Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 jun 2014

Los poetas del Rey................................................................................... Ángel L. Prieto de Paula

Felipe VI mencionó en su discurso a cuatro literatos vinculados a la memoria republicana.

 

Antonio Machado en 1927. / ALFONSO

Según daba a entender socarronamente Juan de Mairena, heterónimo y álter ego literario de Antonio Machado, las afirmaciones de un discurso de la Corona se caracterizan por su evidencia bienintencionada; o, si se quiere, por su previsibilidad
. Todo lo que se dice en tales discursos o es obvio (la obviedad los protege contra la disensión: lo evidente no se discute) o aparece como si lo fuera, cargado de una poderosa gravidez simbólica. El discurso de Felipe VI ante las Cortes Generales ha citado a cuatro poetas que forman una encrucijada, en cuanto que su sentido central y compartido es el núcleo de ese encuentro
. ¿Qué tienen en común Antonio Machado, Salvador Espriu, Gabriel Aresti y Rodríguez Castelao? Más precisamente: ¿qué comparten estos cuatro escritores que los singulariza respecto a la historia cultural más oficial o epidérmica?
Es notorio que todos ellos pertenecen a la otra España, o a la España otra, porque la España una se había apoderado del solar común.
Los trae a colación un rey, aunque (o porque) están vinculados a una memoria republicana. Algunos, como Castelao, incluso tuvieron parte activa en la gobernación de la República o de lo que quedó de ella (antes y después de 1939).
 Si bien no coetáneos en sentido riguroso, sí son contemporáneos. Antonio Machado, el mayor de todos, nació en 1875, con la Restauración borbónica, y murió en 1939 en Collioure, pueblecito de la frontera francesa donde los desengaños, la enfermedad y una precoz vejez lo hicieron encallar cuando salía hacia un exilio que se convertiría en punto de término.
 Gabriel Aresti, el más joven, nació en 1933 en Bilbao, y fue uno de esos niños de la guerra cuya batalla más importante la constituyó no un hecho de armas, sino lo que vino después: la “longa noite de pedra” de la posguerra, por decirlo con palabras de Celso Emilio Ferreiro.
Aresti murió joven, diez años antes que Salvador Espriu, y aunque por su edad no tuvo que vivir las mismas desventuras que sus compañeros de cita (Machado y Castelao murieron en el destierro, el catalán Espriu vivió y murió en una suerte de exilio interior, haciendo patria dentro de la patria), a él le tocó, como a Espriu y a Castelao, levantar una obra personal, testimonio de un alma, en una lengua más prohibida que preterida.
 En esa encrucijada a la que me he referido se cortan los idiomas de la vieja casa ibérica; pero también la continuidad de unas culturas territoriales que tantas veces han vivido de espaldas y que, en la obra de escritores como los referidos, forman una trenza de influencias y enriquecimientos recíprocos.

