Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

6 sept 2014

10 Actrices las más bellas de antes....

Grace Kelly
El número uno de la lista está ocupado por la actriz estadounidense quien al contraer matrimonio con el Príncipe Rainiero III de Mónaco, se convirtió en Princesa. Nació en el seno de una familia con una posición económica muy favorable, y a pesar de que sus padres se opusieron, decidió estudiar actuación.
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Trabajó con Alfred Hitchcok en tres películas y fue en el rodaje de ‘Atrapando a un ladrón’ que se rodó en Mónaco donde conoció a su marido.


Audrey Hepburn
Nació en Bruselas pero vivió en Inglaterra y Holanda durante varios años donde recibió clases de música y ballet. A los 19 años debutó ante una cámara grabando un video educativo para aprender a hablar holandés en siete lecciones.
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Se convirtió en un icono de la moda gracias a su papel de Holly Golightly en ‘Breakfast at Tiffany’s’. En el 2007 se subastó un traje que lució la actriz en la película por un precio de 467.200 libras (unos 700.500 euros) destinando el dinero a un proyecto, impulsado por el escritor Dominique Lapierre, para dos escuelas en Bengala.

Rita Hayworth
Una combinación exótica de irlandeses y mexicanos dio como resultado a Margarita Carmen Cansino, mejor conocida como Rita Hayworth. Se convirtió en todo un icono durante la segunda guerra mundial, su rostro estaba dibujado en cada avión de combate. Estuvo casada con Orson Welles y el príncipe Alí Khan.
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Filmó más de 60 películas pero nunca ganó un Oscar, a pesar de ello su calidad interpretativa es destacada. Fue el ícono sexual de toda una generación que después cedería el lugar a la chica rubia del lunar a un costado de la boca.
Ava Gardner
Conocida como ‘el animal más bello del mundo’ sus inicios fueron difíciles ya que su familia carecía de recursos económicos, estudió secretariado en el Atlantic City Christian College. Su incursión en el medio artístico fue casual, todo empezó cuando Ava visitó a su hermana mayor en Nueva York y el esposo de ésta (que era fotógrafo) le pidió tomarle unas imágenes para colgarlas de su escaparate.
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Mientras las fotografías estaban expuestas, un ejecutivo de la MGM quedó cautivado y la contrató por siete años para trabajar en la industria hollywoodense, de inmediato dejó sus clases para ser secretaria y comenzó a incursionar en las aulas de arte dramático para mejorar su dicción ya que tenía un acento de Carolina del Norte muy marcado. Cansada de lo que definió como ‘la hipocresía de Hollywood’ se traslada a Londres en 1969 donde vive parcialmente retirada.
Ava Gardner estuvo pretendida obsesivamente por el excéntrico millonario Howard Hughes a quien rechazó su propuesta matrimonial varias veces pero del que se aprovechó de sus regalos ostentosos. Estuvo casada en tres ocasiones, todas ellas con actores conocidos. Su primer matrimonio fue con el actor Mickey Rooney, que duró menos de un año. El segundo, con el mítico músico Artie Shaw, fue igual de breve. Su tercer marido fue el legendario cantante y actor Frank Sinatra, con el que estuvo casada seis tomentosos años entre 1951 y 1957, relación que hizo correr ríos de tinta, y que fue seguramente el amor de su vida. Se cuenta que aún en su vejez, escuchaba en su casa los discos de Frank

Marylin Monroe
Es considerada como el icono femenino de la cultura pop así como el sex symbol del siglo XX. Su vida personal fue muy difícil ya que su abuelo y su madre padecieron trastornos depresivos crónicos que les generaban comportamientos suicidas por lo que Marylin siempre tuvo miedo de haber heredado esta patología.
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Para poder abandonar el orfanato en el que vivía, decidió casarse a los 16 años, estalló la Segunda Guerra Mundial y su marido se unió a la marina, Marylin trabajaba en una fábrica con su suegra hasta que un día un fotógrafo visitó la línea de producción para hacer un reportaje sobre el trabajo de las mujeres durante la guerra y Monroe fue la elegida para aparecer en las fotos, de ahí siguió un contrato como modelo y más tarde entraría al mundo del cine. Marylin Monroe fue la primer portada y chica del mes de Playboy.

