Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

22 jul 2014

El piano de ‘Casablanca’, a subasta......................................... Irene Crespo

El instrumento será la estrella de una subasta que incluye el guion o fotos firmadas por el reparto.

Como me gustaría poder llevarme ese piano cueste lo que cueste....

 

Un fotograma de 'Casablanca' (1942), el clásico de Michael Curtiz.

You must remember this, a kiss is just a kiss…” tocaba Sam una y otra vez en el Rick’s Café en Casablanca a petición de Ilsa (Ingrid Bergman). “Tócala, Sam”, le decía ella, una y otra vez.
 Y la melodía que salía de la voz de Sam y aquel piano rosado volvían a enamorarla.
 72 años después de que Dooley Wilson tocara aquella canción en la película de Michael Curtiz, el mítico piano saldrá a subasta el próximo otoño (el 24 de noviembre) en la casa Bonhams en Nueva York.
There’s no place like Hollywood (No hay un lugar como Hollywood) es el nombre de la subasta cinéfila en la que el piano será la pieza central de un gran lote de memorabilia de la película, donado por un coleccionista privado, que incluye desde las puertas interiores y exteriores del café de Rick (Humphrey Bogart) a fotos firmadas por el reparto, las notas de prensa originales, un último borrador del guion o los pasaportes y visados creados para la huida de Ilsa y Victor Laszlo (Paul Henreid).
 “Es una de las colecciones de memorabilia de cine más significativa que aún estaba en manos privadas”, asegura Catherine Williamson, directora de Entertainment Memorabilia en Bonhams.
Póster de 'Casablanca', el mítico film de Michael Curtiz que subasta su memorabilia.
La casa de subastas se ha asociado por segunda vez con el canal de cine clásico TCM para organizar la que consideran una venta “inolvidable e histórica” por la popularidad que aún conserva el filme de Humphrey Bogart de 1942.
 “Casablanca es una de las películas de guerra más queridas de Hollywood y uno de los títulos más prestigiosos de nuestra colección”, dice Dennis Adamovic, vicepresidente senior de TCM.
 Por eso, esperan que el piano de Sam llegue a venderse por más de siete cifras, superando el casi medio millón de euros que alcanzó en 2012 en una subasta el segundo piano usado para las escenas de flashback en Paris, cuando Rick e Ilsa se enamoraron.
El actor de La reina de África parece que es un éxito asegurado aún hoy.
 Otra popular película de Humphrey Bogart, El halcón maltés (1941), tiene hasta ahora el récord de venta de un objeto de cine.
 El otoño pasado, cuando Bonhams y TCM se asociaron por primera vez para la subasta What Dreams are made of (De lo que están hechos los sueños), la figura del halcón que aparecía en el filme de John Huston alcanzó los tres millones de euros (cuatro millones de dólares).
 Aquel día también se vendió el coche que presenció la mítica escena de despedida de Casablanca, un Buick Phaeton de 1940 por el que alguien pagó más de 300.000 euros.
En la subasta del próximo otoño, There’s no place like Hollywood, además del lote de objetos de Casablanca se pondrán a la venta recuerdos de películas que harán las delicias de cinéfilos.
 Como el vestido que usó Rita Hayworth mientras cantaba Amado Mío en Gilda (1946), un retrato de Rodolfo Valentino como el Halcón negro pintado por Federico Armando Beltrán Massés en 1925; una pieza de vestuario que usó Jena Russell en El forajido (1943); el vestuario de Barbra Streisand en Vuelve a mi lado (1970), en Tal como éramos (1973) y en Yentl (1983); el delantal que llevó Judy Garland en El mago de Oz (1939) o las pruebas de capa que hizo el diseñador Adrian para los monos voladores.
Entre tanto fetiche, el piano en el que Dooley Wilson tocaba As Time Goes By será otra vez la estrella. Aunque ya no esté dentro del café de Rick, el piano color salmón aún está en perfecto estado y puede tocar la canción tantas veces como se la pidan.
 Fue utilizado por última vez en un concierto de 2006 en el Hollywood Bowl de Los Ángeles que celebraba la banda sonora nominada al Oscar que compuso Max Steiner para Casablanca.
  Y aquel “You must remember this…” volverá a sonar este otoño cuando alguien (que no pueda evitar el chiste) le grite
“Cómpralo otra vez, Sam”.

