Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

2 sept 2014

Daniel Dicenta fallece a los 76 años................................................... Elsa Fernández-Santos

Actor de raza, trabajó en filmes como 'El crimen de Cuenca' y 'Función de noche', junto a su expareja, la actriz Lola Herrera.

Fue un buen actor, como los de antes, de teatro y de cine su voz inconfundible como la de su padre, hacía mucho que no sabía nada de él ni como actor ni como persona, lo último que vi de él junto a su exmujer Lola Herrera fue aquella catarsis en cine sobre su relación de matrimonio, nunca fue algo sobre nubes más bien una bajada a los infiernos de ambos.

 

Daniel Dicenta, caracterizado, en una imagen de archivo de 1978. / efe

Un actor de raza, de casta, de belleza viril, hoy casi rara, de voz de trueno, uno de esos intérpretes condenados a parecer de otro tiempo.
La muerte de Daniel Dicenta a los 76 años en un humilde hostal de Madrid añade más leña al fuego de una generación que se extingue, la de aquellos actores y actrices que pusieron su rostro al servicio de los vaivenes de un país que renacía después de 40 años de dictadura.
 Dicenta, precisamente, había llegado al mundo en Valencia durante la Guerra Cilvil, en 1937.
 Hijo del también actor Manuel Dicenta y nieto del dramaturgo Joaquín Dicenta, su carrera se forjó fundamentalmente en el teatro y la televisión, aunque su trabajo en películas como El crimen de Cuenca y El pájaro de la felicidad, ambas de Pilar Miró, La muerte de Mikel, de Imanol Uribe, o Función de noche, de Josefina Molina, dejaron su gancho congelado en el tiempo.
Era, decía Pilar Miró, un gran actor desaprovechado, y por eso ella apostó por él a la hora de encarnar junto a José Manuel Cervino a la pareja protagonista del Crimen de Cuenca, una película cuyo retrato crudo y minucioso de la tortura a la que son sometidos por la Guardia Civil dos pobres diablos acusados de un crimen que jamás cometieron puso en jaque al gobierno a la hora de su estreno.
 El filme, rodado en 1979, fue secuestrado por la justicia militar en plena democracia, tardó dos años en poder exhibirse.
Pero su enorme impacto social está ahí, para siempre, en los libros de historia.
El Crimen de Cuenca casi coincidió en la pantalla con Función de noche (1981), la película documental de Josefina Molina en la que el actor compartía pantalla con su expareja, Lola Herrera. Padres de dos hijos, la también actriz Natalia Dicenta y el fotógrafo Daniel Dicenta Herrera, en la película, insólita para su época, Dicenta y Herrera (que en el filme interpreta noche tras noche Cinco horas con Mario, de Miguel de Delibes) hacían de ellos mismos, hablaban de su vida, de sus crisis y aireaban sus traumas y fracasos.
Josefina Molina fue testigo privilegiado de la angustia que cercaba a un actor sumamente frágil.
 Hace dos años, cuando le entregaron a la cineasta el Goya de Honor, y después de una proyección del filme, Molina arrojó luz sobre el tormento del actor:
 “Daniel era un hombre de una generación determinada: hombres que no podían llorar, que no podían ser sensibles, tenían que ser fuertes, poderosos…
 Por todo ello, la vida de Daniel era una vida complicada. Hijo de un actor muy importante, hijo de un mito.
 Él quería ser un actor distinto al padre, pero el padre era la referencia y, en cierta medida, un poco castrador.
 Luego fue el suicidio de su madre, que lo menciona en la película.
 Todo muy complejo, terrible.
 Él apartó todo esto para no mostrar su lado sensible
. Si él hubiera podido relajarse, hablar con ella, se hubiera establecido, sin duda, otro tipo de relación. Pero no sucedió”.
Dicenta, que actuó en la serie Fortunata y Jacinta de Angelino Fons (1969), llevó a escena a Lorca, a Nieva, a Vargas Llosa, a Pirandello y a su propio abuelo.
 Pero su rastro empieza a perderse pasada la década de los ochenta, centrando su trayectoria profesional en el doblaje.
 De esa manera, oculto en la piel de otros (Robert Englund en Pesadilla en Elm Street, Peter Stormare en Fargo), su poderosa voz se fue borrando.
 En 1989 se publican unas fotos suyas durmiendo en un parque, cerca de la calle Corazón de María. Sus problemas de alcohol se agudizaban, también su misantropía
. El actor contaba desde hace más de doce años con la ayuda de los servicios asistenciales de la Fundación AISGE, que le sufragaba su alojamiento y ayudaba en la manutención.
 Su cuerpo sin vida fue encontrado en el céntrico hostal madrileño donde llevaba años alojado, lejos del mundo del teatro que lo vio nacer y crecer.
 Dicenta parecía un tipo duro, un espíritu libre, pero en el fondo era un hombre quebradizo, uno de esos hombres “de otra época” que jamás han podido llorar.

