Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

17 abr 2014

Knausgård: vivir para confesarlo

La última revelación de las letras europeas es un escritor noruego, autor de ‘Mi lucha’, ciclo de 3.600 páginas que le ha valido comparaciones con Proust o Sebald

El autor afirma que el éxito le produjo “un problema de identidad”.

El autor noruego Karl Ove Knausgård. / leemage

Durante tres años seguidos, Karl Ove Knausgård escribió veinte páginas diarias sobre su propia existencia.
 El escritor noruego pretendía superar así una larga crisis creativa, pero también la trágica desaparición de su padre, fallecido tras ingerir cantidades industriales de alcohol junto a una abuela senil e igualmente ebria, pocos meses antes de que el autor cumpliera 40 años. Knausgård siguió escribiendo hasta concluir una saga de seis volúmenes autobiográficos, escritos con lucidez existencial y honestidad sanguinaria, a la que la que confirió el polémico título de Mi lucha, que reconoce haber escogido como pura provocación.
Su aventura terminó en 2011, cuando ya se había convertido en un fenómeno de masas en Escandinavia
. Desde entonces, también lo es en el mercado anglosajón, donde se le ha comparado con Proust y W.G. Sebald, además de ser adulado por autores como Jonathan Lethem, Zadie Smith y Jeffrey Eugenides –“ha roto la barrera de sonido de la novela autobiográfica”, sentenció este último–, beneficiado por el respaldo del todopoderoso agente Andrew Wylie, responsable del boom internacional de Roberto Bolaño
. Tras un primer volumen centrado en su progenitor, La muerte del padre, Anagrama publica ahora el segundo tomo de la saga, Un hombre enamorado, que versa sobre las frustraciones de su vida diaria como padre de familia, relatadas con todo lujo de detalles.
“Yo quería dejar a Linda, porque siempre se estaba quejando, siempre quería algo distinto, y nunca hacía nada para conseguirlo.
 Se limitaba a quejarse, quejarse y quejarse”, sostiene sobre su mujer nada más empezar.
Pasan unos minutos de los dos de la tarde. Knausgård, hombre de rostro torturado y mirada cristalina, aguarda en el andén de la estación de Ystad, pequeña ciudad en la costa sur de Suecia a la que se mudó junto a su familia hace tres años, huyendo del mundanal ruido de Estocolmo.
Una vieja camioneta llena de objetos desordenados –libros de Per Petterson, una temporada de la serie Mad Men y hasta una muñeca Violeta, la heroína argentina de la factoría Disney– nos conducirá hacia su hogar, una casa de campo tradicional dotada de un espacio de trabajo independiente que huele a tabaco y cafeína, presidido por una batería que dice tocar de vez en cuando.
 La entrevista tendrá lugar en el sofá naranja de su biblioteca, donde conviven Stig Dagerman, Virginia Woolf y los ensayos de Montaigne. “Me estudio más que ningún otro asunto. Yo soy mi física y mi metafísica”, dejó dicho el pensador francés.
 Damos por sentado que, siendo autor de 3.600 páginas sobre su propia vida, lo comparte sin matices.
Su proyecto ha causado un sufrimiento atroz a su alrededor
Llevaba tiempo trabajando en el libro, pero no encontraba la forma adecuada de tirar adelante.
 Un día me puse a escribir de manera embarazosamente confesional, contando cosas íntimas de las que nunca había hablado antes”, empieza relatando.
 Cuando se lo enseñó a su editor, le dijo que le parecía digno de “un maníaco”
. Ese día entendió que lo había encontrado. “Había en el texto una energía infrecuente. Abordaba una intimidad de la que se supone que no debe hablar una novela”, explica.
El éxito del proyecto reside, precisamente, en la transgresión de ese tabú.
