Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

17 abr 2014

Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones: reconciliación sobre la alfombra roja

Catherine Zeta-Jones y Michael Douglas, el 15 de abril de 2014. / Walter McBride (WireImage)

Una cariñosa aparición en la alfombra roja ha confirmado la reconciliación de Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones, tras ocho meses de separación.
 Se trata de la primera aparición oficial de esta pareja en público y posando para los fotógrafos tras ese anuncio de alejamiento en el que ya se indicaba su deseo de “evaluar y trabajar en su matrimonio”.
 Tras ello, eso sí, han estado en contacto e incluso la prensa de todo el mundo ha hablado sus planes de renovar los votos matrimoniales.
 Douglas, 69 años, y Zeta-Jones, 44, posaron juntos la noche del martes en el estreno de The Library, que se llevó a cabo Public Theater de Nueva York.
Casados desde hace 13 años, su separación llegó tras un largo periodo de problemas personales, incluido el cáncer de Douglas, en la actualidad superado, la bipolaridad de Zeta-Jones y el encarcelamiento del hijo mayor del actor, fruto de su anterior matrimonio.
 Sin embargo, desde un principio ambos mostraron su deseo de limar asperezas y recuperar un matrimonio que, pese a los 25 años de edad que los separan, produjo la llegada al mundo de Dylan, de 13, y Carys, de 10
. De hecho, ya a los cuatro meses de su separación los dos fueron vistos paseando juntos con su familia, una estampa que se repitió en varias ocasiones por Nueva York. Momentos de lo más familiar en los que ambos actores llevaban sus anillos de casados aún en la mano.
En esta ocasión Douglas y Zeta-Jones acudieron juntos a la alfombra roja de lo más desenfadados. Douglas con traje negro y camisa blanca pero sin corbata. Zeta-Jones aprovechando el momento para mostrar ese nuevo peinado que añade un flequillo a su frente
. Ambos quisieron acudir en apoyo de un director amigo como es Steven Soderbergh, autor de esta obra. Los dos intérpretes trabajaron con él en Traffic. Zeta-Jones también lo hizo en Ocean's Twelve (Uno más entra en juego) y Efectos Secundarios, mientras Douglas sumó a su filmografía con Soderbergh los filmes Indomable (Haywire) y Behind the Candelabra.
 Fue esta última cinta la que le valió el Globo de Oro para el veterano actor, un premio que dedicó a su esposa Catherine sin importarle que estaban separados.
 Como dijo el intérprete durante unas declaraciones en televisión “en ocasiones la gente se toma un respiro, pero eso no significa que sea el final”.

27 creadores que iluminan el futuro del arte español

La exposición 'Atelier des Jeunes' reúne a un puñado de jóvenes talentosos al amparo de Internet. Y resulta que es un éxito de ventas.

 

