Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

13 jul 2014

Un maestro dudoso....................................................Antonio Muñoz Molina

César González Ruano fue un escritor sin escrúpulos, sin ética ni estética.

 

"A César González-Ruano no había nada que le importara en el fondo, salvo su propia vanidad o el cuidado de su bigote".

A estas alturas el gran misterio de César González-Ruano no es el de su colaboración con los nazis o el de su responsabilidad en la desgracia de los fugitivos judíos que nunca llegaban a cruzar la frontera española sanos y salvos
. El misterio insoluble para mí es el de su sostenido prestigio como modelo de columnista y prosista. El caso de González-Ruano no es el de un gran escritor que al mismo tiempo resulta ser una persona muy desagradable, sino el de alguien tan sin escrúpulos en su ética como en su estética, un oportunista igualmente capaz de envolver la nada o la pura mentira en palabras brillantes y de estafar a cualquiera con trapacerías simuladas bajo un aire de dignidad o nobleza
. La vida de González-Ruano no es el reverso turbio de su obra: la una es el espejo de la otra
 En ciertas épocas de su carrera, González-Ruano fue abiertamente un canalla.
 Celebró a los nazis recién llegados al poder en 1933 y a los fascistas de Mussolini desde que llegó a Roma como corresponsal de Abc.
  Se puede ser simpatizante entusiasta del nazismo y se puede también ser venal: González-Ruano fue las dos cosas
. En Madrid y luego en Berlín cobraba de los servicios de propaganda de Hitler, y unas veces se tomaba el trabajo de escribir él mismo los artículos laudatorios sobre la nueva Alemania que tanto gustaban en Berlín y otras firmaba con su nombre los que ya le daban redactados los propagandistas del Reich.
 Celebró las quemas de libros y las leyes raciales, y cuando los judíos alemanes empezaron a buscar países de refugio en Europa escribió artículos advirtiendo de que España no debería abrirles las puertas, para evitar un contagio como el que había sufrido Alemania.
Leyendo los artículos de Ruano en los años treinta se comprueba que el fascismo, entre otras cosas, era una intoxicación de mala literatura, un desbordamiento de palabrería pseudosublime y pseudopoética que entre nosotros tuvo como máximo fruto el misticismo falangista, las vaciedades floridas de aquellos himnos que algunos de nosotros llegamos a cantar en la escuela sin entender de ellos ni una sola palabra: los luceros, las montañas nevadas, las rutas imperiales, etcétera
. En su vertiente alucinada, nihilista y rabiosa, el fascismo atrajo a escritores de talento como Céline, Drieu de la Rochelle, Hamsun, o incluso Curzio Malaparte, que provocan al mismo tiempo admiración y repulsión, y en quienes hay una vena trágica, una pulsación autodestructiva.
 Esos nombres se mencionan casi siempre que se escribe sobre González-Ruano, para recordarnos, como si alguien no lo supiera, que una cosa es la vida de un autor y otra su obra, y que los criterios morales que lícitamente se aplican al juzgar el comportamiento han de quedar en suspenso cuando se valora la escritura.
Leerle es asomarse a una exasperación verdadera, a una decisión de mirar el mundo con envenenamiento ideológico
Céline, Drieu de la Rochelle o Hamsun tuvieron un compromiso profundo con lo que escribían. Leerlos es asomarse a una exasperación verdadera, a una decisión de mirar el mundo con los ojos abiertos malograda por el resentimiento personal y el envenenamiento ideológico.
 A César González-Ruano no había nada que le importara en el fondo, salvo su propia vanidad, o el cuidado de su bigote, o la necesidad de mantener un tren de vida a la altura de sus fantasías nobiliarias.
 Para justificarlo sus defensores dicen que en realidad era un pícaro: pero los pícaros son criaturas de la ficción, no de la realidad, y además casi todos ellos resultan ser pobres desgraciados, víctimas que se defienden como pueden en un mundo hostil y que siempre acaban perdiendo. González-Ruano, que vivió más o menos a tumbos, entre el lujo y la estafa, entre la celebridad y la penuria, eligió estar del lado de los que mandaban en cada momento, y su pose de malditismo, tan atractiva para algunos literatos, queda malograda por su vocación de delator, por su capacidad para ensañarse con los perseguidos y los expulsados en los tiempos más negros de la historia de Europa
