Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

9 ene 2014

La cultura es inútil, afortunadamente...........................................................Juan Peces

En su nuevo ensayo, el italiano Nuccio Ordine carga contra la “dictadura del provecho”, el utilitarismo de la educación y el poco interés de la política por los bienes del espíritu.

 
Una imagen compuesta para escenificar la lectura y, en general, la cultura como refugio.

La crónica de sucesos acaecidos en París el 26 de diciembre de 2013 revela que un hombre de letras desesperado, enojado contra unas instituciones indiferentes a su amor apasionado por la cultura, embistió con su coche las puertas enrejadas del palacio del Elíseo.
 El conductor, Attilio Maggiulli, no pudo soportar lo que consideraba un desprecio oficial hacia el proyecto de su vida, el Théâtre de la Comédie Italiénne —que perdió casi un 50% de subvenciones públicas en tres años—, y no halló forma mejor de presentar su memorial de agravios que estampando su indignación contra la sede oficial de la presidencia de la República Francesa.
Hasta ahí la historia resumida de Maggiulli.
Esta crónica aborda, sin embargo, la historia de otro hombre de letras indignado, el profesor italiano Nuccio Ordine (que figura en su partida de bautismo como Diamante Ordine).
 Con los mismos o parecidos personajes —una cultura apuñalada, una educación asfixiada y un pueblo adormecido—, Ordine (Diamante, 1958) ha preferido usar la palabra para embestir contra la ignorancia promovida desde las instituciones y advertir de sus efectos a la ciudadanía.
 Si dejamos que nos roben el legado de nuestros antepasados y que se mutile el conocimiento, avisa, no es que dejemos de ser personas cultivadas: es que las generaciones futuras dejarán de ser personas en sentido estricto.
El vehículo empleado por Ordine para su clamor profético es el manifiesto titulado La utilidad de lo inútil, cuya publicación en España debemos a Jaume Vallcorba, padre de las editoriales mellizas Acantilado y Quaderns Crema, y al traductor y profesor de Filosofía Jordi Bayod Brau.
La barbarie de lo útil ha corrompido nuestras relaciones y afectos íntimos”
Ordine, profesor de prestigiosas universidades, experto en el Renacimiento y director de varias colecciones de clásicos en la editorial Les Belles Lettres de París, se dice “emocionado” por la recepción de su libro en Barcelona, donde fue presentado recientemente, y en Madrid (donde fue apadrinado por Fernando Savater).
“La gente me abrazaba y me daba las gracias.
 Un estudiante me dijo: ‘Decidí estudiar Filosofía y Paleografía contra la voluntad de mi padre, que me preguntaba para qué servía eso. Su libro me ha reafirmado en mi decisión”, recuerda.
La tesis central del libro puede ser resumida en la idea de que la literatura, la filosofía y otros saberes humanísticos y científicos no son inútiles, como cabría deducir de su progresivo destierro en los planes educativos y presupuestos ministeriales, sino imprescindibles.
 “El hecho de ser inmunes [dichos saberes] a toda aspiración al beneficio” constituye, según el autor, “una forma de resistencia a los egoísmos del presente, un antídoto contra la barbarie de lo útil, que ha llegado incluso a corromper nuestras relaciones sociales y nuestros afectos más íntimos”.
Nuccio Ordine, en la sede de la editorial Les Belles Lettres de París. / PIERRE MOREL
Como en un coro griego, Nuccio Ordine arma una defensa coral del conocimiento apoyándose en aquellos autores que le precedieron en su empeño. Dante, Petrarca, Moro, Campanella, Bruno, Bataille, Keynes, Steiner, García Márquez, Cervantes, Shakespeare, Platón, Sócrates, Séneca, Heidegger, Cioran, García Lorca, Tocqueville, Hugo, Montaigne… son reclutados y contextualizados para mostrar “la carga ilusoria de la posesión y sus efectos devastadores sobre la dignitas hominis, el amor y la verdad”.
¿Por qué este libro?
 “Llevo 24 años como profesor intentando convencer a mis alumnos de que no se viene a la universidad a obtener un diploma, sino a intentar ser mejores, esto es, a aprender a razonar de forma autónoma”.
 Para Ordine, la transmisión del amor por el conocimiento es un deporte de combate. Y eso implica desmontar algunas ideas materialistas imbuidas por el sistema capitalista. “La gente piensa que la felicidad es un producto del dinero. ¡Se engañan!”, afirma.
Dicha pretensión se ha extendido ya a todos los ámbitos. “El utilitarismo ha invadido espacios en los que que no debería haber penetrado nunca, como las instituciones educativas”, denuncia el profesor calabrés. Y advierte: “Cuando se recorta el presupuesto para las universidades, las escuelas, los teatros, las investigaciones arqueológicas, las bibliotecas… se está cercenando la excelencia de un país y eliminando cualquier posibilidad de formar a toda una generación”.

