El diseñador italiano reúne en París desde a Kirstin Scott Thomas a Claudia Cardinale pasando por Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo.
El acento español lo marcaron Maribel Verdú y Miguel Ángel Silvestre.
Una sola noche en la que homenajear a París y a la Alta Costura y
además presentar su colección Giorgio Armani Privé para primavera/verano
2014, su exposición Armani Eccentrico y ofrecer un banquete final para
celebrarlo
. Solo el cuasi octogenario Giorgio Armani podía organizar todo esto en One Night Only, el evento que, tras pasar desde 2006 por Londres Tokio, Pekín, Roma y Nueva York celebró ayer su última edición en la segunda jornada de la Semana de la Alta Costura parisina.
“París es el lugar donde nació la alta costura, por eso desde del principio quise presentar Giorgio Armani Privé aquí. La ciudad nunca deja de inspirarme.
Después de haber llevado One Night Only por todo el mundo, me parecía natural, más bien obligatorio, dedicar uno a la Ville Lumière.”, adelantaba hace unos días el creador en la página web pensada especialmente para esta fecha y que retransmitió el evento en directo en vídeo y también vía redes sociales bajo el hashtag #OneNightOnlyParis.
Allí, el responsable de la cobertura online, el realizador galo Loïc Prigent, fue desgranando en cortometrajes y fotografías el París de Giorgio Armani, desde su barrio predilecto, Saint-Germain, hasta el Puente de las Artes, la galería Jeu de Paume y, por supuesto, la Torre Eiffel.
Un aperitivo para llegar a la noche con las cosas claras: París quiere a Armani y el amor es correspondido.
Después de un cóctel de bienvenida, la calculada inercia Armani condujo a los visitantes hacia la larguísima pasarela del Palais de Tokyo
. Por ella desfilaron hasta 55 looks de la colección de Giorgio Armani Privé para la temporada cálida
. En esta ocasión, el italiano imaginó a una mujer nómada que gusta de viajar y fusionar su cultura con otras más lejanas. Oriente versus Occidente en un sofisticado exotismo donde los tejidos se tornasolan, se transparentan o se liberan en largas faldas de aires gipsys.
Con las cabezas siempre cubiertas por arabescos pañuelos, no faltó sobre la pasarela la sastrería made in Italy en americanas con minúsculos estampados geométricos y pronunciadas hombreras.
Los vestidos de noche, que ya desprenden el aroma a futuras alfombras rojas y estatuillas doradas, iluminaron el desfile con sus bordados de cristales de Swarovski y perlas.
Destellos que despertaron los aplausos de los presentes, entre los que, según fuentes de la marca, había más clientes de alta costura que nunca.
Eran muchos los que esperaban ver por allí a Cate Blanchett, la más elegante representante del italiano y una de las favoritas para los Oscar de este año por su papel en Blue Jasmine.
No se asomó la australiana pero sí Kirstin Scott Thomas, británica pero instalada desde hace años en Francia
. Entre las representantes galas del mundo del celuloide destacaron Sophie Marceau, Isabelle Huppert, Chiara Mastroiani y Alice Taglioni. También acompañaron a Armani en esta exclusiva noche Elisabeth Debicky, Ziyi Zhang, Claudia Cardinale, Elena Perminova y la pareja más fotografiada de la velada, los bronceados Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo.
El acento español lo marcaron Maribel Verdú y el actor y modelo de Armani Miguel Ángel Silvestre, con Naty Abascal como experta cicerone
. También se pudo ver al director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, que hoy actúa en la catedral de Notre-Dame con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.
Todos ellos fueron conducidos tras el desfile a la segunda parte de esta obra en tres actos, la exposición Armani Eccentrico, una retrospectiva de sus nueve años en la alta costura a través de 80 piezas de las colecciones Giorgio Armani y Giorgio Armani Privé y decenas de exclusivos complementos seleccionados por el propio creador en un intento por mostrar una cara singular del universo Armani
. Se trata de una suntuosa exhibición de sus joyas de la corona para disfrute de los admiradores, que podrán verlas en el Palais de Tokyo hasta el 26 de enero.
Por último, el desenlace de One Night Only Paris transformó a los invitados en comensales de un banquete a la altura de la costura.
Largas mesas vestidas e iluminadas con piezas exclusivas para ese momento, un menú tan italiano como el anfitrión y una veintena de cocineros, dos pasteleros y cinco sumilleres a las órdenes del chef italiano Davide Oldani, responsable de los fogones del estrella Michelin D’O, en Cornaredo, Milán.
