Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

11 ene 2014

Una historia de España (XVI)............................................Arturo Pérez Reverte


Eran jóvenes, guapos y listos.
 Me refiero a Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los llamados Reyes Católicos. Los de la tele. Sobre todo, listos
. Ella era de las que muerden con la boquita cerrada. Lo había demostrado en la guerra contra los partidarios de su sobrina Juana la Beltraneja -apoyada por el rey de Portugal-, a la que repetidas veces le jugó la del chino.
 Él, trayendo en la maleta el fino encaje de bolillos que en el Mediterráneo occidental hacía ya imparable la expansión política, económica y comercial catalano-aragonesa.
 La alianza de esos dos jovenzuelos, que nos salieron de armas tomar, tiene, naturalmente, puntitos románticos; pero lo que fue, sobre todo, es un matrimonio de conveniencia: una gigantesca operación política que, aunque no fuera tan ambicioso el propósito final, en pocas décadas iba a acabar situando a España como primera potencia mundial, gracias a diversos factores que coincidieron en el espacio y el tiempo: inteligencia, valor, pragmatismo, tenacidad y mucha suerte; aunque lo de la suerte, con el paso de los años, terminara volviéndose -de tanta como fue- contra el teórico beneficiado. 
O sea, contra los españoles de a pie; que, a la larga, de beneficio obtuvimos poco y pagamos, como solemos, los gastos de la verbena.
 Sin embargo, en aquel final del siglo XV todo era posible. Todo estaba aún por estrenar (como la Guardia Civil, por ejemplo, que tiene su origen remoto en las cuadrillas de la Santa Hermandad, creada entonces para combatir el bandolerismo rural; o la Gramática de la lengua castellana de Antonio de Nebrija, que fue la primera que se hizo en el mundo sobre una lengua vulgar, de uso popular, y a la que aguardaba un espléndido futuro).
 El caso, volviendo a nuestros jovencitos monarcas, es que, simplificando un poco, podríamos decir que el de Isabel y Fernando fue un matrimonio con separación de bienes.
 Tú a Boston y yo a California.
 Ella seguía siendo dueña de Castilla; y él, de Aragón
. Los otros bienes, los gananciales, llegaron a partir de ahí, abundantes y en cascada, con un reinado que iba a acabar la Reconquista mediante la toma de Granada, a ensanchar los horizontes de la Humanidad con el descubrimiento de América, y a asentarnos, consecuencia de todo aquello, como potencia hegemónica indiscutible en los destinos del mundo durante un siglo y medio
. Que tiene tela. 
Con lo cual resultó que España, ya entendida como nación -con sus zurcidos, sus errores y sus goteras que llegan hasta hoy, incluida la apropiación ideológica y fraudulenta de esa interesante etapa por el franquismo-, fue el primer Estado moderno que se creó en Europa, casi un siglo por delante de los otros. 
Una Europa a la que no tardarían los peligrosos españoles en tener bien agarrada por los huevos (permítanme la delicada perífrasis), y cuyos estados se formaron, en buena parte, para defenderse de ellos. Pero eso vino más tarde.
 Al principio, Isabel y Fernando se dedicaron a romperle el espinazo a los nobles que iban a su rollo, demoliéndoles castillos y dándoles leña hasta en el deneí.
 En Castilla la cosa funcionó, y aquellos zampabollos y mangantes mal acostumbrados quedaron obedientes y tranquilos como malvas.
 En el reino de Aragón la cosa fue distinta, pues los privilegios medievales, fueros y toda esa murga tenían mucho arraigo; aparte que el reino era un complicado tira y afloja entre aragoneses, catalanes, mallorquines y valencianos.
 Todo eso dejó enquistados insolidaridades y problemas de los que todavía hoy, quinientos años después de ser España, pagamos bien caro el pato. En cualquier caso, lo que surgió de aquello no fue todavía un estado centralista en el sentido moderno, sino un equilibrio de poderes territoriales casi federal, mantenido por los Reyes Católicos con mucho sentido común y certeza del mutuo interés en que las cosas funcionaran
. Lo del Estado unitario vino después, cuando los Trastámara -la familia de la que procedían Isabel y Fernando, que eran primos- fueron relevados en el trono español por los Habsburgo, y ésos nos metieron en el jardín del centralismo imposible, las guerras europeas, el derroche de la plata americana y el no hay arroz para tanto pollo
. En cualquier caso, durante los 125 años que incluirían el fascinante siglo XVI que estaba en puertas, transcurridos desde los Reyes Católicos a Felipe II, iba a cuajar lo que para bien y para mal hoy conocemos como España. 
De ese período provienen buena parte de nuestras luces y sombras: nuestras glorias y nuestras miserias. Sin conocer lo mucho y decisivo que en esos años cruciales ocurrió, es imposible comprender, y comprendernos. 
[Continuará]