Un CV brillante

Nuccio Ordine es filósofo y profesor de literatura italiana de la Universidad de Calabria.
Ha enseñado en la Universidad de Yale, la de Nueva York, la Sorbona de París o el instituto Warburg de Londres.
Desde 2012 es caballero de la Legión de Honor francesa.
La utilidad de lo inútil es su último ensayo.
El autor se apoya también en un discurso ¡de 1848! de Víctor Hugo ante la Asamblea constituyente de Francia, donde el escritor pronunció estas palabras:
 “Las reducciones propuestas en el presupuesto especial de las ciencias, las letras y las artes son doblemente perversas. Son insignificantes desde el punto de vista financiero y nocivas desde todos los demás puntos de vista”
. Dice Ordine que cuando leyó ese discurso pegó un salto hasta el techo, y hace suyas las tesis de Hugo al afirmar (exclamar, más bien) que “¡es en las épocas de crisis cuando hay que doblar el presupuesto para la cultura!”.
El manifiesto incluye también un escrito premonitorio de Abraham Flexner, publicado en 1939, que evangeliza sobre la importancia de la ciencia. “Quería que quedara claro que la defensa de lo inútil [lo no ligado al afán de lucro] no atañe solo a escritores y humanistas, sino que es una lucha que concierne también a los científicos”, explica Ordine.
“El estado no puede renunciar a la ciencia básica [en aras del beneficio]; por eso he escrito un capítulo dedicado a las universidades entendidas como empresas”.
En épocas de crisis hay que doblar el presupuesto para la cultura”
La utilidad de lo inútil no es sólo un argumentario contra la deriva del utilitarismo o el “satánico comercio” (Baudelaire): es también un manual para superar lo que el autor del libro llama “el invierno de la conciencia” y para recordar, con Montaigne, que “es el gozar, no el poseer, lo que nos hace felices”.

 

La Guardia Civil investiga la agresión de los vigilantes de un centro comercial dos turistas

Un hijo del matrimonio grabó con un móvil los hechos, ocurridos en un cuarto de los guardias de seguridad.

La Guardia Civil investiga la denuncia interpuesta por una pareja de turistas franceses por, supuestamente, haber sido agredidos por los guardias de seguridad de un hipermercado en la localidad alicantina de Torrevieja, según han confirmado fuentes del Instituto Armado.
 Estas han puntualizado que los guardias también han presentado una denuncia a causa del incidente.
Las denuncias cruzadas se interpusieron el pasado día 30 después de un 'altercado' en el centro comercial, informa Europa Press.
 Según la versión de la pareja, todo comenzó cuando sonaron las alarmas de seguridad al llegar a la zona de las cajas.
 Los vigilantes, entonces, hicieron que la familia pasara por un detector sin encontrar nada y los llevaron, posteriormente, a una habitación de seguridad donde se produjo la agresión, tras la cual los turistas requirieron asistencia médica en las Urgencias de un centro sanitario.

 

8 ene 2014

Estaré aquí....................................Leila Guerriero

En un artículo llamado Mi nombre es Camba, publicado en el diario ABC en 1913 (e incluído en el libro Maneras de ser periodista,2013, Libros del K.O.), el columnista español Julio Camba decía: “(...) quiero que sepan mi nombre y que se familiaricen pronto conmigo.
 Entrar en un periódico es para uno como entrar en el seno de una familia desconocida”. Es un asunto de educación básica: cuando uno llega a un sitio nuevo —la mesa de un bar, la contratapa de un diario— lo primero es presentarse, saludar.
De modo que aquí voy: mi nombre es Leila Guerriero, soy argentina, soy periodista, vivo en Buenos Aires. Estaré aquí un tiempo, hablando, hablándoles. ¿De qué?
 Del tamaño de la aridez de nuestros corazones.
 De repollos y reyes y de por qué el mar hierve y de si los cerdos tienen alas. Del horror del amor cuando termina.
De todas las cosas que estaban hechas para olvidar que no hemos olvidado nunca; de las que estaban hechas para no olvidar jamás (el dolor, los muertos queridos, aquella tarde en la arena) y que, sin embargo, hemos olvidado para siempre.
 De los fantasmas de Navidades pasadas. De un hombre japonés que conocí en las Filipinas. Del Papa. De la Patagonia y de los mercados de Latinoamérica y del terror gélido de los cuartos de hotel en todas partes. De la chica que ayer, en el metro, se mordía los labios como si fuera a comérselos y que parecía —toda ella— una planta carnívora.
 De esta línea de Marosa di Giorgio, uruguaya, rara: “Los jazmines eran grandes y brillantes como hechos con huevos y con lágrimas”.
De esas cosas, o de otras y, a veces, inevitablemente, de cosas que no le importarán a nadie. Pero aquí estaré, no sé durante cuanto tiempo.
 Y cuando digo “aquí”, y cuando digo “no sé durante cuánto tiempo”, quiero decir aquí: en esta página, pero, también, en esta tierra.
 Nos pasa a todos.