Vivien Leigh
Nacida en la India de padres ingleses, ganó el Oscar en dos ocasiones. Estudió en la Royal Academy of Dramatic Art, debutó en el teatro a los 21 años, el reconocimiento internacional llegó con ‘Lo que el viento se llevó’ y se comenta que Clark Gable y ella no se llevaban bien fuera del set y siempre discutían por el mal aliento que Clark se propiciaba para desagradar a Vivian.
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Tras su divorcio de Lawrence Olivier en 1960, vivió junto al también actor John Merivale
. Es considerada una de las mujeres más bellas de la pantalla grande por sus finas facciones y sus imponentes ojos que deslumbraron a más de un hombre. Después de un tiempo Vivien fue al doctor quien le diagnosticó un regreso de una tuberculosis de la que años antes se había curado, se le prohibió actuar y exponerse a los cambios climáticos. Después de que como todos los días arreglara su jardín y limpiara su casa Vivien tuvo una reunión. Cuando se sintió cansada subió y fue hallada muerta en su habitación dos horas después por su marido John Merivale, pero se relata que el más destrozado por la noticia fue Lawrence Olivier.

Elizabeth Taylor
Nació en una familia involucrada en el mundo del arte, su padre era vendía piezas de arte y su madre era una actriz retirada, la fama le llegó a los 12 años de edad con la película Nacional Velvet (1944) sobre un caballo de carreras hasta llegar a protagonizar una de las películas más caras en la historia del cine: Cleopatra.
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Fue la primera actriz en cobrar un millón de dólares por una película, se ha casado ocho veces porque no le gustan las relaciones fugaces y quiere formalizar las que ha tenido.
Célebre también por sus labores humanitarias en la lucha contra el SIDA desde la muerte de su amigo Rock Hudson, colabora desde hace años con una sociedad dedicada a la lucha y la investigación de este grave síndrome. Richard Burton la agasajó con fastuosas joyas, como la perla La Peregrina, que antaño perteneció a Felipe II y fue reproducida por Velázquez. Cuando esta joya salió a la venta y la compró Richard Burton, desde España se intentó entorpecer la operación, afirmando que era falsa. Pero es sin duda más famoso el diamante Taylor-Burton de 69 quilates, comprado en 1969 por 1.2 millones de dólares.
Lauren Bacall de la que ya se ha dicho todo


 Silvana Mangano Musa de Visconti




Ingrid Bergman de la que se ha dicho todo.....

Todas tienen un comun denominador, no solo fueron bellas, sino hoy dia todas están ya muertas.....

Valérie Trierweiler, el éxito de una traición.......................................................... Gabriela Cañas


La periodista y ex primera dama de Francia, Valérie Trierweiler, en una imagen de julio de 2013. / REUTERS

