Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

23 jun 2014

La Policía amenaza con cerrar por varios partidos el estadio de la UD Las Palmas....................................... Txema Santana

La Policía Nacional ultima un informe muy duro contra el equipo canario

En el citado documento se habla de un “exceso a aforo” y de “masificación de una de las gradas.”

Imagen de los incidentes entre fuerzas de seguridad e hinchas de la Unión Deportiva Las Palmas del pasado domingo. / Diario AS

La Policía Nacional ultima un informe muy duro contra la Unión Deportiva Las Palmas después de que se abriesen las puertas del Estadio de Gran Canaria antes de que acabara el encuentro y por las deficientes condiciones de seguridad en la que se desarrolló el partido de fútbol entre el equipo anfitrión y el Córdoba por una plaza en la primera división.
Valentín Solano, jefe superior de la Policía Nacional en Canarias, asegura que “la responsabilidad del control de acceso es del promotor del espectáculo” y otras fuentes de la policía aseguran que el informe que están redactando podría cerrar durante varios partidos el estadio de Gran Canaria
. En el citado documento se habla de un “exceso a aforo”, de “masificación de una de las gradas” y también de una posible infracción a la Ley por parte del presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, por incitar a la violencia contra las fuerzas del orden intervinientes al hacer unas declaraciones en la que responsabilizaba inicialmente a la policía de la invasión del campo de fútbol.
La responsabilidad del control de acceso es del promotor del espectáculo”
Valentín Solano, jefe superior de la Policía Nacional en Canarias
Miguel Ángel Ramírez, descargó al club de culpa nada más concluir el encuentro: 
“La policía es la que tiene la responsabilidad. Hemos puesto a los vigilantes de seguridad que nos pedían, el resto es la policía la responsable a través de su coordinador de seguridad de que estas cosas no sucedan”. 
Ya durante la mañana de este lunes, Ramírez reconoció que la Unión Deportiva Las Palmas es responsable de lo ocurrido, cambiando la versión que había dado después del partido cuando responsabilizó a la Policía Nacional.
 Se dan las circunstancias de que Ramírez es el propietario de la empresa de seguridad que vigilaba las instalaciones del Estadio de Gran Canaria. 
Aseguró que 100 personas estaban destinadas a la seguridad de las instalaciones
. Pero según la policía, solo 25 de ellos estaban destinados a hacer un cordón que impidiera la invasión del campo.
 Un número que los agentes de seguridad consideran “insuficiente”.
Cinco minutos antes de que acabara el partido, el club amarillo decidió abrir las puertas de la grada curva
. Antes de su apertura, más de un centenar de personas aporreaban con violencia las puertas hasta que finalmente se abrió una, escorada a un lado y comenzaron las carreras en busca de la entrada.
 Y por allí entraron muchos de los aficionados que acabaron saltando al terreno de juego para interrumpir el encuentro a apenas 91 segundos para que acabara el partido. 
A estos aficionados no se le requirió seguridad alguna y pudieron acceder al recinto deportivo con cualquier objeto y en cualquier estado.
Entre los aficionados hay una importante corriente de indignación contra los seguidores que saltaron al campo de fútbol del Estadio de Gran Canaria. Se piden firmas con la intención de que se identifique a los que invadieron el terreno de juego (de los que muchos eran menores de edad) para que no puedan volver a entrar al citado recinto deportivo.
Una panda de jóvenes con pinta de querer bronca, los que vienen de lugares que predominan la violencia, esos chicos golfos idiotas que nunca tienen argumentos y a lo que van es a armar la bronca, se cargan los carnavales por las peleas, pero lo que hicieron en el estadio es reflejo de lo que son, machanguillos que alteran las clases, sin interés por nada solo por descargar su frustación de ser unos "Colgados" ellos desbaratan todo lo que sin saberlo creen que así son los mejores, tontos inútiles, en este caso deberian pagar por lo que han hecho, sus caras están en todos los periódicos, y no tienen más de quince años algunos.....Vergüenza e Indignación, de la UD Deportiva Las Palmas solo se puede decir que no merecían esto, pero casi estaban ya en 1ª ¿Realmente alguien no quería que subiese a 1ª División? echaron a estos vándalos para provocar el desastre???.

