Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

3 ago 2014

El mirador de las sirenas............................................................................ Natalí Faxas


Arrecife de las sirenas, en Cabo de Gata-Níjar, con el faro al fondo. / Rosa Isabel Vazquez
La espectacularidad no es quizá la mejor cualidad de la playa Las Salinas, en Cabo de Gata–Níjar. Su arena oscura y la ausencia de sombra la aleja de las imágenes paradisiacas de las playas del Caribe. Pero el panorama cambia una vez se encuentra el mirador de Las Sirenas; un lugar privilegiado para observar los acantilados y cómo el colorido de las sombrillas se extiende kilómetros y kilómetros, por la costa, hasta llegar a Almería.
Lo más impresionante que se aprecia desde allí son las vistas del arrecife y de la cala de Las Sirenas, que deben su nombre probablemente a la presencia de las focas monjes que los pescadores confundían con ninfas marinas.
 Estos mamíferos habitaron la zona hasta mediados del siglo XX; el único rastro que existe de ellos hoy en día es un mural en el mirador.
Atardecer en el Mirador de las Sirenas. / David Santiago
Desde Las Sirenas, el azul del mar es más claro y de tonos turquesas y se puede distinguir su fondo, catalogado como reserva marina. En lo alto se observa el faro de Cabo de Gata, el punto más al sureste de España
. Esta edificación, ubicada en la cima del morrón con el mismo nombre, se construyó en 1863.
 El faro actualmente está cerrado, pero durante años sirvió para advertir a los marineros dónde estaba la peligrosa laja del cabo: un elevado rocoso, tan peligroso como las sirenas y capaz de causar naufragios.
Las fotografías desde el mirador se han encargado de inmortalizar este panorama al extremo de convertirlo en una vista distintiva del parque natural sobre el que se asienta.
 Como se trata de una zona acantilada, no son pocos los visitantes que se encaraman a alguna roca o barandilla para mejorar y personalizar su foto.
 Pero hay que tener cuidado: un resbalón puede resultar peligroso.
Algunos lugareños aseguran que el mayor encanto del parque natural no está a la vista desde el mirador, sino en el fondo de las aguas que lo rodean.
 Ese ecosistema marino cuenta con extensas praderas de la planta acuática Posidonia oceánica, amenazada y protegida
. Los que quieran verlas, pueden lanzarse mar adentro. Igual acaban encontrando sirenas.

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