Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

12 dic 2013

Martina Stoessel: “Me encantaría componer más allá de lo comercial”


Martina Stoessel, protagonista de la serie de Disney 'Violetta'. / EUROPA PRESS

Si mencionamos el nombre de Martina Stoessel frente a una niña de 10 años, lo más probable es que no sepa de quién le estamos hablando.
Si le decimos, en cambio, Violetta, la cosa cambia. La cantante y actriz argentina, apenas seis años mayor que nuestra encuestada imaginaria, se ha convertido en un fenómeno musical a la altura de lo que hasta hace poco representaba la Hannah Montana de Miley Cyrus (y de lo que esta última ya no quiere ni oír hablar). Stoessel protagoniza una serie de Disney seguida en su mayoría por niñas y adolescentes que, a la vez, llenan los estadios durante los conciertos de su actriz principal. Su disco, Hoy somos más, se colocó hace dos semanas en el número uno de los más vendidos en España, donde la joven se encuentra de gira hasta el próximo domingo, cuando complete 22 conciertos en 13 días.
"Es impactante", dice de la fama que ha alcanzado en Europa. "Llevamos dos años encerrados, grabando la serie, así que no sabíamos la dimensión que había alcanzado todo esto fuera. Nos decían que teníamos mucho éxito, pero vivirlo en carne y hueso es increíble. Jamás me lo imaginé". Sus admiradores repletaron el fin de semana pasado el Palacio de Deportes de Madrid. La mayoría, eso sí, acompañados por sus padres. "Los fans acá son más grandes que en Latinoamérica", detalla la actriz por teléfono. "Más tranquilos, más observadores. Miran con atención toda la obra, mientras que allá hay más euforia".
 Está acostumbrada a convivir con el éxito, a pesar de que hasta hace apenas un año aún iba al colegio.
"De ahí conservo a mis amigas, pero ahora estudio a distancia", explica. "Como Violetta, aunque no, porque ella tiene una institutriz", ríe. Y cuenta que vive en el mundo de la televisión desde que nació. Su padre es el productor Alejandro Stoessel, responsable de éxitos televisivos como Patito Feo, que también triunfó en España y que se convirtió en la primera experiencia de Martina ante las cámaras, cuando tenía alrededor de 10 años. "Yo era fan de la serie y quería actuar, pero mi papá no me dejaba. Hasta que me dio permiso para aparecer en dos bolos". Pero no fue hasta los 14 que empezó a trabajar en televisión. En apenas dos años, su carrera se encumbró hasta lo más alto, Disney por medio. Pero ella siente que han pasado "por lo menos ocho".
Definitivamente, ha cumplido un sueño, pero está consciente de que es solo el comienzo. "Me encantaría dedicarme a esto. Amo cantar, pero me gustaría componer mi propia música, más allá de lo comercial. Mandar un mensaje a la gente que me escucha es mucho más importante que lo que pueda llegar a vender", sostiene. Para ello, hace un tiempo empezó a estudiar guitarra, pero tuvo que dejarlo cuando empezó la gira que en estos momentos la tiene en España
. Promete retomarlo. "Ahora lo que hago es escribir. Después de los conciertos agarro mi teléfono y escribo cada cosa que vivo, los sentimientos, las sensaciones, todo. Pienso que más adelante lo podré leerlo, recordar e inspirarme para componer".
La madurez que demuestra se resume en una sola frase: "Soy pequeña". Lo deja claro cuando escucha la pregunta de si este mundo le ha interesado desde pequeña y cuenta que viaja con sus papás y que ella misma elige sus estilismos, tanto el maquillaje como los vestidos que lleva en sus apariciones. Al oír hablar de Miley Cyrus, Demi Lobato y las demás estrellas Disney salieron espantadas de la factoría de ídolos infantiles para convertirse en productos no aptos para niños, Stoessel no se inmuta. "Yo no opino de nadie. Cada uno hace su vida y elige cómo quiere vivirla. Yo solo me tengo que preocupar de la mía", dice, seriamente. Y, 10 segundos después, se despide dejando oír una amplia sonrisa de niña mayor.

