Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

6 ago 2014

El religioso español con ébola será tratado en el Carlos III de Madrid

El Airbus 310 que repatriará a Miguel Pajares despega con medios para trasladar con seguridad a tres pacientes.

Voluntarios en Sierra Leona entierran un cuerpo de forma segura para evitar el contagio. / REUTERS

El miedo a la epidemia del Ébola se ha extendido fuera de las fronteras de Liberia, Guinea y Sierra Leona, países donde se han producido la gran mayoría de las muertes por el virus desde principios de año.
 Este miércoles, Nigeria ha confirmado cinco nuevos casos en Lagos, la ciudad más importante del África subsahariana, aumentando el número de infectados a siete, de los cuales dos han muerto.
La inminente repatriación desde Liberia del sacerdote español Miguel Pajares, cuyo contagio se confirmó este martes, además de los dos estadounidenses, Kent Brantly y Nancy Writebol, que están siendo tratados en Estados Unidos, ha puesto a la comunidad internacional a trabajar para evitar la propagación de la enfermedad fuera de África occidental.
¿Qué es el virus del Ébola?
Es un virus de la familia Filoviridae, de morfología variable y que puede alcanzar grandes longitudes. Toma su nombre del río Ébola, en Zaire, donde fue identificado el primer brote.
¿Cómo se contagia?
El virus se transmite de los animales salvajes a las personas, y también entre estas como resultado del contacto directo con la sangre, secreciones, órganos u todos los fluidos corporales, como el sudor y la saliva
. Acciones tan cotidianas como dar la mano o compartir un vaso o los cubiertos son potencialmente contagiosas
. Los murciélagos de la fruta de la familia Pteropodidae están considerados como el huésped natural del ébola.
¿Cuánto tiempo dura el período de incubación?
El período de incubación del virus puede oscilar entre los dos y los 21 días.
 Sin embargo, durante ese tiempo, el paciente no puede contagiar su enfermedad.
 La transmisión comienza cuando se sienten los primeros síntomas.

¿Cuáles son los síntomas?
Se caracterizan por la fiebre, la debilidad intensa, el dolor de cabeza, muscular y de garganta.
 A estos síntomas les siguen los vómitos, la diarrea, la erupción cutánea, y el deterioro de la función renal y hepática, llegando incluso en algunos casos a sangrados internos y externos.
¿Cuándo se dio el primer caso del Ébola?
El 26 de agosto de 1976 en Yambuku, ciudad al norte del Zaire (en la actualidad el Congo). Su propagación llegó a infectar a 318 personas, de las cuales 280 murieron.
¿Cuántas víctimas se ha cobrado la actual epidemia?
Hasta el momento ha habido 1.603 enfermos y 887 fallecidos, según el último recuento de la Organización Mundial de la Salud
. La actual epidemia surge del brote de la cepa Ébola-Zaire, la más letal del virus, cuya mortalidad puede llegar al 90%.
¿Hay algún tratamiento eficaz?
No existen vacunas ni curas definitivas.
 Se están probando varias opciones, pero ninguna está aún comercializada, según informa la OMS. Los enfermos suelen estar deshidratados y necesitar rehidratación por vía intravenosa u oral con soluciones que contengan electrolitos, por lo que los casos graves requieren cuidados intensivos. Además, los síntomas como la fiebre y los dolores se tratan con medicamentos comunes, como el paracetamol.
¿Es cierto que se está experimentando con una droga nueva que podría curar la enfermedad?
Los dos estadounidenses que han sido repatriados desde Liberia a Estados Unidos, Kent Brantly y Nancy Writebol, han recibido tratamiento con un suero experimental llamado ZMapp, según ha informado la cadena CNN.
 Esta droga, según fuentes de la compañía que la ha creado, se ha probado en animales, pero nunca antes en humanos
. Sin embargo, ambos pacientes han experimentado mejoría, a pesar de que no se conocen aún los posibles efectos secundarios.

 

Antonio Banderas vuelve a España por primera vez desde su divorcio.....................................................

El actor malagueño presentó en Marbella 'Mercenarios 3' junto a Sylvester Stallone.

