Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

17 sept 2014

David Bowie, el devorador insaciable......................................................................... Barbara Celis


El cantante David Bowie.

El mundo de las biografías es un suculento negocio en el que a menudo lo menos importante es que el personaje que protagoniza el libro haya colaborado en su escritura.
 Ese es el caso de Bowie, una nueva biografía no autorizada sobre el camaleónico y esquivo cantante británico David Bowie que se publica el próximo lunes en Reino Unido y que firma Wendy Leigh, una escritora y periodista que ha hecho carrera a golpe de biografías (no autorizadas) de múltiples celebridades.
 Autora de libros tan dispares como Patrick Swayze: one last dance o Mi vida con mi hermana Madonnaescrito a medias con el hermano de la cantante (también sin permiso de la estadounidense), Leigh se concentra esta vez en la agitada vida de uno de los artistas más geniales y heterodoxos del siglo XX y XXI, haciendo particular hincapié en su vida sexual.
Teniendo en cuenta que las biografías del que también se conoce como El Duque Blanco, Ziggy Stardust o Aladdin Sane se cuentan por docenas, ha debido de ser todo un reto para Leigh desvelar cosas nuevas sobre Bowie.
Pero según asegura la autora, el libro pone al descubierto “el voraz y desinhibido apetito sexual” de un cantante que por otra parte nunca ha negado que durante su juventud la promiscuidad fuera una parte clave de su vida
. Para alguien que se ha declarado gay, bisexual y heterosexual, el libro no debe ser una sorpresa.
“Él y Angie eran célebres por tejer una red sexual alrededor de quienes les gustaban”, escribe Leigh sobre el Bowie de los años setenta y su primera esposa, la modelo Angie
. Ambos se conocieron precisamente mientras mantenían una aventura sexual con el mismo hombre en 1969, “en la época en que Bowie se hizo adicto a ligarse a la élite gay de Londres” subraya Leigh.
El libro llega al mercado británico ocho semanas antes de que lo haga el próximo álbum del cantante, un disco recopilatorio que curiosamente se titula Nothing has changed (Nada ha cambiado), aunque a juzgar por lo que cuenta el libro, muchas cosas han cambiado para Bowie
. En él se recogen frases de conocidos del cantante de su época más salvaje, los años sesenta y setenta, que dicen cosas como esta: “Se convertirá en una gran estrella o ganará un montón de dinero en los baños públicos de Picadilly”.
 Lo cuenta uno de ellos recordando los primeros pasos de Bowie en una época en que aquella célebre plaza era uno de los epicentros de la prostitución gay londinense.
La biografía recoge entrevistas a amigos, gente de la industria musical y examantes del cantante. Leigh describe la vida de Bowie desde la infancia, marcada por una madre fría y distante, un padre ambicioso y un hermano que pasó sus días encerrado en una institución mental.
 Según la autora, su búsqueda del éxito fue una manera por un lado de huir de la enfermedad de su hermano —que Bowie temía le pudiera afectar también— y por otro lado de dar rienda suelta a su voraz apetito sexual.
El artista siempre se ha de clarado gay, bisexual y heterosexual
En el libro se habla por primera vez de the pit, lo que podría traducirse como el agujero, en referencia a una cama de metro y medio de profundidad donde Bowie, su primera esposa y sus amigos organizaban sus orgías.
 “Angie y David solían organizar las mejores orgías de la ciudad, en las que todo el mundo follaba con todo el mundo”, cuenta un amigo de la pareja en el libro.
Leigh proclama que Marianne Faithfull y Bianca Jagger también mantuvieron relaciones sexuales con Bowie.
 Hasta ahora la pareja de cama más célebre con la que se le había relacionado era Mick Jagger, cantante de los Rolling Stones, aunque también se conocían otras conquistas: Susan Sarandon, Tina Turner y, según Leigh, incluso Nina Simone.
Muchos de los entrevistados se refieren a Bowie como a un adicto al sexo que sólo tras haber sido capaz de satisfacer todas sus fantasías de cama estuvo listo para la monogamia: desde hace 22 años es la pareja de la modelo Iman, con la que tiene una hija
. Hoy, a sus 67, ejerce de padre ejemplar y sigue rompiendo moldes como artista.

Leonard Cohen, el arte y la elegancia no entienden de edades.......................................................... Fernando Navarro

Tras años de excesos, fracasos y traiciones, el autor de 'Hallelujah' sigue seduciendo. ya lo creo, su voz es como si te estuviera amando...

