Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

22 ene 2014

Planes conspiratorios........................................................Boris Izaguirre


Mariano Rajoy con la directora del FMI, Christine Lagarde, en su sede de Washington. / EFE

Según este periódico, el paseíllo que tendría que recorrer la infanta Cristina el 8 de febrero, rondaría los 50 pasos. El ministro de Justicia, Ruiz Gallardón insiste en que nuestros ojos no están preparados para ver tal andadura, que es innecesario.
 Y Esperanza Aguirre, que siempre choca con él, esta vez le acompaña. Dice que le parece “estupendamente que entre por el garaje de la audiencia. Que somos iguales ante la ley pero no ante los medios de comunicación”
. O sea casi al revés de lo que suele ocurrir: no somos iguales ante la ley pero si más iguales ante los medios de comunicación.
Siempre se dijo en la buena sociedad, que para aparecer en los medios tenÍas que nacer, casarte o morirte. Todo lo demás, malas noticias.
 La infanta lleva saliendo cuidadamente en los medios desde que nació, su boda fue retransmitida en directo, ¿para entrar ahora por el garaje? ¿Como la esposa de Bárcenas? Los medios han sido su canal de comunicación y promoción. ¿Será que es ese paseo la única condena que habrá de pagar?.
El fiscal Horrach habla de planes conspiratorios. ¿Pero qué no lo es?
 Puede que tanto Gallardón como Horrach olviden que la infanta, aparte de ser hija del rey, es una consumada deportista y que los deportistas tienen un código de conducta, una trabajada valentía que los prepara para enfrentarse a cualquier circunstancia de la vida, asumir riesgos
. Y así ha sido. El caso que la imputa la ha despojado de simpatía popular, la ha hecho quedar de primera en la lista de esposas tontas cuando es licenciada en ciencias políticas, conoce mundo y sabe idiomas mejor que su propio marido
. ¡Este paseíllo es su particular momento histórico! Atrévase doña Cristina, incluso con unos pasitos de salsa. Está preparada.
Puede haber algo conspirativo en los chocolates con sello presidencial que Obama le regaló a Rajoy: ¿Son para endulzar la tasa de desempleo?
 Resulta decepcionante que Rajoy no haya extendido su visita a la capital federal para acudir al cumpleaños de Michelle Obama.
 Con lo aburrida que es Washington, perderse ese fiestón que Michelle ha bautizado como jornada de aperitivos, copas, baile y postre, es una pena.
 Por no querer distinguir una fiesta única de una normal, hemos desaprovechado la oportunidad de que Rajoy se curtiera un poco con la cultura americana y ofrecerles a los americanos una degustación de nuestro jamón entre los snacks que pondrá Michelle. Habría quedado ideal. Eso sí, ya en lonchas, porque la visión de la pata desnuda y el caballero rebanándola es todavía muy fuerte para los norteamericanos.
El viaje americano de Rajoy dejó además esa foto con Christine Lagarde, la directora del FMI, enseñando un bronceado que te deja lívido.
 Vale que Mariano, por gallego, es hombre pálido pero el bronceado de Lagarde dice por todos los poros: ¡Caribe! Está clarísimo que al ver la tostada, nuestro presidente se convenció aún más de que la crisis era cosa superada.
 Luego regresó directo al monasterio de Yuste, a entregar el premio Carlos V en compañía del Príncipe, que se ha afeitado
: ¿Otro motivo para ideas conspiratorias? ¿Puede ser que Letizia convenciera a su marido de que se quitara la barba porque estaba demasiado atractivo con ella?
Muchos creíamos que la imagen de la semana sería Cristina o Cristiano llorando, pero les ha arrebatado ese honor François Hollande entrando a ese impresionante salón barroco del Eliseo decidido a contener una conspiración contra su vida privada y política.
 Mientras nosotros estamos en el penúltimo capitulo del culebrón “Infanta”, en Francia hierve otro que pone al día la célebre novela Las Amistades peligrosas y que divierte a toda la prensa europea
. El presidente Hollande tiene cuatro amores: la República, su mayor debilidad. Segolene, la madre de sus hijos, que han nacido fuera del matrimonio, al parecer como el 56% de los bebés franceses. Valerie, la primera dama oficial pelirroja. Julie, la joven actriz que quiere ayudar al cine francés.
 Cada capítulo es más apasionante y más rea
l: Valerie Trierweiler se pasó con las pastillas al enterarse de la existencia de Julie y permanece ingresada. Hollande no pudo visitarla hasta el jueves por la noche.
 Los médicos lo desaconsejaban dada su debilidad emocional. Sin embargo, se supo que el presidente le había enviado flores y chocolates. ¡Ese punto dulce! La nota amarga la puso la revista Closer revelando ayer que fue el propio hijo mayor de Hollande, Thomas, el que le presentó a la que sería su amante ya en el 2011. ¡Voila!
Creíamos que ese tipo de cosas, hijos que presentan futuras amantes a sus padres, pasaban en la aristocracia. Se ve que en la República también. No hay lugar a dudas
: Francia es siempre la más moderna.
En España escribimos que la prensa francesa es acomodaticia y cortesana hacia sus líderes, olvidando que tuvo que ser una fractura de cadera durante una cacería de elefantes lo que hizo público el nombre de la princesa Corinna Zu Wittgenstein. Se rompieron una cadera y un corazón.
 Antes, Corinna solo era un comentario en cenas refinadas:
 “Calla, calla, lo último en Zarzuela es…” Como si hablar de ella fuera otro plan conspiratorio.
Ahora, como en cualquier novelón francés, sabemos que las mujeres también pueden conspirar con un tumultuoso paseíllo del corazón.