Cenas de un millón de euros................................................................................ Esperanza Codina

Eva Longoria inaugura el verano en Marbella con su gala solidaria a la que seguirá la de Antonio Banderas con el Starlite de fondo.

La actriz estadounidense Eva Longoria, en Marbella. / EFE

La gente guapa de Marbella ha sacado ya los brillos del armario.
 La ciudad está lista para las citas estivales que la sitúan como uno de los puntos de encuentro del ocio exclusivo
. La primera se celebró el pasado fin de semana.
 Fue la Global Gift Gala, el evento solidario que promueve Eva Longoria. Luego será el turno del Starlite Festival y, por tercer año consecutivo, la cena benéfica que apadrina Antonio Banderas, la velada más demandada del verano.
Longoria permanece fiel a Marbella tras su separación filantrópica de Banderas (la última vez que organizaron una fiesta juntos fue en 2011). En esta ocasión la fundación de la actriz que lleva su nombre ha compartido los fondos recaudados con distintas asociaciones locales y con que promueve Bertín Osborne, que ejerció de maestro de ceremonias
. La gala celebrada en el mítico hotel Gran Meliá Don Pepe— que este año celebra su 50 aniversario— reunió a Luis Medina, Amelia Bono y su marido el músico Manuel Martos, la modelo y ex miss España Lorena Bernal, el ex tenista Manolo Santana, la actriz Patsy Palmer, la blogera Gloria Morales y la cantante Thallia Storm, entre otros
. La música la puso Navajita Plateá.
Pero es mañana cuando se abre el Starlite Festival con The Beach Boys.
“Nuestro cartel está formado por grandes figuras, nombres que no precisan mayor aclaración”, comenta Sandra García-Sanjuán, fundadora, presidenta y directora creativa del evento.
Se han programado una veintena de conciertos y actividades vinculadas al cine, la moda, el arte y la gastronomía durante un mes.
Pero si hay un atractivo especial que despierta el máximo interés mediático es el Starlite 2014, la gala benéfica que tiene como anfitrión a Antonio Banderas.
 Será el 9 de agosto y el malagueño podrá soplar las velas de su 54 cumpleaños a partir de la medianoche rodeado de estrellas y de centenares de personas dispuestas a rascarse el bolsillo por una buena causa y por darse un baño de glamur
. El morbo está servido además este año por ver quién acompañará al actor tras su reciente divorcio de Melanie Griffith. Banderassuele darlo todo en esta cita.
 El año pasado subastó su reloj por 15.000 euros. El foco se pone en los detalles frívolos pero la esencia es la recaudación de fondos y Banderas se esmera en eso
. En las cuatro galas anteriores se han recogido 1,33 millones que han ayudado a más de 100.000 familias a través de 11 fundaciones.
 La organización aún no ha desvelado qué rostros conocidos servirán este año de reclamo mediático. El precio del cubierto ronda los 1.000 euros y la cena estará a cargo del reputado chef Andoni Luis Aduriz, fichado por el Healthouse Las Dunas.
La cena de Banderas sirve de paréntesis para las actuaciones programadas en el Starlite Festival
. El encargado de clausurar la temporada musical será Alejandro Sanz (23 de agosto), que ofrecerá en Marbella su único concierto en España. Igual que Ricky Martin (25 de julio) y Julio Iglesias (13 de agosto), que desde hace años veranea con su familia en su casa de la localidad vecina de Ojén. En el cartel de esta edición hay artistas tan conocidos como Albert Hammond, Pet Shop Boys, Alejandro Fernández y Kool & The Gang. 5
A los famosos se les busca por todos lados. “Te puedes encontrar sentado a tu lado al premio Nobel Mario Vargas Llosa (es fiel a Marbella desde hace lustros); en un palco a Isabel Preysler; a Eva González tomando una copa; y a Valeria Mazza cenando en familia", explica García-Sanjuán para ilustrar el tirón del Starlite.
La cantera de Nagüeles, escenario del festival, no deja indiferente. “Es como estar en la Luna”, dijo el rebelde Jamie Cullum cuando vio el año pasado el lugar.
El proyecto Starlite funciona en Marbella pero hay conversaciones con delegaciones de Rusia, México y Emiratos Árabes para organizar festivales similares.