 Al recorrer sus páginas, uno tiene la sensación de allanar su morada y adentrarse sin permiso en su privacidad.
 De hacerse con un diario personal escondido en un cajón y leerlo con avidez, para terminar descubriendo secretos extrañamente familiares
. Retraído pero nada hermético, Knausgård asiente. Existe placer en el hecho de leer sobre vidas ajenas, pero también en el de contar la tuya. Narrar tu propia existencia resulta casi lujurioso. Y, como toda lujuria, viene acompañada de culpa y de vergüenza.
 Por lo menos, eso es lo que he sentido yo”, asegura.
Pregunta. Su proyecto ha causado un sufrimiento atroz a su alrededor. Su madre le intentó disuadir para que no lo publicara, su ex mujer le ha condenado públicamente, la familia de su padre no le habla y su actual esposa terminó deprimida. ¿Cómo consiguió tirar adelante?
Me planteé no publicarlo, pero necesitaba el aplauso ajeno”
­Respuesta. Me repetía que el libro era más importante que mi vida.
 En aquel momento, lo creía de verdad.
 Cuando uno crea algo así, debe quererlo con todas sus fuerzas. Si no, el proyecto no resulta valioso. Eso no quita que fuera difícil e incluso descorazonador.
 Yo siempre me había visto como una buena persona. Y este libro no era el acto de una buena persona.
 Pero, por una vez en mi vida, me dije que tenía que ser honesto.
P. Entonces, ¿cree que ha valido la pena?
­R. Sí. Estoy feliz de que estos seis libros existan.
 Lamento haber hecho daño a los demás, pero no puedo decir que lo sienta. Dicho esto, dudé mucho. Cuando mandé el manuscrito a mi entorno y todos reaccionaron tan mal, me planteé no publicarlo.
 Ya lo había escrito, ¿para qué necesitaba que lo leyeran los demás? Entonces me di cuenta de que necesitaba el aplauso ajeno.
Solo lo siento por mis hijos. El precio que pague yo no me importa, pero el que puedan pagar ellos, sí.
Se calcula que uno de cada cinco noruegos ha leído alguno de sus libros.
 Algunas empresas tuvieron que prohibir sus novelas para evitar que los trabajadores se desconcentraran en horario laboral.
 Lejos de alegrarle, el éxito le perturbó.
 “Yo procedía del mundo académico y me consideraba un tipo serio que hablaba de cosas importantes. No me veía como un autor de best sellers”, reconoce. “¿Cómo era posible que me sucediera esto? ¿En qué había fallado?
El éxito me provocó un problema de identidad.
Afectó a la imagen que tenía de mí mismo”. Es cierto que sus novelas anteriores tenían un perfil más erudito
. Su segundo libro, Un tiempo para todo, versaba sobre la conexión entre lo humano y lo divino, además de reinterpretar pasajes de la Biblia.
 En cambio, Un hombre enamorado habla de calentar biberones y preparar papillas, de sortear desdichas domésticas y ganar batallas conyugales a riesgo de perder la guerra.
Anagrama edita en castellano el segundo tomo, ‘Un hombre enamorado’
P. ¿Cómo pasa uno de las sagradas escrituras a los pañales de sus hijos en menos de media década?
R. Nunca me lo planteé racionalmente – responde, soltando su primera y última carcajada. – Sentía una gran frustración, provocada por mi vida familiar.
 Me decía que mi vida no tenía sentido y soñaba con marcharme
. Hoy me sigo sintiendo así, pero menos. Este libro resolvió algo en mi interior. Antes veía a mi familia como el enemigo
. Ahora los veo como aliados. La recepción del libro fue tan extrema que agradecí que estuvieran a mi alrededor para protegerme.
P. ¿Ahora ya no cree que sería mejor escritor si no tuviera familia?
R. No, porque estaría totalmente aislado. Tener mujer e hijos me obliga a la interacción social, a enfrentarme al otro.
 Y de esa confrontación surge algo indudablemente bueno. Cuando era joven me marchaba largas temporadas a islas semidesiertas, porque creía que así era como uno debía escribir.