Banderas y Stallone en Marbella junto al resto del reparto. / A.L.F. (EFE)

Marbella puso ayer los focos sobre el cine dentro del festival Starlite.
 En ese halo se encontraba Antonio Banderas, en España por primera vez desde su divorcio con Melanie Griffith a principios del pasado junio.
 Pisa ahora tierras malagueñas para presentar Mercenarios 3 junto a los actores Sylvester Stallone, Jason Statham, Wesley Snipes y Kellan Lutz.
Banderas, que quiso alejarse del revuelo de la noticia de la separación y se marchó de vacaciones a Perú con su hija Stella, ha aparecido en contadas ocasiones desde entonces
. La última, justo a principios de esta semana en Londres, también para presentar el filme.
 Conocer del interés que despierta su vida privada, durante la rueda de prensa de ayer pidió a los periodistas que las preguntas se limitaran a la última entrega de esta saga.
 Y así fue. Entre risas y anécdotas de los compañeros de reparto.
La tercera entrega de esta saga de acción se estrenará el próximo 14 de agosto con un numeroso y conocido elenco en el que cada estrella tiene su momento: Sylvester Stallone, Jason Statham, Wesley Snipes y Kellan Lutz, son los veteranos. Junto a ellos, y por primera vez, aparecerán el actor malagueño, Mel Gibson, Harrison Ford y Wesley Snipes.
 Estrellas que, según lo que se contó ayer, no han competido por acaparar primeros planos.
"Cuando hay quince hombres juntos, siempre hay competición, porque es nuestra naturaleza, pero la clave está en darle a cada uno algo interesante que hacer", dijo Stallone para explicar que cada uno de ellos había tenido un "marco" en el que desarrollar su personalidad.
"Si yo impongo la mía, no hay película".
Banderas, recién incorporado a la cinta de Patrick Hughes, interpreta a Galgo, un miembro de élite de las Fuerzas Armadas españolas que durante una secuencia canta un fragmento del himno de la Legión Española, El novio de la muerte, mientras Stallone se preocupa más por las labores mecánicas.
Algo que pone el toque de humor en una película llena de tiroteos, peleas y hombres duros.
El malagueño recordó que cuando Stallone le envió el guion le dijo que podía sentirse "libre" para modificar el personaje según sus propias sensaciones
. Ya así lo hizo. Inventó un pasado para su personaje e improvisó muchos de los momentos:
"Me encontré con un caldo de cultivo para poder hacer acción y también comedia con un personaje que es un solitario y que utiliza como autodefensa el humor".
En medio de las bromas en la presentación, Banderas aseguró que si se hiciera una versión española de Los mercenarios, él interpretaría el papel de Stallone, el jefe, y que contaría en su equipo con Javier Bardem, Santiago Segura y Dani Rovira.
"Ahí tenéis el comando al completo", bromeó.
Por el momento, el comando "real" lo integran personajes como Rocky, Terminator, Indiana Jones, Transporter, Mad Max, Desperado, Blade y el Zorro
. Con esa mezcla como base, Stallone anunció que habrá una cuarta entrega donde no cree que ninguno de sus compañeros quiera pasarse al "lado oscuro" para interpretar el papel de malo. "Ninguno quiere que lo maten para seguir en nuestras películas", apostilló.

 

La insobornable mirada de Edna O’Brien......................................................... José María Guelbenzu



Esta novela es la continuación de Las chicas de campo (Errata Naturae, 2013), la novela con la que se dio a conocer Edna O’Brien
. Aquella terminaba con el paso de las dos amigas (Caitlin y Baba) del medio rural cerrado y sofocante de la católica Irlanda a la ciudad de Dublín.
 La chica de ojos verdes cuenta la vida dublinesa de Caitlin y Baba, sobre todo de la primera.
Hay un paralelo entre ambas novelas que se establece en la relación de Caitlin con el señor Gentleman, un hombre mayor que pretende seducirla vergonzantemente, y Eugene, el hombre maduro y mundano que la seduce
. En ambas relaciones lo que está presente es la ingenuidad de Caitlin, el deseo de emparejarse, el desamparo en que la ha dejado la muerte de la madre y la necesidad de apoyar sus sueños y esperanzas en una figura masculina, en ambos casos bastante mayor que ella.
 Baba es más avezada que Caitlin, aunque el desconocimiento del mundo sea semejante en ambas.
 Lo que sucede es que Baba aprende deprisa, es rápida y lista, y desdeña los sueños.
 En cambio, la soñadora Caitlin se convierte en carne de cañón para un afectuoso y seguro de sí mismo Eugene, que deslumbra a la pobre chica rústica.
 Ella está arrebatada por el amor que siente y que acabará por llevarla a un desenlace inevitable. Entremedias hay dos momentos de tensión: cuando el padre, un penoso borrachín autoritario, la devuelve al pueblo y cuando el padre y un grupo de paletos se presentan en casa de Eugene dispuestos a apalearlo y llevarse a Caitlin.
Bien, ésta es la anécdota.
 ¿Dónde está la importancia de este libro
? Edna O’Brien escribe de manera directa, sin virtuosismos e innovaciones, con una escritura tradicional.
 Por tanto, todo el esfuerzo está puesto en su insobornable y penetrante mirada, un don que desemboca, de primeras, en la naturalidad expresiva
. A Caitlin, recién llegada a Dublín, a la libertad, la definen el dinero como ausencia, las ganas de ligar, la estrechez, la vida encerrada, las pocas perspectivas…, y todo eso lo resolverá Eugene, al que se entrega ciegamente, pero paso a paso, exquisitamente medidos por la autora
. Los pequeños detalles, la caracterización de sus defectos y virtudes, los gestos minúsculos, las manías, el pudor, el dolor y la alegría de Caitlin, su debilidad sustancial, su dependencia de otro… se iluminan por medio de una percepción admirable de la trascendencia de las cosas pequeñas, la cotidianidad vital, servida por una prosa directa, espontánea y cautivadora donde el humor, las divertidas peripecias, frustraciones y torpezas, episodios hilarantes y sentimientos elementales van tejiendo el retrato de las emociones y experiencias de una muchacha simple y noble camino de la maduración.
La chica de ojos verdes. Edna O’Brien. Traducción de Regina López Muñoz. Errata Naturae. Madrid, 2014. 336 páginas. 18,50 euros