 

“A veces encuentro a las mujeres muy superiores a los hombres”...................................................... Álex Vicente

Yasmina Reza ha sido acusada de misántropa y misógina. Pero ella se considera, sencillamente, una persona libre.

Reza, en París. / Pascal Victor

A Yasmina Reza, el teatro le sigue pareciendo un lugar profundamente misterioso.
 “¿Por qué nos interesamos por otros personajes y sus vivencias sobre el escenario, cuando podríamos fijarnos en lo que nosotros vivimos a diario?
 ¿Por qué necesitamos esa ficción?”, se pregunta en el café de un lujoso hotel de Saint-Germain, meca de la intelectualidad parisiense, a dos pasos de su domicilio.
 En esta nublada mañana de verano, Reza no encuentra respuesta a su pregunta, aunque siga indagando en ella en cada una de sus obras.
 La reflexión aparece en medio de una conversación apasionada –y, a ratos, también tensa–, durante la que la autora se acabará mostrando generosa a su pesar. Reza dispone de un verbo lúcido, pero también punzante, que no duda en desenfundar cuando la ocasión lo requiere
. En especial, para protegerse de cualquier intromisión.
 No le gusta sobreexponer su persona y se dice refractaria a los discursos grandilocuentes.
 Y, como tal, es alérgica a las entrevistas, que dice vivir como un auténtico martirio. “Si las acepto es solo para poder existir en este mundo. Si no, entre 500 libros, el mío pasaría desapercibido”, reconoce.
En 1987, Reza escribió Conversaciones después de un entierro, la primera de una larga serie de obras que, bajo la apariencia inofensiva de la comedia burguesa y el teatro de bulevar, abordan asuntos dignos de la más elevada metafísica.
Sus personajes compran cuadros abstractos por el estatus social que estos confieren –Arte, traducida a 35 lenguas, la convirtió en la dramaturga contemporánea más representada en el mundo– y llevan a sus hijos al museo para “paliar el déficit escolar en la materia” –como los protagonistas de Un dios salvaje–, pero después no dudan en masacrarse los unos a los otros en la intimidad de sus comedores. Para Reza, la civilización es solo un delgadísimo barniz que desaparece cada vez que se presenta el más mínimo conflicto.
 Sus obsesiones reaparecen concentradas en una nueva novela, Felices los felices (Anagrama lo publicará en septiembre), donde destapa las alegrías y miserias cotidianas de 18 personajes atrapados entre la dificultad de vivir, el hastío de amar y el pánico a morir.
Su libro empieza con una frase de Borges: “Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor”. ¿Qué le gustaba en esta cita? Es una afirmación interesante, porque insinúa que quienes prescinden del amor también logran ser felices
. Siempre he tenido esa misma intuición: asociar felicidad y amor es una auténtica estupidez.
 La cita encaja bien con lo que cuento en este libro, lleno de personajes en plena búsqueda sentimental, pero todos ellos infelices sin excepción
. Amor y felicidad no son nociones colindantes, pese a lo que aseguran los cuentos de hadas.
 Intentar realizarse por vía del amor es una imposición social que vuelve desdichada a mucha gente.
El libro, como el resto de su obra, contiene un enorme recelo respecto a la pareja, e incluso hacia todo tipo de vínculo afectivo. No, eso último es demasiado.
 No puedo decir que esté de acuerdo.
 Lo que sí es cierto es que no creo en la pareja
. Me parece una estructura solitaria y encerrada en sí misma.
 La pareja es una construcción extraña, básicamente porque no funciona.
 Claro, hay personas que, a base de insistir por todos los medios, logran hacerlas funcionar.
 Pero, para mí, se trata de una creación artificial.
¿Qué alternativa propone? ¡No propongo nada!
 El amor a secas, tal vez
. El amor que no sigue un camino predeterminado
. Vivir junto a tu pareja no es una necesidad.
 Hacerlo todo en pareja no es una necesidad. Tener amigos comunes, tampoco
. El proyecto doméstico no es una necesidad, incluso cuando hay hijos de por medio.
 La pareja, tal y como se entiende hoy, no me interesa, lo que no significa que no haya participado en ella