El punto final tan impecable y correcto como el propio Armani, el maestro de la elegancia y las fiestas bajo control.
Él insiste que es la última noche única pero, como siempre, en su boca todo suena a un “continuará…”.
. Solo el cuasi octogenario Giorgio Armani podía organizar todo esto en One Night Only, el evento que, tras pasar desde 2006 por Londres Tokio, Pekín, Roma y Nueva York celebró ayer su última edición en la segunda jornada de la Semana de la Alta Costura parisina.
“París es el lugar donde nació la alta costura, por eso desde del principio quise presentar Giorgio Armani Privé aquí. La ciudad nunca deja de inspirarme.
Después de haber llevado One Night Only por todo el mundo, me parecía natural, más bien obligatorio, dedicar uno a la Ville Lumière.”, adelantaba hace unos días el creador en la página web pensada especialmente para esta fecha y que retransmitió el evento en directo en vídeo y también vía redes sociales bajo el hashtag #OneNightOnlyParis.
Allí, el responsable de la cobertura online, el realizador galo Loïc Prigent, fue desgranando en cortometrajes y fotografías el París de Giorgio Armani, desde su barrio predilecto, Saint-Germain, hasta el Puente de las Artes, la galería Jeu de Paume y, por supuesto, la Torre Eiffel.
Un aperitivo para llegar a la noche con las cosas claras: París quiere a Armani y el amor es correspondido.
Después de un cóctel de bienvenida, la calculada inercia Armani condujo a los visitantes hacia la larguísima pasarela del Palais de Tokyo
. Por ella desfilaron hasta 55 looks de la colección de Giorgio Armani Privé para la temporada cálida
. En esta ocasión, el italiano imaginó a una mujer nómada que gusta de viajar y fusionar su cultura con otras más lejanas. Oriente versus Occidente en un sofisticado exotismo donde los tejidos se tornasolan, se transparentan o se liberan en largas faldas de aires gipsys.
Con las cabezas siempre cubiertas por arabescos pañuelos, no faltó sobre la pasarela la sastrería made in Italy en americanas con minúsculos estampados geométricos y pronunciadas hombreras.
Los vestidos de noche, que ya desprenden el aroma a futuras alfombras rojas y estatuillas doradas, iluminaron el desfile con sus bordados de cristales de Swarovski y perlas.
Destellos que despertaron los aplausos de los presentes, entre los que, según fuentes de la marca, había más clientes de alta costura que nunca.
Eran muchos los que esperaban ver por allí a Cate Blanchett, la más elegante representante del italiano y una de las favoritas para los Oscar de este año por su papel en Blue Jasmine.
No se asomó la australiana pero sí Kirstin Scott Thomas, británica pero instalada desde hace años en Francia
. Entre las representantes galas del mundo del celuloide destacaron Sophie Marceau, Isabelle Huppert, Chiara Mastroiani y Alice Taglioni. También acompañaron a Armani en esta exclusiva noche Elisabeth Debicky, Ziyi Zhang, Claudia Cardinale, Elena Perminova y la pareja más fotografiada de la velada, los bronceados Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo.
El acento español lo marcaron Maribel Verdú y el actor y modelo de Armani Miguel Ángel Silvestre, con Naty Abascal como experta cicerone
. También se pudo ver al director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, que hoy actúa en la catedral de Notre-Dame con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.
Todos ellos fueron conducidos tras el desfile a la segunda parte de esta obra en tres actos, la exposición Armani Eccentrico, una retrospectiva de sus nueve años en la alta costura a través de 80 piezas de las colecciones Giorgio Armani y Giorgio Armani Privé y decenas de exclusivos complementos seleccionados por el propio creador en un intento por mostrar una cara singular del universo Armani
. Se trata de una suntuosa exhibición de sus joyas de la corona para disfrute de los admiradores, que podrán verlas en el Palais de Tokyo hasta el 26 de enero.
Por último, el desenlace de One Night Only Paris transformó a los invitados en comensales de un banquete a la altura de la costura.
Largas mesas vestidas e iluminadas con piezas exclusivas para ese momento, un menú tan italiano como el anfitrión y una veintena de cocineros, dos pasteleros y cinco sumilleres a las órdenes del chef italiano Davide Oldani, responsable de los fogones del estrella Michelin D’O, en Cornaredo, Milán.
El punto final tan impecable y correcto como el propio Armani, el maestro de la elegancia y las fiestas bajo control.
Él insiste que es la última noche única pero, como siempre, en su boca todo suena a un “continuará…”.
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