 

22 jun 2014

Felipe VI, el rey sereno.................................................................................. Elvira Lindo


El Rey Juan Carlos y Felipe VI, en 1977. / Alberto Schommer

Este hombre de apariencia tranquila y gesto amable le ha llegado la hora de representar a los 46 años el papel que le encomendaron desde su nacimiento
. O al menos, en la práctica, desde el fin de su niñez, cuando a los 12 años comenzara una instrucción específica para reinar en un país al que su padre, el Rey, había llegado al trono de la mano de un dictador, aunque había logrado romper el maleficio de su apodo, Juan Carlos I el Breve, y su escasa popularidad gracias al esperpéntico intento de golpe de Estado de 1981
. La aparición televisiva de don Juan Carlos la noche del 23-F situó su figura por encima de los errores previos que hubiera cometido y le refrendó como Jefe del Estado, en un acuerdo de respeto que la clase política acató y la ciudadanía asumió
. En todos estos años, la Corona ha sorteado tensiones nacionalistas y ha salido a flote tendiendo la mano tanto a los que no comulgaban con la institución como a los que no creían en España.
 Mientras los políticos veían decrecer sus índices de popularidad, el Rey ha disfrutado durante más de dos décadas de una existencia apacible en un país, curiosamente, poco monárquico, ajeno al respeto a la institución del que goza, por ejemplo, la Corona británica.
Pero esa paz comenzó a resquebrajarse hace unos años.
 Cabe pensar que los asesores de la Casa Real han sido los últimos en darse cuenta.
Pude percibirlo cuando hace unos meses, en la cena previa a la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, mi compañero de mesa, un antiguo trabajador de la Casa, me preguntó cómo creía yo que se percibía actualmente la institución.
 Sin nada que perder, ni que ganar, me lancé a explicarle cuáles eran mis impresiones, bastante menos optimistas de lo que él esperaba, porque atajó mi disertación diciendo que, aun estando inmersos en un periodo difícil en el que confluían todas las crisis posibles, el prestigio del Rey se mantenía inalterable.
Pocos de los llamados monárquicos quisieron ver que en un país en el que crecía imparable el descrédito de las instituciones no iba a ser posible que se librara del desastre la más débil de todas ellas, la que no estaba sustentada en la fuerza de los votos; la que, aun estando basada en los lazos de sangre, se ha de refrendar a diario a fuerza de impecabilidad en el comportamiento.
Todo aquello que ha venido afectando a la figura del Rey, las corruptelas del yerno y su discutible estilo de vida, fue socavando el crédito que el pueblo le concedió a la institución en los años ochenta. Nadie mejor que Santos Juliá lo explicó en su artículo La erosión de la Monarquía, publicado en este periódico el pasado febrero, donde el historiador advertía a quien lo quisiera escuchar de que sólo la abdicación podría mejorar el deterioro creciente de la Casa Real.
 Pero ese clamor social no llegó a los oídos del jefe de una institución que hasta hace bien poco mantuvo su viejo mandamiento: un rey muere en la cama, evidenciando cada día que pasaba su empecinado anacronismo.
Del descrédito de las instituciones no iba a librarse la más débil, la que no está apoyada en votos
El día de la abdicación llegó, sin dar señales de aviso, y de inmediato surgieron las especulaciones sobre las causas que habían adelantado una decisión no anunciada. Felipe VI es ya el Rey, el Rey de España
. Pero en estas líneas no se me pide un análisis político, sino algunos apuntes sobre su personalidad, un retrato de la persona con la que he coincidido en algunas ocasiones, de tal modo que trataré de expresar con una mirada limpia cómo lo he percibido, aun a sabiendas de que la furia de los tiempos no permite matices
. Se acabó aquella división tolerada entre republicanos-juancarlistas, republicanos, monárquicos-nojuancarlistas y otras combinaciones posibles.
 Hoy, a los ojos del pueblo, o se es cortesano o se es republicano.