. He vivido mucho más tiempo en pareja que sin pareja, aunque nunca haya creído en ella.
Se la tilda a menudo de misántropa. ¿Qué hay de cierto? No lo soy en absoluto. Siento piedad y cariño por mis personajes.
 Yo misma me encuentro en cada uno de ellos.
No sé de dónde surge ese malentendido. Decir que soy cínica o misántropa es hacer una lectura pésima de mi obra.
Pascal Victor
No negará que hay crueldad humana en sus textos… Claro, pero no soy yo quien la ejerce, sino los propios personajes
. No pretendo compararme con él, pero sería como decir que Dostoievski es un autor misántropo solo porque sabe describir la misantropía.
 Lo que hago es mostrar a los personajes tal como son.
 Es decir, mostrarme a mí misma tal como soy.
En su crítica de la novela, ‘Libération’ la acusó incluso de misoginia. Decía que los hombres salían mejor parados que las mujeres. ¿Misógina yo? Es completamente falso.
 El resto de críticos del planeta entendieron que este libro era claramente profemenino.
¿Y también feminista? No. Eso implicaría un aspecto militante en el que no me reconozco. Pero sí tengo simpatía por las mujeres. En ocasiones, las encuentro muy superiores a los hombres.
De hecho, sus personajes masculinos también salen mal parados. Los describe como hombrecillos que desearían vivir como Ivanhoe, pero se encuentran haciendo cola en el supermercado para comprar queso ‘gruyère’. Sí, pero no me haga extraer conclusiones sociológicas sobre la masculinidad.
 Un personaje nunca tiene valor universal.
Yo solo soy una entomóloga. No puedo interpretar lo que escribo, como siempre me piden que haga en las entrevistas.
No es ningún secreto que las aborrece… Es que me parecen un ejercicio absurdo.
 En toda entrevista me suelen citar algo que he escrito y luego me piden que haga un discurso general al respecto. ¿Qué interés tendrá eso? Mi opinión cuenta lo mismo que la de la vecina de enfrente.
 Me parece estúpido abordar una entrevista así, con perdón
. Para mí, toda entrevista es un suplicio y una catástrofe.
Usted iba para actriz. ¿Cómo se convirtió en dramaturga? Cuando estudiaba en la universidad [cursó Sociología y Teatro en Nanterre, donde se originó el movimiento estudiantil del Mayo del 68], participé en una puesta en escena.
 Un profesor me dijo que tenía talento y me incitó a seguir.
Actué en algunas obras hasta los 22 o 23 años, pero siempre supe que no sería mi profesión. Entendí que era un oficio que siempre me haría infeliz.
 Ser actor implica mantenerte a la espera de que alguien te llame y obligarte a agradar a todo el mundo cada cinco minutos.
 Me parecía imposible vivir así. Decidí cambiar de ruta.
Un poco por orgullo, pero sobre todo por la convicción profunda de que tenía otras cosas que ofrecer. Además, por mi físico, solo me proponían papeles de gitanas y criadas, de árabes y judías…
¿Se sintió rechazada? Cuando hice las pruebas para el conservatorio, los miembros del jurado me encontraron interesante, pero no creyeron que encajara en ninguna categoría.
 No sabían qué hacer conmigo, tal vez porque tenía una personalidad demasiado moderna
. Diez años más tarde, el teatro cambió completamente y se abrió a la diversidad, pero entonces todo era muy estricto y tradicional.
 Durante mucho tiempo viví ese rechazo como una gran injusticia.
¿Diría que fue un reflejo xenófobo por su parte? No lo creo. En todo caso, no fue así como lo interpreté entonces.
 Piense que el teatro funcionaba con categorías fijas y esquemáticas: el galán, la chica inocente, la criada… Era imposible que un negro entrara en el conservatorio, porque a nadie se le pasaba por la cabeza que pudiera interpretar a Ricardo III o El enfermo imaginario. Francia todavía era una sociedad chapada a la antigua.
Uno de los personajes del libro, Marguerite Blot, se dedica a hablar con los muertos. ¿Sería esa la mayor variante de la nostalgia? Sin duda
. A mí también me da por hacerlo. En especial, con mi padre. Con mi madre lo hago menos, porque falleció hace solo un par de años. Además, cuando estaban vivos, ya hablaba más con él que con ella.