Esta obra, de MissBankhead, es una de las que componen la muestra / MissBankhead

El futuro del arte español está llegando sin marcos ni catenarias de terciopel.
 Por segundo año consecutivo, la exposición online Atelier des Jeunes vuelve a acercar al gran público con el arte a través de la Red.
 La misión consiste en dar a conocer los nombres que ya empiezan a sonar en los círculos artísticos del país para cimentar su carrera.
 El requisito es simplemente ser menor de 30 años
. Los 27 artistas seleccionados en esta segunda edición han sido elegidos por un jurado compuesto, entre otros, por el artista Juan Gatti (creador de los carteles de varias películas de Almodóvar y de la invitación de boda de Alaska y Mario Vaquerizo).
Las 81 obras (3 por artista) están disponibles en formato físico en ediciones limitadas de 25 copias, todas firmadas por el artista y se pueden adquirir en la página web de la plataforma por un precio de 150 euros
. Los nombres que firman las obras van desde caras todavía anónimas hasta otras que ya tienen un pasado conocido, como Brianda Fitz James Stuart, a quien han seleccionado para formar parte del Atelier gracias a tres obras que muestran paisajes presididos por figuras geométricas.
 Otros, incluso, han expuesto ya sus trabajos en Madrid, París, Miami, Nueva York…
“Esta edición no está tan basada en la ilustración como la anterior, sino en técnicas mixtas que combinan pintura con diseño digital y manual”, destaca el responsable del Atelier, Patricio Binaghi. Uno de los artistas que se inclina por este eclecticismo es Bakea, cuya obra protagonizan criaturas tan extravagantes como un monstruo de un solo ojo que practica esquí.
 La digitalización del arte es otro de los elementos que Binaghi resalta de esa edición. “Aquella fue un éxito de ventas”, asegura el responsable.
 “Sorprende mucho que sin haber hecho publicidad en el extranjero se hayan vendido obras en México, Finlandia…”.
 Fue eso lo que ha hecho que Atelier des Jeunes repita en esta segunda edición.
Además de la selección de artistas españoles, el acto cuenta también con una sección de talentos extranjeros, en la que se da oportunidad de mostrar sus obras a creadores extranjeros, y con otra en la que el comisariado es ajeno al Atelier, para dar distintas visiones sobre el panorama artístico actual.

Pierre Cardin sube a escena..................................................Juan Cruz

El modisto, lejos de la jubilación con 92 años, tiene una intensa dedicación al mundo del teatro, que financia a través de su fundación.

 