No hay otra. Y aunque Felipe VI goza en el comienzo de su reinado de unos índices de aceptación mucho más altos que los de su padre en el final de su tiempo, habrá de vivir tensiones y zozobras hasta que en España se empiece a hablar de felipistas, porque monárquicos al cien por cien hay pocos.
Del que hasta hace poco fuera el príncipe Felipe se destacaba su gran preparación, apelando sobre todo a sus estudios de Derecho, el máster en Georgetown o el obligado paso por la Academia Militar de Zaragoza; pero lo que verdaderamente lo distingue de su predecesor, dado que la preparación académica se le supone, es el haberse hecho hombre en un país democrático, pasado por la universidad pública y convivido en un tiempo limitado con militares que nada tienen que ver con aquellos de los que su padre estaba rodeado.
Aunque presiento que lo que marca verdaderamente su manera de actuar es su carácter
. Es Felipe VI un hombre tranquilo, sereno, más inclinado a escuchar que a dar su opinión. Cuando comenzó a enfrentarse a actividades públicas, los políticos con los que se medía echaban de menos lo que daban en llamar la campechanía del Rey, esa manera de llegar a los sitios y romper el hielo con una broma; aunque con el tiempo, al madurar y transformarse una timidez un poco rígida en discreta serenidad, muchos son los que agradecen el hecho de poder tener conversaciones verdaderas, no solo protocolarias.
Dicen que don Felipe se parece a su madre.
Es cierto, su forma de actuar es parecida.
 Aquello que definió el rey Juan Carlos como “profesionalidad” se traduce en un saber estar en los sitios que se visita de manera real.
 La reina Sofía sonríe, pregunta, muestra interés. En ciertos organismos internacionales, como Unicef, valoran siempre su presencia.
 El año pasado, como consecuencia del escándalo del yerno Urdangarin, doña Sofía estuvo más replega
da, menos dada a mostrarse en público, algo que, según Paloma Escudero, jefa internacional de comunicación de Unicef, dejaba a la institución algo huérfana porque su actividad social es intensa. La abdicación del Rey coincidió con la visita de la Reina a Naciones Unidas. Escudero la acompañó a todas las reuniones programadas, y a pesar de que cuando saltó la noticia se produjo un revuelo de periodistas a su alrededor tratando de sonsacarle alguna declaración sobre la recién anunciada jubilación de su esposo, ella respondió como suele, sonriente, con un “todo va a seguir igual” que fue motivo de muchas interpretaciones
. Personalmente opino que se refería a su manera de encarar el trabajo, porque tras pronunciar esa frase, a mi entender poco enigmática, se fue derecha a mantener una larga conversación con Ban Ki-moon, el secretario general de Naciones Unidas.
 Aunque está claro que algo sustancial va a cambiar: la Reina tendrá una comunicación fluida con el actual Rey, algo que no sucedía con el anterior aunque ambos, marido y mujer, estuvieran trabajando para la misma causa.
Le distingue de su predecesor haberse hecho hombre en un país democrático
El matrimonio de Felipe VI le ha mostrado como un hombre familiar.
 A pesar de que el protocolo obliga a colocar la voz de la ya reina Letizia en un segundo plano, aquellos que los conocen (o quienes en alguna ocasión los hemos visto actuar de cerca) saben que se trata de una relación bastante igualitaria en la que ella no se conforma con pasear los modelos de Felipe Varela.
 Durante estos años de entrenamiento ha tratado de buscar su espacio en asuntos educativos y sociales, pero ha habido un terreno, el cultural, en el que de una manera privada ha influido de manera activa en los intereses del Príncipe, que ha aumentado su interés por las artes, convirtiéndose en asiduo espectador de cine y cercano al mundo de la literatura
. También en este tiempo los dos han ido aprendiendo a cultivar amistades con personas que pueden mantenerles en contacto con el mundo real.
 El universo de La Zarzuela queda muy lejos de España como para frecuentar sólo a los que en ella trabajan.
 Si se indaga, si se pregunta, se sabrá que son algunos los intelectuales, periodistas o artistas que han cenado con la pareja, aunque, tras algún burdo tropezón en los primeros años, han tenido la perspicacia de cultivar relaciones con personas discretas, que charlan pero luego no andan con chismes.