29 de diciembre de 2013

Sobre historias y sobre Españas................................Arturo Pérez-Reverte

No deja de tener su guasa, oigan.
 Y les explico por qué. Desde hace unos meses, a retales, hago en esta página una especie de resumen gamberro de la historia de España, desde que la llamaban Ispahan o tierra de conejos. La idea no es otra que pasarlo bien recordando cosas, y contarles a ustedes cómo veo los accidentados siglos que dieron lugar al actual bebedero de patos. Basta leer uno de esos artículos para comprender que está lejos de mi intención el afán didáctico serio, y que el rigor extremo no es la principal de mis preocupaciones. Lector de Historia pertinaz, como soy, escribo casi siempre de memoria, o consultando por encima algún dato a fin de no meter mucho la gamba. Incluso incurro en deliberados y evidentes anacronismos, como meter litronas en Roma, tortilla de patatas en la época visigoda o al tío Gilito en la corte de los Reyes Católicos. A eso hay que añadir las simplificaciones obligadas en un folio y medio, así como las erratas o gazapos propios de simples artículos de prensa escritos en una mañana y que, si para cada uno de ellos me levantase a consultar y leer los libros correspondientes, llevarían días de prolija escritura, como ocurre cuando ando metido en una novela histórica, que ya es otra cosa. Y tampoco se trata de eso.
 El asunto, como digo, es hacer un recorrido ameno por la historia española, de manera que a quien lo lea le quede un poso general, incluido mi punto de vista sobre lo que fuimos y somos; y quizá también la curiosidad, abordando ya otros textos serios, de profundizar en la fascinante historia de esta casa de putas a la que llamamos España. 
Todo eso es bien comprendido por quienes me honran leyendo lo que escribo.
 Por los cómplices de esta manera de contar y de mirar la foto de nuestro deneí nacional. Por eso estos artículos se titulan Una historia de España.
 Es sólo una manera de contar, entre otras posibles. Sin embargo, pese a esa evidencia, en los últimos tiempos advierto resquemores entre dos clases de lector: uno, más bien joven, es el que, habiendo recibido en el colegio nociones históricas perturbadas por el descojono educativo de las últimas décadas, se traga hasta la bola versiones inspiradas por caciques de pueblo, cantamañanas catetos o historiadores de parcelita que reinventan la historia de España a gusto de quien la financia.
 Con lo que a veces uno encuentra a esos lectores en desacuerdo, a menudo de buena fe, oponiendo argumentos de una simpleza abrumadora: desde la secular lucha vascongada contra el centralismo español -nunca hubo soldados vascos en los ejércitos de España, afirma un indignado jovencito guipuzcoano- a la heroica guerra de independencia que en 1714 libraron todos los catalanes, pasando por la conmovedora, culta y tolerante Al Andalus. Al referirme a cuyos habitantes, por supuesto, se critica mucho que utilice la palabra moro. 
El otro grupo crítico es el de la bilis.
 Los espumarajos.
 Y ahí figura media docena de historiadores profesionales, o que así se consideran, a los que irrita que alguien ajeno a su oficio ose comentar cosas del pasado. Cómo se atreve ese cabrón, es el resumen de la cosa.
 Que el arriba firmante tenga publicadas, entre otras, catorce novelas históricas y lleve veinte años tocando episodios puntuales de nuestro viejo curriculum en esta página, no contribuye a mejorarles el humor. Y a eso me refería al principio de este artículo diciendo que la cosa tiene guasa.
 Porque esos pavos que ahora se indignan con que un aficionado sin otro mérito que una biografía movidilla y treinta mil libros en la biblioteca les toque la flor, podrían haber dedicado sus sabios esfuerzos, ellos, en los últimos veinte o treinta años, a llenar la inmensa brecha, el agujero negro que el desmantelamiento educativo y cultural impulsado por gobernantes analfabetos y sin escrúpulos impone a nuestra historia y nuestra memoria; escribiendo libros y artículos que hicieran anecdóticos o superfluos los míos y los de otros ajenos al gremio; denunciando ausencias o tergiversaciones; peleando por la verdadera memoria histórica que tanto necesita este desgraciado país para comprender lo que fue, lo que es y lo que podría ser. Tendrían que haber hecho eso, por ejemplo, en vez de dejarnos a otros el trabajo
. Deberían haberse mojado, como es su obligación, dando la cara, en vez de ser tantas veces cómplices oportunistas, callados y cobardes de los golfos que nos desorientan y manipulan, cuando no mercenarios pagados para reescribir y enseñar a los jóvenes diecisiete historias distintas, que a nadie aprovechan sino a los canallas que les llenan el pesebre. 
5 de enero de 2014

