Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

20 sept 2014

El sueño americano de Sorolla.................................................................... Iker Seisdedos

Una muestra en la Fundación Mapfre evoca el triunfo cosechado por el artista en EE UU.

Una de las obras de Sorolla en la exposición en la Fundación Mapfre de Madrid. / Bernardo Pérez

La de Sorolla y Estados Unidos, exposición de la temporada en la Fundación Mapfre de Madrid, no es la clásica historia del exitoso artista en el extranjero con escaso predicamento en la España eternamente cainita.
 El pintor valenciano fue también profeta en su tierra
. Cosa distinta es que, a partir de cierto momento del despegue internacional de su carrera (finales de la primera década del siglo XX), fueran sobre todo prohombres estadounidenses quienes pudieron pagar los, pongamos por caso, 5.000 dólares en los que se vendió el luminoso Saliendo del baño, óleo pintado en Valencia en el verano de 1908 para ser vendido en la histórica monográfica que la Hispanic Society de Nueva York le dedicó un año después.
La exposición, y sus réplicas en Boston y Búfalo, hicieron de Joaquín Sorolla (1863-1923), ya consagrado en plazas como Londres o París, un artista tremendamente popular en EE UU; solo la parada neoyorquina de 1909 contabilizó más de 160.000 visitas.
La muestra que ahora llega a Madrid, tras pasar por los museos de San Diego y el Meadows de Dallas, donde batió marcas de asistencia, trata por primera vez de desentrañar la extraña historia de amor entre las élites estadounidenses y el pintor de espíritu mediterráneo a través de las obras adquiridas o encargadas por coleccionistas de aquel confín del mundo
. Y lo hace con una amplia batería de préstamos excepcionales y material nunca visto en España o directamente inédito, fruto de una investigación liderada por Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del artista, comisaria de la muestra y autora de un catálogo razonado de próxima aparición cuyo inventario ya supera las cuatro mil obras.
Aquel éxito de 1909, que tendría su continuación dos años después en Chicago y San Luis, es el eje sobre el que gravita la propuesta de Pons-Sorolla.
 Tras un preludio que refleja tempranas muestras de fervor estadounidense por la obra del pintor, el visitante es presentado a uno de sus más extraordinarios valedores: Archer M. Huntington, millonario con debilidad por el alma española y fundador en 1904 de la Hispanic Society. Híbrido entre centro de estudios literarios y museo —-en sus dependencias de la Calle 155 plasmaría Sorolla en los últimos años de su vida una visión panóptica de España en 14 célebres murales— tenía como misión promocionar en territorio enemigo los logros culturales de una nación en retirada.
“Por supuesto, en aquella época, la sociedad estadounidense aún recordaba la guerra contra España”[DE 1898], explica la comisaria, “pero Sorolla quería contribuir a la recuperación haciéndose el mejor embajador de su país”.
 Cree la experta que el espíritu de su bisabuelo, “hombre optimista, trabajador y amante de la familia”, casaba bien con el ideario “positivo e impetuoso” de los Estados Unidos de la época.
"Era un hombre optimista y amante de la familia”, señala la comisaria
Eso explicaría que la mecha coleccionista prendiese con rapidez allende los mares. Al mecenas Huntington pronto se uniría el magnate Thomas Fortune Ryan; a él y a su debilidad por el tipismo andaluz está consagrada una de las secciones de la exposición, que preside la serie de bocetos al óleo organizados en torno a Cristóbal Colón saliendo del puerto de Palos (1910) por el que el industrial pagó 50.000 francos de la época.
 Tampoco tardaron en multiplicarse los encargos de retratos. Tras verlos expuestos en la Hispanic en 1909, unos quisieron que Sorolla los pintase a la manera de Raimundo de Madrazo y otras, con las perlas, el manto de armiño o el marco ovalado que el valenciano reservó para La reina doña Victoria Eugenia de Battenberg.
 En su visita de 1911 a Estados Unidos, los ansiosos por posar para él fueron tantos (54 en total), que el pintor debió terminar algunos de los encargos una vez regresó a Europa.
Todo ello se cuenta en la sección de retratos, una historia que las exigencias de las salas de exposiciones de la Mapfre, ciertamente menos generosas que las de los museos de Dallas y San Diego, han obligado a partir en dos pisos diferentes.
 De la instalación también cabe objetar que algunos capítulos y ciertos cuadros de enorme formato hayan acabado fuera de su lugar natural o, como en el caso de ¡Triste herencia!, un tanto encajonados entre suelo y techo.
Los organizadores han desembolsado en torno al medio millón de euros
No son esas las únicas diferencias entre la presentación madrileña (del 23 de septiembre al 11 de enero) y las anteriores.