Pierre Cardin, en la sede madrileña del Instituto Francés. / Bernardo Pérez

Los padres de Pierre Cardin eran de San Biagio de Callalta, en Italia; perdieron la guerra y lo perdieron todo.
 En Francia rehicieron la vida. Allí habían ido con su hijo, que nació en 1922.
 A sus 92 años el hombre que hizo democrática la moda cree que ese origen le dio la energía que conserva.
La expande más allá de los vestidos y los complementos que le hicieron famoso. Y la concentra, sobre todo, pero no solo, en el teatro, al que dedica dinero y entusiasmo.
 En París mantiene el Espace Pierre Cardin, donde ha “puesto en marcha 350 obras” y en Venecia anda embarcado en la construcción no ajena a la polémica del Palais Lumiere, una torre a escasas cinco millas del centro diseñada en colaboración con el arquitecto Rodrigo Basilicati, su sobrino. En ella, pretende incluir varios espacios culturales.
De su entusiasmo por la escena vino a hablar recientemente al Instituto Francés de Madrid. “Gracias a mi dinero he hecho teatro independiente.
Nunca le pedí un céntimo a ningún gobierno. ¡La moda es mi banca!”
Su recuerdo es una concentración extraordinaria de nombres propios, desde Jean Cocteau, que fue su amigo, hasta Luchino Visconti, con quien compartió también las luces del talento.
 “Gente fabulosa. Cocteau era muy humano y Visconti más aristocrático”. A Luis Buñuel lo conoció con Jeanne Moreau, su gran amiga
. Buñuel era “paternal y cálido, muy atento”
. Fue amigo también de Pablo Neruda, y ahora, a esta edad, ya parece tener sus andares. En su cabeza hay una babel enorme, así que habla francés, italiano, inglés, español... “A España vine cuando tenía algo más de veinte años por primera vez... Y luego he venido cuarenta veces”.
 Su recuerdo de aquella primera vez tiene que ver “con la España mísera de la posguerra. No había gasolina, no había coches. Pero ese viaje me permitió tener tantos recuerdos”.
La energía viene de saber que el trabajo es más honorable que la guerra.
La mezcla de lenguas que se produce en torno a la conversación lo alienta. “Hablar todas las lenguas, ¡eso es Europa!...
 Cuando yo vine a España por vez primera los viajes eran larguísimos, y todo quedaba lejos de Europa. Ibas a Egipto en barco y tenías que programar un mes de ausencia...
 Cuando estuve en China miré Europa de lejos y me di cuenta de que este continente se tenía que unir, su porvenir era nulo siendo tan fragmentada.
Por eso soy ahora un europeo tan convencido”.
¿Y por qué entre todas las artes que ha considerado suyas el teatro le ha producido ese entusiasmo? A los 14 años quería ser bailarín, “pero bailaba mal”; luego fue contable de un general y lo hizo “bien”. Era un hijo de la guerra; la Cruz Roja le ayudó a dejar Vichy, y en París quiso ser actor. “Tomé clases, pero no tenía talento, al menos no tenía el talento que se requería entonces.
 Yo tengo mucha memoria, retengo lo que me dicen, pero mi memoria no es repetitiva.
 Recuerdo de manera creativa. De modo que no servía para aquel modelo de teatro. ¡Ahora, creando a partir de un guion hubiera sido un actor!”
Era, pues, “un actor demasiado moderno
. El director me decía cómo agarrar el vaso, cómo poner la cara, y pedía que lo repitiera. ¡Como si yo fuera una foto! ¡Ahora me aceptarían!”
 En 1971, gracias a los beneficios que le dejaba la moda, se tomó la revancha. No se hizo actor pero creó en París el espacio Pierre Cardin, donde programa teatro, danza y música. “Para ninguna de esas piezas pedí una subvención”.
 Apabullan los nombres propios que juntó bajo su manto, sobre esos escenarios: él mismo subraya los nombres de Josep Maria Flotats, Marlene Dietrich, Marcel Marceau, Gerard Depardieu, Isabelle Adjani, Regine, Juliette Greco..
. Pero pone en un renglón especial a Bob Wilson, a quien catapultó en el mundo. Su espacio es el teatro pero abarca el universo.
“Y el mundo me ha hecho libre, mirar a todas partes desde la energía del teatro... He perdido dinero, pero he sobrevivido gracias a Pierre Cardin. ¡Pierre Cardin es mi banca y es mi marca!”.
He conocido a la gente más brillante e inteligente del siglo XX.
Pero, para hacer todo esto, para poner en escena a Lewis Carroll, a Gerard de Nerval, a Ionesco, a Cocteau, a Marguerite Duras o a Sam Shepard hace falta voluntad y energía...
 “Esa me viene”, dice Pierre Cardin, “porque tenía las fuerzas y los medios para hacerlo; quizá no tenía talento, pero sí los medios, y nunca necesité el apoyo de la política. Jamás pedí un céntimo”
. Su amigo Cocteau decía que había que cultivar la diferencia, en la literatura y en la vida, “y eso he hecho yo, cultivar la diferencia”.
La diferencia, y la salud. ¿Cómo se encuentra ahora? Ahí se relaja, mira atrás, hace recuento: “En este momento me encuentro muy bien.
 He conocido a la gente más brillante e inteligente del siglo XX
. Conocí a Visconti, a Montherlant, a Cocteau, los vi como seres humanos y los vi como artistas...
 Y me ayudaron a vivir la vida, contemplándola desde todos los puntos de vista. He sido embajador, académico, he tenido premios. Tengo energía.
 Viene de que soy italiano, de que mis padres lo perdieron todo, de que había que reconquistar la vida.
 De esa fuerza viene todo, de la conciencia de que el trabajo es más honorable que la guerra”.
“Voilá!”, exclama, y se va a hablar de teatro, una de sus fuentes de energía.

 

La delgada línea entre regalo y soborno

La respuesta a la corrupción es aprobar decenas de códigos éticos sin mecanismos de control

Los textos evitan señalar un precio a partir del cual no debe aceptarse un obsequio.

