Y es que todos tenemos bastante interiorizados ciertos prejuicios sobre la manera de vestir, de modo que siempre nos fijamos en ello.
Si no me crees, te invito a que pienses qué hiciste la última vez que, mientras paseabas por la calle junto a tu familia o tus amigos, viste a alguien cuya vestimenta te llamó la atención. ¿A qué no pudiste evitar comentarlo con tus compañeros de paseo? A otro nivel, el vestuario también desempeña un papel fundamental en nuestras relaciones sociales y laborales y, desde un punto de vista comunicativo, puede servir para que ganemos o perdamos credibilidad a los ojos de nuestro interlocutor.
Es el caso del profesional del Derecho, quien debe cuidar mucho su aspecto en cualquier situación pero, de manera particular, cuando va a recibir a un cliente ya que, como señala Julio García Ramírez, “una buena imagen … avala un buen consejo”[i].
Por eso mismo, el vestuario es uno de los apartados que forman parte del programa de la asignatura de Comunicación Oral y Escrita en el grado de Derecho de la UNIR y, muy pronto, en el de Criminología. Por su parte, Arturo Merayo recuerda que la recomendación general es ir siempre bien vestido, pero sin caer en la exageración, adaptándose al público y situación concretos. En pocas palabras, se trataría de ir sobrio pero elegante. Concretando todavía más, Jurg Studer nos ofrece varios consejos[ii]:
- Lleva siempre la ropa limpia y cuidada.
- Es mejor vestir de manera sobria que extravagante.
- Adapta tu vestuario al contexto (no siempre tienes que ir de etiqueta).
- Cuida el peinado, el calzado y, en el caso de los hombres, la barba
- Una seriedad exagerada no es buena.
. No todos obran de igual manera y hay algunos que prestan bastante más atención a estos aspectos. El paradigma, según coinciden en señalar un gran número de autores, es el recientemente reelegido presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien cuida tanto la comunicación no verbal que ha dado pie a la denominación del Obama style, tanto en su vertiente humorística como en otra más seria.
La vestimenta no es una excepción y, en función de la ocasión, acude a sus citas y actos oficiales con traje, con chaqueta pero sin corbata, con corbata y sin chaqueta, con un polo, o incluso con indumentaria deportiva. En definitiva, Obama sabe adaptarse con total naturalidad a cada contexto, al público al que se va a dirigir o a los interlocutores con los que tiene que tratar algún asunto. Pero lo hace sin dejar de sentirse cómodo, ya que a la hora de elegir nuestra ropa tan importante es gustar como gustarnos a nosotros mismos: sólo de esa manera alcanzaremos nuestro gran objetivo: que nuestro mensaje no verbal sirva para reforzar nuestras palabras, y no al contrario.
Y es que, en definitiva, con mi ropa ya le estoy enviando un mensaje a los demás. En función de cómo vista les estaré diciendo que pretendo hacerme notar o bien que mi intención es pasar desapercibido.
De ahí que, si acierto al elegir mi vestuario, estaré más cerca del éxito comunicativo.
No obstante, ese éxito depende de muchos otros factores, la primera impresión es importante pero debe ser refrendada por el resto de nuestro mensaje.
Eso es algo que sabe muy bien Obama, quien no descuida ni uno solo de los elementos comunicativos
. Uno de ellos es la manera de comenzar los discursos, algo de lo que os hablaré en el próximo post. Antes, para despedirme, un par de citas sobre la forma de vestir:
“Un hombre inteligente debe vestirse lo mejor que pueda,
aunque desprecie la moda“.
(Samuel Johnson)
“Un vestido pienso yo
que ha de imitar nuestra hechura,
porque si nos desfigura,
es disfraz, que ornato no“.
(Juan Ruiz de Alarcón)