. En 1938 celebró las leyes raciales de Mussolini igual que había celebrado en 1934 las de Hitler, y la misma falta de compasión que mostró hacia los exiliados de Alemania y de Austria la mantuvo luego ante los exiliados republicanos españoles.
 A tareas así dedicó su prosa: no había nada que le importara en el fondo, ni siquiera la literatura, y por eso le costaba tan poco escribir al dictado de los agentes de la propaganda alemana o improvisar de cualquier manera una novela en unos pocos días, para cobrarla cuanto antes, o urdir uno tras otro artículos sobre nada, piezas rápidas de prosa brillante y vacía muy adecuadas, durante los años de su mayor gloria durante la dictadura, para un país en el que nada importante o verdadero podía contarse en los periódicos, y en el que casi toda la primera fila y hasta la segunda fila de la literatura y del conocimiento habían sido barridas por el asesinato, el exilio y la cárcel.
El libro reciente de Rosa Sala y Plàcid García-Planas, El marqués y la esvástica, deja sin confirmar las acusaciones más graves contra González-Ruano, pero ilustra con pruebas abundantes su falta de escrúpulos y su servilismo venal hacia los nazis alemanes y los fascistas italianos, la desvergüenza con la que se aprovechó, en el París ocupado, de la desesperación de los judíos pudientes dispuestos a pagar lo que fuera para escapar de la persecución y el exterminio
. No son astucias de pícaro que merezcan esa indulgencia reservada tantas veces en España para algunos canallas: son actos de complicidad inmunda en crímenes contra la humanidad
. En el Madrid de su éxito, en los años cincuenta y los primeros sesenta, González-Ruano escondía su pasado con la tranquilidad de formar parte del bando de los vencedores y de saber que vivía en un país al mismo tiempo silenciado y olvidadizo.
 Decía que “la verdad, la verdad pura, apenas sirve para nada”, y escribía en los periódicos una literatura en gran medida superflua, de brillo y adorno, ajena a cualquier conexión con la realidad, o con esas verdades inútiles pero peligrosas de las que prefería olvidarse
. En sus momentos de lucidez, de los que hay algún rastro en el Diario íntimo, reconocía que el suyo era un talento malogrado por la indisciplina y la prisa, por la falta de un empeño sostenido.
 No podía aceptar, aunque también lo sospechara, que un indicio o una consecuencia de mediocridad era su propensión a la impostura: escribía para ocultarse, para borrar pistas, para mantener un personaje, no para asomarse con los ojos abiertos a lo que prefería no ver, no saber.
Sala y García-Planas, con tanta percepción literaria como trabajo de archivo, sitúan la vileza y la retórica de González-Ruano en la época siniestra a la que perteneció.
 No deja de intrigarme que esa literatura tan del pasado siga suscitando tanta admiración en el presente, en una sociedad democrática en la que tanto el periodismo como la decencia personal se rigen por normas afortunadamente muy distintas.
Si hay un ejemplo que no nos hace ninguna falta seguir a estas alturas es el de César González-Ruano.
Como usted Sr. Molina no ha dicho nada contra Israel y su genocidio ahora mismo, matan sin compasión.
Y Usted se asombra de un canalla ? Usted que no maniiesta nada contra Israel, será quizás que Israel le dió un Premio de esos que va acumulando? no es usted nadie para juzgar a un imbecil que estuvo con los ganadores alemanes e italianos? y Usted que hace por Palestina????Espera otro premio, ? recuerde que eso mismo alguien lo dirá de usted.
Parece que es del PP pero del de Aznar.
El marqués y la esvástica. César González-Ruano y los judíos en el París ocupado. Rosa Sala Rose y Plàcid García-Planas. Anagrama. Barcelona, 2014. 512 páginas. 24,90 euros (electrónico: 12,99).
www.antoniomuñozmolina.es

La clave del ‘siete’.............................................................................. Karelia Vázquez

Mayor intensidad en menos minutos. Así funciona el entrenamiento comprimido, planteado ante la escasez de tiempo libre en nuestras vidas. Pero ¿dónde está el límite?