Los caprichos de Cristóbal

Montoro sugiere que los medios le critican por problemas fiscales
 
Montoro, en la sesión de control del 11 de diciembre. / f. alvarado (EFE)

Si alguien le pisa un callo a Cristóbal, este le apunta con el dedo acusador que señala a los evasores fiscales. Las víctimas fueron primero los cineastas.
Luego los de Izquierda Unida
. Ahora, anónimos medios de comunicación.
Seguro que Cristóbal toca de oído, porque si supiera lo que dice por apellidarse Montoro, ser ministro de Hacienda y leer indebidamente expedientes, estaría prevaricando.
De modo que estas insidiosas denuncias deben derivar de una, quizá congénita, arbitrariedad: actuar en sinrazón espoleada por el capricho
. O quizá de la afición del calamar por echar tinta para difuminar sus huellas. Para tapar otros problemas.
Montoro va en esa asignatura derechito camino del Guinness.
 Un año diseña la infumable amnistía fiscal —mientras sube un impuesto tras otro— y al poco se sabe que uno de sus beneficiarios se llama Bárcenas.
 Otro año la Agencia Tributaria se convierte en Ucrania, al dimitir inspectores decentes, y sus jefes, porque aparentemente se les bloqueó una sanción a una multinacional.
Las críticas de los socios europeos se refieren a las pocas decisiones sobre el déficit público
Y en el guirigay subsiguiente de dimisiones y destituciones, Montoro bendice la purga porque, dice, eran socialistas... cuando la mayoría los había nombrado el PP. Descanse en paz la independencia de la Agencia. Desde ahora los sujetos a inspección deberán acudir con el voto en la boca.
El drama de la sectarización de la Agencia Tributaria no se agota en sí.
 Prefigura el partidismo de la Autoridad Fiscal Independiente.
 Su normativa, aprobada en el Senado mañana hará un mes, la mantiene como órgano subalterno en la disciplina de Hacienda, en vez de como organismo autónomo en la estela de la Oficina Presupuestaria del Congreso de los EE UU. Lo contrario de lo que recomendaban la Comisión Europea, el Ecofin y el Eurogrupo.
Y anticipa el peligro de electoralismo con que ojalá no se diseñe la reforma fiscal pendiente. En vez de un bloque compacto de normativa redonda, se nos prometen retoques por fascículos entre 2014 y 2017. ¿Adaptados a las necesidades presupuestarias? ¿O a las urgencias de las urnas? Esas dos medidas forman parte del lamento entonado el martes por el Ecofin y el 22 de noviembre por el Eurogrupo: en su mayor parte “las reformas siguen pendientes de adopción o aplicación”, pues “no han quedado sino parcialmente plasmadas en medidas concretas”.
Las insidias acusadoras y el sectarismo en la Agencia Tributaria prefiguran males peores
Las críticas de los socios europeos se refieren también a las pocas decisiones tomadas para cuadrar el déficit público de 2013, otra vez descontrolado pese al calendario suavizado.
 Al cierre del tercer trimestre, alcanzó el 4,8% del PIB (4,71% en igual periodo de 2012); y aún debe rebajarse al 6,5% (6,84% en 2102) y el cuarto trimestre irá peor de ingresos (esta vez hay paga doble para los funcionarios y ya no operan los efectos de la amnistía ni los del alza del IVA)
. Pero Cristóbal no se inmuta más allá de aplastarle la reforma eléctrica a su colega José Manuel Soria para ahorrarse 3.600 millones.
 No se inquieta. Papa moscas socialistas.
 Claro, quien pone la mejilla en Bruselas es el otro, el que sabe inglés.