Sin sexo en la ciudad...............................................................Eugenia de la Torriente


Una creación valiente de J.W. Anderson.

Hay una frase que encapsula la extraordinaria exposición sobre Azzedine Alaïa del museo Galliera de París. “Con sus bandas elásticas”, escribe Michael Tourner, “estos vestidos han sabido responder a la fantasía contradictoria de las mujeres: ser abrazadas tan fuerte como sea posible mientras permanecen libres”.
 Es una forma de explicar la compleja fascinación que ejercen esos trajes ajustadísimos y también la clase de disquisición sobre las contradicciones del deseo de las que la moda masculina se mantiene estos días pudorosamente alejada.
El erotismo juega en la actualidad un papel más bien secundario en el vestuario masculino y, últimamente, también en el imaginario colectivo sobre la masculinidad.
El pop vive tiempos de féminas hipersexualizadas (hasta el exceso, si le preguntan a Rashida Jones) frente a varones infantilizados.
 Comparen, si no, a Miley Cyrus con Justin Bieber o a Rihanna con Harry Styles.
 Sin caer en extremos tan grotescos, pongan en el mismo escenario a Beyoncé con body-de-lentejuelas-simula-pezones y a su marido, Jay Z, con chándal de Givenchy.
Tal vez no haya mejor prueba de lo angosta que hoy es la pasarela como lugar para experimentar con la sexualidad masculina que el respingo que provocan imágenes como las que ilustran esta página. ¿Hombres con escote palabra de honor y pantalones cortos con volantes?
Para las mujeres, por descontado, se aceptan fantasías de esta índole; en el caso de los hombres, más allá de la ocasional falda, los ejercicios de cierta complejidad –digamos– sexual se reservan para las páginas de las revistas underground.
De ahí que la colección de J. W. Anderson para este invierno resulte relevante por su carácter provocador. El británico, de 29 años, revisa los códigos de lo masculino y lo femenino de una forma llamada a ser chocante.
 Pero es de agradecer que alguien se ponga del lado de Jean Paul Gaultier, que estos días carga en solitario con la responsabilidad de reflejar que la ambigüedad entre sexos no es un camino de una sola dirección, por el que solo transitan las mujeres y el fantasma de David Bowie.
Con permiso de Gaultier, si hay una firma que puede presumir de haber desafiado las nociones convencionales de la sexualidad masculina, esa es Versace.
 Este invierno, Donatella retoma la premisa de su hermano Gianni a partir de una cita de Norman Mailer: “La masculinidad no es algo que te venga dado, sino algo que te ganas”.
 Es poco probable que el autor de Los tipos duros no bailan estuviera de acuerdo con que su frase pudiera traducirse en tipos con shorts de encaje
. Pero la ironía de Donatella reside, precisamente, en parodiar los símbolos tradicionalmente asociados al poder del macho al emparejarlos con lencería.
Es cierto que el resultado escapa a los límites del buen gusto.
 Pero, ¿por qué debe la moda masculina estar tan constreñida por ellos? Diana Vreeland abogó por incluir una pizca de mal gusto y vulgaridad en nuestras decisiones estéticas para insuflarles vitalidad.
¿Cuál es el obstáculo para que el vestuario masculino no se permita hoy trasgresiones que parecían superadas hace dos (o tres) revoluciones sexuales?
 ¿Es un problema de miedo al ridículo? ¿O se trata de prejuicios?
 En todo caso, acatar el imperio de lo mojigato no parece propio del hombre de 2014.

