Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

12 oct 2014

Miguel Bosé: "Habría que cuestionar cómo pagamos impuestos" Miguel Bosé regresa a la cita con sus fans acérrimos el 4 de noviembre, cuando publique su úlltimo álbum, Amo, en el que incluye su primera canción protesta.


Miguel Bosé 
 
A sus casi 40 años de carrera hay que sumarle cuatro hijos y un proceso creativo «cada vez más caótico» que le lleva a sumirse en la duda constante.
 Aun así, él siempre tiene ganas de más y regresa, cada vez que se lo pide el cuerpo (y la mente), a la cita con sus fans acérrimos.
 La próxima será el 4 de noviembre, cuando publique su último álbum, Amo, en el que incluye su primera canción protesta. Por si tenía pocos pelos en la lengua… aquí llega Bosé en estado puro.
Bosé puede tener un mal día. De hecho, estos suelen ser sonados
. Por eso, cuando entra en el estudio de fotografía, mira la ropa seleccionada para él y expresa que le gusta mucho, comienzan los guiños cómplices entre la gente de su equipo. «Va a ir bien la cosa», dicen los que le acompañan. Se respira entonces tranquilidad, pero nadie baja la guardia.
 En cualquier momento la calma se puede romper. Se cambia de prenda como un huracán, se planta delante del fotógrafo y dice con disposición: «¿Qué queréis hacer?». Posa con la seguridad de un avezado modelo mientras parece que hasta se imita a sí mismo. Pero es que si no se gusta Miguel Bosé, ¿quién puede hacerlo?
Al hablar, sus ojos miel atrapan mirando fijamente al interlocutor y su voz, seductora, queda sellada en el aire.
Publica su nuevo disco, Amo. Tiene fama de ser buen amo de casa, ¿va por ahí la cosa?

No. Así se llama la primera canción que nace. Un tema dedicado al saber.
Desde pequeño, uno de los rasgos más distintivos de mi personalidad es la insaciable curiosidad. Me metía debajo de la sábana con una linterna a leer lo que fuera: cuentos, diccionarios, prospectos…
 El viajar con el dedo por los atlas y recorrer el Yangtsé con la yema del índice me definen.


Miguel Bosé 
Miguel Bosé no va envejeciendo bien, ni de caracter ni fisicamente, es una mezcla de su madre y la señorita Rotenmeyer con un casi 90% de narcisismo.
Era un niño solitario.

Absolutamente. Tenía dos hermanas a las que yo preguntaba si querían jugar conmigo al Scalextric o al Mecano y la respuesta siempre era: «¡No!»
. Así que me salvó la lectura. No había televisión, pero mi madre leía muchísimo y tenía una nutrida biblioteca.
 Yo iba a hurtadillas al salón, donde cuando éramos pequeños nadie podía entrar si no estaban nuestros padres.
 Solo podía bajar cuando venían invitados. Entonces nos peinaban, nos mostraban y nos volvían a subir.
 Pero cuando el salón estaba cerrado, entraba, me subía a la estantería, cogía un libro y juntaba los contiguos para que no notaran su ausencia.
No hay nada que me guste más que descubrir algo nuevo, investigar, profundizar. En los momentos más desoladores de mi vida, aprender algo que no sabía me ha hecho olvidar la tristeza. Mi hijo Tadeo lo ha heredado multiplicado por 10. Lo observo y me fascina.
Las letras de este disco son más directas que nunca.

Es el fruto de 12 años de escribir SMS. Ya no dices: «Voy a llegar un poco tarde porque estoy en un atasco». Sino que pones: «En 5». Y el resto se sobreentiende. Eso es economizar el lenguaje.
 Y estas cosas tan sencillas, cuando rozan lo poético, se transforman en verdaderas bellezas de frases.

¿Cómo ha sido este proceso creativo?

Con los años es más lento y caótico. Vivo en el infierno de la duda.
 Todo lo que hago me parece una mierda y al día siguiente digo: «Bueno, igual salvo algo». A los dos días me parece una genialidad y a los cinco, una gilipollez.
 En ese tiempo me abandono, me siento solo, me desvelo y las ideas aparecen como una urgencia, como un pis.
 Hace cinco años que no paro en ningún momento de dibujar, escribir, hacer fotos, componer, etc. Es algo huracanado que no me ayuda para nada porque me crea confusión.
 Va cada vez a más y sé que habrá un momento en el que me volveré loco y así se acabará todo.