 

No tener tiempo para hacer ejercicio es, a estas alturas, una queja universal.
El sueño de cualquier urbanita de este mundo es estar en forma, incluso delgado y fibroso, sin pisar un gimnasio.
Por ello los expertos en Ciencias del Deporte han empezado a buscar fórmulas que se adapten a los estilos de vida de hoy
. Léase gente que trabaja una gran cantidad de horas y se mueve mucho, pero en coche, tren o avión y casi nunca andando y quemando energía.
 Y para eso han cambiado la pregunta clásica de sus estudios.
No todos pueden someterse a ejercicio muy intenso en poco tiempo. Hace falta bagaje físico, y no es solución para sedentarios”
En lugar de averiguar cuánto tiempo de actividad física se necesita para estar bien –una respuesta que se encontró hace varios años: 158 minutos por semana de ejercicio moderado–, el interrogante es otro. Ante la dificultad para completar ese tiempo por desidia o porque las agendas están repletas, los expertos han empezado a preguntarse cuál sería el ejercicio mínimo que uno necesitaría para no ganar peso y tener una salud cardiovascular correcta
. Es decir, cómo llegar a un acuerdo de mínimos con el cuerpo.
Los entrenamientos de entre 7 y 15 minutos de duración son, de momento, una primera respuesta. Consisten en tablas de ejercicios a muy alta intensidad con pequeños intervalos de descanso, diseñados para personas con poco tiempo y buena condición física.
 Se pueden practicar casi en cualquier lugar, pues solo se requiere una pared y una silla donde apoyarse.
 El resto lo hace el peso del propio cuerpo luchando contra la fuerza de la gravedad.
La rutina de ejercicios minimalistas más conocida es la de los “siete minutos” y llegó al mundo con la bendición de la revista The American College of Sports Medicine’s Health & Fitness, una publicación con mucho predicamento entre los expertos del asunto
. Son 12 ejercicios que deben practicarse a un ritmo muy alto, descansando solo 10 segundos entre cada uno. “Siete minutos en los que uno realmente lo pasa mal, pero es el único modo de comprimir un entrenamiento en tan poco tiempo.
 La buena noticia es que, una vez que has terminado, ya no hay que hacer más ejercicio”, explicaba Chris Jordan, director del departamento de fisiología del ejercicio en el Human Performance