A Castelao, como a Vicente Risco y los escritores del grupo Nós, se le debe la conformación de un galleguismo cultural que había tenido una dilatada presencia en el mundo hispánico antes del exilio de 1939
. Téngase en cuenta que Buenos Aires, por ejemplo, era en los años veinte una ciudad tan gallega en términos cuantitativos como Orense, además de ser “a cidade máis ecuménicamente culta de fala castelán”, en palabras de Eduardo Blanco-Amor, uno de los discípulos de Risco.
 Pero fue en la posguerra donde sostuvo el pulso de una cultura bajo mínimos, con obras que trascienden su propia entidad literaria, como Sempre en Galiza.
 La Galicia que Castelao erige desde Nueva York o desde Buenos Aires no tiene mucho que ver con la Castilla que el sevillano Machado erigió desde Soria, Baeza o Madrid; pero una y otra coinciden en el hecho de ser una proyección, a horcajadas entre el panegírico y la elegía, de los afanes y de las heridas de sus creadores.
Gabriel Aresti articula, por su parte, un universo simbólico de la cultura vasca, en tiempos en que los estertores existenciales y los afanes socialrealistas asfixiaron a muchos versificadores, convertidos en emisores de ripios dogmáticos tan sobrados de doctrina como faltos de verdadera poesía
. Pero no todos eran como el “hombre al uso que sabe su doctrina” (A. Machado), pues hubo poetas de verdad, como los bilbaínos Blas de Otero y Aresti, que escribieran sendas epopeyas interiores, o cantos líricos de entonación coral, en que lo personal no se opone a lo colectivo, sino que lo ejemplifica y concreta.
Otero lo hizo en castellano: así se titula uno de sus libros inicialmente publicado en francés (bajo el rótulo de Parler clair; la censura no consentía que se hablara “en castellano”);
 Aresti lo hizo en el vasco que aprendió para reconocerse. Aresti, además, es un poeta que, como el Miguel Hernández de los mazos, hoces, martillos o herrerías, compone un imaginario de un impresionante poderío sígnico (que los socialrealistas aprendieron en el cubofuturismo de la revolución soviética).
Frente a ellos, pero también junto a ellos, el catalán (de Santa Coloma de Farners) Salvador Espriu es el más hermético, el más enjuto y recortado de todos; pero su precisión denotativa y su capacidad de irradiación simbólica hacen de él un poeta mitógeno, de esos poetas mayores que generan historias que, como las bíblicas o las de la mitología cretense, parecen haber existido desde siempre y pueden radicarse en todos los lugares: la historia de la torturada Sefarad, madrastra y madre al mismo tiempo; la de la piel de toro (La pell de brau).
Puede, en fin, que los escritores del nuevo Rey no sean exactamente escritores obvios, como parece requerirlo un discurso de la Corona y sobreentenderlo Juan de Mairena; pero están, en su presentación conjunta, cargados de sentido.
 Quien los ha citado no pretende despojarlos del significado que tuvo su protesta, su desolación, su furia o su melancolía; pero sí quiere, o eso he entendido yo, incorporarlos a una España que no puede renunciar a ellos.

Ángel L. Prieto de Paula es catedrático de literatura de la Universidad de Alicante

Llanto por Elena .............................................................................................................Justo Serna


ElenayJaimeNo estoy viendo la proclamación de Felipe VI, pero no por alguna hostilidad especial, sino porque estoy trabajando
. Ahora, mientras esto escribo me doy un respiro
. Leo para trabajar y escribo para descansar.

Me ocurren cosas muy extrañas
. Estoy seguro de que si viera la programación en directo soltaría alguna lágrima.
¿Acaso porque soy monárquico? No, no me veo yo como cortesano o súbdito, aunque tengamos sobre nosotros el peso de una Corona.
No, es que soy de lágrima fácil en circunstancias inadecuadas. Increíble.
No lloré cuando se casó Lady Di; tampoco cuando Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey... Y, sin embargo, recuerdo la mañana en que la infanta Elena contrajo matrimonio con Jaime de Marichalar.
 Juro (ya que la cosa va de juras) que me puse a llorar, moqueando y todo. Se me perdonará esta cochina revelación.

Estaba yo en la cocina desayunando.
 El resto de mis familiares aún dormían o se hacían los remolones. Sentado a la mesa, con las estrecheces del espacio, yo escuchaba la radio.
 El locutor no hacía muchas exclamaciones.
 Tampoco le adivinaba grandes aspavientos.

Hablaba, lo recuerdo, con un tono bajo, casi de reserva. Hablaba del porvenir de la infanta. Justo en ese momento me puse a llorar. No podía parar y, por otro lado, me sentía avergonzado de mis inexplicables lágrimas
. Soy un sentimental, me dije para calmarme.
 Pero no: no suelo pecar de sentimentalismos.
 Por alguna razón, aquel matrimonio inverosímil me hizo romper a llorar experimentando un desgarro o una felicidad absolutamente incongruentes.

Sé que no se me creerá. O que se me tomará por lelo.
 Sé que conceptuarán esto que les cuento como un relato inventado
. Sé que no se aceptará que todo un hombre se deje derrumbar por unos sentimientos que no le conciernen.
¿Cómo puedo convencer de la verdad de lo que digo? Una vez actué en una película haciendo de profesor que decía enormidades. Ciertos periodistas me tomaron en serio y, claro, confundieron la ficción con la mentira.
 Me llamaron embustero por actuar en un film. Pero ahora no hay trampa ni cartón. En fin, vuelvo a la infanta, que me pierdo.