Miguel Bosé: "Habría que cuestionar cómo pagamos impuestos"

Miguel Bosé regresa a la cita con sus fans acérrimos el 4 de noviembre, cuando publique su úlltimo álbum, Amo, en el que incluye su primera canción protesta.

Miguel Bosé

A sus casi 40 años de carrera hay que sumarle cuatro hijos y un proceso creativo «cada vez más caótico» que le lleva a sumirse en la duda constante. Aun así, él siempre tiene ganas de más y regresa, cada vez que se lo pide el cuerpo (y la mente), a la cita con sus fans acérrimos. La próxima será el 4 de noviembre, cuando publique su último álbum, Amo, en el que incluye su primera canción protesta. Por si tenía pocos pelos en la lengua… aquí llega Bosé en estado puro.
Bosé puede tener un mal día. De hecho, estos suelen ser sonados. Por eso, cuando entra en el estudio de fotografía, mira la ropa seleccionada para él y expresa que le gusta mucho, comienzan los guiños cómplices entre la gente de su equipo. «Va a ir bien la cosa», dicen los que le acompañan. Se respira entonces tranquilidad, pero nadie baja la guardia. En cualquier momento la calma se puede romper. Se cambia de prenda como un huracán, se planta delante del fotógrafo y dice con disposición: «¿Qué queréis hacer?». Posa con la seguridad de un avezado modelo mientras parece que hasta se imita a sí mismo. Pero es que si no se gusta Miguel Bosé, ¿quién puede hacerlo? Al hablar, sus ojos miel atrapan mirando fijamente al interlocutor y su voz, seductora, queda sellada en el aire.
Publica su nuevo disco, Amo. Tiene fama de ser buen amo de casa, ¿va por ahí la cosa?

No. Así se llama la primera canción que nace. Un tema dedicado al saber. Desde pequeño, uno de los rasgos más distintivos de mi personalidad es la insaciable curiosidad. Me metía debajo de la sábana con una linterna a leer lo que fuera: cuentos, diccionarios, prospectos… El viajar con el dedo por los atlas y recorrer el Yangtsé con la yema del índice me definen.
Miguel Bosé

Foto: Sergi Pons


¿Y no sigue una disciplina concreta? Cuénteme cómo es estar un día en su piel.

Lo tengo muy bien agendado
. Me levanto a las 5:30 de la mañana sin necesidad de despertador. Y a partir de ahí empiezo las labores cotidianas: los niños, la familia, la oficina, la compra… y hasta las 22 horas no paro.
 Si la semana tiene siete días, entrego cinco o seis a Bosé. Pero hay un día que lo reservo solo para mí. Para Miguel
. Ha sido una regla sagrada que he seguido siempre y, gracias a ella, me he salvado. Si a esta carrera de 40 años de profesión, por error, le hubiera entregado mi vida entera, ahora tú y yo no estaríamos hablando
. Lo habría mandado todo a tomar por culo.
Miguel Bosé
Camisa desestructurada de Jaime Mesa para 44 Store.
Foto: Sergi Pons
Entonces, ¿es difícil ser Miguel y Bosé?

Es que ambos se odian a muerte
. No comparten absolutamente nada más que un cuerpo. Y tienen que cohabitar. Bosé es pura creatividad, le gusta saltar al vacío y volar, pero es el que paga las facturas
. Y Miguel tiene que tragar.

Con esta doble personalidad, ¿no te vuelves loco?

En cuanto entro por la puerta de mi casa todo lo que pueda pasar fuera me da exactamente igual y me dedico a recuperarme
. Entonces me vuelvo un hombre aburrido, gris, que está con su familia, sus niños, su jardín, sus perros, su cocina y sus amigos
. En mi casa no se habla del trabajo. Pero cuando llega la hora de salir, cabreadísimo porque me tengo que ir, al pasar la cancela exclamo: ¡Vamos!. Y soy también feliz.
 Me he educado a que sea así y me funciona bien.
¿Y con quién estoy hablando ahora?