‘El niño’ supera la recaudación de ‘Ocho apellidos vascos’ en su estreno

El filme de Daniel Monzón, director de ‘Celda 211’, está interpretada por Luis Tosar y Jesús Castro.

 

El niño, el nuevo thriller de Daniel Monzón, ha logrado en su primer fin de semana superar a la película del año: la comedia de Emilio Martínez Lázaro Ocho apellidos vascos
. La cifra del fin de semana de El niño ha superado, con 2,85 millones de euros recaudados, la obtenida por Ocho apellidos vascos, que con más de 42 millones de euros de recaudación desde su estreno es la película que mayores ingresos ha generado en España pero que no superó los 2,7 millones de euros en su primer fin de semana en las salas.
Según los datos de la consultora Rentrak, El niño ( estrenada en 356 cines) ha sido, además, la película más vista del fin de semana, con resultados en taquilla por encima de estrenos internacionales como Lucy (1,2 millones), Guardianes de la Galaxia (0,5 millones), o Infiltrados en la Universidad (0,3 millones). Sólo una película española tuvo un arranque mejor, Lo imposible, de Juan Antonio Bayona, que en 2012 obtuvo 8,9 millones de euros.
Después del taquillazo Celda 211, Daniel Monzón ha dedicado cinco años a El niño que está interpretada por luis tosar y la explosiva novedad de un talento joven:  Jesús Castro.
Con un presupuesto que ronda los 7 millones de euros, este thriller de acción y amistad narra las aventuras de un pequeño narcotraficante en el Estrecho de Gibraltar.

La boda ya no tan secreta de Angelina Jolie y Brad Pitt

¡Hello!' y 'People' publican las primeras imágenes del enlace de los actores

El vestido de la intérprete estaba decorado con pinturas de los seis hijos de la pareja.

Primeras imágenes de la boda de Angelina Jolie y Brad Pitt.

La boda de Angelina Jolie y Brad Pitt ya no es tan secreta. 
 Tras anunciar su representante que el enlace se había celebrado en la casa que los actores poseen en el sur de Francia, la prensa de Estados Unidos ha desvelado algunos de los detalles de la ceremonia y ahora la revista ¡Hello! publica las imágenes de la ceremonia a la vez que People. "Estamos encantados y honrados de poder compartir estas fotos cautivadoras de Brad y Angelina en su día de boda con sus hijos y otros familiares cercanos y amigos que asistieron," ha dicho el editor en jefe Eduardo Sánchez Pérez al presentar las 15 páginas especiales que incluyen declaraciones de la pareja. No se ha informado si la exclusiva ha sido remunerada como suele ocurrir en este tipo de informaciones.
 Los actores vendieron las fotos del nacimiento de sus hijos gemelos y donaron el dinero a una ONG.
En el reportaje de la boda, celebrada el 23 de agosto, se ve con detalle el traje de novia de Luigi Massi para el Atelier Versace realizado con ilustraciones de sus hijos: Maddox, de 13 años, Pax, 10, Zahara, 9, Shiloh, de 8, y los mellizos Vivienne y Knox, de 6.
"Luigi es como de la familia para mí y no podía imaginar a nadie más haciendo ese vestido.
 Conoce y se preocupa por los niños y fue muy divertido juntarlos a todos", explica la actriz a People. El actor, por su parte, lució una corbata que le prestó uno de sus hijos.
"Era importante para nosotros que el día fuera relajado y lleno de risas.
  Fue un día tan especial para compartirlo con nuestros hijos y un momento muy feliz para nuestra familia", dicen Brad y Angelina en la entrevista.
La portada de la revista 'People'.
Los planes de boda de la pareja venían de largo, incluso el intérprete explicó hace dos años los motivos por los que no se decidían a pasar por el altar.
 "Nos gustaría hacerlo y además significa mucho para nuestros hijos
. Declaramos hace tiempo que no lo haríamos hasta que todo el mundo pudiera [en referencia al matrimonio homosexual].
 Pero no creo que podamos aguantar mucho más. Significa mucho para los niños y nos lo preguntan constantemente.
 Y también significa mucho para mí comprometerme de esa manera", declaró Pitt a la revista The Hollywood Reporter en 2012.