 En la nómina de los cuadros que estuvieron en las paradas estadounidenses cuyo préstamo esta vez no ha sido posible, destacan dos retratos: el encargado por William Howard Taft, vigésimo séptimo presidente de EE UU, y el de Alfonso XIII con uniforme de húsares, que estará en la exposición de El retrato en las Colecciones Reales que prepara Patrimonio Nacional.
Pese a esas ausencias, en la muestra, que el exdirector del Museo Reina Sofía y experto en Sorolla Tomás Llorens califica como “una extraordinaria investigación”, sobran los motivos para encender la curiosidad de los amantes del pintor, incluso en una ciudad que fue testigo de una cita histórica con su obra en el Prado en 2009 y que cuenta con un museo dedicado al artista con 1.300 obras.
En la muestra, por la que la fundación ha desembolsado “en torno al medio millón de euros”, según su director del Área de Cultura, Pablo Jiménez Burillo, hay cuadros extraordinarios nunca vistos en España (Las dos hermanas), esclarecedores inéditos, como la serie de dibujos preparatorios de Corriendo por la playa, descubiertos en el museo de Brooklyn durante la gestación de la exposición; así como un catálogo rebosante de información escasamente difundida y ejemplos del mejor Sorolla experimental, que también lo hubo (Sombra del puente de Alcántara. Toledo o El bote blanco. Jávea).

 

El torito del PSOE......................................................................Boris Izaguirre

Una llamada empujó a Pedro Sánchez a ser fenómeno mediático pero le llovieron críticas por dejarse acariciar por ‘Sálvame’. La ganadora fue Telecinco.

 

