En los últimos años de su vida, hacia 1668,
Rembrandt pintó una de las obras más fascinantes de la historia del arte,
La novia judía,
un óleo en el que la ternura de una joven pareja se presenta envuelta
en una deslumbrante fusión de rojo y oro
. Con aire de escena
renacentista, el cuadro representa la esencia de un artista fascinado
por Rafael y
Caravaggio que era capaz de combinar la espontaneidad con los planteamientos pictóricos más complejos.
Se cuenta que cuando
Van Gogh
lo contempló por primera vez aseguró que estaba dispuesto a dar diez
años de su vida a cambio de que le dejaran permanecer 14 días sentado
frente a él.
Cuando pintó esta obra, Rembrandt no solo era un hombre en
el ocaso de su vida, sino que estaba arruinado y desesperado por la
muerte de su mujer y su hijo Titus
. Él fallecería el 4 de octubre de
1669, solo, pobre y olvidado.
La temida vejez afecta, como al resto de los humanos, a los artistas.
Pero no necesariamente conlleva una merma de facultades.
Para ellos, el
otoño de la vida es también el tiempo en que la experiencia y el afán
experimentador les llevan a producir sus mejores obras
.
Tiziano,
Matisse,
Turner o Rembrandt son ejemplos perfectos de creadores en constante
evolución. Hasta el final.
Para celebrarlo, la temporada expositiva
londinense arranca con dos fascinantes muestras centradas en los últimos
años de dos artistas: la
Tate Britain inaugura el 10 de septiembre
Late Turner-Painting set free,
que reúne pinturas realizadas por Turner (1775-1851) entre 1835 y 1850,
con los 60 años cumplidos; la misma edad que había sobrepasado
Rembrandt cuando ejecutó las obras maestras que se mostrarán a partir
del 15 de octubre en la
National Gallery de Londres en
Rembrandt: the late works.
David Blayney Brown, comisario de la Colección Manton de Arte
Británico y corresponsable de la exposición de Turner, aclara que no ha
habido un acuerdo previo entre los dos museos. “Ha sido una feliz
coincidencia”.
Los “años finales” interesan cada vez más a
investigadores y comisarios por la luz que arrojan sobre la obra total
del artista.
En 2012, la exposición
El último Rafael en el Museo del Prado demostró que, pese a la etiqueta de academicista, el maestro renacentista no dejó nunca de experimentar.
En ese tiempo los artistas no tienen que demostrar nada ni someterse a
los deseos de los mecenas. Con frecuencia, ese afán revolucionario se
ha confundido con fallos de la aptitud física, cuando verdaderas razones
tras esas obras eran otras. Brown precisa que en el siglo XIX, cuando a
una persona que entraba en la década de los sesenta se la colocaba a un
paso de la senilidad.
Brown recuerda que John Ruskin, el mayor estudioso de la pintura de
Turner, escribió en 1840 que con 65 años le empezaban a fallar el ojo y
la mano.
“Es fácil señalar la edad como causa de una supuesta torpeza,
cuando lo que hay es una transformación en la obra.
El estilo abstracto y
atmosférico con el que ejecuta sus telas maestras en esos años se debía
a su estado de evolución creativa constante, no a la decrepitud”.
¿Puede decirse que los últimos años son también los mejores
creativamente hablando? “No me gusta generalizar”, señala. “Depende del
individuo, pero Turner, Rembrandt, Tiziano o Matisse son artistas que
con el paso del tiempo consiguieron ser más interesantes de lo que ya
eran. No hay ninguna razón para pensar que un artista deba retirarse por
la edad
. Cuando nos hacemos mayores nos importa menos lo que los otros
piensen. Creemos más en nosotros, estamos más seguros y eso es
liberador”.
La exposición de Turner en la Tate Britain desmonta todos los prejuicios sobre el artista envejecido.
Late Turner-Painting set free
consta de 150 obras y se inicia con las de 1835, el año en que Turner
cumplió los 60, y finaliza con las últimas pinturas expuestas en la
Royal Academy en 1850.
Es un periodo de excepcional energía, en el que
se atrevió con las técnicas más radicales. ¿Vivía el gran maestro del
paisajismo su mejor momento? “Posiblemente no sea el mejor, sino el más
personal y creativo.
Experimentaba más que nunca y su capacidad
imaginativa era mayor. Su manejo de la pintura y del color estaban en su
apogeo”.
La etapa final del pintor inglés Turner es la más personal y creativa. Su manejo de la pintura
y el color estaba en su apogeo
La exposición muestra cómo, mientras sus contemporáneos se ocupaban
de otros mundos estéticos, Turner se entregaba a su apasionada relación
con la naturaleza y se dejaba fascinar por los nuevos paisajes
propiciados por los avances sociales, tecnológicos y científicos de la
vida moderna.
Quizás las obras más sorprendentes sean aquellas que durante mucho
tiempo se dieron por inacabadas, cuando en realidad habían sido
perfectamente rematadas por el pintor: la confusión procedía de quienes
no asimilaban esas técnicas revolucionarias que inspirarían a
posteriores generaciones de artistas
. Por vez primera se podrán
contemplar reunidos los nueve lienzos que, en la época, fueron acogidos
con tal estupor que fueron atribuidos a “una enfermedad mental” de
Turner.
En
Rembrandt:the late works en la National Gallery
se mostrarán 40 pinturas, 20 dibujos y 30 grabados, todos ellos salidos
de la mano del artista holandés, según se certificó después del largo
proceso de revisión de su obra —22 años—, tras el cual el millar largo
que se le adjudicaban quedó reducido a unas trescientas. La última época
de Rembrandt es también la más misteriosa de un pintor de cuya vida se
sabe muy poco.
Su biografía oficial habla de un éxito temprano y de una
vertiginosa caída en la pobreza y el vacío en su madurez. Sus relaciones
extramatrimoniales en la puritana y conservadora sociedad de su tiempo
le acabaron convirtiendo casi en un paria. Betsy Wieseman, conservadora
de pintura holandesa en el museo, ha comisariado la exposición para
destacar cómo en esa etapa Rembrandt se deja guiar solo por su sentido
de la innovación y su libertad creativa. No le importa nada más.
Habitual del autorretrato, Rembrandt trasladó su propio rostro al
lienzo en numerosas ocasiones. Una sala estará dedicada a mostrar su
evolución vital y su caída en la miseria
. Del hombre triunfal y poderoso
de sus primeros retratos, el espectador pasará a contemplar un anciano
de mirada cansada al que, sin embargo, nunca abandonó la creatividad.
Ante los jóvenes creadores, David Blayney Brown cree que hay una
lección evidente en la actitud de Turner o de Rembrandt. “Nunca hay que
tirar la toalla. Hay que tratar de buscar nuevos espacios, nuevas
maneras de darse a conocer
. Siempre habrá una nueva generación de
coleccionistas
. No esperen que todo llegue al principio porque sus
mejores años todavía están por llegar”.
Late Turner-Painting set free. Tate Britain. Del 10 de septiembre al 25 de enero de 2015. Rembrandt: the late works. The National Gallery. Del 15 de octubre al 18 de enero de 2015. Londres.