11 dic 2013

Ataque a los funcionarios ‘vitalicio

Escuchamos decir: los empleados con incentivos trabajan más; no pueden cobrar igual los que trabajan y los que no trabajan; los funcionarios se vuelven vagos al tener seguridad absoluta en su empleo...
 Algunos dirían: ideología liberal; yo añadiría: falacia fabricada para maquillar y manipular.
Estos argumentos desembocan en una receta general: el combinado palo-zanahoria (ración doble de lo primero que de lo segundo) para aumentar la productividad del trabajador.
 Lo importante no sería el talento sino la capacidad de sacar y cumplir con los objetivos marcados; el problema no sería de “inspiration” (inspiración para dirigir el barco) sino de “perspiration” (sudoración de los galeotes remando vigorosamente).
 Y la amenaza de despido actuando como castigo supremo que garantiza la supremacía de la jerarquía en la organización.
Pero la realidad afortunadamente da cabida a muchas y mejores versiones de nosotros mismos.
 La mayoría lo que quiere es una seguridad económica razonable, y… muchos otras cosas en la vida, incluida la reputación profesional, la relación cordial con los compañeros, la sensación de hacer las cosas bien, o la de servir a los demás.
 La nueva economía del comportamiento (desde el Nobel Kahneman al divulgador Ariely) está desvelando precisamente esta complejidad y riqueza de la naturaleza humana.
Se sabe que los cuerpos y escalas funcionariales son una creación histórica que busca maximizar la continuidad administrativa y la independencia del nivel político, aun cuando sea a costa de cierta erosión de la productividad.
 El acceso de los funcionarios por oposiciones garantiza una base de competencia, aunque también obra como ritual de iniciación.
 Los cuerpos tienen la virtud de atraer especialmente a individuos que quieren maximizar la seguridad y satisfacer la necesidad de pertenencia a un grupo; por eso serían malos emprendedores, pero también por lo mismo están mejor pertrechados contra las tentaciones de corrupción (que pone en riesgo su carrera y les expulsa del clan).
Como todo instrumento, la vinculación funcionarial encuentra su virtud en el uso pertinente y apropiado.
 Se debe reservar para funciones importantes que no deban estar bajo interferencia política-partidaria, y se debe combinar con estímulos que eviten mermas de la productividad y sesgos en la apropiación burocrática de las instituciones.
 De esto va buena parte del debate de “nuevo servicio público”.
 La mejor terapia contra las élites extractivas políticas es una función pública profesionalizada y con razonable autonomía.
Sin cuerpos funcionariales lo que habría sería contratos laborales que decidiría el poder político de turno. Imagínense una gestión cortesana de los puestos de administrativo, maestro, enfermera, juez, catedrático, médico, policía… y cesantías decimonónicas generalizadas tras los cambios electorales.
La calidad en el empleo conviene a todo tipo de trabajo, porque promueve la calidad de desempeño y la excelencia.
 La estabilidad reforzada de los funcionarios a quien de verdad interesa es a los ciudadanos, para que las decisiones colectivas sirvan al interés general.
 Y la extensión de la estabilidad laboral reforzada para profesionales de la sanidad, enseñanza, servicios sociales, etc. sin tener la misma significación, sirve para que los que nos atienden en los servicios públicos personales, se alejen del ánimo de lucro y su motivación se cimente en la satisfacción por el trabajo bien hecho y por ayudar a los demás
. No nos dejemos engañar por el pensamiento trivial.
José Ramón Repullo es profesor de Planificación y Economía de la Salud en la Escuela Nacional de Sanidad