 Con el tiempo he entendido que hay que aprovechar lo que tienes delante. Sin ese conflicto familiar, mi libro no existiría.
Para seguir me repetía que el libro era más importante que mi vida”
P. ¿En algún momento lamentó haber escogido un título tan connotado y polémico como Mi lucha?
R. No. Siempre me ha parecido un buen título.
 Al final del sexto libro hablo sobre Hitler, aunque no fue premeditado.
 Me interesa la diferencia entre individuo y masa.
P. En el primer volumen, define esa lucha como un enfrentamiento “contra una fuerza superior”, pese a no ser religioso.
 ¿En qué consiste entonces esa fuerza?
R. Me resulta imposible responder con precisión.
 Existe un gran anhelo en el libro por vivir en el momento presente.
Es algo que solo me sucede con la lectura, la escritura y el arte
. Es un sentimiento parecido al que debía de ofrecer la religión: una conexión con el mundo, un esplendor de la existencia.
 Mis hijos no estudian la Biblia en el colegio y lo siento por ellos. Se está perdiendo un lenguaje, una mitología, una manera de experimentar el mundo. ¿Dónde ha quedado el éxtasis? ¿Ha adoptado otra forma o ya no lo necesitamos?
P. Dígamelo usted.
R. Diría que la cultura del entretenimiento ha sustituido a la religión en solo un par de generaciones. Mis hijos crecerán en un mundo muy distinto al de mis padres
. Me da pena, pero tampoco me opongo a ello. ¿Qué puedo hacer si a mi hija le gusta Violeta? Cada generación tiene las llaves de su tiempo.
P. Suecia, Noruega y Dinamarca encabezan la lista de naciones con mayores índices de felicidad, según datos recientes de la Universidad de Columbia. ¿Intensifica eso su desapego?
R. Tal vez tenga envidia de esa gente, porque yo nunca he sido feliz.
 Ya sabe que existe una larga tradición de intelectuales escandinavos depresivos, de Ingmar Bergman a Lars Von Trier [sonríe].
 Ser escandinavo significa formar parte de una sociedad que, desde que eres niño, te repite que no eres más importante que tu vecino.
 En la fotografía más conocida del Rey de Noruega, aparece en un tranvía vestido de calle y enseñando su billete.
 Ese proyecto social igualitario me parece bueno.
El problema es que implica un consenso excesivo
. En Escandinavia, todo el mundo piensa lo mismo. Y, cuando te atreves a decir cosas opuestas al consenso, eres considerado un ser malvado.
P. Pues en el libro dice unas cuantas. Por ejemplo, pone matices a la igualdad entre géneros y dice sentirse “emasculado” como hombre.
R. Eso responde a una gran inseguridad respecto a mi propia masculinidad. Un hombre de verdad no tendría problemas en criar a sus hijos.
 Ahora he cambiado un poco.
 He encontrado una manera de ser padre sin sentirme amenazado, tal vez porque vivo en el campo, donde los roles de género son más tradicionales que en la ciudad.
 Cuando vivía en Estocolmo presencié una conversación entre dos hombres que discutían sobre si era mejor llevar al niño de cara o de espaldas en la mochila porta-bebé. Me produjo un intenso sentimiento de claustrofobia.
 Odio que seamos cada vez más parecidos. Es mi definición del infierno.
P. ¿Qué escribe uno después de un proyecto como este?
R. De momento, muy poco.
 Tengo que superar lo que me ha pasado para ser capaz de seguir adelante.
 Necesito escapar a lo que soy y sentirme libre.
 Me he puesto a leer sobre física, disciplina de la que no sé nada, para ver si logro reinventarme
. De momento no ha dado resultado.
El año pasado intenté empezar una novela
. Escribí cuarenta páginas abominables.
 Sé que es posible que no vuelva a escribir nada que merezca la pena publicar.