El día que el presidente francés, François Hollande, reconoció a su pareja, Valérie Trierweiler, que la había engañado durante meses con la actriz Julie Gayet, aquella le amenazó: “Te destruiré”.
 La venganza se ha cristalizado esta semana en forma de libro —Gracias por este momento—, un relato indiscreto y malicioso de la vida íntima de su antiguo compañero.
Frente a un político en horas bajas (su valoración, del 13%, es históricamente baja), miles de franceses han premiado la traición de Trierweiler lanzándose a la compra de ejemplares.
 Las librerías del país se han quedado prácticamente sin existencias para el fin de semana.
Valérie Trierweiler era una desconocida.
 Dirigía una tertulia política en la cadena de televisión Direct 8 y su nombre empieza a aparecer en la prensa fuera de las secciones de programación televisiva cuando en 2007 se conoce su relación sentimental con el entonces secretario del Partido Socialista.
 La desvela la revista del corazón Closer, la misma que siete años más tarde le daría el disgusto de su vida publicando las escapadas secretas del palacio del Elíseo del ya presidente, en moto, para visitar a su amante.
Ahora, Trierweiler es una de las mujeres más famosas de Francia y, gracias a su libro, puede que gane de un golpe mucho más dinero del que le reportó nunca su labor periodística.
 La maquinaria de mercadotecnia puesta en marcha por la editorial (Les Arènes) y la propia periodista ha sido planeada meticulosamente para que el golpe fuera duro e imparable. 200.000 ejemplares para un proyecto secreto del que Hollande fue informado solo tres días antes de salir a la venta.
La presidencia de Nicolas Sarkozy abrió una nueva era otorgando a la primera dama un protagonismo antes nunca visto en el Elíseo debido a su relación con la cantante y modelo Carla Bruni.
Su sucesor, mal que le pese, ha seguido la estela hasta ser víctima del retrato íntimo más descarnado y letal para un jefe del Estado francés en ejercicio.
— ¿Te lleva mucho tiempo ponerte así de guapa?, dice Trierweiler que le preguntó un día Hollande cuando la infidelidad con Gayet ya era conocida.
— Sí, un poco.
— Por otra parte, no se te exige otra cosa.
Por mucho que ahora ella pretenda edulcorar la lectura de su libro, asegurando (lo que es cierto) que en él también expresa su admiración hacia la inteligencia, la sagacidad y el sentido del humor del presidente de la República, anécdotas como la conversación privada mencionada son demasiado elocuentes acerca de los objetivos del relato.
El apoyo de Hollande a Royal para presidir la Asamblea Nacional desató una crisis en la pareja
“Se presenta como el hombre al que no le gustan los ricos.
 En realidad, no le gustan los pobres.
 Él, hombre de izquierdas, les llama en privado los desdentados, muy orgulloso de su sentido del humor”, dice en el libro.
La tendencia de los sin dientes (#lessansdents) ya ha cosechado un cierto éxito en las redes sociales. La cita más destructiva del relato de Trierweiler se ha instalado en la vida social y política francesa. Un librero francés aseguraba ayer que el éxito de ventas puede ser flor de un día.
 Pero el daño ya está hecho para un político de baja valoración popular que gestiona un país sumido en la crisis política y económica.
 Ayer, en la cumbre de la OTAN, respondió con firmeza a tan grave acusación:
“Nunca aceptaré que se cuestione el compromiso político de toda mi vida política.
 Yo estoy al servicio de los franceses y, especialmente, al servicio de los más pobres y los más necesitados”.
“¿François Hollande y los desdentados? ¿De verdad cree usted que esta frase es creíble? Es lo contrario de su compromiso político”, declaraba previamente la ministra de Ecología Ségolène Royal, la madre de los cuatro hijos del presidente y la eterna rival de Trierweiler.
Para la periodista, devorada por los celos aun una vez alcanzado el palacio presidencial, Royal es su obsesión, su pesadilla, para demostrar, una vez más, que la felicidad tampoco es completa en las alturas.
 La que también fue candidata a la presidencia de la República frente a Sarkozy acariciaba la idea de convertirse, en 2012, en presidenta de la Asamblea Nacional. Insoportable para Trierweiler.
— ¿No harás nada por apoyarla? —dice que le preguntó a Hollande.
— No. Puedes estar tranquila. Me he comprometido.
Al día siguiente, France Presse anuncia el aval de Hollande a Royal.
 Es entonces cuando ella apoya públicamente al rival de la ahora ministra para cortarle el paso.
Lo hace en un tuit, una injerencia en la vida pública que arruina la imagen de Trierweiler entre los franceses.
 Cierta prensa la rebautiza como Rottweiler.
“Soy la única responsable (del tuit). Pero la bomba de efectos retardados la habían fabricado François Hollande y Ségolène Royal, con su constante juego entre lo público y lo privado, a golpe de fotos de familia y de declaraciones ambiguas.
Tan pronto se enfrentan como se apoyan el uno al otro.
 Este juego político entre ellos no tiene fin. Es un laberinto en el que me siento perdida”, se confiesa en el libro.
En la traición parece haber encontrado el camino.

En las nubes...................................................................... Boris Izaguirre


Brad Pitt y Angelina Jolie, en la imagen que difundieron de su boda. / CORDON PRESS