 

Querido Orwell...............................................................Nuria Amat

Maestro, le escribo esta carta abierta para decirle que su homenajeada Cataluña vive una situación que le escandalizaría. El nacionalismo separatista nos ha dividido en buenos y malos catalanes.

 

RAQUEL MARÍN

Qué hace una escritora como yo en un país como este vendría a ser la pregunta clave desde que el nacionalismo independentista del Gobierno catalán ha izado sus banderas guerreras contra los catalanes que no comulgamos con la ideología soberana imperante. Preferiría no tener que hacerlo, querido Orwell, a fin de no malgastar mi energía poética, única felicidad a la que aspiro, y dar por zanjada esta inexacta rareza por siempre.
Pero los tiempos del zafarrancho que vivimos en mi país pequeño, donde políticos separatistas y sus cornetas seguidores censuran y reprimen todo cuanto no vaya ungido de la estela patriótica, me obligan a hablar, por ejemplo, sobre la naturalidad de ser una escritora catalana que escribe en castellano, y a veces también en catalán, porque catalán es el mundo en el que nacen mis libros y catalana la historia de mi país múltiple, diverso, con dos lenguas benditas, catalán y castellano, que me pertenecen por completo.
Desde que Cervantes llegó buscando la imprenta de sus sueños, Barcelona ha sido centro neurálgico de alta literatura.
Pero la Cataluña receptora de lo mejor de las literaturas hispanas y de una procreación de autores y editores catalanes en castellano subsiste hoy en una especie de territorio comanche
. Ahora, cuando los grandes escritores del mundo han dejado de venir a visitarnos, es como si la fraternidad de culturas y acentos hubiera desaparecido del todo y las voces que admiraba el mundo por su riesgo literario e intelectual están siendo encubiertas por un festival folclórico de libros improvisados.
Virus imparable el independentista porque, además, un Gobierno de derecha anestesiada gobierna la actual España y con su falta de sensibilidad se ha sumado a la intoxicación de la concordia de los ciudadanos del país pequeño, creando los nacionalistas de aquí una situación que haría escandalizar a usted mismo, querido Orwell, y a su obra Homenaje a Cataluña, libro de cabecera de todo catalán que se preciara.
Ni usted, referente universal de la defensa de las libertades, ni sus imprescindibles Notas sobre el nacionalismo, convencerán a un nacionalista catalán que deje de serlo.
Una moda escapar de España; una tendencia festiva y obligatoria quedarse encerrados en la pequeña finca particular, como quien se va de campin una temporadita, cuando sabemos la gravedad de toda ideología populista que lleva “al nacionalista no solo a desaprobar las barbaridades cometidas en su propio lado sino que tiene una extraordinaria capacidad para ni siquiera oír hablar de ellas”.
Por eso los nacionalistas separatistas han dejado de leerle a usted, señor Orwell, a la vez que rechazan libros de valor intelectual o estético alejados de la emoción patriótica y de opinión opuesta a sus tejemanejes nacionales
. Usted vuelve a dar en el clavo cuando dice: “Todo nacionalista se obsesiona con alterar el pasado... Hechos importantes son suprimidos, fechas alteradas, citas removidas de sus contextos además de manipuladas para cambiar su significado”.
 Sin ir más lejos, entre otros muchos falseamientos selectivos de la historia llevados a cabo en su querida Cataluña, maestro Orwell, el más reciente y al que han dedicado monumentos, congresos, libros y museos, ha convertido la guerra de Sucesión dinástica de la Corona española de 1714, desatada entre Borbones y Austrias, en guerra civil de victimización de catalanes, como si Cataluña hubiera perdido una guerra cuando en realidad no hubo vencedores ni vencidos por razones de país, sino por dar apoyo a uno de los dos reyes en palestra.
A los escritores contrarios al independentismo se nos aparta de los medios y de las universidades