RUTINA MINIMALISTA

Los ejercicios para hacer deporte comprimido con alta intensidad deben durar 30 segundos cada uno, con intervalos de 10 para descansar.
Saltos.Saltar abriendo y cerrando las piernas. Al tiempo, hacer lo mismo con los brazos por encima de la cabeza.
Sentadillas. Apoyando la espalda contra la pared, las piernas en ángulo de 90 grados y se aguanta la postura.
Fondos clásicos.Tumbado boca abajo apoyado sobre las puntas de los pies y las manos, bajar y subir el cuerpo manteniéndolo recto como una tabla.
Abdominales. Tumbado boca arriba, y con las manos apoyadas en la nuca, subir las piernas en un ángulo de 45 grados e intenta tocar la rodilla con el codo contrario.
Elevaciones a una pierna. De frente a un banco, subir un pie al banco y después el otro, como si se subieran escalones. Bajar un pie y luego el otro.
Sentadillas profundas. De pie, con los pies separados al ancho de los hombros, bajar y subir tu cuerpo sin que las rodillas sobrepasen las puntas de los pies.
Tríceps. De espaldas a un banco, apoyar las manos y mantener los codos pegados al cuerpo, alejando los pies del banco todo lo que sea posible. Bajar despacio, controlando el movimiento, y subir con impulso.
‘Planks’. Boca abajo, apoyado en los antebrazos y en la punta de los pies, con el cuerpo recto, mantener la posición mientras se contraen los abdominales.
‘Skipping’. Trotar en el sitio, elevando las rodillas alternativamente.
‘Splits’. Saltar cambiando las piernas alternativamente, como dando zancadas amplias.
Fondos de brazos alternos. Boca abajo como para fondos clásicos, adelantar un brazo más que el otro, y cambiar la posición de los brazos cada vez que se suba y baje.
Oblicuos laterales.Tumbado de lado, apoyado sobre el antebrazo y la parte lateral del pie, elevar el cuerpo de un impulso y bajarlo luego lentamente.
Institute, en Orlando (Florida). El experto es uno de los coautores del método de entrenamiento comprimido, y aseguró, en un artículo que dio la vuelta al mundo, que “los ejercicios por intervalos de alta intensidad proveen de la mayoría de los beneficios de una actividad física continua, pero en un periodo más corto”.
Otros científicos de la McMaster University, en Ontario (Canadá), apuntalaron la tesis asegurando que unos pocos minutos de actividad física a una capacidad que casi llegue a la máxima resistencia de una persona producen cambios moleculares en los músculos similares a los que se consiguen después de una carrera de varias horas
. En otras palabras, la clave de ahorrar en tiempo está en subir la intensidad, y esto se traduce en sufrimiento y ponerse casi al límite de la capacidad física
. Algo que requiere un chequeo médico previo y que un entrenador haya supervisado la actividad.
“No todo el mundo puede someterse a ejercicio muy intenso en poco tiempo, hay que tener bagaje físico para aguantarlo”, opina el entrenador Óscar de las Mozas. Añade:
 “No creo que sea la solución para alguien que siempre ha sido sedentario o que tenga mucho sobrepeso.
 Se podría lesionar muy rápido”.
De las Mozas, fundador del grupo Coentrena, apunta que estos experimentos minimalistas se han hecho con muestras muy pequeñas de población joven que estaba en muy buena condición física.
“Es mejor que nada”, señala la entrenadora personal Ana Kurti, que insiste en que previamente habría que descartar problemas de hipertensión y de corazón, pues las partes más duras del programa generan picos muy altos de pulsaciones cardiacas.
“Si alguien se pone a hacer esto por su cuenta, estaría corriendo muchos riesgos”, remata De las Mozas, quien cree que a los 7 minutos de esfuerzo se le deben sumar 5 de calentamiento y otros 5 para estirar. Y ya suman 17.
Aún no está dicha la última palabra sobre la conveniencia de generalizar los entrenamientos minimalistas que, en sus diferentes versiones, oscilan entre 7 y 20 minutos de duración.
 Aunque suena como la fórmula perfecta para ahorrar tiempo, se sigue investigando, sobre todo en Estados Unidos y Finlandia, si esta propuesta podría acabar sustituyendo a las rutinas convencionales. Entre sus grandes ventajas, Óscar de las Mozas apunta que “tienen un mayor gasto energético posejercicio”
. Es decir, que se siguen quemando calorías aun después de terminado el entrenamiento.
Sin embargo, este experto cree que sería complicado “engancharse” a una actividad minimalista. “No es agradable, le falta el componente de ­bienestar psicológico que generan las endorfinas cuando se corre una hora por el monte”
. Para Ana Kurti, todo lo que signifique variedad es bueno
. “No existe un entrenamiento perfecto, y cuanto más se cambien los estímulos a los que se somete el cuerpo, los resultados serán mejores.
 Lo que sí debe quedar claro es que hay que estar en buena forma para resistir un ejercicio explosivo de pocos minutos”, dice Kurti, a quien los patrones de mínimos no le parecen mal.
Al menos un millón y medio de personas de 127 países, según las cifras que maneja Apple, se han bajado la aplicación para practicar los entrenamientos de siete minutos, que también está disponible para Android.
 Según se puede leer en las reseñas de los internautas, la han probado desde gente realmente ocupada hasta curiosos e impacientes.
 Al parecer, es muy atractiva la idea de conseguir lo que dice Chris Jordan: “El máximo resultado físico con la mínima inversión de tiempo”.
 Hay que decir que los usuarios describen esos minutos de intenso esfuerzo físico como los más largos de su vida.
Ya lo dicen sus creadores: para que el método funcione hay que alcanzar una intensidad que duela en el cuerpo.
Nadie dijo que fuera fácil, solo se habló de que eran siete minutos.