Estoy grabando un programa de prime time para una cadena latina en EE UU.
Los estudios pertenecen al parque temático de Universal en Orlando, Florida.
 Mientras los aspirantes a ser el nuevo ídolo musical latino afinan sus notas, se escuchan los gritos de los turistas subidos en las atracciones.
 De repente, mi maquilladora, la muy afroamericana Rochelle, interrumpe gritando: “¡Se divorcian los reyes de España!” con una revista en la mano y una Coca-Cola XL en la otra.
Ella casi se quedó blanca cuando le respondí con otra pregunta: “¿Cuáles?”. En un principio creyó que me burlaba y que no le daba crédito a su información.
“Lo dice People en Español”, insistió, haciendo referencia a la publicación anglosajona equivalente al ¡Hola! Uno de los productores, catalán, intentó explicarle que en junio tuvimos una sucesión express, que duplicó el número de monarcas. Rochelle seguía sin entendernos.
La noticia del supuesto divorcio surgió del diario italiano La Repubblica.
 “Con respeto, no me creo que sea verídico, ¿para que se van a divorciar después de tantos años?”, expresó más tarde una anfitriona mexicana en Florida. “Manito, no van a divorciarse para luego casarse otra vez, a esta edad”, insistió.
“¿Y quién se lo habrá pedido a quién? Yo como mujer, preferiría que fuera ella, pero la verdad con todo lo que ha pasado recientemente en esa familia, un divorcio ahora es como si le hubiera cogido gustito a eso del escándalo” sentenció, saboreando el éxito de sus palabras y de su picante acento de Jalisco entre los españoles que la escuchaban.
Llevaba razón en una cosa: nos hemos vuelto aficionados al escándalo
. Y a observarnos a nosotros mismos, entrando o saliendo de ellos.
Y así como inmortalizamos en selfies cualquier momento, plato de comida, traje o mueca, también disfrutamos retratando nuestra belleza mientras es joven.
Y célebre.
Y precisamente muchas de esas celebridades se fotografiaban en distintos grados de desnudez y erotismo doméstico, confiadas por estar en las nubes, hasta que esta semana un hacker hizo trizas ese sueño.
 Arrastrando en la caída la supuesta seguridad de Apple.
El escándalo de las fotos hackeadas recuerda al mito de Narciso, pero en clave tecnológica
. Es probable que una de las fascinaciones de la tecnología sea poder enamorarnos de nosotros mismos y que la prueba de su éxito comercial sea crear una nueva necesidad, esa urgencia de registrarlo todo.
 Queremos fotografiarnos en la playa, haciendo retos con cubos de agua helada, calibrando nuestros abdominales o el torneado de nuestros hombros.
Queremos fotografiarnos hablando con otros mientras conducimos o haciendo la compra.
 A todo eso, por cierto, no lo llamamos fotografiar sino inmortalizar.
Sin darnos cuenta nos hemos convertido en esclavos de esa inmortalidad.
Narciso tuvo la imprudente elegancia de morir ahogado en la contemplación de su propio reflejo. Resulta curioso que en pleno escándalo de los desnudos robados de la nube, las dos personas más famosas de Hollywood consigan casarse en exclusivo secreto
. A Rochelle, mi maquilladora, le encanta el rimbombante titular en las revistas: “Angelina y Brad se casan en su château francés”. “Porque mi nombre también es francés”, me confiesa, sintetizando que a los gringos todo lo francés les entusiasma.
 Desde luego en nuestros palacios de gobierno no hay ese tipo de glamour.
 “Siempre habrá niveles”, retoma Rochelle ojeando la boda de los Brangelina (como se bautizó a la pareja en sus inicios). “La gran diferencia entre una celebridad con solera y una celebridad nueva es que no se hacen tantos selfies. Los selfies son para los desclasados”, sentencia implacable.
A Angelina muchos le han celebrado que permitiera que sus hijos le tunearan el velo.
“Mi amor, mucho más chic que regresar del trabajo y que el niño te haya garabateado toda la cocina”, dice una bailarina cubana cerrando la puerta del camerino con un golpe de cadera.
 El velo de Angelina algo tiene que ver con el de otro traje de bodas que vuelve a estar de actualidad: el de lady Di, a su vez otro tipo de fantasma europeo que, al igual que el de la guerra, nunca nos abandona.
El hijo menor de Diana, Enrique, cumplirá treinta años el 15 de este mes y recibirá entonces la parte de la herencia dispuesta por su madre.
 Entre otras cosas, el traje de novia más comentado, criticado, vilipendiado de la historia de los trajes de novia
. Para sorpresa de todos, vuelve a ser bello. Y grande
. Desde el minimalismo de los noventa se le empezó a calificar de “exagerado” y después el grunge lo reconoció como “singularmente feo”.
Durante lo que va de siglo, el pobre traje de novia vivió una especie de maldición, como si su diseño tuviera la culpa de todo lo que sucedió. Enrique y su hermano pretenden exhibirlo en el palacio de Kensington, la última residencia de su madre.
 Habrá que adaptar un área especial para que quepa
. Y fuertes medidas de seguridad, porque si las rusas deciden invadir Inglaterra (bélicamente, porque por todo lo demás, Londres igual que Ibiza parecen territorios anexionados), será lo primero que querrán ponerse.
 El sueño de muchísimas novias rusas, ricas o no, siempre fue parecerse a lady Di.
 Lo mismo que ha hecho ahora Angelina Jolie.

