Tennessee Williams, Bernard Shaw y Molière, aunque en este género brilla por su ausencia, de forma extraña, el propio Arthur Miller
. Por supuesto, no faltan los novelistas contemporáneos de la intérprete, Sherwood Anderson, Scott Fitzgerald, Hemingway, William Faulkner, Thomas Wolfe, Dorothy Parker y Carson McCullers, a quien conoció junto con Isak Dinesen.
La aparición de Lorca y Alberti no hace más que agrandar la idea de que a Marilyn le interesaba España
. Ceferino Carrión, el hostelero de Santander que era amigo suyo y dueño del restaurante La Scala, donde comía la estrella a diario, es conocido por ser quien le llevó a su casa la cena el 4 de agosto de 1962, la noche en que murió
. En una conversación de hace un par de años con el periodista Sebastián Moreno, aparte de contar cómo le había presentado a Brigitte Bardot, con la que Marilyn al parecer fue encantadora, recordaba que la protagonista de La tentación vive arriba “leía mucho, hablaba a menudo de poetas españoles o de sus pintores favoritos, que eran Velázquez, Goya y Picasso”.
Si la frase “dime qué has leído y te diré quién eres” tiene algo de cierto, después de asomarnos a su biblioteca, tal vez sepamos algo más de Marylin, ese mito al que a veces uno tiene la sensación de conocer un poco menos con cada biografía suya que devora.
¿Qué tenía dentro de la cabeza la cara más conocida de su tiempo? Entre otras cosas, muchos libros, a la vista del inventario que hizo la casa de subastas Christie’s de su biblioteca personal, en la que hay más de 400 volúmenes de primer nivel.
Parece que la mujer más deseada de todos los tiempos siempre tuvo un gusto exquisito para la literatura y que lo afiló más aún tras su matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller.
Hay fotos muy conocidas de la actriz, tomadas en los descansos de sus rodajes, en alguna biblioteca o incluso en su propio apartamento, en las que se la ve con obras como el Ulises de James Joyce o la poesía de Walt Whitman en las manos, los ojos clavados en sus páginas y un gesto de concentración a prueba de intrusos.
También otra en la que hojea un catálogo de Francisco de Goya.
Sin embargo, ésa no es la única prueba de su interés por la cultura de España, porque ahora que se ha hecho público el catálogo de sus tesoros hemos descubierto dos libros de poesía que nos atañen, los que aparecen señalados con los números 264 y 268 y que son, respectivamente, una antología de poemas de Rafael Alberti y Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca.
Conociendo a Alberti, me puedo imaginar sin hacer ningún esfuerzo que de haberlo sabido, pocas cosas le habrían hecho tanta ilusión en su vida.
La colección privada de libros de Marilyn Monroe es apta para los paladares más exigentes y nos deja claro, para empezar, que era mucho más inteligente que los que hicieron la lista, en la que incluyen a Alberti y Lorca entre los “autores latinoamericanos” y El principito, de Antoine de Saint-Exupéry –precisamente el primer regalo que ella le hizo a Joe Dimaggio–, en la sección de psicología.
Sus tesoros bibliográficos van de clásicos como Aristóteles o Platón hasta Oscar Wilde y En el camino, de Jack Kerouac; de los maestros rusos, Dostoievski, Tolstói, Chéjov y Pushkin, y los franceses, Proust, Zola, Albert Camus, Alejandro Dumas, Stendhal y Colette, a Muerte en Venecia, de Thomas Mann, a La última tentación de Cristo, de Nikos Kazantzakis; y pasa por Edgar Allan Poe, John Steinbeck; por los versos de William Blake, Rainer Maria Rilke o D. H. Lawrence, y por el teatro de O’Neill, Tennessee Williams, Bernard Shaw y Molière, aunque en este género brilla por su ausencia, de forma extraña, el propio Arthur Miller
. Por supuesto, no faltan los novelistas contemporáneos de la intérprete, Sherwood Anderson, Scott Fitzgerald, Hemingway, William Faulkner, Thomas Wolfe, Dorothy Parker y Carson McCullers, a quien conoció junto con Isak Dinesen.
La aparición de Lorca y Alberti no hace más que agrandar la idea de que a Marilyn le interesaba España
. Ceferino Carrión, el hostelero de Santander que era amigo suyo y dueño del restaurante La Scala, donde comía la estrella a diario, es conocido por ser quien le llevó a su casa la cena el 4 de agosto de 1962, la noche en que murió
. En una conversación de hace un par de años con el periodista Sebastián Moreno, aparte de contar cómo le había presentado a Brigitte Bardot, con la que Marilyn al parecer fue encantadora, recordaba que la protagonista de La tentación vive arriba “leía mucho, hablaba a menudo de poetas españoles o de sus pintores favoritos, que eran Velázquez, Goya y Picasso”.
Si la frase “dime qué has leído y te diré quién eres” tiene algo de cierto, después de asomarnos a su biblioteca, tal vez sepamos algo más de Marylin, ese mito al que a veces uno tiene la sensación de conocer un poco menos con cada biografía suya que devora.
Emilio Lledó: “Soy el que se fue con una maletita de cartón a Alemania”................................ Tereixa Constenla.
El filósofo, distinguido con cuatro premios en un solo mes, bromea al recibir el Nacional de las Letras: "Puedo ir al libro Guinness”.
Emilio Lledó pasó la mañana hablando sobre su amor por los libros
-“Han sido mi compañía. Podría reconstruir mi vida mirando esos libros”-
y pensaba encerrarse unos días para escribir un artículo para agradecer
el premio internacional de ensayo Pedro Henríquez Ureña, que por
primera vez concede la Academia Mexicana de la Lengua y que recogerá la
próxima semana.