 

16 abr 2014

Francia congela las jubilaciones, los sueldos de funcionarios y las prestaciones

El Ejecutivo presenta los detalles de su plan para ahorrar 50.000 millones en tres años

Anuncia recortes en sanidad y se reducirán los efectivos de la mayoría de ministerios

“No podemos vivir por encima de nuestras posibilidades", advierte Manuel Valls.

 

Valls, tercero por la izquierda, junto a los miembros de su gabinete tras el consejo de ministros. / PHILIPPE WOJAZER (REUTERS)

Presionado por Bruselas y por Berlín para cumplir con los plazos de reducción del déficit, el flamante primer ministro francés, Manuel Valls, ha salido este miércoles a la palestra para avanzar algunos detalles del plan de ahorro de 50.000 millones de euros en tres años anunciado por el presidente François Hollande.
 El Gobierno, que validará el reajuste la semana que viene en Consejo de Ministros, congelará las pensiones y las prestaciones sociales y no revalorizará el sueldo de los funcionarios, sin cambios desde 2010.
 En total, el Estado asumirá 18.000 millones del ahorro, las colectividades locales 11.000 millones, la sanidad 10.000 millones y la gestión del sistema social otros 11.000 millones de euros.
“Le debemos la verdad a los franceses, no es Europa la que nos impone sus elecciones, pero nuestro gasto público supone el 57% de la producción de riqueza”, aseguró el primer ministro, que, algo inédito en la historia de la V República, se sustituyó al portavoz del Gobierno en la habitual conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros.
 “No podemos vivir por encima de nuestras posibilidades y debemos romper esa lógica de la deuda que nos tiene atados de manos”, continuó y reafirmó el compromiso del Gobierno en cumplir con las reducciones del déficit y de la deuda en nombre de una mayor “soberanía”.
El país cerró 2013 con un desfase entre ingresos y gastos equivalentes al 4,3% del PIB, dos décimas por encima de lo previsto.
Para ello detalló el plan de ahorro de 50.000 millones de euros “repartido entre todos”, al cual ya se refirió la semana pasada en su discurso de presentación de política general.
 Una de las principales novedades consiste en el anuncio de la congelación de las pensiones y prestaciones sociales.
“En este contexto excepcional, no se revalorizarán hasta octubre de 2015”, indicó. La medida se aplicará al régimen de pensiones básico, a excepción de la más modestas, y podría ampliarse a las complementarias
. Sumada a la congelación del resto de las prestaciones, de las que quedan excluidas las mínimas como la ayuda a las personas sin recursos, supondrá un ahorro de entre 2.000 y 4.000 millones de euros.
 Estas se superponen a las reformas ya decididas, como el retraso de la edad de jubilación.

El Estado asumirá su parte en el recorte, del orden de 18.000 millones de euros (mil millones de menos que el anunciado la semana pasada)
. A los funcionarios les mantiene la congelación del índice a partir del cual se calcula su remuneración, una medida en rigor desde 2010.
Junto a ello y además de una reducción de los gastos inmobiliarios, reducirá los efectivos de los ministerios, salvo en educación, seguridad y justicia
. Las agencias públicas estatales, a excepción de las oficinas de desempleo y la universidades, deberán reducir igualmente sus gastos de funcionamiento.
 El Ejecutivo mantiene, sin embargo, su compromiso en creación de empleos en la educación nacional.
La administraciones locales por su parte deberán ahorrar unos 11.000 millones de euros en estos tres años.
 Otros 10.000 millones procederán del ámbito sanitario, que no debería afectar al nivel de asistencia de la seguridad social
. Sin entrar en mucho detalle, Valls evocó el seguimiento de medidas ya en marcha, como potenciar los medicamentos genéricos y un mayor eficiencia del sistema, como la promoción de la cirugía ambulatoria, que permite el alta hospitalaria el mismo día de le operación.

Cambios en impuestos

En contrapunto, el Gobierno se compromete a adoptar en junio “una medida para los contribuyentes más modestos”, en un esfuerzo por reforzar el poder adquisitivo para “reactivar la economía y ser más justos”.
 Valls descartó también reducir el salario mínimo para los jóvenes y las personas en el paro, una propuesta del presidente de la patronal Pierre Gattaz de la víspera, que había puesto en pie de guerra a los sindicatos y provocado una minipolémica.
Este ahorro debería permitir financiar el gran Pacto de Responsabilidad y de Solidaridad anunciado por el presidente François Hollande, por el que el ejecutivo reducirá las cotizaciones que pagan las empresas para aumentar su competitividad y a cambio de que creen más empleo.
 Las medidas anunciadas este miércoles serán aprobadas la semana que viene en Consejo de Ministros y se debatirán en el parlamento a partir de la siguiente.

La pretérita intensidad.................................................... Jordi Costa

Asumida la condición de anacronismo de 'Tren de noche a Lisboa', sería excesivo no reconocer una cierta habilidad de Bille August para no perder el hilo narrativo.

Jeremy Irons en 'Tren de noche a Lisboa', de Bille August.