La corrupción va más allá del típico intercambio de maletines. / James Lauritz (Getty Images)

Si un denominador común tiene la corrupción que ha invadido España en la última década es el uso y abuso del regalo, el hábito del agasajo sin complejos al alto cargo, al responsable de tomar aquellas decisiones que pueden hacer prosperar un negocio.
 Y también la costumbre del donativo. ¿Cuántas veces se ha superado la línea donde lo que se entiende por cortesía debe llamarse, simple y llanamente, soborno?
España ha sido un escenario de políticos acompañados de sobres con billetes de 500 euros, de cuentas en países lejanos, de relojes de alta gama, de joyería fina, bolsos de primeras marcas, viajes a paraísos terrenales con los gastos pagados y cumpleaños para niños todo incluido.
 También ha dejado para la posteridad el patrón de traje-para-presidente-por-cuenta-ajena.
La consecuencia de esta feria del regalo ha sido un descrédito de la política y de los políticos hasta el punto de que los ciudadanos españoles consideran la corrupción como uno de los tres principales problemas del país
. La respuesta a este conflicto no ha sido muy contundente: ante la sospecha generalizada, se aprueba un código ético
. Ahora bien, ¿existe una regulación que impida que ciertos hechos se produzcan o estamos ante una forma de maquillaje? ¿Están nuestros altos cargos preparados para no aceptar ningún tipo de regalo? Los expertos tienen serias dudas al respecto.
En España,
los sobornos a extranjeros eran deducibles
La réplica a tanto sumario judicial ha sido la elaboración por parte de los dirigentes políticos de códigos éticos, que se han consensuado, aprobado, firmado y aplicado por decenas en el último lustro.
 Puede afirmarse que casi no hay comunidad autónoma sin código ético (Galicia hace escasas semanas ha puesto en marcha un segundo código), puede asegurarse que no hay partido político sin normas de conducta
. Con gran aparato, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) elaboró un Código del Buen Gobierno Local en 2009 para su aplicación por todos los ayuntamientos de España.
 Entre sus objetivos estaba “servir de instrumento que permita crear confianza entre los políticos y los ciudadanos”, recogía principios de transparencia y ética pública, junto a medidas para mejorar la gestión y calidad de la democracia local, aludía su redactado al fomento de la transparencia y la democracia participativa, al respeto de la voluntad de la ciudadanía
. Todo un compendio de grandes palabras y buenos propósitos.
Pero el texto avanzaba que se formarían comisiones de control.
 Los ayuntamientos deberían ratificar este documento y hacerlo suyo, informarían de su existencia y contenido a la ciudadanía y velarían por su cumplimiento.
 Cinco años después de tanta buena intención, la FEMP desconoce cuántos ayuntamientos españoles han ratificado este texto.
 “Inicialmente, tenemos conocimiento de que lo aprobaron medio centenar, pero realmente no hemos llevado la cuenta”, reconoció un portavoz.
Otro detalle. El texto preveía la creación de un Observatorio de Evaluación de Calidad Democrática que fiscalizaría la aplicación del Código
. No hay constancia de que se haya creado dicho observatorio. Conclusión: no hay datos de cuántos consistorios lo han aprobado y mucho menos de cómo lo están aplicando.
“Aquí lo que existe es un lampedusismo [cambiarlo todo para que nada cambie]. Damos la apariencia de que el problema está resuelto aprobando un código ético”, apunta Fernando Jiménez, profesor de la Universidad de Murcia y experto en lucha contra la corrupción.
“Ya tuvimos una época parecida después del caso Filesa y de los casos de corrupción del felipismo. Son operaciones de marketing.
 Es una oleada de regeneracionismo sin voluntad real de aplicar medidas contundentes.
 Se acaba de aprobar una ley de transparencia que para haber llegado tan tarde es un paso muy corto. No hay voluntad de cambio en los partidos políticos porque sus relaciones de apoyo son bases clientelares.
 Dentro de los partidos no se ha dejado maniobrar a la gente crítica.