Leonard Cohen en París el pasado agosto. / AFP

Hay una anécdota que puede ayudar a ilustrar al actual Leonard Cohen
. En uno de sus muchos conciertos, dos chicas se subieron al escenario para ofrecerle unas flores y Cohen, contemplándolas sereno, con algo de condescendencia, tanto a las flores como a las muchachas, dijo, con media sonrisa: “Ah, quién tuviera dos años menos”
. Y se quitó el sombrero, llevándoselo al corazón, en señal de gratitud.
Dos años menos.
 El músico seductor, el mismo que compartió cama con Janis Joplin y muchas más, por el que han suspirado miles de mujeres durante décadas, y el poeta, autor de Hallelujah, que fue escritor antes que cantante, no sólo conserva su humor inteligente, sino que, después de años vagando por desiertos, excesos y traiciones, se ha reconciliado consigo mismo
. A punto de cumplir 80 años, Cohen sabe quién es y lo que representa.
 Y se le ve orgulloso.
Figura de culto desde que debutó como un maravilloso bardo folk a finales de los sesenta, con canciones como Suzanne o Sisters of Mercy, este canadiense, maestro del susurro, se presenta al mundo como un hombre feliz, templado, que está recogiendo el reconocimiento y el cariño, sobre todo, el cariño de todos aquellos que, entre desasosiegos y asuntos pendientes, acudieron a él como su gran guardián sentimental, de todos aquellos que, entre músicos clichés y productos de medio año, aprendieron a valorar la belleza en pocos acordes.
Pero para llegar a este puerto antes ha tenido que pasar su propia travesía.
 No fue fácil
. A los enormes fracasos comerciales que han acompañado algunas de sus mejores obras y una vida con fuertes episodios de pánico y agitada por el alcohol, las drogas y su dependencia a los antidepresivos, se sumó en 2004, tras abandonar el monasterio budista de Mount Baldy, una gran traición, la de Kelly Lynch, su representante y examante, que se embolsó millones de dólares dejándole en la ruina.
Tuvo que vender hasta su casa para salir adelante. Nunca se ha sabido bien qué hubo detrás de esa sonada estafa, que llevó al músico a vender los derechos de sus canciones, en la que se malgastaron millones y se cruzaron buitres de las finanzas con posibles evasiones de impuestos, pero fue el detonante para que regresara a la carretera con más fuerza que nunca, con conciertos magníficos.
Ahí sigue. Sin detenerse pero a su propio ritmo y confiando su alma a la religión.
 Ahora, publica Popular problems, cuando todavía resuenan las excelentes vibraciones que dejó hace dos años Old ideas, un álbum de baladas y medios tiempos que, en su voz de cálido invierno, reivindicaba la madurez, el sosiego, cuando la vida ya te ha enseñado a reconciliar el pasado con el presente, a disfrutar sin tormentos.
Dos años menos, decía Cohen, fino como un estilete de otra época, al recoger ese ramo de flores de esas dos chicas mucho más jóvenes que él.
 Dos años menos, cuando cualquier otro, a su edad, hubiese dicho, como mínimo, dos décadas menos. Pero Cohen, que nunca fue un rockero desmelenado ni un cantautor de relumbrón y grandes audiencias, es dueño de su propio territorio.
 Porque Cohen, Príncipe de Asturias de las Letras, ahora, como siempre, apela a la inteligencia. Porque, con su sombrero Fedora y su mirada felina, seduce con estilo
. A la pregunta de cómo piensa celebrar sus 80 años, respondió ayer: “Fumando un cigarro”. Seguramente, pensando en esos dos años menos, pero también contemplando, entre el humo del pitillo, todo lo logrado, mientras su nombre nos recuerda que el arte y la elegancia no entienden de edades, incluso se podría afirmar que mejoran con los años.

16 sept 2014

Hay muchos elementos para "Mirar un Cuadro"

Paisaje Bretón

Maurice Denis (1870 - 1943)
Regatas en Perros-Guirec

La técnica 
será la que cada artista elija según se adapte mejor a su estilo y forma de trabajar, pero no debe influir sobre la valoración de la obra. La mayoría de los "entendidos" consideran que la pintura al óleo es la reina de los pigmentos, sin embargo creo que cada una de ellas (acuarela, gouache, acrílico, pastel, etc) puede ser tan valiosa como cualquier otra si se usa conociendo sus características, posibilidades, ventajas y defectos y por supuesto realizando con el medio utilizado una obra con oficio, bella y que nos transmita una emoción.

Edgar Degas (1834 - 1917)
Como podéis apreciar en la técnica al pastel Degas nos demuestra  que cualquier medio empleado es  tan valioso como los demás en las manos de un maestro


El estilo ("El asunto del estilo") es un elemento muy importante para aprender a ver y valorar una obra de arte. 
 Hay que tener bien en cuenta que según sea de uno u otro estilo deberá diferenciarse y observarse con diferentes criterios, es decir, cada estilo visualizarlo dentro de su contexto, pero obviamente siempre que dicha obra esté dentro de los cánones de la estética, el buen oficio y del buen gusto.
 Me voy a referir algunos de los estilos más comunes:

Si el artista quiere expresarse en un estilo realista debe saber realizar un dibujo y un colorido más acorde con la realidad, de manera suelta, sin efectismos banales, y sobre todo buscando la naturalidad del modelo, una sabia elección del motivo, un colorido bien armonizado y una bella distribución de los elementos que componen el cuadro. 
Un artista que se exprese de forma realista no puede prescindir de un buen dibujo que se ajuste a las proporciones y la perspectiva reales; una manera de ver si el artista es un buen dibujante es fijarse en las manos, en el caso de las figuras, ya que esta parte de la anatomía tiene una dificultad añadida para plasmarlas con elegancia y realismo; también es muy importante en cuanto a su colorido que la atmósfera general del cuadro tenga una buena uniformidad en su conjunto. Resumiendo, en el estilo realista, como en todos los demás estilos, presupuesto un buen conocimiento del oficio, lo más importante es evitar los errores del mal gusto, es imprescindible no caer en la cursilería del tema y en definitiva en las "faltas de Arte" que hacía alusión Gauguin.
Gustave Courbet  (1819- 1877)
Mujer en las olas
Gran exponente de la pintura realista. Su naturalismo combativo es patente en sus desnudos femeninos, donde evita las texturas nacaradas e irreales tomadas de la escultura neoclásica.
El arte abstracto, Es necesario observar la obra desde una perspectiva mucho más intuitiva, quizás más espiritual, olvidando todo aprendizaje adquirido. Únicamente en las buenas armonías y distribución de las formas y líneas podemos apreciar la obra y valorarla.
 No hay ninguna norma muy diferenciada respecto a las otros estilos (fauvismo, expresionismo, cubismo)  para saber apreciarla, simplemente nos gusta o no, como la música o como si de un estampado se tratase, pero no por ello debemos menospreciarla y rebajarla al grado de pintura decorativa; en mi opinión en cualquier estilo se puede al mismo tiempo realizar una buena obra de arte y ser al mismo tiempo una obra decorativa. Yo particularmente aprecio las obras abstractas en las que se percibe que en la distribución de las formas, colores y líneas hay un orden razonado en el que se  aprecia una coherencia, un ritmo que el artista ha tenido que meditar, todo ello en combinación con la intuición y el buen gusto nos da la talla del artista; yo desconfío de esos cuadros "gestuales" en los que todo es caótico, en los que no se encuentra ningún orden ni coherencia y todo parece fruto del azar. 
Creo que el problema del arte abstracto radica en que al no necesitar del dibujo, oficio que debe aprenderse para cualquier otro estilo, ha habido una avalancha de "artistas" que han creído tener un talento innato iniciándose en este arte sin haber subido los peldaños previos y necesarios para llegar hasta el verdadero conocimiento del oficio de la pintura; nada se aprende  sin esfuerzo y dedicación.
 No debemos despreciar a los verdaderos artistas abstractos sino diferenciarlos bien de los que se aprovechan de la confusión que sufren muchos aficionados por culpa de toda la falsa "literatura" y verborrea engañosa existente en el arte.



Kandinsky ( 1908), Montaña azul
El motivo casi ha desaparecido en su búsqueda de lo espiritual a través del color. Como se puede apreciar la belleza de las formas y colores son evidentes. Kandinsky está a punto de lograr tras un proceso meditado la supresión total de toda forma reconocible. 

Robert Delaunay (1885- 1941) 
Prisma eléctrico, 1914
El motivo ya ha desaparecido totalmente, sin embargo se puede apreciar claramente una elaborada organización de las formas  y los colores  creando unos bellos ritmos musicales que nos evidencian el talento del artista. Nada que ver con la abstracción vulgar y caótica que podemos apreciar desgraciadamente en muchas obras abstractas.

 

Blog de Guillermo Martí Ceballos:
Observaciones sobre el arte actual.

La Importancia del Dibujo


El dibujo ("la importancia del dibujo") es lo primero que un artista debe aprender, sin un buen dibujo, que es la base de cualquier representación figurativa, todo se viene abajo.
 Pero esto no quiere decir que el dibujo deba ser "perfecto", el dibujo debe ir en función del color, es decir, cuando un artista ya ha aprendido la técnica del dibujo, las proporciones y el trazo ágil, puede permitirse según su criterio deformar y exagerar las formas reales para dar más expresividad al motivo, pero como digo más arriba, en función de la deformación del dibujo deberá alterarse el color real para adaptarlo a dicha deformación; un dibujo realista con colores irreales o demasiado brillantes resultará desagradable o chocante en nuestra mente, si alteramos premeditadamente el dibujo podemos y debemos hacer lo mismo con los colores para que su coherencia se corresponda, eso no causará desasosiego en nuestra mente.







Picasso (1881-1973)
Mujer sentada (Marie-Therese), 1937

En esta obra del Picasso se observa  una fuerte deformación de la realidad: una cabeza con doble perspectiva, unas manos contrahechas y al mismo tiempo como si la modelo fuese observada desde diferentes puntos de vista. 
El dibujo está expresamente deformado, “mal hecho” según los cánones, pero lleno de fuerza expresiva y compuesto magistralmente. Aquí la deformación del dibujo es acorde con la deformación del color que se aleja del color local, es decir del color real de las cosas.
 Un rostro nunca podría ser azul si nos atenemos a la realidad, pero la relación entre ambas deformaciones de color y forma la realiza Picasso de manera paralela haciendo que la obra no resulte absurda ni incoherente sino  llena de expresividad y creatividad.