Los 15 millones en cinco días de Jordi Pujol Ferrusola y su esposa.......................................... Pere Ríos

El juez Pablo Ruz investiga el desembolso del primogénito del expresidente y su cónyuge, imputada por blanqueo de capitales.

 

El expresidente de la Generalitat, con su hijo Jordi Pujol Ferrusola, al pie del Aneto, en 1999.

Jordi Pujol Ferrusola, el primogénito del expresidente de la Generalitat, y su esposa Mercè Gironés desembolsaron en 2012 más de 15,3 millones de euros en el plazo de cinco días, con motivo de diversas operaciones empresariales
. Son hechos que se han conocido ahora y que constan en las anotaciones de los registros mercantiles de Barcelona, Tarragona y Madrid que investiga la Audiencia Nacional.
El magistrado Pablo Ruz dispone desde hace semanas de esa información y ha empezado a tirar del hilo con motivo de las diligencias previas 141/2012 que abrió el Juzgado Central de Instrucción número 5 y en las que está imputada Mercè Gironés por blanqueo de capitales desde el pasado mes de febrero.
El movimiento de esas sumas de dinero se produjo entre el 13 y el 17 de diciembre de 2012, según las anotaciones mercantiles.
 Este día, la junta de la sociedad Active Translation SL, constituida en 1996, con sede en Barcelona y de la que es socio único y administrador Jordi Pujol Ferrusola, acordó una ampliación de su capital social de 60.200 euros a 7.730.462 euros a través de la emisión de participaciones sociales. Pujol Ferrusola aportó 493.000 euros y el resto corrió a cargo de otras tres sociedades, todas administradas por Mercè Gironès.
El 13 de diciembre, cuatro días antes de esa suculenta ampliación de capital, la esposa de Pujol Ferrusola constituyó la sociedad Irigem 2012 SL, también con sede en Barcelona y de la que también es socia y administradora única, con un capital suscrito y desembolsado de 7.653.125 euros.
El ingreso de estos más de 15,3 millones de euros de las dos operaciones en cuentas que se desconocen, así como su procedencia, es aún una incógnita
. Ese es uno de los capítulos que intenta esclarecer el juez Ruz, después de que, el 9 de abril de 2013, dictara un auto en el que requería a tres entidades financieras (BBVA, Credit Suisse y Banco Mediolanum) para que informara de cualquier cuenta bancaria o producto financiero en la que figure como titular Pujol Ferrusola y diversas sociedades.
 En esa relación figuran Active Translation SL, así como Iniciatives Marketing i Inversions, Project Marketing Cat e Inter Rosario Port Services.
 Las tres últimas son las que administraba Gironés y las que acudieron a la ampliación de capital de la sociedad de Pujol Ferrusola del 17 de diciembre.
El objeto social de Active Translation y de Irigem 2012 SL es la compraventa de inmuebles y valores mobiliarios.
 La primera tiene su sede en el número 5-15 de la calle Ganduxer, en la parte alta de Barcelona, que es también el domicilio social de otras empresas implicadas en la investigación.