 Tendría que haber un liderazgo social. Necesitan alguien que quiera inmolarse en el proceso”.
No hay control de cuántos municipios cumplen con sus regulaciones
La prueba evidente de que tanta normativa no está resultando eficaz es comprobar cómo España baja 10 puestos en el índice de Transparencia Internacional de 2013 y cómo la percepción de que somos un país corrupto no solo aumenta respecto de la política sino que ha llegado a la actividad privada.
“En España no ha habido una política anticorrupción y lo que nos falla son los mecanismos de control”, dice Manuel Villoria, catedrático y miembro del Consejo de Dirección de Transparencia Internacional.
“Todo el sistema está plagado de falta de valentía, de pactos interesados y de acuerdos”. Villoria recuerda la iniciativa que tuvo el ministro socialista Jordi Sevilla, titular de la cartera de Administraciones Públicas, cuando consiguió que se aprobara en un Consejo de Ministros de 2005 el Código del Buen Gobierno del Gobierno.
 Por aquel entonces, los casos de corrupción estaban empezando a salir a la superficie y se vendió aquella iniciativa como un acto ejemplar de regeneración.
 El código establecía que el ministerio haría un informe anual sobre su cumplimiento. Desde febrero de 2005 nunca se ha presentado un informe en ningún Consejo de Ministros, tanto de aquel Gobierno como del actual.
Todos y cada uno de estos códigos tratan de regular la conducta del político y el alto cargo. Y, entre las normas a seguir, aclaran cuál es el comportamiento que hay que tener hacia el regalo. Lo que sucede es que la regulación es breve y ambigua.
 ¿Qué dicen los códigos éticos a la española sobre los regalos? En líneas generales, repiten una misma frase: “No se aceptarán regalos que sobrepasen los usos y costumbres de la simple cortesía por parte de entidades y personas”. Así, uno tras otro.
¿Forma parte el jamón de pata negra de los usos y costumbres de la cortesía a la española? ¿Y la cesta de productos artesanos de primera calidad? ¿Dónde se sobrepasa la cortesía? Mejor dicho, ¿cuánto cuesta sobrepasarla, cuál es el precio?, ¿por qué nadie aporta una cifra?
Otro ejemplo. El Ayuntamiento de Palma de Mallorca anunció, durante la legislatura bajo gobierno socialista, un borrador de código ético según el cual quedaban prohibidos todos los regalos que superaran un valor de 50 euros
. Por fin, un precio. Pues bien, meses después, cuando el borrador fue consensuado, llegaron los matices y salió volando del texto final el detalle de los 50 euros
. Todo se ha quedado en “usos y costumbres de la simple cortesía”. ¿Por qué esa resistencia a señalar una cifra?
Palma puso un límite de 50 euros, pero la cifra saltó en el texto final
“Aquí actuamos de cara a la galería”, sostiene Francisco Cardona, exfuncionario de la OCDE especializado en gobernanza pública y políticas anticorrupción. “No hay mecanismos de control, porque el control está politizado y no hay protección para el denunciante.
 La lucha anticorrupción se ha confiado al código penal. Si no hay condena, no hay delito. La mejor regulación es aquella en la que el regalo está prohibido. Porque el regalo o la invitación es un coladero.
 Cuando en la OCDE tratamos de regular ese asunto nos encontramos con que no había problemas en los países del norte, pero en el sur había otros estándares.
 Dicen que es una cuestión religiosa, que los luteranos son más estrictos en este terreno
. Logramos que 40 países se adhirieran a un Convenio para evitar el soborno a funcionarios extranjeros elaborado en 1997 por Estados Unidos, porque allí el soborno es delito federal
. En España nos encontrábamos con que los sobornos a funcionarios extranjeros eran deducibles del impuesto de sociedades”. La OCDE no ha llegado a sancionar a España, pero sí ha dejado ver en sus informes que no se investiga el comportamiento ético de nuestras empresas en el exterior.
La última aportación a la bibliografía sobre códigos éticos procede de Galicia