Uf, no sé.
Si escucha una canción suya, ¿la identifica rápidamente con el momento vital en el que la compuso?

No todas. Un día un amigo tenía un CD puesto en el coche y le pregunté que de quién era el tema. ¡Y era mía!
 Pertenecía a mi primer álbum y no recordaba ni la melodía. A partir de Bandido, que es cuando surge el Bosé que llega hasta hoy, más o menos recuerdo todas, algunas con mucha dificultad y otras ni te las puedo cantar.
 Son muchos años, mucho volumen de obra.
Miguel Bosé 
 
Su ropa define las etapas de su carrera.

Me gusta y sigo la moda.
 Es una forma de expresión que te cuenta muchas cosas y algunas, de repente, son afines a mi estado de ánimo
. Cuando hice Bandido, fue el comienzo del auge de toda la información que venía de Japón.
 A través de la lectura de cómics, de los primeros manga, más toda la cultura samurái que me encantaba, empecé a fabricarme un vestuario con faldas largas
. La gente flipaba, pero es que mis pijamas eran falda pantalón. Luego con Salamandra me pasé a los zajones y a lo español. Una cosa me llevaba a otra y evolucionaba.
 Así vestía en el escenario y en la calle.
¿Y ahora?

Mi estilo es muy diferente al hombre español, que es más conservador
. Me encanta Ann Demeulemeester, todo el diseño belga y los Etxebarrías españoles que crean cosas que son como de La Guerra de las Galaxias
. Y como me identifico con ellas, y me valen, me las pongo. No me enfundo un Dolce & Gabbana ni muerta.
 Con esa manía de ajustar todo, tienes que ser muy estrecho, y mira la caja torácica que tengo de cantar y hacer inmersión.
 Vamos, que no entro ni en Prada.
 


 

 

Dimitirá alguien en este país? Gente que no tiene para comer y..............................

Barberá gastó 7.223 euros en el viaje en que cenó con Ecclestone.

Eso, que por dinero no sea.....

La alcaldesa contrató un coche privado y pasajes de vuelta en preferente.

Rita Barberá con el patrón de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, en 2007 en Valencia. / VÍCTOR FRAILE (REUTERS)

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, acompañada del concejal de Deportes, Cristóbal Grau, gastó en dos días y medio 7.223,83 euros en billetes de avión y alquiler de un coche privado durante el viaje a Londres al que fue invitada por el Valencia CF para asistir al partido de Champions ante el Chelsea el 6 de diciembre de 2011.
 La regidora salió de la capital con la expedición valencianista el día 5 en un avión fletado expresamente para el encuentro pero no regresó con el resto la madrugada del día 7.
 Lo hizo a la mañana siguiente, en torno a las once horas, del aeropuerto de Heathrow en dirección a Madrid y luego a Valencia en clase preferente.
Fueron dos billetes de avión, a razón de 1.155,51 euros cada uno, cuyos titulares, según las facturas aportadas por Compromís, eran la alcaldesa Rita Barberá y el concejal Cristóbal Grau.
Durante su estancia en Londres, la regidora contrató un coche privado que estuvo a su disposición ocho horas el día 5, 16 horas el día 6 —de 9 a 17 horas más otras ocho horas extras—, y que los trasladó al aeropuerto el último día. El Ayuntamiento, con el presupuesto congelado por la crisis, abonó 2.311 euros por los pasajes y 4.912 euros más por el uso del vehículo.
Un portavoz oficial asegura que los gastos del viaje sumaron unos 5.000 euros, 2.000 menos de lo que dicen las facturas
A su vuelta a Valencia, la alcaldesa contó que cenó en Londres con el patrón de la F-1 Bernie Ecclestone, que organizaba desde 2008 el Gran Premio de Europa en Valencia y aseguró haberse reunido con grupos de inversores británicos para venderles proyectos de la capital.
 “Cualquier cosa que diga”, comentó en diciembre de 2011, “puede estropear” las negociaciones.
Su encuentro con el patrón de la F-1 fue de carácter privado.
 No desveló su conversación con el magnate británico acerca del futuro del campeonato que, después de cuatro ediciones y cuantiosas pérdidas económicas, se hallaba en la cuerda floja por las dificultades de la Generalitat, acuciada por las deudas y los recortes, de soportar el canon establecido. De hecho, el último GP de Europa se celebró en 2012.
Un portavoz oficial de la alcaldía de Valencia ha asegurado a este diario que los gastos del viaje sumaron unos 5.000 euros —unos 2.500 euros por el vehículo y algo más de 1.000 euros por cada billete de avión—, pero las facturas a las que ha tenido acceso este diario suman 7.300 euros
. Este portavoz añadió que la regidora se entrevistó con dos inversores británicos, pero no precisó cuántas entrevistas hubo, con quién, con qué objetivo y cuál fue el resultado. Uno de ellos fue el del grupo Arena Stadium.