Concha Velasco: “No quiero ser nunca más la protagonista”................................................................... Mábel Galaz


La actriz Concha Velasco. / ÁLVARO GARCÍA

Acaba de bajar el telón a una dura etapa vital de cuatro largos meses, esos en los que ha tenido que luchar contra un linfoma que la noqueó y le ha dejado tocada
. Ahora ya recuperada, aunque no tanto como le gustaría, Concha Velasco se dispone a reaparecer renovada y llena de buenos propósitos sobre todo en lo que se refiere a su vida personal.
 “No quiero ser más la protagonista. Ese papel solo lo dejo para mi trabajo.
En mi casa, con mi familia, solo quiero ser una secundaria”, proclama.
 Y es que ella, como todos los que han pasado por un proceso como el suyo, está llena de buenos propósitos y también de miedos.
 “He vivido mucho profesionalmente, pero personalmente muy poco.
Me queda tanto por hacer y tengo tan poco tiempo”.
Concha Velasco llega a la cita apresurada.
 Es la primera vez que se sienta para hablar despacio de este tiempo de ausencia de la vida pública. Viene de resolver papeleos con su hijo Manuel.
 Su enfermedad le ha llevado a conocer un mundo que no había frecuentado
. Visitas a las oficinas de la Seguridad Social para solicitar su baja por enfermedad, tiempo de espera en las consultas de un hospital, conversaciones con gente que como ella ha tenido un susto de salud... La actriz, que ha vivido 60 años subida a un escenario, convive ahora con su otro yo, el de una mujer que en noviembre cumplirá 75 años
. “He recibido una lección de vida y estoy tratando de ajustar las cosas”.
Ha adelgazado 11 kilos, pero tiene buen aspecto
. Lleva la cara lavada. Solo se ha hecho la raya de los ojos y se ha vuelto a pintar los labios.
 No ha perdido la coquetería, ni tan siquiera cuando estuvo postrada en la cama del hospital llena de tubos.
Siempre acudía al rescate su peluquera para ponerla a punto
. Porque aunque Concha temía que iba a perder su pelo lo ha mantenido, “me han dado pastillitas, no la quimio tradicional”.
 Eso sí, se ha cambiado el tono a uno más oscuro. Siempre ha cuidado su imagen, pero ahora más. Otra cosa es lo que ha sucedido en la intimidad de su hogar en ese tiempo de oscuridad.
 “Me resistía a aceptar lo que me estaba pasando. No quise ver las señales de alarma que daba mi cuerpo y cuando los médicos me dieron la noticia me hundí.
Fue un palo terrible. Me convertí en una persona dependiente y me vine abajo, yo que siempre he ido de autosuficiente por la vida.
Tuve ataques de ira, de llanto... No he sido una buena enferma”.
Concha Velasco suma un centenar de películas en su carrera profesional, pero muchas de ellas no las ha visto.
“Nunca lo hago, ¿para qué? Soy disciplinada. Si un director me dice que la toma está bien, para mí es suficiente.
 Pero cuando enfermé me recluí en casa y no se me ocurrió otra cosa que ponerme a ver mis trabajos. Era como si quisiese autoafirmarme, negar lo que me estaba pasando”.
La actriz Concha Velasco, acompañada por el actor Juan Echanove, recibe un homenaje en el Festival de Mérida el pasado mes de agosto. / Jero Morales (efe)
Desde hace años, Concha convive con dos personalidades que se entremezclan.
 La mujer fuerte e independiente que es actriz y la temerosa y sufridora que es madre y fue esposa.
 Su enfermedad ha revuelto todo aún más.
 Los médicos le han recomendado que vaya a un psicólogo como parte del tratamiento de alguien que ha tenido una dura enfermedad.
 Pero ella, que ha sobrevivido a un matrimonio complicado, a una separación también complicada y se enfrenta a un futuro incierto, no está segura de necesitarlo.
 Porque la que un día fue la muchachita de Valladolid que llegó a Madrid para comerse el mundo cree que puede con todo o ¿esta vez no?
“Tengo que cambiar, aceptar que necesito a la gente, que no puedo con todo yo sola...”.
Sus hijos la convencieron de que dejara de ver sus trabajos en la pantalla, y entonces encendió la televisión. “He descubierto esas tertulias políticas. Qué horror. Esa gente que habla de que el pasado fue mejor.
¿No se acuerdan de lo que vivimos en la posguerra, en los años sesenta.
 No soporto esa cultura del y tú más”. Así que también acabó apagando la televisión. “Soy católica y socialista, y lo seré siempre, pero no volveré a hacer campaña política por nadie
. Creo que ahora les toca a otros.
 En eso tampoco quiero ser ya más protagonista.
 Y no es porque no crea en los valores del socialismo.
Yo me hice socialista con 40 años y sabía que lo hacía”.
Como todos los de su profesión es muy crítica con la política cultural del Gobierno de Rajoy. “Ese 21% nos está haciendo polvo.
 Pero no somos los únicos que estamos sufriendo. La gente lo está pasando muy mal.
 Así que ya vale de vivir en el victimismo y de quejarse”.
Concha cuenta que ahora que ha tenido que vender su coche y la plaza de garaje, se desplaza mucho en taxi, habla con los conductores. “Hay mucha gente que nos tiene manía a los actores porque solo pensamos en nuestros problemas y no vemos lo que pasa en la calle.
Muchos de esos han decidido no ir al teatro o al cine a ver nuestros trabajos”.