Miedo sano, miedo tóxico..........................Pilar Jericó


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Si tienes miedo, es una gran noticia: estás vivo.
 Solo dejamos de sentirlo bajo tres circunstancias: cuando lo llamamos de otro modo, cuando tenemos una lesión cerebral o bien, cuando estamos muertos.
 Como lo resumen los budistas: “Muy pocas veces no tenemos miedo. Sólo cuando sentimos pánico”. El motivo es sencillo: nacemos con él y es la emoción estrella que nos ha permitido llegar hasta nuestros días como especie.
    El miedo nos ayuda a protegernos de los peligros y nos proporciona ciertas dosis de prudencia para no decir lo que realmente pensamos a nuestro jefe o abandonar nuestro trabajo sin otra opción laboral (aunque muchos jueguen a la lotería para permitirse el lujo de poder hacerlo algún día).
El miedo, por tanto, equilibra ciertos impulsos que tenemos desde muy pequeños.
Los padres juegan un papel esencial en su transmisión
Educan a sus hijos para que no se asomen demasiado a una ventana, no jueguen con los enchufes o respeten a los profesores (esto último no está muy claro). En definitiva, necesitamos el miedo sano para ser prudentes. Y ya lo decía Aristóteles: la prudencia es la virtud práctica de los sabios.
            Sin embargo, este tipo de miedo, el sano deja de ser positivo cuando nos paraliza y nos impide poner en juego todo nuestro potencial.
 Es entonces cuando se convierte en miedo tóxico. Y éste, sin lugar a dudas, no sólo es innecesario sino que, además, nos perjudica a nosotros y a nuestras empresas.
El uso del miedo tóxico tiene un alto precio en la cuenta de resultados y en nuestra felicidad, pero, desafortunadamente, está a la orden del día.

MIEDO SANO
MIEDO TÓXICO
Principal cualidad
Positivo para nuestros intereses. Tiene una base evolutiva
Destructivo para nuestros intereses. No contribuye a nuestra evolución
Efectos
Nos protege ante peligros
Frena nuestro talento. Nos vacía de futuro
Duración
Puntual
Prolongado en el tiempo
Tabla: Diferencias entre el miedo sano y el miedo tóxico (Fuente: NoMiedo)

            El miedo sano y el tóxico están íntimamente relacionados
 . Podríamos decir que se trata de un mismo actor interpretando los dos personajes más universales de la novela de Stevenson: el doctor Jekyll (miedo sano) y míster Hyde (miedo tóxico).
 Ambos nacen de la misma emoción –el personaje del médico, siguiendo con el ejemplo novelesco–. El tóxico es una deformación del sano. Todos tememos perder el afecto de nuestros seres queridos (miedo sano), pero condicionar nuestro comportamiento día tras día para obtener la aprobación de quienes nos rodean es miedo tóxico.
 Y las consecuencias de ambos tipos son bien distintas, tanto en la novela como en la vida real.
            ¿Qué diferencias hay entre el miedo sano y el tóxico? La más importante es su efecto.
 Cuando el miedo sano se deforma en tóxico, entra en escena míster Hyde, asesinando nuestras capacidades.
 Nos deja vacíos de futuro. Es un freno a nuestro talento y al de otros si tenemos responsabilidades directivas. El sano, por el contrario, es inocuo respecto al desempeño. Otra diferencia es su duración. El miedo tóxico no tiene fecha de caducidad (sin necesidad de conservantes ni colorantes), quien lo sufre se ve afectado por él en una gran parte de sus decisiones y comportamientos, tanto en su trabajo como fuera del mismo. El sano, sin embargo, sólo hace su “aparición estelar” en momentos puntuales. La diferencia es sutil, pero los resultados de traspasar la delgada línea roja no lo son en absoluto. Y, desgraciadamente, cuando una empresa o una personas emplea el miedo como forma de gestión o de relacionarse con el resto, pulsa el interruptor de nuestro miedo sano y lo convierte en míster Hyde.
Así pues, el primer paso para abordar un miedo es saber diferenciarlo de sano a tóxico. Piensa algo que te preocupe y reflexiona sobre las siguientes preguntas:

Recetas
  1. ¿El miedo te impide tomar decisiones que realmente desearías tomar o solo es una advertencia?
  2. Si fueras capaz de imaginarte dentro de varios años, ¿te arrepentirías de la decisión que no eres capaz de tomar por dicho miedo?
  3. ¿Es una emoción que es puntual o te está quitando el sueño?

Fórmula
El miedo sano es la prudencia que nos advierte de los peligros. El miedo tóxico paraliza decisiones que desearíamos tomar y se convierte en una preocupación constante.