Barberá ha sido junto al expresidente de la Generalitat Francisco Camps la gran defensora de la F-1. No solo estuvo al lado de Camps y Ecclestone cuando el magnate condicionó la celebración del Gran Premio en Valencia a que el PP ganase las elecciones en 2011.
 Fue también la que en octubre de ese mismo año —dos meses después de la dimisión de Camps— desveló un encuentro entre el magnate y Alberto Fabra:
 “Era muy importante, tremendamente importante que se conocieran”, dijo.
 Su único comentario es que las conversaciones para la continuidad de la carrera, iban “por muy buen camino”.
Dos días después del regreso de Barberá de Londres, el Consell anunció que una empresa de la Generalitat se quedaría con los derechos del GP, hasta entonces propiedad en un 50% de Valmor Sport. Circuito del Motor pagó menos de un euro por Valmor pero asumió una deuda de casi 50 millones de euros (entre deuda directa y con terceros).
 El evento que no iba “a costar ni un euro” a los valencianos lleva consumidos cerca de 300 millones de euros y la fiscalía lo está investigando.
Joan Ribó, portavoz municipal de Compromís, critica el malgasto de dinero público
. “En un viaje al que había sido invitada por el Valencia CF, la alcaldesa acaba gastándose más de 2.000 euros de las arcas públicas en billetes de avión y casi 5.000 euros por disponer de un vehículo privado para tan solo tres días”, declara.
 Además, destaca la coincidencia de que Barberá se reuniese con Ecclestone, precisamente cuatro días antes de que el Consell decidiera adquirir Valmor Sports por un euro y asumiendo todas sus deudas.

 

 

Ahora parece que la culpa es de la enfermera por quitarse mal el traje protector, no del Consejero de Sanidad ni de Ana Mato por inútiles.

Teresa Romero la auxiliar de enfermería contagiada por ébola en una imagen del Facebook del gimnasio al que acude. / jaime villanueva