Regreso a Mérida

Para Concha Velasco  volver al Festival de Mérida fue algo parecido a recibir el alta médica. Sus compañeros de profesión reconocieron su trabajo a lo largo de 60 años de profesión en un emocionado homenaje. Fue el pasado día 28 de agosto. En ese mismo escenario, un año antes, comenzó a sentir los primeros síntomas de la enfermedad. Interpretaba entonces a una Hécuba dirigida por José Carlos Plaza.
 Reconocida por muchos, la actriz vallisoletana confiesa sentir el olvido de algunos directores que la ignoran por haber sido aquella chica yeyé o aquella chica de la Cruz Roja.
Ella, en cambio, ha colocado ya el cartel de “no hay billetes”
. Hoy vuelve a su trabajo en Cine de barrio en Televisión Española y el día 26 estrena una obra de teatro en Zaragoza.
Bajo la dirección de José Carlos Plaza está ensayando Olivia y Eugenio. El destino ha querido que su regreso sea para interpretar a una mujer que recibe la noticia de que sufre un cáncer terminal.
“El texto me llegó antes de mi enfermedad. Cuando lo leí no tuve los sentimientos que ahora me despierta.
 Pero estoy trabajando con José Carlos Plaza para que no me afecte”. La actriz comparte escenario con dos jóvenes de 30 años con síndrome de Down que el director descubrió en un centro especializado
. En el escenario interpretando a Olivia, la actriz rememora su pasado y hace un ajuste de cuentas con su marido, con sus amistades y afronta la ruina en la que vive a la vez que se plantea si merece la pena que ella y su hijo Eugenio sigan viviendo o acabar con todo.
 “Cuando digo mi diálogo hay tantas cosas que me recuerdan a mi vida”, dice sonriendo, “pero mis hijos no quieren que hable ya de esas cosas.
Muchas de ellas tienen que ver con un señor que ya está muerto”.
Concha no toma ya pastillas, ni una aspirina. Su hígado está resentido del duro tratamiento. Los médicos le han impuesto unas normas de alimentación. Durante la conversación solo da unos sorbos a un vaso de agua del tiempo. También le han puesto condiciones para volver a trabajar.
Solo puede hacer una función al día y nada de compaginar una serie de televisión con el teatr
o. Ahora tan solo le permiten hacer Cine de barrio y una sesión teatral.
“Eso significa también menos dinero, pero lo voy a hacer.
 Seré obediente”, dice resignada.
 A Concha el dinero le preocupa porque lo necesita. “La gente se cree que soy rica..., pero sí, yo lo perdí todo y todavía debo mucho.
 Cada mes tengo que pagar un dineral de una deuda heredada del pasado”. Pero no se queja.
Vivió en La Moraleja en un espléndido chalé que tuvo que vender acechada por las deudas.
 Ahora es feliz en un piso en Sanchinarro, un nuevo barrio al norte de Madrid en el que tiene por vecino a su hermano Manuel y a su hijo Paco.
 Es lo que le queda tras 60 años de profesión.
 Eso y 1.195,20 euros de pensión, y muestra el papel que lo acredita. “Tengo que seguir trabajando, pero no tengo mucho tiempo porque ya soy una señora mayor”, reflexiona. También quiere vivir.
 “He ido de escenario en escenario y me he perdido muchas cosas. Vivo en Madrid hace mucho, pero no conozco la ciudad.
 Por ejemplo, al Museo del Prado he ido a ver algún cuadro puntual por trabajo, pero nunca lo he disfrutado
. Tengo tanto por hacer”.