Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

4 ago 2014

La ONU condena a España por no proteger a una niña a quien mató su padre.....................................


Ángela González, en una imagen de 2011. / SAMUEL SÁNCHEZ

El Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), ha condenado al Estado español por no actuar de manera diligente para evitar la violación de los derechos de una mujer, víctima de violencia de género, y de su hija de siete años
. En su dictamen, el Comité explica de manera contundente que la negligencia de los agentes estatales dio lugar a la muerte de la niña a manos de su padre y condena al Estado por no proteger a su madre, no castigar al maltratador y no investigar ni indemnizar a la mujer por los daños causados.
El pronunciamiento de la ONU se ha producido a raíz de una demanda interpuesta en septiembre de 2012 por la ONG Women’s Link Worldwide en representación de Ángela González, quien en más de 30 ocasiones denunció ante las autoridades la violencia sufría junto a su hija, y solicitó medidas de protección para ambas
. La falta de diligencia del sistema de protección condujo a que la niña fuera asesinada por su padre en una de las visitas sin supervisión concedidas al agresor, hace 11 años. Tras quitarle la vida a su hija, el hombre se suicidó.
La condena obliga al Estado español a reparar de manera adecuada y a indemnizar integralmente a la madre, así como a realizar una investigación que determine los fallos que existieron en su caso y que causaron que ella y su hija estuvieran desprotegidas
. Además, se exige que se tomen “medidas adecuadas y efectivas para que los antecedentes de violencia de género sean tenidos en cuenta al momento de estipular los derechos de custodia de modo que se ponga en peligro la seguridad de las víctimas de violencia de género, incluidos los hijos”.
Por otra parte, la condena manda a que se refuerce la implementación del marco legal para responder adecuadamente a la violencia de género y obliga a que los jueces y el personal administrativo competente reciban formación obligatoria sobre estereotipos de género. España cuenta con seis meses para reportar al Comité las medidas que haya tomado en cumplimiento de esta decisión.
El dictamen reconoce también que España ha hecho frente a la violencia de género por medio de la formulación de leyes, concienciación, educación y capacitación, incluyendo la Ley Contra Violencia de Género del 2004
. Sin embargo, añade e incide en que persisten costumbres y prácticas por parte de jueces, fiscales, trabajadores sociales y otros agentes estatales, que revelan la discriminación contra las mujeres y que se traducen en estereotipos de género en el sistema judicial, que llevan, con frecuencia, a que no se logre proteger de manera efectiva a las mujeres que son víctimas de violencia ni a sus hijos.
Al enterarse del veredicto de la ONU, Ángela González se mostró satisfecha de que “tras 11 años de búsqueda de justicia, haya un pronunciamiento que se convierte en una oportunidad para que no más mujeres y niñas tengan que pasar esto”.

3 ago 2014

“Me jode; no llevo nada bien hacerme mayor”.............................................................Juan Cruz


Andreu Buenafuente se arrepiente de su faceta como empresario. / Samuel Sánchez

Está rodeado de los cuadros que pinta. Este se titula Soy lo que queda de mi juventud. Me acerco a los 50; es descarnado verle las trampas y el cartón a la vida.
 No seré como mi padre a esa edad, pero la juventud más radical está lejos de mí. Me jode, no llevo nada bien hacerme mayor.
Este se titula El que tiene la culpa de todo. Esta es una época muy cruel. Aristas muy afiladas en las que buscamos continuamente al culpable de nuestra desilusión.
 Soy partidario de un mundo feliz; como lo veo amenazado hice el dibujo de un tío oscuro: el que tiene la culpa de todo.
¿De qué tiene culpa? ¡Buá! Creo que he sido bastante honesto a lo largo de mi vida. No he hecho cosas extremas: no me separé y dejé cuatro hijos, no dejé a mi familia en la miseria...
No me siento demasiado culpable; pero no por vanidad: por normalidad.
¿Dice “esto no debiera haberlo hecho”? No tenía que haberme creído que podía ser un gran empresario cuando lo que soy es artista. Me hice empresario involuntario. Esa es la fuente de mis tormentos mentales. Tengo una pyme, y como toda pyme estoy jodido.
¿Qué consecuencia ha tenido eso para usted? Dormir muy poco, ver cómo la crisis me iba ahogando, una relación dura y asfixiante con los bancos... Me gusta la vida, la alegría...; negociar austeridad, esa palabra maldita, lo he llevado de la mejor manera posible.
Sufre la crisis y hace reír. Tocas la piedra angular de mi momento. Me admira la comedia. Cuando llevo cinco meses sin una buena noticia, me maquillo, salgo a escena y me siento contento.
 La comedia es una reconstrucción diaria de mi alma.
El ánimo ahora parece un paisaje de El Roto. Lo bonito del carácter español es que, a pesar de la crudeza, todavía hay capas freáticas en las que existe la alegría. Hay que blindar eso. Pero subyace la tristeza en el país.
 La vicepresidenta Santamaría dijo que veía más alegría en la calle. Me gustaría vivir en esa calle. Me pareció una superfalta de respeto.
Este cuadro se titula Hay una luz en el horizonte. Un tío que dice con estupor “¡Joder!”...
 Ahora hay gente que no sabe lo que va a hacer el mes que viene y eso nos está quitando el oxígeno, el horizonte.
En Cataluña dices horizonte y se produce un sobresalto. ¿Cómo se siente? Muy alerta. Quiero saber cómo se va a gestionar toda esa expectativa emocional. 
Ante la primera invasión ciudadana pacífica pensé que las cosas iban a cambiar. La cuestión es quién gestiona ese cambio.
 Tengo el vicio de mirar las banderas en los balcones. Más esteladas que nunca.
¿Cómo debería ser el cambio? ¡Ostras, se me escapa! No es que no me quiera mojar: soy un cómico de Reus, de 49 años, con una formación muy justita y no quiero que mis palabras se interpreten como la palabra de Dios.
Espero que los gestores catalanes y españoles estén a la altura de lo que pide la calle.
Haznos reír se titula este cuadro. Un día le conté a Serrat que me encontraba mal. Y él me dijo: “Nen, vale, pero a tu público no le importa si estás mal”.
Duro, pero es una buena definición del artista. Haz reír, claro que sí.
Mírame fijamente a los ojos dice este. Me cuesta mantener la mirada y soy un tío que se pasa la vida mirando a la cámara...
 Me gustaría mantener la mirada a mi hija Joana cuando tenga uso de razón; mirar a los ojos y romper todas las fronteras posibles, llegar hasta su interior y que ella viera el mío
. Ese sería un buen deseo, una buena culminación, sí.