No te olvides de mirarla..................................................... Pablo Ordaz

'La gran belleza' de Paolo Sorrentino gustó más a los que conocen Roma de vista que a quienes se acostumbraron a su hermosura.

 


 
Toni Servillo y Sabrina Ferilli, en una imagen de 'La gran belleza'.

Hace unos cuantos siglos, los extranjeros que llegaban a Roma buscando la absolución para algunos de sus pecados especialmente graves no tenían más remedio que recurrir a intérpretes que tradujesen al italiano su confesión en la basílica de San Pedro
. La sorpresa venía cuando, una vez en paz con Dios, los peregrinos –por lo general pudientes— eran constreñidos por los intérpretes a pagarles una cantidad de dinero a cambio de mantener el secreto de lo dicho en confesión.
 Para intentar frenar una extorsión que se convirtió en costumbre, el papa Benedicto XII creó en 1338 una hermandad de asistencia a los pereg
rinos que, dos siglos después, Alejandro VII alojó en un magnífico edificio contiguo al Vaticano.
 El palacio Della Rovere aún se conserva, aunque demediado al estilo de Roma: la mitad pertenece a la medieval Orden Ecuestre del Santo Sepulcro, y la otra mitad, a un hotel de lujo cuyo restaurante es frecuentado, a veces en curiosa convivencia, por prelados de la Curia vaticana y por viajeros de paso. Es ahí, bajo unos frescos de Pinturicchio, donde el director Paolo Sorrentino sitúa una de las escenas de La Grande Bellezza (La gran belleza), aquella en la que el periodista Jep Gambardella invita a Ramona a fijarse en la mundana desenvoltura de un cura pidiendo champán Cristal –nunca por debajo de los 200 euros-- y cortejando a una monja:
--No te puedes imaginar lo instructivo que resulta vivir rodeado de tal cantidad de órdenes religiosas.
La mirada irónica, descreída y cansada de Jep Gambardella hacia sí mismo, hacia los demás y, sobre todo, hacia Roma no sólo atraviesa toda la película gracias a la interpretación de Toni Servillo, sino que también constituye –en contra de lo que parece sugerir el título— su columna vertebral.
“Si me preguntan”, explica Paolo Sorrentino, “qué significa La grande bellezza", sería demasiado fácil y tentador responder: Roma.
 En cambio, para mí, “La grande bellezza es más exactamente ese gigantesco cansancio de vivir que se esconde tras la vida de Jep Gambardella”.
 Una vida, recuerda el director de cine, que el protagonista –un periodista que jamás logró sobreponerse al éxito de su primera y única novela—consume entre los monumentos más bellos, las rancias fiestas mundanas y el sexo por costumbre mientras intenta recuperar, inútilmente, el rastro perdido de la literatura.
El director de cine, nacido en Nápoles en 1970, cuenta que desde el día en que, a los 19 años, paseó por Roma por primera vez se quedó asombrado por la ciudad y por “ese universo que gravita en torno al Vaticano” y que tan bien refleja –por el arte, la historia, la picaresca y la mundanidad disfrazada con sotana—el restaurante del palacio Della Rovere. “Aquel gran asombro de los 19 años”, añade, “no me ha abandonado nunca. Pienso que, quizás de forma inconsciente, aquel día nació la idea de hacer no una película sobre Roma, sino una película que la explicase”.
Ha tardado casi 30 años.
Tal vez porque Roma es tan difícil de explicar, de catalogar, como su propia película, que ha encandilado a muchos –ahí está el Oscar, el Globo de Oro, el BAFTA— y que ha dejado frío a otros. No deja de ser curioso que, por lo general, la película haya gustado más a quienes solo conocen la ciudad de vista o se acercaron a ella desde fuera –a sus amantes--, que a quienes, después de haber crecido entre tanta belleza, se olvidaron de mirarla.