Quieren, ante todo, que sus hijas crezcan como niñas, e imagino que en estos días pasados habrán sufrido por la sobreexposición de una foto de Leonor que ilustraba un bulo sobre un sueldo que no existirá hasta que la criatura comience a desarrollar una vida profesional.
 Como en casi todo los ámbitos, en España las opciones políticas, sea la republicana o la monárquica, se defienden con demasiada frecuencia a base de desprecio y no de crítica razonada.
 La idea no es mía, la solía expresar Fernán-Gómez cuando aseguraba que el problema de España no es la envidia, sino el desprecio.
 Él, un republicano convencido, contaba en sus memorias cómo cuando el rey Juan Carlos le entregó en el año 1981 la medalla de oro al mérito en las Bellas Artes, él se la dedicó secretamente a doña Carlota, su madre, por haber sido ésta una monárquica irreductible.
 Pero estos tiempos son menos sentimentales.
Felipe VI es un hombre tranquilo, más inclinado a escuchar que a dar su opinión
El Rey padre ha dejado al Rey hijo, de momento, una herencia plagada de hipotecas.
 Dicen que don Juan Carlos hubiera demorado su abdicación hasta que estuviera lista la sentencia del juicio de Urdangarin, pero su marcha se ha precipitado, y ahora será su hijo quien tenga que encarar el desenlace de un asunto que ha empañado, como ningún otro, la imagen del Monarca.
 No ignora el nuevo Rey que una mayoría de los españoles desea que se celebre (en algún momento) un referéndum sobre la naturaleza de nuestro Estado, dándose la paradoja de que quienes quieren que se celebre sospechan que van a perder, y aquellos que están en contra de una consulta saben, al menos por las encuestas, que lo van a ganar. También es consciente de que, como dice el politólogo Fernando Vallespín, “se halla ante el dilema de presidir el cambio constitucional o quedarse quieto. Haga lo que haga lo tiene difícil, porque si lo hace, se dirá que interfiere en la vida política, vulnerando sus funciones meramente simbólicas, y si no lo hace, se le acusará de no hacerlo. Double bind, como dicen los psiquiatras.
 No podrá eludir, sin embargo, el fomentar negociaciones entre los partidos y los territorios”.
Le ayudará en el empeño de convertirse en una figura de conciliación su temperamento tranquilo y el convencimiento de que ha de granjearse el respeto de un pueblo en gran parte enajenado por la corrupción, el paro y la falta de conductas ejemplares.
 No tiene poder ejecutivo, pero tampoco es libre para hacer de su capa un sayo.
 O no lo es ya como lo fue su padre, como lo fueron en cierto sentido los hombres durante el franquismo.
Deberá elegir amigos de conducta intachable y actuará sabiendo que el comportamiento privado de una figura como la suya acaba influyendo de manera positiva o negativa en la imagen pública que se tenga de ella. Deberá rodearse de asesores que asesoren, no que se vean obligados a obedecer cosas con las que no están de acuerdo.
 El estilo debe cambiar si quiere que la institución perviva.
El rey padre ha dejado al rey hijo una herencia plagada de hipotecas
De momento, en su título lleva grabadas las letras de la brevedad, como así le ocurriera a su padre. Puede que venza esa condena de inestabilidad y reine durante muchos años o puede que su paso por el trono sea breve
. Entonces se convertiría en una figura melancólica, en alguien que habiendo sido educado, instruido, preparado para ostentar un cargo basado en el respeto ajeno, que no en el poder, ha de emprender un camino imprevisto.
Haría falta entonces un Tolstói que supiera escribir la gran novela de ese hombre, observándolo y narrándolo desde la niñez, entrando en el alma destinada a la historia, a una historia que puede no cumplirse
. No sé si hay novelista en España que pudiera emprender esa tarea sin comenzar el relato dejando claro en el primer párrafo las posiciones políticas de quien lo escribe.
 Sea como sea, he de terminar afirmando algo que pienso, al margen de cualquier convicción política, simplemente por haber observado al ser humano: este hombre ama a su país.
Sea cual sea lo que le depare ese futuro del que en España sólo están escritas las primeras líneas.