Bien mirado, el futuro de Elena y Jaime me importaba poco ese día, diría que un comino, pero no lo escribo porque suena muy feo.
 El caso es que lloré mordiéndome los labios. ¿Un fenómeno extraño? ¿Una debilidad píquica? ¿Una tristeza coyuntural?
No descarto nada de esto, desde luego, pero quedé muy impresionado con mi actitud.

No ha vuelto a suceder. Quiero decir: no lloré cuando las bodas de Felipe y Letizia.
 Menos aún, con los discursos navideños de Su Majestad.
 Alguien dirá incluso con un tono retador u hostil: háztelo ver, chaval. Pero yo ya no soy un chaval. Y, desde luego, si he de abonar algo a un terapeuta no será por Elena.
 Ella tiene un porvenir apañado, incluso dinástico, dicen sus seguidores. ¿Quiénes? Los llamados 'elenistas', acérrimos que la postulan como reina...
 Los elenistas nada tienen que ver con la antigua Atenas, pero sí con la hija de doña Sofía de Grecia.
En fin, estoy hecho un lío.
 Dejo esto y regreso a leer, a mis tareas, que si no me da la llantina.

“No tenemos ninguna disculpa”............................................................................. R. BESA

Del Bosque admite la superioridad de Chile y dice que sus jugadores estuvieron “acobardados y tímidos”; “habrá tiempo para pensar en lo mejor para el fútbol español, y en eso voy incluido”

 

Del Bosque, durante el partido. / ALEJANDRO RUESGA

No se le torció el mostacho a Vicente del Bosque y reconoció que la eliminación de España del Mundial ha sido justa:
“En los dos partidos han sido mejores. No hay nada que decir. Lo fue Holanda y lo ha sido Chile”, dijo el seleccionador.
“Si pienso en el espíritu de trabajo de estos 25 días y pienso que podíamos quedar eliminados en la fase de grupos no me lo creo
. Es una eliminación justa, han sido superiores, pero el equipo ha demostrado carácter y hemos estado poco afortunados de cara al gol.
 No tenemos ninguna disculpa, pero cabe resaltar el esfuerzo. Creo que han corrido”.
Del Bosque fue rotundo. Afirmó que, en el primer tiempo, España salió mal al campo:
 “Parecía que queríamos deshacernos de la pelota y eso no nos permitía dominar.
 No tuvimos suerte en las ocasiones, especialmente en el segundo tiempo pero no hay que buscar excusas
. Hemos empezado tímidos, lentos y acobardados.
 Algo impropio del ambiente que notaba dentro del vestuario. A veces notas que el equipo no tiene compromiso, pero no es nuestro caso”.

En su análisis consideró que en la segunda parte, cuando Chile jugó más replegado, el equipo español fue más valiente y jugó mejor
. No le negó méritos al rival: “Chile ha sido fiel a lo que esperábamos de ellos, un tremendo despliegue, coraje y valentía.
El gol, además, le dio más estímulo y ha jugado con más agresividad.
 No podemos decir que los jugadores se hayan entregado. Hemos intentado revertir el resultado pero no hemos podido”, dijo.
El técnico salmantino podría abandonar el cargo tras la derrota, aunque la federación está por la labor de que continúe ejerciendo.
 En una situación parecida se encuentran varios jugadores que por edad podrían abandonar la selección tras haber escrito en letras de oro la mejor página de la historia: Xavi, Iker, Torres, Alonso…
 El seleccionador tiene contrato hasta 2016, pero dada la magnitud de la derrota, se le preguntó al respecto: “Es cierto que cuando sucede algo negativo en un Mundial o en una competición tan importante, claro que trae sus consecuencias
. No es el momento de valorar lo suyo y lo mío. Ya tendremos tiempo.
 No me gustaría entrar en ese análisis. Me pararía a pensar en todo lo que nos han dado estos jugadores. Esta federación no está en descomposición, tendremos tiempo a pensar en lo mejor para el fútbol español y en eso voy incluido”.