Todos en la fiesta de Armani menos Cate Blanchett

El diseñador italiano reúne en París desde a Kirstin Scott Thomas a Claudia Cardinale pasando por Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo.

 El acento español lo marcaron Maribel Verdú y Miguel Ángel Silvestre.

Miguel Ángel Silvestre y Maribel Verdú, en la fiesta de Armani en París. / GETTY

Una sola noche en la que homenajear a París y a la Alta Costura y además presentar su colección Giorgio Armani Privé para primavera/verano 2014, su exposición Armani Eccentrico y ofrecer un banquete final para celebrarlo
. Solo el cuasi octogenario Giorgio Armani podía organizar todo esto en One Night Only, el evento que, tras pasar desde 2006 por Londres Tokio, Pekín, Roma y Nueva York celebró ayer su última edición en la segunda jornada de la Semana de la Alta Costura parisina.
 “París es el lugar donde nació la alta costura, por eso desde del principio quise presentar Giorgio Armani Privé aquí. La ciudad nunca deja de inspirarme.
 Después de haber llevado One Night Only por todo el mundo, me parecía natural, más bien obligatorio, dedicar uno a la Ville Lumière.”, adelantaba hace unos días el creador en la página web pensada especialmente para esta fecha y que retransmitió el evento en directo en vídeo y también vía redes sociales bajo el hashtag #OneNightOnlyParis.
 Allí, el responsable de la cobertura online, el realizador galo Loïc Prigent, fue desgranando en cortometrajes y fotografías el París de Giorgio Armani, desde su barrio predilecto, Saint-Germain, hasta el Puente de las Artes, la galería Jeu de Paume y, por supuesto, la Torre Eiffel.
Un aperitivo para llegar a la noche con las cosas claras: París quiere a Armani y el amor es correspondido.
Después de un cóctel de bienvenida, la calculada inercia Armani condujo a los visitantes hacia la larguísima pasarela del Palais de Tokyo
. Por ella desfilaron hasta 55 looks de la colección de Giorgio Armani Privé para la temporada cálida
. En esta ocasión, el italiano imaginó a una mujer nómada que gusta de viajar y fusionar su cultura con otras más lejanas. Oriente versus Occidente en un sofisticado exotismo donde los tejidos se tornasolan, se transparentan o se liberan en largas faldas de aires gipsys.
 Con las cabezas siempre cubiertas por arabescos pañuelos, no faltó sobre la pasarela la sastrería made in Italy en americanas con minúsculos estampados geométricos y pronunciadas hombreras.
 Los vestidos de noche, que ya desprenden el aroma a futuras alfombras rojas y estatuillas doradas, iluminaron el desfile con sus bordados de cristales de Swarovski y perlas.
 Destellos que despertaron los aplausos de los presentes, entre los que, según fuentes de la marca, había más clientes de alta costura que nunca.
Eran muchos los que esperaban ver por allí a Cate Blanchett, la más elegante representante del italiano y una de las favoritas para los Oscar de este año por su papel en Blue Jasmine.
 No se asomó la australiana pero sí Kirstin Scott Thomas, británica pero instalada desde hace años en Francia
. Entre las representantes galas del mundo del celuloide destacaron Sophie Marceau, Isabelle Huppert, Chiara Mastroiani y Alice Taglioni. También acompañaron a Armani en esta exclusiva noche Elisabeth Debicky, Ziyi Zhang, Claudia Cardinale, Elena Perminova y la pareja más fotografiada de la velada, los bronceados Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo.
 El acento español lo marcaron Maribel Verdú y el actor y modelo de Armani Miguel Ángel Silvestre, con Naty Abascal como experta cicerone
. También se pudo ver al director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, que hoy actúa en la catedral de Notre-Dame con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.
Armani, tras finalizar la presentación de su colección en París. / GETTY
Todos ellos fueron conducidos tras el desfile a la segunda parte de esta obra en tres actos, la exposición Armani Eccentrico, una retrospectiva de sus nueve años en la alta costura a través de 80 piezas de las colecciones Giorgio Armani y Giorgio Armani Privé y decenas de exclusivos complementos seleccionados por el propio creador en un intento por mostrar una cara singular del universo Armani
. Se trata de una suntuosa exhibición de sus joyas de la corona para disfrute de los admiradores, que podrán verlas en el Palais de Tokyo hasta el 26 de enero.
Por último, el desenlace de One Night Only Paris transformó a los invitados en comensales de un banquete a la altura de la costura.
 Largas mesas vestidas e iluminadas con piezas exclusivas para ese momento, un menú tan italiano como el anfitrión y una veintena de cocineros, dos pasteleros y cinco sumilleres a las órdenes del chef italiano Davide Oldani, responsable de los fogones del estrella Michelin D’O, en Cornaredo, Milán.
El punto final tan impecable y correcto como el propio Armani, el maestro de la elegancia y las fiestas bajo control.
 Él insiste que es la última noche única pero, como siempre, en su boca todo suena a un “continuará…”.