Milán: entre el pragmatismo y la fiesta............................................................

La semana de la moda masculina arranca con propuestas diversas como el hombre globalizado.

Uno de los modelos de Ermenegildo Zegna presentados en Milán. / Antonio de Moraes Barros Filho (WireImage)

En el reino del postureo, el hombre es el rey.
 La semana de la moda masculina de Milán invierte los papeles habituales para probar dos cosas: que su imparable empuje está comiendo terreno en las cuentas globales de las marcas al de mujer y que aún existe un vasto territorio por explotar en el armario para ellos
. Ayer sábado, en el arranque de las presentaciones de verano 2015, lo probaba Ermenegildo Zegna, con ese vasto despliegue de medios que la ha convertido en la marca masculina italiana con mayor resonancia en el mundo.
Su director creativo, Stefano Pilati, contaba que su mente había volado hasta esos intelectuales envueltos en raya diplomática de los años treinta, aunque más bien parecía apelar a su propio presente en Berlín, adonde se ha mudado, cultivando la ambigüedad en sus elongados y holgados conjuntos. Mucho azul oscuro casi negro (del navy al noche), algún color candy (rosa palo, azul bebé), crudos con azul pato y el interminable gris daban paso a una coda en combinaciones tricolor destinada a alimentar la imaginación en el estilismo de cada día.
Su guiño a los códigos que desarrolló cuando encabezaba Yves Saint Laurent acabó derivando en otros más propios de Prada.
John Varvatos apeló una vez más a su ADN rockero.
 Si para la campaña del verano presente escogió al grupo Kiss como imagen, para la del 2015 quiso homenajear a Queen.
 Al menos eso decía la nota de prensa y la banda sonora, por más que después se dejara caer por la pendiente de la languidez y la visita al mundo victoriano en pleno siglo XXI.
 Su reto de trasladar los códigos de la noche al día se tradujo en declinaciones del marengo y el terracota en conjuntos de tres piezas con parada en la revisión de la levita.
 Un dandi rebelde disfrazado de cordero.
Quien se llevó el gato al agua fue Philipp Plein, que orquestó un desfile con fiestón posterior en una piscina al aire libre
Neil Barrett se refugió en el pragmatismo. Compensaba la carencia de emoción con una comercialidad apetecible.
El juego aquí era ofrecer prendas de apariencia pesada y estructura ligera. Parkas anchas, bombers, gabardinas en piel ultraliviana o neopreno coronando pantalones de chándal tobilleros, siempre con zapatillas
. La quintaesencia del sport urbano con el blanco, el crudo y el gris como solventes aliados.
Versace invitaba a montar una fiesta toga.
 Si hay algo que Donatella ha perfeccionado con los años es un particularísimo sentido del espectáculo.
La expectación ante su desfile parecía ir de todo menos de la ropa (a veces reducida a un simple calzón), que bien podría pertenecer a cualquier otro verano
. Poco importa. Su concepto de chulo bling-blinguizado difícilmente funcionaría en otras casas de moda.
 Sin embargo, en su mundo, esa colisión imposible entre la Riviera (con looks ostentosos de nocturnidad mediterránea) y Miami (esas chaquetas armadas a lo Don Johnson de los ochenta) a ritmo de chachachá se clava en la memoria colectiva y fideliza el mercado ya ganado por la emblemática medusa.
 E impone nuevos retos para el hombre, como la joya oversize, entre el hallazgo y el desafío.
Aunque quien realmente se llevo el gato (o los tigres, más bien) al agua fue
 Philipp Plein, que orquestó un desfile con fiestón posterior en una piscina pública al aire libre
. Un grupo de natación sincronizada amenizaba el paseo de los modelos por los bordes de la pileta, el rapero Theophilus London fraseaba subido a una moto acuática (para acabar encaramado a una grúa acompañado de fuegos de artificio), se repartían delfines hinchables, los camareros cachas despachaban la barra libre descamisados...
 Puede que su propuesta de reconstrucción urbana con parcheados excesivos y pieles exóticas no pase a la historia de la moda, pero sus fiestas van a seguir siendo lo mejor que ofrezca cada año la noche milanesa.

 

Seis mujeres en torno a un crimen.................................. Jesús Duva



 
El cadáver de la presidenta de la Diputación y del PP de León, Isabel Carrasco, tapado con una manta en el puente sobre el Bernesga, en León. / Carlos S. Campillo (ICAL)