Perfil

Eric Robert (CORBIS)
(París, 1959) es una de las voces más destacadas del teatro mundial
. El éxito y el reconocimiento le llegaron siendo treintañera, con la publicación de Arte
. Antes de convertirse en escritora coqueteó con la interpretación, campo que abandonó para no ser encasillada en personajes de “criadas y gitanas”.
Hija de una familia de inmigrantes de origen judío, sus obras destacan por la precisión áspera con la que retrata a la burguesía.
Ha recibido los premios más prestigiosos de teatro (el Molière y el Tony, entre otros), pero también ha escrito novelas y libros de no ficción, entre los que destaca El alba la tarde o la noche, un relato sobre Nicolas Sarkozy, a quien siguió durante un año de campaña presidencial.
¿Qué le enseñaron sus padres, un ruso de origen iraní y una judía húngara exiliados en París? Si debo elegir una sola cosa, diría que me enseñaron a ser libre
. No sé si fue gracias a ellos o a su pesar, pero se lo agradezco.
 Es una cualidad que hoy no abunda. Cuando miro alrededor, diría que vivimos en un mundo lleno de gente asustada, preocupada y miedosa.
 Mis padres eran totalmente distintos
. Fueron personas originales, extranjeras y un poco locas.
No tenían nada que ver con el clásico burgués francés.
 Yo venía de otro lugar, lo que te da la libertad de no pertenecer a ningún sitio
. Esa ha sido una constante en mi vida: nunca he querido pertenecer a ningún grupo, ni siquiera al establishment de la literatura francesa.
¿Por qué le dan miedo los grupos? Cuando uno se dedica a una actividad artística es necesario vivir en soledad. Para describir lo que ves, debes observar a distancia.
 Debes mantenerte un poco al margen para poder escapar de cualquier situación, cuando la ocasión lo requiera.
 Tal vez esto responda a su pregunta sobre la misantropía.
 No pertenecer a ningún club me ha creado, tal vez, algunos enemigos.
Es hija de violinista y creció en un ambiente parisiense e intelectual. ¿Habría llegado donde ha llegado si su padre hubiera sido carnicero en Clermont-Ferrand? No cabe duda de que no escribiría igual, porque los autores escribimos con nuestro ADN.
 Es decir, a partir de lo que sucede en nuestra infancia, que es el zócalo del edificio.
 Uno no se hace escritor con lo que ha vivido en la adolescencia, sino mucho antes. Si fuera hija de un carnicero de provincias, habría visto otro mundo y habría escuchado otras palabras, así que escribiría necesariamente de otra manera.
Pero, por el resto, todo el mundo puede acceder a lo que he vivido yo.
 Al principio tampoco lo tuve nada fácil.
“Soy francesa porque escribo en francés”, ha dicho. ¿La patria es la lengua en la que se escribe? Es que, en mi caso, no tengo ninguna otra patria.
Me he tenido que agarrar a la lengua, que por otra parte es una patria considerable
. En cualquier caso, mucho más que poseer tres cerezos en alguna parte. En las cuestiones de identidad, la lengua cuenta mucho más que el territorio.
Tras el éxito internacional de ‘Arte’, le propusieron marcharse a Los Ángeles y escribir para las ‘majors’. ¿Por qué se negó? Precisamente, porque esa no era mi lengua.
 Me proponían cosas que me resultaban totalmente ajenas.
Tenía la sensación de que podía perder mi libertad.
¿Tuvo que aprender a decir que no? No, a mí ese no siempre me ha salido natural [risas]. Para mí, lo difícil siempre ha sido decir sí.
Dijo que no a Hollywood, pero también a la cadena HBO, que le propuso escribir una serie, e incluso a Sean Connery, quien quiso convertir ‘Arte’ en película. Pero le cedí los derechos para el teatro
. Fue él quien la montó en Londres…
En cambio, dijo que sí a Roman Polanski cuando quiso dirigir una adaptación de ‘Un dios salvaje’. Polanski es un viejo amigo
. Hace 25 años, montamos juntos una adaptación teatral de La metamorfosis, de Kafka.
 La película está bien y es agradable, aunque diría que no nos representa ni a él ni a mí.
A usted, seguro que no. La película de Polanski es una sátira, cuando su obra, pese a las risas, iba muy en serio.
Tiene razón. Eso es lo que le reprocharía yo.
 Sus personajes son prototipos, cuando los míos no lo eran.
 Cambiar el final también fue idea suya. Polanski quería que los niños fueran felices, al margen de las disputas de los adultos.
Yo no comparto esa idea.
 Los niños no viven protegidos en un mundo maravilloso, separados de odiosos adultos.
 Todos formamos parte de lo mismo.