El jurado del Premio Nacional de las Letras le ha truncado los planes. Esta mañana decidieron otorgar su galardón al filósofo y académico, nacido en Sevilla en 1927
. Recibió la noticia en la sede de la Asociación de Editores de Madrid, que le ha concedido el 18º Premio Antonio de Sancha por su compromiso con la cultura y la literatura. “Esto quiere decir que ya estás tan viejo que están diciendo ‘vamos a despedir simpáticamente a este señor”, bromeó.
“Sabía que había estado propuesto otros años, pero no éste… Podría haber sido el que viene o el pasado”, añadía jocoso, casi abrumado por la singular coincidencia de recibir cuatro galardones en un mes (el José Luis Sampedro, de Getafe Negro; el Antonio de Sancha; el Pedro Henríquez Ureña y ahora el Nacional de las Letras). “Puedo ir al libro Guinness”.
Lo aceptará.
Considera que los premios significan el reconocimiento a una trayectoria, “sea yo o cualquiera”, aunque no los busque ni se postule. “Han sido todos una sorpresa, y el origen de la filosofía es una sorpresa, por tanto estos premios me sorprenden y me estimulan para seguir trabajando”.
Emilio Lledó prepara ahora un libro sobre la amistad y los afectos.
“Me gustaría poder aportar algo nuevo aunque sea pequeñísimo.
Los afectos no tienen una gramática como la Filología, pero eso le da fuerza y libertad. Habría que pensar en una gramática de los afectos para que el amor no se convierta en odio o la amistad en enemistad”.
Hay una palabra poco usada que Lledó saborea: amistarse. “El principio de las relaciones afectivas que tengamos empieza con la relación afectiva con nosotros mismos.
Y esto te obliga a mejorarte, luchar para mirarte en el espejo y no avergonzarte”.
Cuando Lledó se mira en el espejo, no se avergüenza.
“Por edad hay un momento en que piensas que te quedan pocos telediarios, pero eso no me entristece para nada porque pienso que soy él mismo que con una maletita de cartón que se rompió en la frontera me fui a Alemania.
Me miro en el espejo y no me avergüenzo”.
-Y el país en el que vive, ¿le avergüenza?
“No me avergüenzo, pero no me gusta”.
Es la primera vez que la mirada de Lledó, relajada y sonriente, se endurece. “En la dictadura teníamos la esperanza de que esto cambiaría, y ahora estamos en el territorio de aquella esperanza y muchas veces desesperanzados”
. El filósofo amante de los griegos vuelve a ellos para reivindicar la decencia como esqueleto de una sociedad sana. Le disgusta profundamente lo que ocurre en el territorio político, pero Lledó, que durante medio siglo difundió la Filosofía en institutos y facultades, es un combatiente nato.
“No debemos aceptar batallas perdidas”.
El jurado del Premio Nacional de las Letras le ha truncado los planes. Esta mañana decidieron otorgar su galardón al filósofo y académico, nacido en Sevilla en 1927
. Recibió la noticia en la sede de la Asociación de Editores de Madrid, que le ha concedido el 18º Premio Antonio de Sancha por su compromiso con la cultura y la literatura. “Esto quiere decir que ya estás tan viejo que están diciendo ‘vamos a despedir simpáticamente a este señor”, bromeó.
“Sabía que había estado propuesto otros años, pero no éste… Podría haber sido el que viene o el pasado”, añadía jocoso, casi abrumado por la singular coincidencia de recibir cuatro galardones en un mes (el José Luis Sampedro, de Getafe Negro; el Antonio de Sancha; el Pedro Henríquez Ureña y ahora el Nacional de las Letras). “Puedo ir al libro Guinness”.
Lo aceptará.
Considera que los premios significan el reconocimiento a una trayectoria, “sea yo o cualquiera”, aunque no los busque ni se postule. “Han sido todos una sorpresa, y el origen de la filosofía es una sorpresa, por tanto estos premios me sorprenden y me estimulan para seguir trabajando”.
Emilio Lledó prepara ahora un libro sobre la amistad y los afectos.
“Me gustaría poder aportar algo nuevo aunque sea pequeñísimo.
Los afectos no tienen una gramática como la Filología, pero eso le da fuerza y libertad. Habría que pensar en una gramática de los afectos para que el amor no se convierta en odio o la amistad en enemistad”.
Hay una palabra poco usada que Lledó saborea: amistarse. “El principio de las relaciones afectivas que tengamos empieza con la relación afectiva con nosotros mismos.
Y esto te obliga a mejorarte, luchar para mirarte en el espejo y no avergonzarte”.
Cuando Lledó se mira en el espejo, no se avergüenza.
“Por edad hay un momento en que piensas que te quedan pocos telediarios, pero eso no me entristece para nada porque pienso que soy él mismo que con una maletita de cartón que se rompió en la frontera me fui a Alemania.
Me miro en el espejo y no me avergüenzo”.
-Y el país en el que vive, ¿le avergüenza?
“No me avergüenzo, pero no me gusta”.
Es la primera vez que la mirada de Lledó, relajada y sonriente, se endurece. “En la dictadura teníamos la esperanza de que esto cambiaría, y ahora estamos en el territorio de aquella esperanza y muchas veces desesperanzados”
. El filósofo amante de los griegos vuelve a ellos para reivindicar la decencia como esqueleto de una sociedad sana. Le disgusta profundamente lo que ocurre en el territorio político, pero Lledó, que durante medio siglo difundió la Filosofía en institutos y facultades, es un combatiente nato.
“No debemos aceptar batallas perdidas”.
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