El azar cruza puntualmente los pasos de un otoñal profesor de instituto de camino al trabajo y de una enigmática muchacha al filo del abismo (y del suicidio) en esta adaptación de la novela homónima de Pascal Mercier que El Aleph publicó en castellano en traducción de José Aníbal Campos.
 El danés Bille August lleva el libro a imágenes con un academicismo bastante desganado, que ha espoleado entre la crítica internacional severos juicios que coinciden en sancionarla como fósil fuera del tiempo.
 No obstante, asumida su condición de anacronismo expresivo, sería excesivo no reconocer en las claves clásicas del cineasta una cierta habilidad para no perder el hilo de la trama entre sus diferentes niveles narrativos.
Un impulsivo viaje a Lisboa que quizá resulte más convincente sobre el papel que en la pantalla convierte al profesor Raimund Gregorius (Jeremy Irons) en interlocutor póstumo de la voz de un hombre muerto: el intelectual pessoano Amadeu Prado (Jack Huston), que, enfrentándose a sus orígenes familiares, fue figura clave en la trastienda de la revolución de los claveles.
Planteada como una investigación sonámbula desarrollada por un sujeto desubicado, Tren de noche a Lisboa termina desvelando la tragedia de un triángulo amoroso en una encrucijada histórica que parece el reverso desencantado del que en su día inmortalizaría Casablanca (1942)
. La estrategia narrativa afirma como tema de fondo el contraste entre la intensidad de un heroísmo marcado por la fatalidad y la muerte en vida de los tiempos anti (o post)-heroicos. Todo es viejo, discursivo y sumiso al original literario, pero no necesariamente inepto.

TREN DE NOCHE A LISBOA

Dirección: Bille August.
Intérpretes: Jeremy Irons, Jack Huston, Mélanie Laurent, Christopher Lee, Lena Olin, Tom Courtenay, Bruno Ganz, August Diehl, Charlotte Rampling.
Género: drama. Alemania-Suiza-Portugal, 2013.
Duración: 111 minutos.

 

Paul Newman que estás en los cielos..........................................Josep Giralt