El seleccionador lamentó especialmente la eliminación por el varapalo que supone para la afición española que ha apoyado al equipo.
 “Es cierto que en estos días, desde que perdimos con Holanda, hemos tenido una suma de mensajes siempre positivos de afecto y simpatía para esta selección.
 Hoy es un día triste para toda esa gente que es cariñosa y reconoce y para nosotros que estamos aquí, sufriéndolo en primera persona.
 Lamentamos no haber dado otra satisfacción y será tiempo de pensar en el futuro”.
Jorge Sampaoli, seleccionador de Chile, afirmó que nunca olvidará el triunfo ante España. “Estoy orgulloso por dirigir a este grupo de jugadores.
 No sé si será la mejor victoria
. Siempre digo que será la que viene, pero es una victoria que nunca olvidaré.
 Y lo que me viene a la mente ahora es valorar el hecho de la forma y el modo que usaron estos jugadores para neutralizar a un equipo con tantas capacidades como España”, explicó.
Vargas, ante Casillas. / ALEJANDRO RUESGA
El seleccionador chileno destacó el hecho en que Chile enfrentó al campeón del mundo:
“Con autoridad, con valentía, con intensidad, con ataque... Son argumentos que uno a priori imagina y determinaron que ganáramos un partido importante y ganáramos bien a un gran rival”.
“Estoy muy contento por habernos clasificado con una fecha de antelación”, dijo antes de advertir que el objetivo inmediato es finalizar en el primer puesto del grupo, por el que competirá con Holanda en un duelo directo en la última jornada que se disputará el próximo lunes en São Paulo.
Sampaoli cerró refiriéndose a los éxitos de la selección española:
 “Se ha adueñado en el último tiempo con muchas capacidades reconocidas que le permitieron ser la mejor selección de Europa y del Mundo.
 Esta generación de jugadores no ha tenido hoy la posibilidad de seguir con el éxito y es entendible. El éxito no es duradero
. Tendrán que analizar para el futuro.
Con las capacidades y las estructuras que tienen, saldrán adelante muy pronto”, remarcó.

España fue el Titanic................................................................................ José Sámano

La mejor selección española de la historia se marcha del Mundial tras caer ante Chile y cierra una etapa irrepetible

La Roja requerirá un análisis fino y preciso cuando pase la conmoción.

 

Silva, Busquets, Costa, Iniesta y Alonso, tras encajar un gol. / D. M. (REUTERS)

La España que más ha merecido un hasta siempre con todos los honores cerró su relato de hadas de forma espantosa, con un chasco mundial.
 Una pesadilla de campeonato para el resto de los tiempos, como también prevalecerán sus éxitos. Ante Chile, el campeón siguió en la lona, sonado por completo tras el desplome monumental con Holanda.
 No hubo campana que le salvara y el borrón es de tal calibre que La Roja, sin tinte y rasgada, se convirtió en la primera selección eliminada en Brasil, el mismo trance que la irrelevante Australia. Desde Francia 1998, el equipo no dejaba un Mundial por la trasera, en la primera ronda.
 Entonces, España tenía metabolizado hasta el hueso el pesimismo crónico.
Ahora resultaba impensable un petardazo semejante, pero el fútbol es amnésico y mañana es ayer.
 A los cuatro años de Johanesburgo y solo a dos de la Eurocopa de Kiev, Brasil supuso el Titanic español.
Como el fútbol no tiene alma, para desdicha española tuvo que ser en Maracaná donde le tocara pasar página sin consuelo alguno
. Un desengaño absoluto para una generación que puso a España en la cima, de la que ha caído de forma sísmica.
 Una casta para el recuerdo infinito y un Mundial para el olvido.
 A ella le debe el fútbol español haber conquistado no solo sus mejores trofeos, sino dejar un legado único, el pensamiento propio en un país donde al fútbol solo lo definía la diversidad de los clubes. Gracias a estos bajitos aventureros que desde 2008 hasta hoy decidieron desafiar a la ortodoxia, España ha sido la última gran reserva del fútbol.
 Con su testamento, la renovación inevitable al menos ahora tiene un manual.
 Y pocos han inspirado más ese formato que Xavi, de alguna forma, el gran ideólogo con botas de la España más feliz
. Tan triste fue el portazo en Brasil que el azulgrana pasó el que quizá sea su último partido a la sombra del banquillo.
 Comerse el marrón del engorro que resta con Australia sería peor aún.
 El destino fue especialmente cruel con Xavi y alguno más, como Iker y Alonso, otros dos de los iconos de la España con estrella.
Tan triste resultó el portazo en Brasil que Xavi vio el partido desde el banquillo de Maracaná