Marlene Dietrich, biografía de juventud.................................................................................... Elsa Fernández-Santos


Marlene Dietrich en una imagen de 1930. / Cordon Press

Marlene Dietrich siempre se consideró una mujer con suerte.
 La fortuna de una diosa en medio del infierno. Desde que la joven berlinesa irrumpió en 1930 en una pantalla de cine vestida de Lola en El ángel azul,de Josef von Sternberg, ya nada volvió a ser lo mismo, ni en el cine ni en el Olimpo.
 Tampoco en Alemania, su país, cuya herida acompañó de por vida a esta emigrante de lujo que ese mismo año abandonaba su patria para convertirse en un mito de Hollywood.
 Solo un año después de ese asalto de Dietrich a la imaginación popular, el escritor alemán Franz Hessel publicó la primera biografía dedicada a la actriz, un retrato de juventud pegado a una Europa que se asomaba al abismo y cuyo aroma libérrimo impregnó de belleza y sabiduría a la mujer que desde la pantalla cantaba: “Yo soy la descarada Lola, la niña mimada, y tengo en casa una pianola. Yo soy la pícara Lola, los hombres me adoran, pero nadie toca mi pianola”.
El ensayo de Hessel se publica ahora en castellano de la mano de Errata Naturae, editorial embarcada en el rescate de este cronista de un tiempo perdido a través de libros como Berlín secreto y Romance en París.
“Esta nueva obra forma parte de una personal fascinación por Marlene Dietrich, pero también por su época y la del autor”, afirma la editora Irene Antón sobre Hessel, singular figura que años después inspiraría el personaje de Jules en el Jules et Jim de François Truffaut y que sería padre de otro icono de nuestra tiempo, el indignado Stéphane Hessel
. “Berlín secreto tenía una temática muy similar al libro sobre Marlene: el fascinante universo del Berlín de los locos años veinte, sus cabarés, sus personajes, el difícil clima político, aquel momento de esplendor y felicidad a pesar del comienzo de la crisis económica”.
A su sonrisa no se le puede reprochar nada. No tiene malas intenciones
Franz Hessel
Según Hessel, Marlene Dietrich era capaz de sonreír como un ídolo —“como los arcaicos dioses griegos”— y, a la vez, tener un aire inofensivo.
 “A su sonrisa no se le puede reprochar nada.
No tiene malas intenciones.
Y, sin embargo, puede ser la sonrisa vampírica de Astarté”
. El escritor apunta que como hija de un militar prusiano, la actriz estaba acostumbrada a la disciplina, “ha sido educada para mostrar una vigorosa energía”.
“Estas cualidades han favorecido su profesión de artista.
 Cuando es necesario, esta frágil mujer de mirada maravillosamente indolente es capaz de aguantarlo todo.
 Durante los largos y enervantes ensayos del rodaje se muestra incansable”.
 Hessel contribuía así al falso mito de la mujer fuerte por gracia de la disciplina paterna cuando en realidad la actriz creció rodeada de mujeres y fue su madre la que marcó todas y cada una de las estrictas reglas.
 “La hija de un soldado no llora”, solía repetirle su madre cuando las cosas se ponían difíciles.
 La figura paterna (“alto, arrogante, olor a cuero, botas brillantes, látigo y caballos”) era idílica, mientras que la de su madre era terrenal. “El respeto que yo sentía por mi madre no se extinguió con su muerte
. Ella era un buen general”, contó años después la propia Dietrich.
La energía sexual que despertaba la actriz provocó ríos de tinta desde su irrupción en la pantalla. Fascinado con su misterio, Max Brod, legendario amigo y editor de Kafka, dijo de ella:
 “Levanta el muslo, muy quieta, de manera casi pasajera, como sin querer, y ese único movimiento equivale a una orgía entera”.
 Pero Hessel supo ver más allá: “Ella —o aquella a quien encarna— en realidad ni siquiera percibe ni pretende ese efecto”. Para el escritor esta peculiaridad de, digamos, erotismo inocente, se debía a la cualidad infantil de Dietrich, “nada puede tener un efecto más fatal, destructivo y diabólico que la renuncia a todo lo demoníaco, que la reducción, como la que ella simula, de la existencia al orden o al desorden de un cuarto de niños.
 Tal hechizo sólo podía ejercerlo una mujer que ha podido salvar mucho de su propia infancia”.
El autor alimentó el falso mito de la mujer fuerte por influencia paterna
Una infancia entre escombros pero, sí, feliz.
 Cuando Hessel publicó su retrato sobre la actriz, ella ya sobrevolaba Berlín para instalarse en Hollywood.
 Dejaba atrás las tinieblas para conocer la gloria.
 Ese año sólo volvió a Alemania para recoger a su hija María y llevarla con ella a Estados Unidos.
 En sus propia autobiografía, Dietrich achaca a su estupidez su buena fortuna y a su falta de ambición su capacidad de supervivencia.
“He atravesado los infiernos para emerger de nuevo, resplandeciente”, escribió en sus memorias recordando su salto al nuevo continente. Dietrich siempre reconoció su deuda con el hombre que la ideó y moldeó, Josef von Sternberg (“mi amo absoluto… el hombre que me creó”), al que según ella nunca estuvo suficientemente agradecida.
“Yo sólo me dejé adular, como la niña mimada que era”.
La actriz volvió a su ciudad natal en agosto de 1945 convertida ya en mito viviente. Interpretó, con la ternura de una hija pródiga, In the ruins of Berlin.
Una aparición sobrenatural que confirmó la leyenda que había nacido en el rodaje de Marruecos, donde había dejado sin habla al equipo (entre ellos Gary Cooper y el propio Von Sternberg) ante el imposible ejercicio de cruzar las falsas dunas del desierto subida en sus tacones.

