Tras diez meses de viaje, en los que ha recorrido 711 millones de kilómetros, la sonda espacial Maven, de la NASA, se colocó en órbita de Marte en la madrugada del lunes (el domingo 21 en EE UU), tal y como estaba previsto.
“La NASA tiene una larga historia de descubrimientos científicos en Marte y la llegada sana y salva de la Maven abre otro capítulo más”, señaló John Grunsfeld, astronauta y responsable del directorado de ciencia de la agencia espacial estadounidense.
“La Maven complementará a otros exploradores robóticos en Marte, de la NASA y de nuestros socios para responder algunas de las preguntas fundamentales ese planeta y sobre la vida fuera de la Tierra”.
En órbita de Marte están funcionando actualmente la Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), la Mars Odyssey, ambas de la NASA, y la Mars Express, de la Agencia Europea del Espacio (ESA. Además, para el próximo día 24 está prevista la llegada (también para insertarse en órbita allí) de la Mars Orbiter Mission (MOM), la primera sonda interplanetaria india en el planeta rojo.
“Lo que vamos a hacer es investigar la parte superior de la atmósfera [de Marte] como una vía para entender hasta qué punto la pérdida de gas al espacio puede haber desencadenado los mecanismos del cambio climático”, explicó pocos días antes de la llegada de la Maven a Marte el investigador principal de la misión, Bruce Jakosky, de la Universidad de Colorado en Boulder. “Deberíamos obtener suficientes mediciones que nos digan qué pasó con el agua, qué pasó con el dióxido de carbono”.
La atmósfera de Marte debió de ser relativamente densa en el pasado, pero actualmente es muy tenue, aproximadamente el 1% de la atmósfera terrestre al nivel del mar.
“Como primera sonda en órbita dedicada específicamente a estudiar la alta atmósfera de Marte, la Maven incrementará notablemente nuestra comprensión de la historia atmosférica allí, cómo ha cambiado el clima a lo largo del tiempo y cómo ha influido eso en la evolución de la superficie y en la potencial habitabilidad del planeta”, declaró Charles Bolden, director de la NASA. “También nos dará información de cara a una futura misión tripulada al planeta rojo en la década de los treinta”.
La sonda, además, realizará unas observaciones especiales aprovechando, el próximo 19 de octubre, el paso del cometa Siding Spring a unos 132.000 kilómetros del planeta rojo, poco más de una tercera parte de la distancia de la Tierra a la Luna. La Maven, con su espectrógrafo ultravioleta, tomará datos de la atmósfera marciana unos días antes y unos días después del paso del cometa para ver si se produce algún efecto por el bombardeo de polvo, informa Nature.
La Maven encendió el lunes sus motores durante 33 minutos al cercarse a Marte para frenar y hacerse atrapar por la gravedad del planeta vecino.
A partir de ahora comienza la fase de seis semanas de comprobación de todos sus equipos y, sobre todo, los tres paquetes de instrumentos científicos.
Luego comenzará la fase propiamente dicha de investigación de un año terrestre de duración (aunque la sonda lleva combustible suficiente para trabajar más tiempo, siempre y cuando la NASA apruebe y financie la prórroga).
En su órbita de trabajo se acercará hasta 150 kilómetros de la superficie del planeta y se alejará hasta 6.200 kilómetros, para así obtener una perspectiva global de la atmósfera en la toma de datos. Además realizará varias zambullidas hasta 125 kilómetros para obtener un perfil de la alta atmósfera y determinar donde se encuentra con la baja.
El coste de la misión asciende a 518 millones de euros.
Además de sus estudios marcianos, la nueva sonda estadounidense en órbita de Marte puede servir de repetidor de reserva para las comunicaciones con la Tierra de los dos vehículos rodantes de la NASA que están funcionando en el suelo del mundo vecino: el Curiosity y el Opportunity.
“La NASA tiene una larga historia de descubrimientos científicos en Marte y la llegada sana y salva de la Maven abre otro capítulo más”, señaló John Grunsfeld, astronauta y responsable del directorado de ciencia de la agencia espacial estadounidense.
“La Maven complementará a otros exploradores robóticos en Marte, de la NASA y de nuestros socios para responder algunas de las preguntas fundamentales ese planeta y sobre la vida fuera de la Tierra”.
En órbita de Marte están funcionando actualmente la Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), la Mars Odyssey, ambas de la NASA, y la Mars Express, de la Agencia Europea del Espacio (ESA. Además, para el próximo día 24 está prevista la llegada (también para insertarse en órbita allí) de la Mars Orbiter Mission (MOM), la primera sonda interplanetaria india en el planeta rojo.
“Lo que vamos a hacer es investigar la parte superior de la atmósfera [de Marte] como una vía para entender hasta qué punto la pérdida de gas al espacio puede haber desencadenado los mecanismos del cambio climático”, explicó pocos días antes de la llegada de la Maven a Marte el investigador principal de la misión, Bruce Jakosky, de la Universidad de Colorado en Boulder. “Deberíamos obtener suficientes mediciones que nos digan qué pasó con el agua, qué pasó con el dióxido de carbono”.
La atmósfera de Marte debió de ser relativamente densa en el pasado, pero actualmente es muy tenue, aproximadamente el 1% de la atmósfera terrestre al nivel del mar.
“Como primera sonda en órbita dedicada específicamente a estudiar la alta atmósfera de Marte, la Maven incrementará notablemente nuestra comprensión de la historia atmosférica allí, cómo ha cambiado el clima a lo largo del tiempo y cómo ha influido eso en la evolución de la superficie y en la potencial habitabilidad del planeta”, declaró Charles Bolden, director de la NASA. “También nos dará información de cara a una futura misión tripulada al planeta rojo en la década de los treinta”.
La sonda, además, realizará unas observaciones especiales aprovechando, el próximo 19 de octubre, el paso del cometa Siding Spring a unos 132.000 kilómetros del planeta rojo, poco más de una tercera parte de la distancia de la Tierra a la Luna. La Maven, con su espectrógrafo ultravioleta, tomará datos de la atmósfera marciana unos días antes y unos días después del paso del cometa para ver si se produce algún efecto por el bombardeo de polvo, informa Nature.
La Maven encendió el lunes sus motores durante 33 minutos al cercarse a Marte para frenar y hacerse atrapar por la gravedad del planeta vecino.
A partir de ahora comienza la fase de seis semanas de comprobación de todos sus equipos y, sobre todo, los tres paquetes de instrumentos científicos.
Luego comenzará la fase propiamente dicha de investigación de un año terrestre de duración (aunque la sonda lleva combustible suficiente para trabajar más tiempo, siempre y cuando la NASA apruebe y financie la prórroga).
En su órbita de trabajo se acercará hasta 150 kilómetros de la superficie del planeta y se alejará hasta 6.200 kilómetros, para así obtener una perspectiva global de la atmósfera en la toma de datos. Además realizará varias zambullidas hasta 125 kilómetros para obtener un perfil de la alta atmósfera y determinar donde se encuentra con la baja.
El coste de la misión asciende a 518 millones de euros.
Además de sus estudios marcianos, la nueva sonda estadounidense en órbita de Marte puede servir de repetidor de reserva para las comunicaciones con la Tierra de los dos vehículos rodantes de la NASA que están funcionando en el suelo del mundo vecino: el Curiosity y el Opportunity.