Una vez más el maltrato a un toro ha alborotado a España.
 Y como siempre sucede casi todo el mundo ha sacado tajada: Mariló Montero aprovechó para manifestar su opinión en la televisión pública
. Ella está con el bando de los que consideran patrimonio nacional lo que acontece a un toro al que se le alancea cruelmente hasta morir.
En la televisión privada, Jorge Javier Vázquez, al frente de Sálvame, manifestó su indignación, como votante socialista, de que un alcalde de ese partido tolerara tal espectáculo en su comunidad. Sálvame consiguió volverse una llamada de salvación no solo para el toro de la Vega sino también para el líder político Pedro Sánchez, quien alanceado por su equipo decidió intervenir telefónicamente en el programa. Esa llamada le empujó a ser fenómeno mediático y de Internet
. Pero también le llovieron críticas por dejarse acariciar por la virulenta mano de Sálvame. De cualquier manera, la gran ganadora fue Telecinco que es un coso donde si te confiesas emocional o políticamente puedes devenir en estrella. O estrellarte.
Probablemente el tema del toro es ese tipo de problemas tan grandes, tan conflictivos, que todos esperamos simplemente a que se resuelvan por sí mismos.
 Es un poco como la historia del Minotauro, la figura mitológica de cuerpo masculino y cabeza de toro
. Encerrado en un laberinto por un hombre llamado Dédalo, lo mató y venció otro llamado Teseo. Pero hoy día la figura del Minotauro es casi una metáfora de nuestro propio país: los españoles tenemos algo de toro encerrado
. Lo entendemos, admiramos su belleza y sabemos su final.
Y hacemos de su muerte un espectáculo, que sirve para reflejarnos y a veces hasta diferenciarnos como cultura. También muchos españoles nos encontramos dentro de un laberinto. Económico, sentimental, de crisis de la mediana edad o de valores.
 Nadie se escapa. Toro de la Vega somos todos, nos golpean, nos desorientan y si tuviéramos cuernos también nos untarían de brea y nos volverían antorchas.
De momento, sabemos que si el PSOE está en un laberinto, Teseo sería Pedro Sánchez. Sánchez irrumpió esta semana en los programas líderes de la televisión privada.
En Sálvame, optó por ser una voz humana en el teléfono móvil de su presentador
. En El Hormiguero, más familiar y “blanco” como dicen los relaciones públicas, lo hizo en vivo
. En ninguno de los dos se le escuchó decir si destituiría al alcalde socialista de Tordesillas que mantiene la práctica del aquelarre.
 Aunque se manifestó en contra de ese tipo de maltrato, lo que queda claro es que a Sánchez no le asusta la posibilidad de ser una nueva Belén Esteban.
Antonio López, el pintor hiperrealista e híperpaciente, necesitó 20 años para tomar el toro por los cuernos y por fin rematar el retrato colectivo ahora llamado La familia de Juan Carlos I.
  Aún no se sabe cuándo lo podremos ver.
Su presentación no queda clara sí será o en noviembre o diciembre, o si dejarla para enero, según dijeron los organizadores de la exhibición de lienzos sobre familias reales donde el cuadro será finalmente desvelado.
En cualquier caso, además del cambio de título, queda la certeza de que el retrato retrata los años dorados de ese reinado.
 Del 1994 al 2014, en los que la familia viajó de la edad de oro a la abdicación.
  Y nosotros de las olimpiadas al laberinto.
Mientras se mantiene la incógnita de qué sería lo que impulsó al pintor a darlo por acabado justo ahora en los albores de un nuevo reinado, también nos preguntamos si Artur Mas no estará esperando la llamada del programa de Telecinco Hay una cosa que te quiero decir para dejarnos saber qué piensa después del referéndum sobre la independencia en Escocia. Pero, ¿le llamarán? Y si lo hacen, ¿a quién invitarán para que se lo diga?
En esa también larguísima jornada del referéndum secesionista, a través de la BBC, llegó una señal divina para los ingleses: la reina Isabel, a las once apagó la lamparita de su mesilla de noche y, sin más problemas, la cabeza del Estado concilió el sueño.
Mientras Isabel II quedaba dormida, Gran Hermano despertaba. El programa en su decimoquinta edición es otra suerte de laberinto que conocemos hasta la saciedad pero que cada año aporta una esquina diferente.
Este año puedes entrar a la casa acompañado. O sea, el Arca de Noé pero en la sierra de Madrid. Mercedes Milá subrayó en la presentación del programa que la pareja no era algo exclusivo de lo sentimental. Para ella y para Gran Hermano, la pareja es el espejo, la compañía, el dos
. Un amigo, un hermano, un perro… un toro. Como Minotauro y Teseo que después de tanto batallar dentro del laberinto se han dado cuenta de que se necesitan. Igual que España y Cataluña, o Escocia e Inglaterra.
 O igual que Sálvame y el PSOE.
A la casa de Gran Hermano podrían acudir Cristina Cifuentes e Ignacio González, ambos en liza porque cada vez hay más sospechas de que Rajoy los ponga a competir por la presidencia de la Comunidad de Madrid. Muchos se divierten con el torneo entre Cifuentes y González como otros disfrutan viendo sufrir a un toro.
 Y como muchos nos divertiremos observando las riñas y amores en Gran Hermano, porque somos Minotauros esperando la llegada de Teseo.
 http://youtu.be/ZN-bZ5xCW_k


 http://youtu.be/ZN-bZ5xCW_k

Como Pedro por su casa........................................................... Luz Sánchez-Mellado

Quién más, quién menos, tiene problemas de pareja. A santo de qué iba a montar Sánchez tamaño escandalazo llamando a 'Sálvame'. Pues porque el chico será guapo, pero no tonto, y está inquieto.

 

Pedro Sánchez. / emilio naranjo (efe)