Del Bosque dio carrete a Pedro y Javi Martínez en lugar de Xavi y Piqué.
 Como si el Barça, con sello de autor en esta selección, y la propia España llevaran caminos paralelos. De la mano llegaron a la cúspide y del mismo modo ambos tendrán que proceder a la cirugía inmediata
. Frente al rocoso y bien enhebrado equipo chileno, la selección española subrayó punto por punto que la masacre con Holanda no fue casual.
 El ocaso estaba a la puerta, ya fuera porque el grupo llegara marchitado a estas tierras o porque no se pudiera recuperar tras profundas secuelas de la primera jornada.
 O ambas cosas a la vez, lo que requerirá un análisis fino y preciso cuando se despeje un poco la conmoción.
Convendrá examinar con frialdad si la reforma podía haberse anticipado, si realmente de Brasil fue exiliado algún jugador de mayor vuelo actual que los presentes.
Sergio Busquets se lamenta tras fallar una clara ocasión. / ALEJANDRO RUESGA
Lo cierto es que en Río, desde el mismo arranque del partido, España fue un equipo con tiritona, de aquellos que se sienten vulnerables y dan todas las pistas al adversario.
 Una España desconocida, capaz de provocar algún esguince a la pelota en pases parvularios, sin el tonelaje de Chile, que con su resistencia vietnamita se imponía en cada pulso.
 Si ante Holanda estuvo pintona en el primer acto, con Chile de por medio no tuvo de casi nada, falto de chispa y de chicha, sin toque, tiqui ni remate
. Al grupo español le temblaban hasta los cordones y ya al minuto la defensa se hizo un nudo y Alba casi bate a Casillas
. España no encontraba el ritmo, Chile le había decretado prisión en todas las zonas del campo
. La Roja no encontraba la manera de subordinar pases, su especialidad, y al choque perdía cada asalto.
 Varios le correspondieron a Xabi Alonso, y en una pérdida se originó el primer gol sudamericano.
 El error de Alonso desencadenó una defensa caótica de la jugada, hasta que embocó Vargas.
 Fue el propio Alonso el que estuvo a punto de remediarlo, pero Bravo le bajó la persiana con su salida sin demora.
El equipo subrayó punto por punto que la masacre ante Holanda en el primer encuentro no fue casual
España no encontraba salvamento ni en los pretorianos ni en los recién llegados, con Azpilicueta superado de nuevo por el peso de la cita, y Diego Costa en la proa del naufragio, sin hilo con nadie. Aránguiz, al filo del descanso, puso la sentencia al estampar en la red el balón rechazado por Casillas tras una falta lanzada por Alexis
 Entre el enjambre de jugadores en el perímetro del capitán español, la cazó un chileno
. En ocasiones no todo sale mal, sino aún peor.
Con 2-0 ya no había rescate posible.
 A Chile le bastó con mantener el tipo y no descuidarse ni a tiros.
 La voluntad española no alivió su crepitar. Un acto con Holanda y un primer tiempo con Chile y al destierro inmediato.
 El segundo tramo con los de Sampaoli solo aceleró los obituarios de una selección para la memoria eterna que se precipitó de mala manera al vacío.
El ayer no suaviza el hoy y se agitarán las críticas y los avisperos.
 Motivos ha dado el equipo, pero como sostenía el escritor brasileño Nelson Rodrigues: “Ay, de quien no cultiva sus santas nostalgias”.