Una de las peores cosas que podrían ocurrirte en esta vida es que estés muriéndote y lo último que veas sea el programa Mujeres, hombres y viceversa, de Tele 5.
 Un espacio que infravalora y trivializa el diálogo, la comprensión, la empatía y la inteligencia de las personas, signo de cómo se perpetua la decadencia más absoluta,  basada principalmente en las audiencias.
Mi prima Lola estuvo ingresada durante unos meses con una afección pulmonar crónica.
 Compartía la habitación con otra paciente. Cuando íbamos a visitarla, teníamos que pedir que bajasen el volumen para poder hablar con ella
.  Lola nos miraba entre incrédula y estupefacta. Por suerte, nunca supo que aquellos alaridos catódicos eran los últimos que iba a escuchar en su vida, ni mucho menos pudo imaginarse que pretendiendo hacerle un bien, su doctor la cambiaría de habitación para colocarla junto a su marido, también enfermo en la misma planta.
 Siempre he creído que aquella decisión fue su tiro de gracia. Al cabo de una semana (llevaban 25 años juntos) entró en coma.
  Paul-Newman-Style
Cuando regresaba del hospital no podía dejar de pensar que aquella situación de incomunicación en la que vivieron los últimos años, fue debido -entre otros factores- a que las cosas han cambiado algo. El sistema patriarcal  ha encontrado cada vez más resistencia y ha hecho que los privilegios para muchos hombres  se desmoronen.
 No ha habido mutación o metamorfosis de la especie humana, sino evolución
. Ante todo, cambio de valores, fruto de una lucha consciente de miles de mujeres por sus derechos.  Durante los últimos años Lola alzó su voz, no se sintió una mujer suficientemente querida y valorada y esa insumisión hizo el camino de su matrimonio -ya de por si complicado- menos creativo y feliz.
Llevaba la insatisfacción y tristeza silente como una traje del que solo se desprendía cuando estaba junto a sus amigas. 
 En su interior refulgía lo que la conocida psicóloga feminista Betty Friedan denominó "el malestar que no tiene nombre". 
 Ese hombre y esa mujer enclaustrados en su matrimonio terminaron por asfixiarse como peces fuera del agua. 
 Los pretextos que se dieron para continuar juntos no hicieron  otra cosa que hacerles reventar de soledad. La invulnerabilidad no existe para nadie. Caer era solo cuestión de tiempo. 
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A todos nos ha ocurrido que existen situaciones que nos sobrepasan. 
Y cuando se trata de cuestiones que nos atañen particularmente, todavía nos produce más desconcierto y tristeza.
 Dejar a mi prima en aquella lamentable situación y junto a un hombre que no supo amarla, me generó una serie de reflexiones que me llevaron -por una coincidencia del destino- ante una de las mayores obras llevadas al cine sobre el intrincado mundo del matrimonio.
La película “El Gato” me produjo la misma sensación que una ducha fría en pleno invierno
. Su visión fue como una punzante inmersión a la realidad
. Drama psicológico realizado por Pierre Granier-Deferre (París, 1927-2007) adapta con algunas variaciones la novela “Le chat” (1967) de Georges Simenon.
 La acción dramática transcurre en París a lo largo del invierno de 1971.  La película es un demoledor retrato de lo que puede llegar a ser la vida matrimonial. 
 Es junto a “¿Quién teme a Virginia Woolf?” de Mike Nichols, la historia más devastadora sobre el amor destruido y declive de la pareja que se ha escrito nunca.
Se trata de una historia en la que importan más las actitudes y miradas que los diálogos
. Es un drama sobre la hostilidad que siente un matrimonio incapaz  de entenderse. 
El marido solo muestra ternura con el gato que da nombre al film
. Entre los dos protagonistas no existe ninguna conversación hasta los quince minutos de metraje, lo que ilustra magníficamente el irrespirable ambiente conyugal de una pareja que no comparte nada más que el techo.
 Duermen en diferentes camas, comen a distintas horas, viven juntos, pero recluidos el uno del otro. A ello se añade la pérdida de facultades que comporta el envejecimiento, la enfermedad y su progresivo aislamiento. 
  Le Chat
Nunca hay felicidad sencilla entre un hombre y una mujer. Y posiblemente tampoco con uno mismo. ¿Cómo hemos concebido y construido el amor entre las personas? Bajo un aura de romanticismo que ha afianzado el rol de las mujeres como cuidadoras, sumisas, silentes, siempre agradables para los demás en todos los sentidos
. Y el rol de los hombres como controladores, proveedores, poseedores del cuerpo femenino, esperando madres cuidadoras y siempre dispuestas a satisfacerles.
 Sin la concepción del amor como libertad y equilibrio emocional, desde el reconocimiento en igualdad en conexión vital mutua, solo queda el hastío.
En una de las muchas conversaciones que mantuvímos me comentó que en los primeros años de su matrimonio le habían llegado a templar las piernas al escuchar el sonido de las llaves de su marido entrando en casa:
  “Hubo un tiempo en que para nosotros era imposible no tener sexo cada día. Ahora hace más de una década que no nos tocamos. No hay apenas afecto  
No hay nada que pueda ocurrir a los demás que no pueda pasarnos al resto. Tal y como señaló Terencio: “Nada de lo que es humano me es ajeno.” Nadie es tan especial o inteligente como para tener recetas mágicas contra el desamor y el paso del tiempo