“Es una ciudad que en realidad no conozco”, admite Sorrentino, “y, de hecho, es una ciudad que no quiero conocer en profundidad, porque como todas las cosas que se entienden bien, el riesgo de la desilusión está siempre al acecho.
 Por lo tanto, me limito a intuirla, a atravesarla todos los días como un turista sin billete de retorno, y soy feliz así.
 Finjo no escuchar las críticas incesantes de sus habitantes ni creer las invectivas furibundas de los de fuera sobre la pobreza cultural y moral de la ciudad. Cobardemente, me tapo los oídos.
 No quiero que me arruinen el sueño. Prefiero concentrarme en la dulzura de ciertas puestas de sol, en la inexplicable suavidad del clima y del estado de ánimo que sólo Roma te consiente, en los lentos paseos sin destino que te prometen siempre llevarte a lugares inéditos e irrepetibles
. Y que, a veces, hasta mantienen la promesa”. Esa es Roma.
 O esa es, al menos, la Roma que muestra Sorrentino a través de Jep Gambardella: un paseo infinito y adictivo en búsqueda de la belleza, un paseo que puede durar toda una vida y por el que se puede llegar a pagar un alto precio:
--¿Por qué no has escrito otro libro?
--Porque he salido demasiado a menudo por las noches.
Como en Roma, la gran belleza de la película está en las pequeñas bellezas que encierra y que, a veces, solo deja entrever.
 La belleza del italiano que, en la dicción y la voz de Toni Servillo, curtidas por toda una vida de teatro, es un placer que convierte en un crimen el mejor de los doblajes
. La belleza de los guiños –o lo que parecen ser guiños—a míticas películas que también tuvieron a Roma por escenario: la visita de una monja a un cirujano plástico recuerda a aquel desfile de moda religiosa de la Roma de Fellini
; el zapato que se desprende del pie de La Santa evoca al que se le cae a Audrey Hepburn en la recepción de autoridades de Vacaciones en Roma…
La belleza de admitir, durante la diatriba de Jep contra Stefania en el ático frente al Coliseo, el pacto implícito de cinismo e hipocresía que rige la relación con los amigos de las francachelas diarias: “Estamos todos al borde la desesperación y tenemos un único remedio: hacernos compañía y tomarnos un poco el pelo”.
 Pero también la belleza al reconocer la excesiva dureza del ataque a su amiga:
“Lo sé. He exagerado
. Pero es lo que hacen los escritores fracasados”.
Paolo Sorrentino utiliza la capacidad del cine para hacer más hermoso lo que ya de por sí lo es, utilizando el montaje para añadir jardines a palacios que jamás los tuvieron o para, simplemente, demostrarle a los romanos que la belleza puede también cegar, que ese torrente de hermosura heredada que tantas veces maltratan sigue fluyendo como una hemorragia imposible de cortar.
 De boca de sus mayores –Alberto Moravia, Ennio Flaiano o Mario Soldati--, Sorrentino aprendió que “en Roma se intenta hacer pasar por sentido de la eternidad una cierta atonía moral”, o que “vivir en Roma es una forma de perder la vida”, o que aquí se descubre mejor que en cualquier otra ciudad que “el sentido de la eternidad es en realidad el sentido de la nada”.
 Y, aun dándoles la razón, Sorrentino intenta redimir a Roma –y con ella a su película—con unas frases, hermosas por sí mismas, que Jep Gambardella pronuncia al final de la película a modo de resumen de su propia vida.
--Siempre termina así.
 Con la muerte. Antes, sin embargo, estuvo la vida. Escondida bajo el bla, bla, bla. Sepultada bajo la cháchara y el ruido. El silencio y el sentimiento.
 La emoción y el miedo
. Los demacrados e inconstantes destellos de belleza.