La Agencia Tributaria detectó hace más de un año que entre 2004 y 2012 Jordi Pujol Ferrusola realizó 118 movimientos bancarios que suman 32,4 millones a través de las tres entidades bancarias citadas
 . Se trata de actividades empresariales declaradas cuyo origen no es delictivo, dijo el informe oficial. Lo que se desconocía hasta ahora, es el desembolso que hizo de 7,6 millones de euros de una tacada el primogénito del expresidente de la Generalitat para la ampliación de capital de Active Translation y que en esas mismas fechas su esposa actuó de forma casi idéntica.
La actividad empresarial de Jordi Pujol Ferrusola arrancó hace más de dos décadas y no sólo con el sector privado.
 En 1991, por ejemplo, ya se benefició de un contrato de unos 600.000 euros para alicatar paredes y suelos del aeropuerto de Barcelona.
 La adjudicataria tenía una filial, Natural Stone Marketing Centre, cuya administradora única era su esposa.
Varios de los hermanos Pujol mantienen también diversas actividades empresariales, aunque de manera más discreta. Oleguer Pujol, por ejemplo, es socio de varias sociedades domiciliadas en Las Palmas de Gran Canaria y Melilla cuya actividad empresarial ha sido denunciada también en los juzgados de aquellas ciudades, aunque la justicia decidió dar carpetazo al asunto
. La operación más significativa fue la compra en 2009 de los terrenos del Cuartel de Valenzuela, en la capital melillense, por 15,6 millones de euros a cargo de la sociedad Tres Focas Capital SA. Uno de sus tres administradores es Oleguer Pujol, según consta en las inscripciones del registro mercantil. Los terrenos fueron cedidos por el Ministerio de Defensa a la comunidad autónoma para construir viviendas sociales, aunque han acabado en manos privadas.
El diputado de Izquierda Unida en el Congreso Gaspar Llamazares preguntó en su día al Gobierno del PSOE por esta operación, de la que sorprende que fuera realizada una sociedad con un capital social cinco veces inferior a lo que costaron los terrenos. Además, Tres Forcas Capital SA, fue adquirida el 22 de diciembre de 2006 por Drago Mediterranean Holding, constituida en los Países Bajos.
 Esa misma sociedad adquirió por esas mismas fechas otras tres empresas domiciliadas en Las Palmas: Servifonía Plus SL, Arquillo Resort y Bahoruco Park. En las tres figura como administrador solidario Oleguer Pujol, junto a Isabel Olivares de la Cerda, directora de Recursos y Servicios de Drago Capital.
Ningún hermano, sin embargo, está tan cerca del banquillo como Oriol Pujol, el único que se ha dedicado a la política
. Sus amistades empresariales y el deseo de estos de que la Generalitat les beneficiara han provocado que el fiscal le acuse en el caso ITV por tráfico de influencias y soborno
. Este último cargo también afecta a su esposa, Anna Vidal. Oriol Pujol sigue siendo diputado de CiU en el Parlamento catalán.
Otro hermano, Pere Pujol, también se benefició de adjudicaciones de la Generalitat en 2000 y 2001, cuando su padre era el presidente.