. Nuestra principal aspiración es que nos quieran. Sin embargo solo la verdadera comprensión puede hacerlo posible. La realidad que se desarrolla ante nuestros ojos depende de que podamos verla y a menudo resulta muy difícil. En definitiva, se trata de dotar al corazón humano de refugio y sustento.
Estar cerca de ella y ver como su desdichada historia vital la consumía me enseñó que hay cosas que no pueden esperar.
 Conviene apresurarse, correr y marchar cuando sientes que no estás vivo. La vida pasa demasiado deprisa como para tenerle miedo.
 Por suerte, ahora nos encontramos ante un momento en el que parece que ha desparecido todo un ropaje sentimental al que estábamos vinculados
. Existen menos fingimientos, menos mentiras, menos camuflajes del deseo bruto.
 Mi prima creció y se educó en la España católica y franquista.
 Según me reconoció ella misma: “Si no me hubiesen puesto a trabajar con 12 años y no me hubiese sentido tan insegura, posiblemente no me habría casado nunca. Me he pasado la vida llena de miedos. Siempre me he sentido mal en mi propia piel.” 
   Día de la mujer
El orden social estimula que las personas vivan en pareja de forma matrimonial.
 No hay forma más eficaz de control y sometimiento. 
Pero vivir el amor en la institución matrimonial es una tarea difícil y que de salir mal conduce a una insatisfacción permanente. 
 No se puede vivir bajo el mismo techo con reproches constantes y sin ternura.  No hay ser humano que lo resista.  
Al igual que Jean Gabin en la película, mi prima tenía un gato con el que soñaba en el hospital. Cuando ya estaba muy medicada y apenas quedaba sombra de lo que fue, nos explicaba que el gato había ido a verla:  
“Esta mañana ha estado conmigo en mi regazo, Le he estado acariciando durante horas.” Todos sabíamos que aquello no podía ser cierto, pero no nos quedaban fuerzas para decir nada. ¿Cómo es posible que después de 25 años de convivencia quien se apareciese en alucinaciones fuese el gato?  
Gato-antena-luna
Nunca se sabe nada de los demás, de lo que está fuera de nuestra vista. 
Y menos del pasado. Si supiésemos sería tan simple. Yo nunca hubiese creído que había existido pasión en aquella pareja.
 La hubo, pero llevaban años sin tocarse
. Cuando se rasca un poco, cuando se adentra uno por el terreno de la confidencia, se oyen cosas tan alejadas del cuadro feliz y halagüeño que nos venden que nos sorprenderíamos
. Mujeres y hombres avergonzados, mal amados, que pasan meses y a veces años sin la sombra de ternura o de una relación sexual.  Si lo mejor que tiene el amor es el comienzo, ¿Acaso, la única manera de salvarlo sería volver a empezar constantemente? 
Divorcio_post
Asistimos a un decaimiento del deseo, que no concierne únicamente al deseo sexual, sino a todos los deseos. Una especie de pérdida de apetito generalizada.
 Uno de los problemas más acuciantes que tenemos en estos tiempos de incertidumbre es que no creemos en nada. ¿Qué pinta uno creyendo en el amor?  Pero además, nos encontramos en un punto de inflexión del paradigma del amor.
 Desde un cuestionamiento a esa forma de amor romántico que hizo que todo sea permisible en la pareja (la violencia, la sumisión, el engaño, la insatisfacción, el silencio) hacia una desvalorización absoluta al significado de la ternura del cuidado, de la pasión por la vida, de la expresión de las emociones en libertad. Y nos encontramos en la exaltación de lo pasajero, de ese supuesto "amor liquido”, que no tiene consistencia, porque se tiene miedo a arriesgar, porque no se quiere ver que el amor es  mucho más que ese primer comienzo.  
A nadie le gusta escuchar que la mayoría de las veces puede salir mal. Pero una pareja puede llegar a representar una fatalidad
. De salir bien, es un verdadero milagro. Françoise Giroud describe así la fórmula para la felicidad conyugal: “Es el movimiento mismo de la propia vida, lo que agota el deseo y hace nacer otro hacia otro objeto del amor
. Hay un amor que no está hecho de pasión sino de inclinación, de gustos y de interés comunes en el sentido más amplio, de ternura lúcida, de fidelidad incluso cuando algunas veces cueste, un amor que puede ir profundizándose no declinándose, y que no tiene nombre.
 Y sobre ese amor es sobre el que puede fundarse con éxito el matrimonio.”
VOLUNTARIADO
Ni siquiera uno mismo aprende. Nos pasamos la vida volviendo a empezar, persiguiendo un sueño construido por el orden social, cometiendo cien veces los mismos errores.
 Sin embargo, si queremos vivir plenamente, no debemos perder el contacto con una vida que cambia y evoluciona perpetuamente.
 Debemos aprender a no mantenernos dentro de los límites de la seguridad, sino en aventurarnos en la arriesgada senda de las nuevas experiencias. 
Tenemos que caminar junto aquellos y aquellas que nos hagan sumar. Es la única forma de construir y de disfrutar del placer de estar juntos. 
 Conseguir el respeto recíproco, los intereses comunes y una buena resistencia a la corrosión de la realidad, será solo cuestión de tiempo. Sumar es la clave.   
En definitiva, el sistema ha conseguido que se interiorice un  modelo de “amor romántico” que queda confinado dentro de los límites de la moral imperante. Lola paso la mayoría de sus años adultos deseando ser otra mujer y soñando con Paul Newman
. Murió sin conocer la ternura y las caricias de ningún otro hombre.