El mirador de las sirenas............................................................................ Natalí Faxas


Arrecife de las sirenas, en Cabo de Gata-Níjar, con el faro al fondo. / Rosa Isabel Vazquez
La espectacularidad no es quizá la mejor cualidad de la playa Las Salinas, en Cabo de Gata–Níjar. Su arena oscura y la ausencia de sombra la aleja de las imágenes paradisiacas de las playas del Caribe. Pero el panorama cambia una vez se encuentra el mirador de Las Sirenas; un lugar privilegiado para observar los acantilados y cómo el colorido de las sombrillas se extiende kilómetros y kilómetros, por la costa, hasta llegar a Almería.
Lo más impresionante que se aprecia desde allí son las vistas del arrecife y de la cala de Las Sirenas, que deben su nombre probablemente a la presencia de las focas monjes que los pescadores confundían con ninfas marinas.
 Estos mamíferos habitaron la zona hasta mediados del siglo XX; el único rastro que existe de ellos hoy en día es un mural en el mirador.
Atardecer en el Mirador de las Sirenas. / David Santiago
Desde Las Sirenas, el azul del mar es más claro y de tonos turquesas y se puede distinguir su fondo, catalogado como reserva marina. En lo alto se observa el faro de Cabo de Gata, el punto más al sureste de España
. Esta edificación, ubicada en la cima del morrón con el mismo nombre, se construyó en 1863.
 El faro actualmente está cerrado, pero durante años sirvió para advertir a los marineros dónde estaba la peligrosa laja del cabo: un elevado rocoso, tan peligroso como las sirenas y capaz de causar naufragios.
Las fotografías desde el mirador se han encargado de inmortalizar este panorama al extremo de convertirlo en una vista distintiva del parque natural sobre el que se asienta.
 Como se trata de una zona acantilada, no son pocos los visitantes que se encaraman a alguna roca o barandilla para mejorar y personalizar su foto.
 Pero hay que tener cuidado: un resbalón puede resultar peligroso.
Algunos lugareños aseguran que el mayor encanto del parque natural no está a la vista desde el mirador, sino en el fondo de las aguas que lo rodean.
 Ese ecosistema marino cuenta con extensas praderas de la planta acuática Posidonia oceánica, amenazada y protegida
. Los que quieran verlas, pueden lanzarse mar adentro. Igual acaban encontrando sirenas.