Teresa Romero no es descuidada.
 Si se contagió de ébola, en un error fatal al quitarse el traje de protección en aquella habitación del hospital Carlos III de Madrid, no fue por desidia.
La auxiliar de enfermería, de 44 años, que lucha por sobrevivir al virus letal tras el malogrado accidente haciendo su trabajo, es una profesional responsable, según sus compañeras en el centro, y una persona “minuciosa” en lo que hace, tal y como la describe su hermano.
Unos y otros coinciden, además, en una cualidad de Teresa que la presupone especialmente atenta al enfrentarse al contacto con los dos religiosos fallecidos por ébola: es aprensiva, incluso “un poco exagerada”, apunta su hermano.
 Una mujer diligente a la que sobrevino un día de agosto la mala fortuna. Aunque nunca había evitado las situaciones comprometidas.
Teresa y su hermano, José Ramón (de 40 años), nacieron en Madrid, aunque son orgullosos gallegos. En Alcorcón, la ciudad del suroeste de Madrid en la que viven, en su entorno les conocen como “los galegos”.
 Sus padres, originarios de dos pueblos de la montaña lucense (Cervantes y Navia de Suarna, en la comarca de Os Ancares), emigraron a Madrid cuando todo el mundo se marchaba de esa zona aislada y deprimida
. La familia se mantuvo en la capital con el trabajo del padre, carpintero, que enseñó el oficio a su hijo.
 La vida de los Romero Ramos no ha sido fácil: en 2004 perdieron el padre a causa de un cáncer, y la madre, Jesusa, arrastra a sus 71 años una depresión de la que no logra recuperarse.
La mujer vive sola y recluida en el pueblo.
 Los hermanos se distanciaron cuando pasaron la veintena.
En los 90 trató a enfermos de SIDA y también tuvo que hacerse análisis
Teresa va siempre que puede a Becerreá (3.050 habitantes, en el centro de la provincia de Lugo). Más desde que murió el padre, para acompañar a su madre, (“están bastante unidas, aunque creo que yo soy el favorito”, se jacta José Ramón) pero también porque se relaciona mucho con sus primos del pueblo, con los que le une una buena amistad.
 Con su marido, Javier Limón, Teresa frecuenta también la costa de A Coruña. El matrimonio no tiene hijos; ella estaba muy apegada a su perro, Excálibur, sacrificado para evitar riesgos por la enfermedad. “Hacía un mundo si Excálibur tenía un arañazo”, revela José Ramón.
 El can era suyo y acabó en manos de su hermana por una “larga historia” que él prefiere no contar. Más allá de la familia, la auxiliar de enfermería no tiene un gran círculo en la pequeña localidad gallega. “Aquí nadie le pone cara, salvo los vecinos de las casas de alrededor”, dice el alcalde, Manuel Martínez (PSOE).
Teresa escapa mucho a Galicia y mantiene una vida “casera” en Madrid.
 “El otro día se quejó a Javier de que cada vez salían menos”, desliza, confidente, su hermano. Últimamente ella dedicaba mucho tiempo a estudiar la oposición para lograr una plaza fija como auxiliar de enfermería.
 “Estudiaba a rajatabla, y eso que le cuesta. La FP le costó bastante también”, concede José Ramón. Aunque llevaba 15 años trabajando como auxiliar en el hospital Carlos III —el mismo donde atendió a los misioneros contagiados con ébola, y el mismo donde hoy sus compañeros tratan de salvarle la vida— era interina.
Pidió a su hermano que no fuese a verle y a su marido que no usase
su baño
El pasado 27 de septiembre, de hecho, dos días después de haberse infectado con el virus, acudió a examinarse de la oposición en la Universidad Complutense de Madrid.
No tenía síntomas, así que no pudo contagiar a nadie. Aún se esperan los resultados de los exámenes. “Ella siente entusiasmo por su trabajo”, relatan en su entorno. Le gusta lo que hace. Seguramente por ese compromiso decidió formar parte del equipo que atendió a Manuel López Viejo y a Miguel Pajares (los dos misioneros fallecidos), como había hecho otras veces en su vida profesional. Teresa nunca rehuyó el compromiso.
 En los años noventa trató a enfermos de VIH, con percance incluido. Tuvo un accidente que le obligó a someterse a análisis por si se había infectado
. Aquellos salieron negativos.
El cuidado se revela también en cómo actuó tras sospechar que había sucumbido al ébola.
 Desde que tuvo fiebre, la primera semana de octubre, tomó precauciones con su marido. Durmieron en camas separadas y utilizaron baños distintos.
 A su hermano le advirtió: “no vengas a casa” cuando él quiso verla 48 horas antes de que fuera diagnosticada.
Todo apunta a que si Teresa incurrió en ese error fatal, haciendo ese trabajo que apreciaba, no fue porque no pusiera cuidado para evitarlo.

Los gastos de lujo se acumulan en El Corte Inglés, viajes y tiendas de ropa

¿pero que tendrá el Corte Inglés? eres rico, con dinero de todos nosotros, te dan permiso para que te pulas la Tarjeta en lo que quieras y todos van al Corte Inglés, no a otras boutiques ni a joyerias ni a Paises donde te la puedes pulir , asi en comidas y cenas y comprar a mansalva, como nuevos ricos y con la cofianza que el Gobierno te lo regala a costa de quitarsélo a los ciudadanos.

La dimitida María Cafranga gastó 36.833 euros en vestido y calzado....Ala!!!

 y Cáritas pidiendo ya para Navidad porque no abarca en su dia a dia.

Pero la gente no come solo en Navidad, eso se supone no? pues vayan dando a sus parroquias para que puedan comer, no piden viajes , si ropa la que le lleve la gente. Estaría bien que al devolver esos gastos se lo dieran al Banco de Alimentos o a la Parroquia que tengas más cerca.