Platos rotos........................................Boris Izaguirre

Estamos obligados a acomodarnos, como Di María, el Rey o Cristina. También para aclarar puntos, la Reina acudió a un estreno con deseos de enseñar las uñas.

 

La Reina, con manicura de fantasía, conversa con Letizia en la Pascua Militar. / JACK AUBN (CORDON)

El gran gesto de la semana ha sido el del jugador del Real Madrid Ángel Di María acomodando una buena parte de sí mismo dentro del pantalón corto propio de su deporte. Quienes lo vieron, durante el partido contra el Celta de Vigo, asumieron que era una respuesta ante la pitada que recibía por su juego en el Bernabéu. Di María explicó que no se trataba de algo ofensivo, sino un “acomodo”.
 La intención era otra, asentar o conciliar esa parte de su ser en el apasionado ajetreo del partido. Finalmente, el club no le sancionó, como sucede también en otras instancias y con otros arreglos. Pero el gesto sintetiza el alma de 2014: el año del acomodo.
Aunque la bien armada y poco acomodaticia Jorgelina Cardoso, esposa de Di María, marcó un golazo sacando las uñas en defensa del jugador, en general todos estamos obligados a acomodarnos a algo
. Unos, a la supervivencia. Otros, como don Juan Carlos después de la Pascua Militar, al tartamudear en su discurso
. Y probablemente a lo que tenga que acomodarse la infanta Cristina es a su arrolladora impopularidad. Hasta en un programa tan superprudente como Los desayunos de TVE, varios contertulios calificaron de soberbia y egoísta la actitud, el gesto, de la hija menor del Rey al convertir la imputación en “una línea roja que al negarse a cruzar se ha vuelto condenatoria cuando en realidad es una citación para aclarar puntos ante el juez”.
También para eso, aclarar puntos, la Reina acudió al estreno de la película sobre Vicente Ferrer con deseos de enseñarle las uñas, con una divertida manicura estampada de estrellitas, a los que recibían a las autoridades con el familiar abucheo.
 Ya dentro del cine, y lejos del ruido callejero, doña Sofía le comentó a la conductora del polémico programa Entre todos, Toñi Moreno, especializado en beneficencia, que la había estado viendo esa misma tarde.
 Se entiende ese acomodaticio gesto de reina y madre que no sigue Sálvame para evitar ver lo que le pasa a su hija con la ley y que prefiere sintonizar con los problemas de otras familias en crisis.
Muchos sospechan que poco se acomodará con la declaración de la Infanta si la mayoría de sus respuestas se ciñen al manido guion de “no sé” y “no me acuerdo”. Pensar en eso hace temer que al señor Miquel Roca se le recordará más por esta defensa que por su papel como redactor de la Constitución.
 El juez ya adelanta que será difícil convencerle de la conexión entre una vajilla de 1.745 euros y las actividades de Aizoon, cuya tarjeta de crédito abonó los platos.
 Si yo fuera el juez Castro, tiraría de la vajilla.
 En primer lugar porque cuando eliges una, es una declaración de principios. “Tu mesa es tu alma”, sostienen los gurús de la decoración
. ¿Pensaban usarla en cenas para encandilar futuros socios? Ya poseían una, regalo de la Diputación de Castellón, pero prefirieron otra para llevarse a EE UU.
Ya hay quienes confirman que es “tacky, pero con rollo”. Señor juez: no hay nada que chifle más a una señora bien que hablar de la vajilla en serio.
Tire por ahí, taza a taza, plato a plato, y seguro que la Infanta se vuelve más colaboradora.
 Y sin romper nada.
Con la segunda imputación, otras noticias se avinieron a la incomodidad de ser eclipsadas. Jesulín de Ubrique, por ejemplo, cumplió cuarenta años acomodándose a su papel en la próxima entrega de Torrente. Algunos programas de televisión le enviaron felicitaciones, pero orientadas más a descubrir que esas negociantas que son su suegra y su esposa pudieran haber convencido a otro familiar de arriesgar su dinero en una inversión ruinosa.
 O sea, un pequeño Blue Jasmine, la excelente película de Woody Allen sobre la crisis financiera, pero en la finca Ambiciones.
En otros países, las malas noticias generan acuerdos políticos impensables. Tras el terrible asesinato de una Miss Venezuela, la actriz Mónica Spears, y de su exmarido ante su hija de cinco años, el Gobierno ha reconocido finalmente la apabullante escalada de inseguridad en el país, uno de los más peligrosos del mundo
. El asesinato coincide con una campaña turística que promociona Venezuela como un destino “chévere”. Spears venía precisamente de visitar una de las zonas con más potencial turístico, Los Llanos.
 En la reunión de emergencia convocada por el Gobierno, Nicolás Maduro aceptó el gesto de estrechar la mano de su opositor, Henrique Capriles.
 Algo que, lejos de simbolizar un acuerdo, reflejó el temor mutuo a contagiarse de algo malo.
Mientras unos tratan de descansar o de amoldarse a la realidad después de la Pascua Militar, la ecléctica princesa Letizia alivia la semana recuperando el tono en palacio
. Es sabido que desde octubre Letizia trata de acercar un nuevo ritmo a La Zarzuela y es el zumba, una tonificante mezcla de ritmos tropicales y mucho movimiento de caderas que entusiasma a toda una generación de europeas a la hora de mantenerse en forma
. A su cuñada, duquesa de Palma, le pilló más la moda de practicar salsa y merengue en la etapa del Instituto Nóos. Con tanto ritmo y tanta rumbera, al Rey no solo se le va la voz, sino que también le zumban los oídos, mientras recupera la cadera.