De todo cuanto le digo, querido Orwell, lo que me sacude el ánimo hasta un extremo doloroso es la división entre buenos y malos catalanes según sea nuestro grado de simpatía o antipatía por el independentismo, de manera tal que una frontera divisoria nunca vista desde la dictadura nos ha separado de amigos, familiares y conocidos, de ilusiones y de proyectos comunes, de nuestro futuro inmediato, de nuestra literatura célebre por su entidad y riqueza formal exclusiva, y hasta de nuestros trabajos literarios y universitarios, de los que también nos han ido apartando como esos insectos molestos y peligrosos a los que usted hace referencia en sus notas antinacionalistas. Sin violencia física, como les gusta justificar a viva voz; con intimidación solo psicológica, pero violencia al fin, nos miden el grado de catalanidad con baremos tan infantiles, por no llamarlos racistas, como el nivel de catalán de sus ciudadanos, el partido al que pertenecen, la bandera que cuelgan en su balcón, los libros que compran y su sentimiento de independencia.
También el nacionalismo de aquí ha tenido sus ladrones de guante blanco
. El colmo ha sido Jordi Pujol, presidente de la Generalitat durante treinta años, cuya lucha patriótica y soberanista era solo estrategia para beneficio económico del mismo Pujol y el de su familia, llevándose el dinero a paraísos fiscales y preparando el país para que su hijo pudiera heredarlo.
 El rebrote del virus separatista encontró campo abonado cuando, después de una transición ejemplar, determinada doctrina oficial del Gobierno pujolista y posmaragallista tergiversó los acuerdos promulgados y aceptados después de treinta años de dictadura.
 Ya en 1997 Mario Vargas Llosa acudió al Palau de la Virreina y tocó donde más duele al catalanismo
. Acusó a la ciudad de ser “más provinciana y menos universal”, por efecto del nacionalismo que a principios de los años setenta.
 Desde entonces, el escritor peruano ganador de un Nobel no es bien recibido por las fuerzas políticas de este país cuya lengua, el catalán, nunca ha sido mejor valorada como en los libros sobre Tirant lo Blanc que el autor le ha dedicado.
Vivimos un zafarrancho de cornetas que  censuran y reprimen lo no ungido por la estela patriótica
Hasta que aparece en escena Artur Mas, presidente de la Generalitat, con su órdago independentista embrollando a los catalanes, siempre bien avenidos, ahora divididos en un país que muchos califican de enfermo.
 Si se había definido que era catalán todo aquel que trabajaba y vivía en Cataluña, el Gobierno de CiU añadió un concepto ideológico: “Y de aquellos que tienen voluntad de serlo”
. Esta añadidura significó el comienzo de un proyecto nacionalista exclusivo ideado para dar patentes de catalanidad a quienes trabajen para merecerlo.
A partir de entonces, los escritores catalanes que escribimos en castellano, junto con los que, también haciéndolo en catalán, son críticos con el nacionalismo, pasamos a convertirnos en anticatalanes. Enemigos del pueblo.
 Usted sabe mejor que yo, señor Orwell, que el peligro de todo nacionalismo es “el hábito de identificarse con una única nación o entidad, situando a esta por encima del bien y del mal y negando que exista cualquier otro deber que no sea favorecer sus intereses”.
Una parte significativa de la literatura de éxito de Cataluña se ha escrito siempre en castellano. Detalle, éxito literario, que molesta al nacionalista que niega por activa y por pasiva otra literatura que no favorezca sus intereses, o sea: escritura militante de Estado propio.
 Por eso ni Carles Riba, ni Salvador Espriu, ni Josep Pla, ni Josep Maria Castellet serían hoy independentistas.
Los últimos veinte años están repletos de batallitas represivas del nacionalismo con sus ciudadanos escritores. Han ido cambiando de tono y estrategia. Inverosímiles, muchas. Grotescas, otras
. Cada vez más ocultas y afiladas.
A los escritores contrarios al nacionalismo nos apartan de la prensa escrita, de los medios públicos, de las universidades y de todo aquello que pueda representar ventana de nuestra existencia.
El poder político catalán incide directamente en la distribución de puestos de trabajo y financia con dinero público empresas culturales sectarias.
 Lo tienen comprado todo: editoriales, universidades, periódicos... El afán independentista por apropiarse del pastel en todas las casillas nos tiene saturados. Políticos y tertulianos separatistas jalean de forma mesiánica a los ciudadanos.
 ¿Qué más puedo decirle, señor Orwell, que usted no sepa? Los residuos de regímenes dictatoriales dejan abono de ideologías nacionalistas, las mismas que en su día desataron dos guerras mundiales. Esperemos que jamás ocurra.
 ¿Y mientras tanto? ¡Cuánta literatura perdida!
Nuria Amat es escritora.