Las mujeres implicadas en el asesinato de Isabel Carrasco Lorenzo, la presidenta de la Diputación de León, podrían formar parte de una tragedia griega.
 Como en las obras de Eurípides y Sófocles, las mujeres de León aparecen como personajes tortuosos, atormentados y marcados por un destino fatal.
 Monserrat González, su hija Monserrat Triana Martínez y la policía local Raquel Gago Rodríguez tienen una vida interior atribulada, a veces oscura, llena de recovecos.
 Componen un extraño triángulo cuajado de aristas.
 Un retablo del que son personajes principales de un sumario judicial, que acaba de dejar de ser secreto, y que se completa con otras muchas mujeres a su alrededor.
 Los caprichos del destino.
Carrasco, nacida en Santibáñez del Bernesga (León), dura y cortante como el pedernal, murió a sus 58 años por los tres balazos que le asestó el pasado 12 de marzo Monserrat González en la pasarela sobre el río Bernesga que une el paseo de la Condesa Sagasta con el de Salamanca
. Con un tiro por la espalda, que le afectó al corazón, nada pudo hacer por ella una mujer —la enfermera Teresa Fernández García— que casualmente caminaba a pocos pasos de distancia.
 Un policía retirado, Pedro Mielgo Silván, que pasaba por la zona, siguió a la presunta asesina hasta que fue detenida en las inmediaciones, junto con su hija Triana.
 Al día siguiente fue arrestada la policía local Raquel Gago, tras hallarse en su coche el revólver Taurus, calibre 32, empleado en el crimen.
Desde entonces, las tres supuestas implicadas en el homicidio están en prisión por orden de la juez Sonia González Pérez.
 Otra mujer en el caso
. Igual que la inspectora Elena Martínez Robles, la detective responsable de la investigación. Igual que la jefa de la policía de León, la comisaria María Marcos Salvador. Igual que la secretaria del Juzgado de Instrucción número 4, María Ángeles Quintas Álvarez.
La policía Raquel Gago no aclara por qué ocultó que estuvo con Monserrat y Triana antes del homicidio
Monserrat González está casada con Pablo Antonio Martínez García, un leonés de Santa Marina del Rey, ahora inspector jefe de la comisaría de Astorga.
 Como ocurre con muchos matrimonios añejos, la pasión inicial había ido languideciendo y ahora sus relaciones eran gélidas.
 Desde hace diez años viven en Astorga, donde su marido ocupa la jefatura de la comisaría de policía, aunque ella pasa largas temporadas con su hija Triana en León.
 Unas veces porque va a consulta médica, otras simplemente para hacer compras.
 Cualquier excusa es buena. Las dos son uña y carne. Están tan unidas que su mutua dependencia resulta un tanto enfermiza ante los ojos ajenos.
“Mi mujer y mi hija no me hacen ni puñetero caso”, ha comentado el policía más de una vez.
El domingo anterior al crimen, Monserrat, su esposo y su hija comieron con la abuela en la casa de Carrizo, el pueblo natal de las mujeres.
 Después, madre e hija se fueron a León, mientras que Pablo se marchó a Astorga.
 Una vez más solo.
Triana y la policía Raquel Gago eran íntimas desde que esta, muchos años atrás, había trabajado de socorrista en la piscina de Carrizo.
 Desde entonces se hicieron casi inseparables. Así que en la mañana del lunes día 12, Triana telefoneó a su amiga Raquel por si le apetecía comer en su casa algo que a ella le encanta: mejillones. Sin embargo, esta rechazó la invitación y prefirió juntarse para tomar café tras el almuerzo
. La agente estuvo en un coche patrulla con su compañero Manuel Chávez Jaramillo hasta las tres de la tarde.
 Salió del trabajo y llegó poco después de las cuatro al piso de la calle de la Cruz Roja, donde permaneció 15 o 20 minutos con Triana en la cocina, mientras la madre veía la televisión en el salón. Eso es lo que Raquel ha declarado: que charlaron de todo y de nada y que no hubo ningún complot para dar muerte a Isabel Carrasco, la todopoderosa presidenta de la Diputación, a quien Triana, a sus 34 años, culpaba de haberle truncado un futuro otrora prometedor.
Tras despedirse de su amiga, la policía local subió a su Volkswagen Golf y enfiló hacia el centro de la ciudad.
 Según ella, quería comprar en la tienda El Rincón del Arte unos materiales para arreglar un mueble en las clases de restauración a las que solía acudir en Trobajo del Cerecedo.
 Aparcó en la calle de Lucas de Tuy, entre la Gran Vía de San Marcos y la calle de Sampiro.
La tienda estaba cerrada.
 Aprovechó la espera para ojear una revista y hacer varias llamadas con su móvil: a Desguaces LJM Hermanos García, de León; a la Herboristería Pepe Navarro de la calle de Fuencarral de Madrid; otra llamada para felicitar a una amiga que ese día celebraba su cumpleaños…
 Además, pasó un buen rato charlando con Julio Mozo, un controlador de los parquímetros callejeros.
A las 17.19 recibió una llamada de Triana de solo 17 segundos de duración.
 ¿Llegaron a hablar? ¿Qué es lo que le dijo? Nadie lo sabe.
 Pero resulta harto sospechoso que ese telefonazo coincidiera con el instante exacto en que el 091 de la policía recibía el aviso de un ciudadano alertando del tiroteo ocurrido en la pasarela.
Si realmente estaba compinchada en el asesinato de Isabel Carrasco, resulta difícil de entender que se dedicase a conversar con el controlador y a hablar por teléfono en vez de estar en tensión.