10 ene 2014

Ya no es tan bello vivir

Estas navidades las televisiones han emitido mucho menos o prácticamente nada la famosa película de Frank Capra.

Última escena de la película de Frank Capra 'Qué bello en vivir' (1947). / AP
. Estas navidades las televisiones han emitido mucho menos o prácticamente nada la famosa película de Frank Capra Qué bello es vivir, que a pesar de los años transcurridos desde 1946, venía propagando su mensajito de esperanza en la bondad humana como anatema contra las dificultades de la vida.
 La película también hacía creer en la infinita bondad de los ángeles que desde el cielo descubrían en la tierra a un hombre con problemas económicos y acudían prestos en su ayuda haciéndole milagritos. ¡Cuánto trabajo tendrían hoy en hacer realidad el cuento!
Qué bello es vivir se convirtió en una televisiva pesadilla navideña, o en otra más de entre las muchas habituales
. La razón es bien conocida
. Los propietarios de la película olvidaron renovar el copyright, entonces de 28 años, y los derechos pasaron automáticamente a dominio público.
 No había por tanto que pagar por exhibirla o editarla en vídeo.
 Incluso se realizó una versión coloreada aprovechando aquella perversa costumbre iniciada en los ochenta de trastocar las fotografías en blanco y negro para fingir modernidad, que obtuvo gran éxito en las teles. Teníamos Qué bello es vivir hasta en la sopa y para todos los gustos.
 Aunque la película no obtuvo éxito en su momento, ni en España se estrenó en época en Navidad, ni en Estados Unidos fue autorizada para todos los públicos, su propagación constante la acabó convirtiendo en una de las más vistas de la historia.
 Pero se acabó.
 Legalmente los derechos han regresado a sus dueños actuales y los milagritos, quién los pillara, habrá que buscarlos en la vida real y no en la película de marras… aunque en Internet siga colgada, como tantas otras, para su consumo gratuito.
Esa facilidad para consumir películas es uno de los elementos por los que el cine se encuentra en una encrucijada, como asegura Scorsese en una carta abierta a su hija que circula por la red. “No me refiero a las películas que ya se han hecho”, dice, “sino a las que están por venir.
” Aunque el cineasta se muestra optimista porque hacer películas ahora es más asequible y barato que hace años, y los cambios en la forma de crearlas y de verlas crean nuevos retos, siempre será imprescindible el talento, porque “las herramientas no hacen la película”
. Es decir, no hay que contar con milagros.
“No hay atajos para nada”, concluye el director.
 Vivir es bello, según y cómo.