Pero esto no quiere decir que el dibujo deba ser "perfecto", el dibujo debe ir en función del color, es decir, cuando un artista ya ha aprendido la técnica del dibujo, las proporciones y el trazo ágil, puede permitirse según su criterio deformar y exagerar las formas reales para dar más expresividad al motivo, pero como digo más arriba, en función de la deformación del dibujo deberá alterarse el color real para adaptarlo a dicha deformación; un dibujo realista con colores irreales o demasiado brillantes resultará desagradable o chocante en nuestra mente, si alteramos premeditadamente el dibujo podemos y debemos hacer lo mismo con los colores para que su coherencia se corresponda, eso no causará desasosiego en nuestra mente.
Picasso (1881-1973)
Mujer sentada (Marie-Therese), 1937
En
esta obra del Picasso se observa una fuerte deformación de la
realidad: una cabeza con doble perspectiva, unas manos contrahechas y al
mismo tiempo como si la modelo fuese observada desde diferentes puntos
de vista.
El dibujo está expresamente deformado, “mal hecho” según los
cánones, pero lleno de fuerza expresiva y compuesto magistralmente. Aquí
la deformación del dibujo es acorde con la deformación del color que se
aleja del color local, es decir del color real de las cosas.
Un rostro
nunca podría ser azul si nos atenemos a la realidad, pero la relación
entre ambas deformaciones de color y forma la realiza Picasso de manera
paralela haciendo que la obra no resulte absurda ni incoherente sino
llena de expresividad y creatividad.
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