 Salvo que tenga nervios de acero, cosa que muchos de sus compañeros de la policía desmienten: “Raquel se ponía muy alterada si había que hacer una intervención complicada. Odiaba las armas”.
¿Fue simplemente fruto de la casualidad que estuviera a unos pocos metros de donde Monserrat acababa de descerrajar cuatro tiros a la presidenta de la Diputación? ¿Estaba en el lugar equivocado a la hora equivocada? ¿Fue el azar lo que hizo caer sobre ella una maldición de tragedia griega? Porque estando a esa hora y en esa calle, apareció Triana. Esta le preguntó si tenía abierto su coche y en un abrir y cerrar de ojos tiró un bolso grande tras el asiento del copiloto, antes de marcharse diciéndole que iba a comprar fruta.
 En vista de que pasaba el tiempo y que la amiga no regresaba, Raquel le telefoneó a las 17.36.
 Pero aquella le contestó, azorada, que le llamaría más tarde.
 Así que arrancó el coche
. A los pocos metros vio un tumulto de gente y policías, pero no se paró a ver qué sucedía. Resulta extraño que no le picase la curiosidad.
 Enfiló hacia su clase de restauración en Trobajo del Cerecedo, una pedanía a dos kilómetros de León.
"Mi mujer y mi hija no me hacen ni puñetero caso”, comentó el marido de la presunta homicida
El alboroto estaba causado por los policías que tenían cercada a Monserrat, la cual se había subido al coche de su hija después de haberle entregado a esta, en una calle próxima, el bolso que contenía el revólver con el que acababa de matar a su odiada Isabel Carrasco.
 “Deshazte de esto”, le ordenó
. Por eso, Triana —siempre dócil, siempre uña y carne con su madre— había ido y había cumplido a rajatabla.
 Y cuando regresó a su propio vehículo, los policías también le arrestaron por su relación con el crimen.
Monserrat tardó poco en cantar de plano.
 Estaba atrapada. Sin escapatoria. Justificó el asesinato trazando un retrato cruel y despiadado de la víctima
: “Llevaba un año queriendo encontrarme con Isabel Carrasco. Mi hija lo estaba pasando muy mal por su culpa
. Lo que le ha hecho no tiene nombre. Yo me estaba volviendo loca”.
Triana, ingeniera de Telecomunicaciones, había trabajado de interina en la Diputación entre 2006 y 2011 y allí hizo buenas migas con Isabel Carrasco, la presidenta, la dama de hierro de León.
 Pero las cosas empezaron a torcerse cuando la joven se presentó a unas oposiciones y, en su opinión, hubo una especie de pucherazo que hizo que el aprobado fuera otro aspirante al puesto.
 Cuando este quedó nuevamente vacante, Triana tampoco logró ser nominada.
Como tampoco fue designada concejal de Astorga por el PP en sustitución de un compañero de lista que causó baja.
 Y el colmo fue cuando la Diputación se empecinó en hacerle devolver 12.000 euros que presuntamente había cobrado indebidamente.
Montserrat Triana Martínez con Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación. / Mauricio Peña
Detrás de todos estos avatares, según la muchacha y su madre, estaba la mano negra de Isabel Carrasco.
 Y eso les fue envenenando la sangre y acrecentando el rencor hacia una mujer que gobernaba León a su antojo.
 “No sé por qué quería joderme. Ella quería ser el centro de todo. Pero para mí era un demonio”, declaró Triana a la juez.
 En esa misma declaración, la ingeniera intentó engañar a la magistrada diciéndole que no había visto a Raquel Gago hasta que metió el revólver en su coche.
 Pero tuvo que admitir que se vieron ese mismo día en su casa: “Raquel sabía lo que yo estaba pasando y mi situación en el trabajo. Mi vida es un sinvivir”.
La policía municipal, de 40 años, había conocido hace 20 años a Triana, pero hasta hace 10 no volvieron a reencontrarse.
 Se hicieron inseparables. “Desde entonces hablábamos de los problemas del trabajo, de las preocupaciones familiares, salíamos a comer o a cenar, teníamos amigas comunes (mi hermana Beatriz, Lorena, Leticia, Silvia). Yo hablaba con Triana todos los días, a no ser que alguna de nosotras estuviese fuera. No tenemos amigos en común que sean chicos”.
 Vivían en un mundo femenino.
Precisamente la aparente ausencia de hombres en el alambicado círculo de Triana y Raquel venía siendo objeto de cuchicheos y rumores sobre una presunta relación lésbica entre ambas
. Los propios investigadores del caso creyeron ver ahí, en una pasión irrefrenable y encubierta, una posible explicación a la conducta de ambas.
 Sin embargo, la verdad es que Raquel tiene una vida oculta y complicada: desde hace 15 años mantiene una relación secreta con un hombre casado, con el que solía hablar por teléfono muchas veces al día.
 Un amor a escondidas. Y eso, para una persona introvertida y hermética como ella, le estaba causando más de un quebranto.
Pero ¿por qué tras enterarse de la detención de su amiga no corrió a contar que habían estado juntas poco antes del crimen?
 ¿Cómo se explica que Raquel, siendo policía local desde hace 17 años, no fuera rauda a la comisaría?
 “No me podía creer lo que estaba pasando. Me quedé bloqueada.
En estado de shock. Esa noche no dormí”, declaró ante la juez Sonia González.
Pero ese olvido es lo que le ha llevado a la cárcel.