 

 

'Kinsey y yo': una gran dama de la novela negra al desnudo


Kinsey
La escritora, en la librería Negra y Criminal en Barcelona en 2009.
Hay libros cuya publicación es esperada por unos aficionados incansables pero que también es bien recibida por los lectores ávidos de novedades. Kinsey y yo, Sue Grafton (Tusquets, traducción de Victoria Ordóñez Diví) es uno de esos casos.
 Con un tono sencillo y directo, Grafton (Louisville, Kentucky, 1940) demuestra por qué es una de las grandes damas del misterio, una mujer con espacio propio y muy destacado dentro de la literatura criminal.
La creadora de Kinsey Millhone nos cuenta su relación con la detective californiana, sus inicios en la escritura, su relación con dos padres alcohólicos a los que luego echó mucho en falta y que la marcaron en lo personal y en lo literario.
Un libro sincero, que incluye además varias reflexiones sobre el género y un conjunto de relatos que a veces parecen ingenuos pero que rebosan ironía, ritmo y diversión.

Grafton comienza a diseñar a Millhone, a pergeñar esa aventura larga en la que escritora y personaje se mezclan, se confunden y se retroalimentan a los 18 años, cuando empezaba también a mirar de frente al futuro, a buscarse y a ganarse la vida.
 Las dos se parecen y toman cosas la una de la otra a lo largo de las 21 novelas que van desde A de Adulterio (en inglés A is for Alibi, me encanta cómo han encontrado una buena traducción para cada letra) hasta V de venganza, todas ellas editadas por Tusquets en España (en EE UU ya está también W is for Wasted). La propia autora lo explica mejor que nadie:

“Si bien nuestras biografías difieren, nuestro enfoque vital es el mismo. Como he dicho en otras ocasiones, creo que somos un alma con dos cuerpos, y ha conseguido el bueno. Los detalles acerca de su vida suelen ocurrírseme en el mismo momento de escribir. A menudo tengo la impresión de que me observa por encima del hombro y me susurra alguna cosa al oído, me da un ligero codazo y me hace comentarios subidos de tono.

De ella proviene el humor, así como las observaciones ácidas y la ternura que se cuela a veces en la narración. Kinsey es un ser maravilloso de cuya creación sólo puedo atribuirme un mérito parcial, aunque probablemente ella se atribuye todo el mérito de lo bueno que puede haber en mí. Me divierte pensar que he inventado un personaje que ha acabado manteniéndome, y estoy segura de que a ella le divierte saber que seguirá viva mucho tiempo después de que yo me haya ido, confío en que disfrutéis de su compañía tanto como he disfrutado yo”.

Los relatos sitúan a Millhone con 32 años, es decir, la edad que tiene al principio de la serie y en el mismo contexto: la localidad californiana de Santa Teresa en la década de los ochenta.
 Esto implica que no hay nada de CSI, nada de móviles, nada de nuevas tecnologías.
 En un mundo lleno de violencia y con personajes tan oscuros y tan al límite de la ley cuando no directamente al otro lado (y que tanto celebramos aquí cuando son buenos), Kinsey puede parecer blanda e ingenua. 
No se confundan
. Es una mujer decidida y fuerte, que siempre trata de ser justa, un personaje muy sólido y apasionante. Descubrir algunos entresijos sobre su creación (cómo eligió el nombre, por qué ese coche y no otro) enriquecen al fan
. Si las novelas son muy entretenidas (es difícil quedarse con una, pero si me veo obligado elijo K de Kinsey) la distancia corta le sienta genial. 
Los relatos son ágiles, con una estructura muy clásica, alguna sorpresa y, sobre todo, muy divertidos.
El libro es tan personal que los cuentos de Kinsey se publicaron por primera vez en 1991, en una edición numerada y firmada de 300 ejemplares realizada por Stephen Humprhey, marido de Grafton
. Los diez relatos de Kit Blue (una versión más joven de la propia escritora) están escritos después de la muerte de su madre.
 “Hoy, casi cincuenta años después, me costando sacar a la luz aquel periodo de mi vida tan caótico y confuso”, asegura.
 Se agradece que lo haya hecho.
 Hemos gozado con este soplo de aire fresco. Lean y disfruten.