Los expresidentes de Caja Madrid, Miguel Blesa (dcha) y Rodrigo Rato. / Juan M. Espinosa (EFE)

El restaurante Errota-Zar, un templo de la cocina tradicional vasca en el centro de Madrid, era el predilecto de Francisco Pérez Fernández, antiguo miembro de la comisión de Control de Caja Madrid.
 Tanta era la querencia de este consejero nombrado por el PSOE por este establecimiento del barrio de Salamanca que acudió a él hasta en 61 ocasiones entre octubre de 2003 y enero de 2010.
 Los almuerzos de Pérez Fernández costaban una media de 220 euros y convirtieron al Errota-Zar en el restaurante en el que más fondos opacos dejaron los consejeros de la entidad crediticia, no menos de 47.618 euros.

Romero de Tejada llenó el depósito 717 veces

Uno de los gastos más fuertes —528.000 euros en total— corresponde a gasolina.
 En este apartado era especialmente activo el exsecretario del PP madrileño Ricardo Romero de Tejada.
 Este, además de gastar 26.031 euros en tabaco y 4.479 euros en 20 visitas a una administración de lotería, repostó 717 veces con su tarjeta black en 10 años.
En hoteles de 4 y 5 estrellas, tanto en pernoctaciones como en consumiciones, los consejeros pagaron 451.414 euros.
 La mayor usuaria, con 50.160 euros, es Carmen Contreras, exdirectora gerente de la Obra Social. Esta directiva gastó en los veranos de 2008, 2009 y 2010 un total de 18.450 euros en el hotel Barrosa Park, un alojamiento de lujo en Chiclana de la Frontera (Cádiz).
Un gasto destacado en los estadillos facilitados por Bankia al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu es el de joyería, con 176.000 euros.
 En este apartado sobresale Matías Amat, que gastó 21.884 euros en establecimientos señeros como Suárez (3.550 euros en 2005) o Durán (10.000 euros).
Los extractos de las tarjetas opacas de Caja Madrid, a la que los 86 consejeros de la entidad, con cuatro excepciones, cargaron gastos personales por valor de al menos 15,5 millones de euros entre 2003 y 2012 dibujan un escenario de derroches que difícilmente encaja con el concepto de gastos de representación.
 Además de restaurantes de cuatro y cinco tenedores, los 78.000 apuntes del listado dejan al descubierto las pautas de consumo de los rectores de la caja.
El comercio preferido por los consejeros era, de largo
, El Corte Inglés.
 En los grandes almacenes, el grupo liderado por Miguel Blesa gastó 983.596 euros, a los que hay que sumar otros 427.105 euros en Hipercor y Supermercados El Corte Inglés.
Una de las grandes ventajas de comprar en estos almacenes es que en el extracto bancario no queda rastro del tipo de productos que se adquirió en ellos.
La siguiente rúbrica en cuantía son las agencias de viajes.
 En este tipo de servicios, utilizados en 939 ocasiones, los rectores de la caja gastaron 742.433 euros, de los cuales casi la mitad corresponden a la agencia de viajes de El Corte Inglés.
El consejero más viajero era Matías Amat, director general de la entidad, que cargó a su tarjeta viajes por 70.443 euros, seguido de Mariano Pérez Claver, también alto directivo, con 62.998 euros.
En confección textil, además de lo que gastaran en El Corte Inglés, los consejeros emplearon 366.663 euros. 
 Un 10% de esta cantidad total corresponde a María Cafranga, que dimitió como presidenta de la Fundación Caja Madrid al estallar el caso de las tarjetas fantasma. Cafranga gastó en ropa y calzado 36.833 euros.
Su tienda favorita, a juzgar por el gasto realizado, es la boutique Berlín, en el barrio madrileño de Las Salesas, donde figuran siete cargos de entre 1.000 y 1.700 euros y otros 12 de hasta 900 euros entre 2007 y 2010.
 La fallecida Mercedes de la Merced, nombrada por el PP, cargó a la tarjeta opaca 37.044 euros.
 A distancia queda Juan Manuel Astorqui, director de comunicación de Caja Madrid, que gastó 18.356 euros en vestimenta
. Solo el 9 de enero de 2004 dejó 3.535 euros en una tienda de Yves Saint Laurent
. También visitó comercios de Gucci y de Carolina Herrera.