Todavía hoy, un mes después del asesinato, está por aclarar cómo es posible que Raquel no viera hasta 30 horas después que Triana había dejado en su coche un bolso con el revólver homicida.
 Lo vio el martes 13 de mayo por la tarde, cuando trataba de meter en su Volkswagen Golf una bicicleta de su hermana para llevarla a reparar.
“Al ir a meter la bici, se salió el tapón de una garrafa de agua y empapó todo el coche y lo que tenía dentro.
En ese momento vi tras el asiento del copiloto el bolso que le había prestado a Triana.
 Lo abrí y vi unos fulares grandes y otro bolso más pequeño. Toqué las cachas de un revólver y me puse muy nerviosa.
 Me quedé sin respiración. No podía hablar.
Mi hermana y mis amigas me preguntaban qué ocurría. Al final pedí a mi hermana que llamara a Nacho García Prieto, un policía nacional que conozco”.
Nacho llegó volando a su casa y abroncó a Raquel: “¡Hostias, cómo no llamaste antes, si se ha enterado toda España...!”. Se la llevó a comisaría.
“Si hubiera sabido que Triana me había metido el arma en el coche, habría tenido tiempo suficiente para deshacerme de ella.
 Y, como ven, no lo he hecho. Nadie me ha coaccionado, ni yo tengo ninguna dependencia de nadie que me obligara a colaborar en una cosa así”, declaró
. Tras tomarle declaración, los agentes encargados de la investigación la dejaron libre al considerar que no había riesgo de que se fugara.
La juez ordenó posteriormente su detención e ingreso en prisión por su presunta implicación en el homicidio
. El fiscal considera que “Raquel se concertó con Monserrat y Triana para dar muerte a Isabel Carrasco” y que “tuvo una intervención relevante en el plan, consistente en la ocultación del arma”. Sería, por tanto, “cooperadora necesaria de los delitos cometidos por aquellas”.
A la magistrada no le convenció que la sospechosa asegurase: “Yo no tenía ninguna enemistad con Isabel Carrasco. Ni siquiera la conocía
. No la deseaba nada malo porque nada malo ha hecho a mi familia, ni directa ni indirectamente”.
 De nada valió que su abogado, Fermín Guerrero Faura, argumentara que su clienta tuvo tiempo más que suficiente para desprenderse del revólver comprometedor y que si no lo hizo es porque ignoraba su existencia y porque era ajena a cualquier conjura criminal.
Monserrat, Triana y Raquel, atrapadas en una espiral de tragedia griega, esperan entre rejas el dictamen de la justicia.