 

21 jul 2014

La llave para entrar en Henry James


El escritor estadounidense Henry James. / Corbis

Antes de que el veneno de los celos y la envidia revivieran en Henry James su genio, el escritor creyó morir.
Él mismo dejó rastro de su agonía y su sueño proteico en los prefacios que escribió entre 1907 y 1909, sobre cada una de sus obras, para la edición de Nueva York.
 Su respuesta a aquel desdén se aprecia ahora en La locura del arte. Prefacios y ensayos (Lumen), con edición de Andreu Jaume. Un atisbo a la manera como el escritor monta sus novelas, como un relojero su reloj.
El siglo XIX tocaba a su fin.
 En Londres, mister James (Nueva York, 1843 - Londres, 1916) había ensombrecido tras la muerte de sus padres y hermana.
 Los días de triunfo parecían lejanos, aunque él insistía en la búsqueda del milagro de la vida en sus novelas.
 El aplauso y los tiempos eran de otros.
 De Oscar Wilde, por ejemplo. James no lo entendía. Fue en medio de ese agonizar por el desdén del público y de la crítica y del eco interminable de su bulliciosa humillación como dramaturgo, el 5 de enero de 1895, cuando su maestría resucitó.
 La primavera rescató de su memoria la historia de dos niños huérfanos cercados por presencias extrañas, que acabaría por titular Otra vuelta de tuerca (1898).