Ya me han amargado el siglo
. Toda la vida echándole sacarina hasta a los churros del desayuno, y ahora salen unos listos de no sé qué instituto científico con que los edulcorantes artificiales suben el azúcar en sangre por no sé qué del efecto rebote, según la revista Nature. Rebote, el que me he agarrado yo al enterarme por la prensa de que me los están poniendo en mi propia casa
. O sea, que se sacrifica una todos los días pidiéndose un desgraciaíto —descafeinado con desnatada con aspartamo— para poder tragarse el mazacote del tiramisú del menú del curro, y va tu flora bacteriana, interpreta que le estás vacilando, y te hace el vacío.
 Va a ser por eso por lo que, pese a no ingerir hidratos a partir de las 23.45 clavadas, no adelgazo ni cien gramos.
 Por un problema de desconfianza, falta de comunicación y desafección con la carne de mi carne. Cría cuervas.
Y es que aquí, quién más, quién menos, tiene problemas de pareja por muy bien que le vaya con su churri.
Dime tú, si no, a santo de qué iba a montar Pedro Sánchez tamaño escandalazo llamando a Sálvame un miércoles tonto con la excusa de dejarle clara a Jorge Javier Vázquez su postura sobre el Toro de la Vega.
 Pues porque el chico será guapo, pero no tonto, y está inquieto. Vive sin vivir en La Moncloa, ni en Ferraz ni en el Congreso
. Sospecha que demasiados de los suyos están coqueteando de más con Pablo Iglesias júnior, y ha decidido reconquistarlos uno a uno por tierra, mar y audímetros. A Trancas y Barrancas, si hace falta. Vale que puede que entre la audiencia de tales espacios haya menos aforados que en la de Al rojo vivo, y que Mila Ximénez y Matamoros no estén a la altura de Marhuenda e Inda como analistas políticos ni como dúo cómico.
 Pero en el amor y en la guerra todo vale. Y, mientras prospera o no la reforma electoral de Rajoy, un televidente, un voto.
Es lo que pasa cuando uno le ve de cerca las orejas al lobo del divorcio.
Que, o se va cinco minutos antes de que le eche, como Ana Botella y Jaime Lissavetzky en su lucha perdida por la alcaldía madrileña.
 O recula, como el 55,3% de los escoceses ante los lagrimones de Cameron. O, si hay que hacer el pino-puente para salvar lo suyo in extremis, se hace. Y quien dice el pino-puente, dice ponerse a meter pelotas por el aro con Pablo Motos como hizo Sánchez la otra noche en plan Vaya par de gemelos. Inmaculado, eso sí, que para eso es El Mesías y entre él y Susana Díaz —que, o mucho me equivoco, o no le quita ojo del cogote— han agotado las existencias de camisas blancas de Amancio Ortega, Isak Andic y San Isidoro Álvarez, que en paz descanse.
En fin, que voy terminando, que si no me pasa como a Antonio López, que no remato ni a tiros. Pero te digo una cosa, así, en confianza.
 Para mí que todo este ruido del referéndum de Escocia, el Toro de la Vega y la súbita irrupción en los platós de Pedro como ídem por su casa es una burda maniobra para tenernos entretenidas mientras George Clooney se casa con la abogada de Assange y garantizar así el orden público.

Denzel bien vale una misa.............................................................................Carlos Boyero

El actor ha presentado 'El protector', fuera de concurso, en el Festival de San Sebastián.

 

El actor Denzel Washington caminando junto a la playa de La Zurriola, en San Sebastián. / Juan Naharro Gimenez (Wirelmage)