. A pesar de que la Xunta ya contaba con un código desde los tiempos del bipartito (“no se aceptarán regalos que superen los usos habituales de cortesía”, decía el texto), la oleada de casos que afectan a municipios de toda condición, ha decidido al presidente Feijoo a buscar una segunda redacción:
 “Los altos cargos y empleados públicos no podrán aceptar, recibir o solicitar ningún regalo, dádiva, beneficio o favor para sí mismo y para su círculo familiar inmediato por parte de personas físicas o jurídicas”. Y para que no haya duda “se restringe lo que puede ser entendido como cortesía institucional”.
 Y le pone un precio: siempre que no rebase el importe máximo de 90 euros.
Así que el detalle de los 90 euros gallegos se convierte en todo un referente cuando la bibliografía sobre la materia en suficientemente extensa en Europa.
 Así, la OCDE redactó una especie de manual sobre regalos para altos cargos donde, entre otros conceptos señala el de “valor de mercado” de un regalo en el momento de ser recibido
. También menciona la figura del “regalo que debe ser reportado”.
 La Cámara Internacional de Comercio (ICC) ha hecho una revisión de las normas a seguir en esta materia: el documento tiene 4 folios y llega a determinar que “las invitaciones de bajo coste como bebidas no alcohólicas” pueden ser aceptadas.
 Y, si no fuera suficiente, la Comisión Europea elaboró en 2012 una guía sobre “regalos e invitaciones” para los altos cargos.
 El documento tiene ocho folios y señala varias escalas de aceptación de regalos según valgan menos de 50 euros, entre 50 y 150 (que necesitan de un permiso) o sobrepasen los 150 euros (que están directamente prohibidos). ¿Por qué ningún código ético español se ha inspirado en estos documentos?
La creencia de que legislando se acaba con el problema ha llegado hasta el sector privado
. Algunas modificaciones incluidas en el Código Penal en 2010 introducían un nuevo concepto como es el “soborno entre particulares”, de tal manera que el cohecho ya no solo afectaba al funcionario público, si no que la ley entraba a discernir sobre lo que podía suceder en la esfera de la empresa privada.
 A partir de ese momento, muchas empresas privadas han introducido códigos de conducta, establecido normas de prevención e incluso desarrollado planes de formación para sus ejecutivos y empleados.
“En un palco de fútbol hay que preguntarse quién te ponen al lado”
La iniciativa motivó muchas críticas en el mundo de la empresa.
 “No se percibe la necesidad de la criminalización de estas conductas en el sector privado, por cuanto la lesividad que ocasionan no alcanza relevancia suficiente para su sanción en el ámbito penal”, decía una nota del despacho Garrigues.
“Parece que hubiera sido más adecuado sancionar las conductas de corrupción privada en el ámbito de la regulación de la competencia, y dejar su sanción penal para los casos realmente graves de distorsión de la concurrencia”
. No obstante, las empresas privadas también se abrazaron al código de conducta. ¿Eficacia? Está por ver, aunque en el sector privado está mucho mejor regulada la protección al denunciante.
Usos y costumbres. Normas de cortesía y hospitalidad
. En la interpretación de estas palabras descansa la línea entre lo que es un obsequio y lo que puede ser un regalo comprometedor. Varios años después y varios centenares de imputados más tarde, no parecen firmemente sentadas las bases de una verdadera política anticorrupción ni de un cambio de cultura, según los expertos.
Ejemplo de que muchos detalles no han cambiado siguen vigentes. ¿Entra dentro de las normas de cortesía aceptar una invitación al palco de un club de fútbol en un partido de la Champions League? La entrada más cara para uno de esos encuentros suele superar con creces los 100 euros. La pregunta la responde Manuel Villoria:
“El palco de un estadio de fútbol es el espacio ideal del lobbismo. Aquí la pregunta que hay que hacerse es otra: ‘¿A quién te han puesto al lado en el palco?’. Así que ya no solo hay que mirar el valor de la localidad sino la identidad y los intereses que representa quien está sentado a tu derecha”.