En favor de la ocultación natural......................................Javier Marías

Hace dieciocho años me adaptaron al cine una novela, Todas las almas, y la cosa acabó en un pleito que gané
. Quedé escaldado durante bastante tiempo, y rechacé otras propuestas (ya nunca españolas: inglesas, italianas de un director que más tarde ha ganado un Oscar, francesas), sobre todo para Mañana en la batalla piensa en mí.
  Pasados los años, mi desconfianza menguó, o bien empezó a no importarme lo que se pudiera hacer en película a partir de algo escrito por mí: al fin y al cabo, yo sólo soy responsable de lo que he puesto sobre papel, no de su azarosa plasmación en un arte distinto
. Pero todo lo cinematográfico es muy lento y etéreo, por lo que veo
. En estos momentos un productor europeo va renovando la opción de mi novela Corazón tan blanco desde hace más de un lustro y todavía no existe un guión; una gente muy conocida de Hollywood lleva tres años ampliando la de la larguísima Tu rostro mañana y también sigue sin haber guión
. El único que me ha llegado es el de la adaptación de un cuento, 
“Mientras ellas duermen”, que quiere trasladar a la pantalla un realizador chino-estadounidense.
 El relato en cuestión tiene ya veinticuatro años, ocupa una treintena de páginas y la verdad es que me da igual lo que hagan con él.
 Aun así, cuando me enviaron el guión inicial, me tomé la molestia de leérmelo, pese a lo aburrido que resulta ese género
. Como es natural, habían alargado la historia; habían llevado la acción de la Menorca del cuento a San Sebastián, bien estaba; los personajes españoles eran ahora americanos e ingleses, tanto daba
. La última noticia es que, por cuestión de financiación (más fácil encontrar dinero en Asia, al parecer), la acción tendrá lugar en el Extremo Oriente y una de las dos parejas protagonistas será china probablemente.
 Hagan lo que se les antoje, he respondido sin pestañear.
Hace dieciocho años me adaptaron al cine una novela. Quedé escaldado durante bastante tiempo
Sólo le pedí una cosa al director, cuando leí aquel primer guión: en él había un diálogo entre el matrimonio principal (americanos cultivados) en el que ella le decía a él algo así como: “Mira, te he visto cagar las suficientes veces para que nada me sorprenda de ti”
. Pensé: “Qué grosería, pero di por descontado que se trataba de una expresión figurada.
 Sin embargo, bastantes páginas después, había una escena en la que no recuerdo si él o ella hacían efectivamente sus menesteres con la puerta del cuarto de baño abierta, mientras hablaban.
 Me quedé estupefacto.
 Pero en seguida recordé haber visto escenas similares en varias películas recientes estadounidenses, y no sólo en comedias “gamberras” o descerebradas, que tanto abundan y que son todo menos comedias, sino incluso en las llamadas “románticas”, con Jennifer Aniston y así, y hasta en la Casa Blanca.
 De modo que cuando escribí al director le acepté sus cambios e invenciones, los de nacionalidad, escenario y argumento, pero: “Mire”, le dije, “no sé cuáles son las actuales costumbres de las parejas norteamericanas, y si me guío por otras películas que he visto a fragmentos, empiezo a temerme que semejante falta de pudor y atentado contra la libido se esté dando en la realidad
. Pero en Europa, francamente, sería inimaginable que unos cónyuges educados se prestaran a defecar el uno en presencia del otro, y luego hicieran mención de ello. En todo caso le ruego que suprima esa escena y ese diálogo de algo basado en un texto mío
. Imagínese que los espectadores, que no tendrían por qué conocer mi relato, creyeran que esas zafiedades provenían de él
. Me moriría de vergüenza, no lo soportaría. Se lo ruego, hágase cargo”.
El director, al que aprecio, es muy parco en sus mensajes, y a eso no contestó nada.
 Ignoro cómo se las gastan los matrimonios asiáticos (ahora que por lo visto mis personajes van a ser de ese vasto y variadísimo continente), o si en la nueva versión se mantendrán las defecaciones “públicas”, espero que no.
 Pero la reincidencia de escenas así me lleva a pensar, como le expuse, si esa inaudita costumbre reflejará algo ya no infrecuente en la vida real.
 Y, si es así, a qué se puede deber.
 A lo largo de mi vida mis diferentes parejas y yo –y doy por sentado que casi todo el mundo que conozco– hemos sido extremadamente cuidadosos en ocultarnos todo lo desagradable o poco airoso, por decoro y porque nada puede aniquilar tanto el deseo sexual como la visión de la persona apetecida en tareas embarazosas, incluido orinar (bueno, salvo que se sea coprófilo, supongo, o aficionado a las golden showers).
  No es raro abrir un grifo o encender la maquinilla de afeitar para amortiguar cualquier ruido delator, o así solía ser.
 Me temo que si ha cambiado esta actitud pudorosa, de ocultación natural de lo que nadie ha de ver, es por una sandez más de nuestros tiempos imbéciles. Hay parejas que presumen no sólo de no tenerse secretos, sino de aceptar todo lo del otro como prueba de sus absolutos amor o incondicionalidad.
“Quiero todo lo tuyo, abrazo cuanto de ti procede”, viene a ser la formulación implícita o explícita. “Nada tuyo me repugna, ni me avergüenza, ni disminuye mi amor”.
 Y eso incluye, posiblemente, asistir a las deposiciones del ser amado con expresión de arrobo y no de asco o desazón.
Confío en que tales escenas sean caprichos de guionistas soeces, pero sospecho lo peor.
 Sea como sea, si alguna vez aparece una en película que se diga basada en texto mío, sépase, por favor, que eso no figuraba nunca en la obra original.
No quiero ver por los suelos mi muy modesta reputación.