Habiendo desertado este año de la ancestral costumbre de acudir a los festivales de Berlín y de Venecia, por razones de hastío, edad provecta para andar perdiendo el tiempo y nula vocación masoquista, y teniendo que abandonar a la mitad Cannes por el inaplazable aullido de mis machacadas arterias, venía a San Sebastián con la vieja y grata sensación de encontrarme con un festival que posee un tono familiar, cómodo para trabajar, en el que además de ver películas y escribir de ellas queda tiempo para perderte en la hipnosis que provoca el mar, observar los colores del cielo en el atardecer de La Concha, pasear sin rumbo por esta hermosa ciudad sabiendo que casi todo es digno de mirar, compartir risas con los amigos y degustar otros placeres relacionados con el paladar. Si además de eso, el festival reunía unas cuantas películas conmocionantes, la fiesta era completa.
Pero al revisar el catálogo de esta edición descubro con un ligero escalofrío que son 21 las películas de la Sección Oficial.
O sea, de visión obligatoria
. Suponen tal jaleo para combinar los horarios de esa sobredosis de cine competitivo y encontrar tiempo para escribir de él, que la antigua certidumbre de que este festival suponía el reencuentro con los ríos de leche y miel se empieza a resquebrajar.
 Y, por supuesto, tampoco quedará tiempo para ver nada en las secciones paralelas, algunas de las cuales, como Perlas o Zabaltegi, reúnen frecuentemente un interés superior que el cine a concurso
. Y sabes del amor que siente mi amigo José Luis Rebordinos, director de este festival, hacia el público de su ciudad que abarrota las salas
. E imaginas que ellos se sentirán tan contentos de poder elegir en medio de tanta abundancia.
 O verlo todo.
 También debe de ser gozoso para los cinéfilos foráneos que dedican ritualmente sus vacaciones a venir al festival, a algo tan envidiable como ver las películas que les dé la gana y a jugar con sus genitales. Pero si vienes a currar, la asfixia te puede poner muy nervioso.
Veré y les informaré de lo que pueda, sin el menor riesgo de infarto.
 Sigo rumiando esta obsesión con causa cuando me encuentro con el entrañable Rebordinos y su desarmante abrazo de oso
. Quiero tanto a este tío que casi me olvido de darle la bronca por su extenuante programación, por hacerle la competencia a algunos tarados y sádicos directores de festivales empeñados en que los periodistas ni comieran ni cenaran, todo el día con la lengua fuera y tragándose su abusiva y casi siempre insoportable oferta
. Rebordinos me da una respuesta que me deja sin argumentos: “Nos gustaban tanto las 21 películas que hemos seleccionado, que nos daba pena y nos parecía injusto dejar alguna fuera”.
 Sé que es sincero. Ojalá que la calidad percibida por los organizadores, sea también transparente para nosotros, los futuros espectadores
. A cambio de tantas películas maravillosas, mi ánimo está dispuesto a prescindir de cosas tan prosaicas y convencionales como comer y dormir.
No recuerdo el nombre del pragmático monarca o político que exclamó: “París bien vale una misa”. En el Festival de San Sebastián, han deducido con lógica que cualquier pretexto es válido para que un atractivo señor y actor legendario llamado Denzel Washington se dé una vuelta por aquí, exhiba su sonrisa cool, reparta saludos y autógrafos, derroche simpatía y profesionalidad, para recibir el Premio Donostia
. La aparatosa excusa se titula El protector.
 Y confieso que durante los veinte minutos iniciales mi desconcierto ha sido notable
. Me explico. La dirige Antoine Fuqua, señor especializado en cine de truenos y videoclips, vocación que no le impidió crear una película tan desasosegante y perversa como Día de entrenamiento, con Washington creando magistralmente a un modélico hijo puta, a uno de los maderos más corruptos, histriónicos, retorcidos y peligrosos de la historia del cine.
 Aquella brillantez no perduró. Sabes que la asociación creativa entre Fuqua y Washington, como la que el segundo mantuvo con el suicida Tony Scott, forzosamente estará habitada por toneladas de disparos, bombazos y letales combates cuerpo a cuerpo.
Pero, repito, después de un metraje notable
. La historia de El protector obedece mosqueantemente al intimismo con toque lírico.
 El encargado jefe de una ferretería, cuya mirada describe alguien no ya como triste, sino perdida y vacía, lo que no le impide ser encantador con sus subordinados, distrae su insomnio leyendo cien libros en una cafetería que permanece abierta toda la noche, copiada descaradamente del impresionante cuadro de Edward Hopper Night hawks y que intenta reproducir su atmósfera y el sentimiento de soledad de la gente silenciosa que habita ese bar, ese presumible refugio de los sueños rotos
. El ferretero, al que intuyes roto por alguna perdida, con desesperación controlada y asumida, establece conversación con otra alma en pena, una cría con peluca, aire punk y gesto amargo que tiene la ilusión de ser cantante.
 Hasta el momento es puta
. Explotada por la mafia rusa.
 El enigmático ferretero habla de la novela de Hemingway El viejo y el mar, de El Quijote, citan una frase inolvidable de Mark Twain
. Y a los veinte minutos yo me pregunto en medio de tanta poética del desamparo, de los extraños que se tantean en la noche, de tanto sicologismo trágico: ¿Pero cuándo van a empezar las hostias? Y por supuesto, que no me equivocaba.
El misterioso ferretero va a desatar el infierno terrenal para defender a la acorralada, nada era lo que parecía y demás riada de tópic
o. A partir de ese momento cada secuencia es tan previsible como gratuita, el gran villano es un disparate, los efectos especiales se adueñan de la historia, todo es más de lo mismo.
 Y lamento que Washington desperdicie su talento en guiones tan convencionales, en cine realizado por computadora, aunque estoy seguro de que sus cuentas bancarias bendicen tal decisión
. Es un actor muy bueno.
 También en las películas malas. También es una estrella, posee esa cosa especial, pagas por verle y oírle.
 Últimamente le he disfrutado un montón encarnando a personajes torturados y con alma como los de American gangster y El vuelo
. Pero me satura el Washington del cansino “pim, pam, pum, fuego”.