Su mundo

La locura del arte.(Lumen).
Nueva York. Colm Tóibín (Sexto Piso.)
The master. Retrato del novelista adulto. Colm Tóibín (Edhasa).
El comienzo de la madurez. Henry James (Periférica).
Novelistas jóvenes. Henry James (Páginas de Espuma).
Londres. Henry James (Alhena Media).
El punto de vista. Henry James (Páginas de Espuma).
De París a los pirineos. Henry James. Edición de Miguel Martínez-Cabeza (Abada).
El demiurgo había vuelto. Y con cambios esenciales. El dolor de su mano a la hora de escribir lo obligó a dictar, definitivamente, a una secretaria sus historias insuflando, sin saber, más vida a sus creaciones.
Mister James veía el mundo real como un lugar opaco, aburrido, y trató de levantar uno “por el poder de su arte”, explica Colm Tóibín, encargado del prólogo a estos prefacios completos en la edición anglosajona en 2011.
 En sus escritos se revela como un feliz-sufriente Prometeo
. Como el artista que siempre se sintió extranjero al vivir entre dos mundos (Estados Unidos y Europa) y con los cuales creó un tercero: sus narraciones.
Por la rendija dejada por él en sus textos, se sabe que consideraba que el aire de realidad es la mayor virtud de una novela: “Si no existe ese mérito, todos los demás no son nada, y si se dan deben su efecto al éxito con que el autor ha producido la ilusión de la vida.
El cultivo de este éxito y el estudio de este exquisito proceso constituyen el principio y el fin del arte del novelista.
 Son su inspiración, su inquietud, su recompensa, su tormento, su deleite.
 En verdad, aquí es donde él compite con la vida”.
 Él lo hizo como hijo del Romanticismo. Y ahijado de Frenhofer, aquel pintor creado por Balzac en La obra maestra desconocida que quiso dar vida a su cuadro.
Es el primer novelista verdaderamente moderno en lengua inglesa, según David Lodge.
 Su mundo aflora en la memoria con historias que, un día, le exigen ser más reales de lo que fueron. Musa, lo llaman algunos como James, a la cual “el artista está condenado a estudiar ávidamente”
. En su amada Italia, y sobre todo en Florencia y Venecia, nacieron muchos de sus libros.
 Donde se mezclan lo real y lo romántico con coordenadas definidas.
 Lo real representa las cosas que no se pueden dejar de conocer, “uno de los accidentes de nuestro limitado estado y uno de los incidentes de la cantidad y número de dichas cosas”
. Lo romántico, en cambio, “representa las cosas que a pesar de todos los medios del mundo, de toda la riqueza y de todo el valor y de todo el ingenio y de toda la aventura, no podemos nunca conocer de forma directa; las cosas que solo nos llegará a través del hermoso circuito y el subterfugio de nuestros pensamientos y deseos”.
“El artista está condenado a estudiar ávidamente a su musa”
Mundos visibles e invisibles que formaban la experiencia, que él describe como “un globo anclado a la tierra” donde el autor se balancea, “gracias a una cuerda de extraordinaria longitud, en el coche más o menos espacioso de la imaginación”.
Y gracias a esa cuerda el autor sabe dónde está y, desde el momento en que se corta el cable, este se encuentra libre y desvinculado.
El arte del novelista consiste, asegura James, “por pura diversión, en cortar el cable, cortarlo sin que nos demos cuenta de que lo hace”.
Es el arte y la pasión de escribir, de comunicar.
 Más que maquinaciones, advierte, es cuestión de sentimientos, de la forma de ver y concebir las cosas. De algo esencial llamado punto de vista.
 En lo que fue maestro por su “persistente e inveterada costumbre de presentar la acción desde una perspectiva indirecta y oblicua”.
 Su preferencia es ver la historia “a través de la circunstancia y la sensibilidad de un testigo o de un cronista más o menos objetivo; alguien no implicado de manera estricta, pero interesado e inteligente, que por encima de todo aporte cierta dosis de crítica e interpretación”.
Meterse en la piel del personaje “es siempre una hermosa pasión”
Resucitado un recuerdo, alimentada la pasión y visto el punto de vista, llegan los personajes y su psicología
. Meterse en la piel de la criatura “es siempre una hermosa pasión; el acto de posesión personal de un ser por otro en su totalidad.
 Si el personaje tiene fuerza, que es la condición para que pueda ser testigo de todo, la obra tendrá fuerza en todos los aspectos”.
Esa búsqueda del artista absoluto es la que lleva a James a pensar que la novela es la forma artística más excelsa: “Como cualquier otro organismo vivo, es un ser vivo, completo y continuo, y, en la medida en que viva, descubriremos que, en cada una de las artes, existe algo de las demás”.
 Solo que la novela cuenta con un ingrediente adicional en su hechizo: el gusto del lector a entrar en ella:
“Parece ser que el hombre combina su eterno deseo de más experiencia con una destreza infinita para conseguir dicha experiencia con el mismo gasto posible
. La robará siempre que pueda”. Musas, autores y lectores como Prometeos.
 A las personas les gusta vivir la vida de los demás al ver que puede tener algo de la propia. La fábula vivida, escribe James, “más que cualquier otra cosa, le proporciona cómodamente esa satisfacción y abundante conocimiento, aunque sea vicario. Le permite seleccionar, tomar y dejar”.
Henry James vivió todo con intensidad. En soledad. Sobre todo cuando creyó morir aquel 5 de enero de 1895 y tras el estreno de su obra de teatro Guy Domville recibió cinco… 10… 15 minutos de abucheos...
En su caída al infierno atisbó el paraíso en la historia de los dos niños huérfanos en una casa despojada de amor por el amor mismo.
El destino ofrecía una nueva promesa de gloria. Así vinieron obras como Las alas de la paloma y La copa dorada, con la que cerraba su ciclo iniciado con Retrato de una dama.
Para perpetuar esa promesa, James viajó a Nueva York a preparar la edición especial de todas sus obras donde, según Andreu Jaume, “pone en perspectiva su trayectoria, trata de juzgarse a sí mismo, denunciar sus debilidades, lamentar viejas decisiones o aislar aciertos”.
Un universo creado, sobre todo, desde su estudio londinense en Croisset, con el rumor del río que veía por la ventana, sin dejar de soplar cada frase como si fuera una llama que creara la vida.