Se ns fue Labordeta


José Antonio Labordeta en una imagen tomada el 20 de mayo de 2010 durante la presentación de su último libro "Regular, gracias a Dios"
EFE
Labordeta nació el 10 de marzo de 1935 en Zaragoza y, después de terminar el Bachillerato en el Colegio Alemán de la capital aragonesa, se matriculó en Derecho, aunque abandonó esta carrera y terminó licenciándose en Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza.
Durante su estancia en la universidad, José Antonio Labordeta comenzó a frecuentar las tertulias del Café Niké de Zaragoza, que se convirtió en núcleo, referencia y punto de encuentro de la cultura zaragozana y aragonesa durante la segunda mitad del siglo pasado.
Como fruto de esta actividad, nació la revista 'Orejudín', editada entre 1958 y 1959 y en la que dio sus primeros pasos literarios. Más adelante, y al amparo de la Tertulia del Niké y de la Oficina Poética Internacional (OPI), publicó diversos cuentos, poemas y artículos.
Después de dos años de lectorado en la Universidad de Provence (Francia), preparó las oposiciones de Enseñanzas Medias como profesor de Geografía, Historia y Arte y, tras ganar estas oposiciones, se desplazó a Teruel para trabajar en el Instituto Ibáñez Martín.
Allí pasó siete años junto a su mujer, Juana de Grandes, con quien tuvo dos hijas, Ana y Ángela, y a las que se uniría Paula ya en Zaragoza. Durante esta etapa, fue profesor de los periodistas Joaquín Carbonell y Federico Jiménez Losantos, entre otras personalidades.
La 'canción aragonesa'
Según el investigador y profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Zaragoza, Antonio Pérez Lasheras, en 1968 nació la llamada 'Canción Aragonesa' después de la publicación del primer disco conjunto elaborado por Labordeta y varios de sus alumnos.
"Este disco era el producto visible de un esfuerzo colectivo de gentes que, anónimamente, iban haciendo textos y músicas y que, con aire clandestino, cantaban en los días de fiesta colegial", aseguró Antonio Labordeta en su obra autobiográfica 'Tierra sin mar' (1995).
A principios de los setenta, participó en la fundación y el desarrollo del periódico quincenal 'Andalán', ideado para conformar una conciencia aragonesista de izquierdas "en unos años cubiertos de amargura" que "caían como muertos" sobre el cantautor y sus amigos.
En 1970, se desplazó a Zaragoza, donde continuó trabajando como profesor y creó una sección fija en el periódico 'Andalán', que, según el profesor Pérez Lasheras, "representa el despertar de la conciencia social y cultural" en Aragón, la "tierra sin mar".
Con la mochila a la espalda
Ya en los ochenta, cuando los cantautores desaparecían, decidió dejar las clases y dedicarse profesionalmente a la canción, labor que compaginó con la interpretación, tanto en cine como en televisión, y con la redacción de artículos y columnas de carácter periodístico.
En 1995, volvió a la televisión al frente del programa 'Un país en la mochila', una serie de 29 capítulos, escrita y dirigida por el propio autor, con la que se hizo un hueco en el imaginario colectivo y que le llevó por las zonas rurales más desconocidas de España.
En su faceta como escritor, destacan poemarios como 'Sucede el pensamiento' (1959) y 'Dulce sabor de días agrestes' (2004); novelas como 'Cada cual que aprenda su juego' (1974) y libros de memorias como 'Aragón en la mochila' (1983) y 'Regular, gracias a Dios' (2010).
Sus años de Congreso
En los últimos años de su vida, Labordeta destacó como diputado de la Chunta Aragonesista (CHA) en las Cortes de esta comunidad y en el Congreso de los Diputados, donde se convirtió en portavoz del Grupo Mixto y se consagró como político de referencia entre 2000 y 2008.
Durante esta etapa, el autor se convirtió en el acicate de la izquierda aragonesa gracias a su férrea oposición a la Guerra de Irak (2003) y al 'Plan Hidrológico Nacional' del Gobierno 'popular' (2000-2004), con quien tuvo diversos enfrentamientos en la Cámara Baja.
Sin embargo, Labordeta terminó abandonando la política como consecuencia de un cáncer de próstata. Desde entonces, se dedicó a escribir y a disfrutar de la compañía de su familia y sus amigos en su casa de Zaragoza, donde recibió regalos y cariño hasta su muerte.
Premios y reconocimientos
Entre los premios y reconocimientos, el Gobierno de España le concedió el Premio de las Artes y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, galardón que recibió en enero de este año, en su domicilio en Zaragoza, de la mano del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho.
Además, en marzo fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Zaragoza, mención que caló hondo en Labordeta, referente de la cultura aragonesa gracias a su compromiso constante con la educación y la cultura. La Universidad de Zaragoza le entregó esta distinción por "el carácter universal de un hombre cuya vida ha estado comprometida con la educación, la cultura y el pueblo".
Este mismo año, en mayo, presentó a los medios de comunicación en su domicilio su último libro, 'Regular, gracias a Dios', y, en el mes de junio, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) le entregó su Medalla de Honor como homenaje de sus compañeros de profesión a toda su trayectoria. También fue homenajeado en el IX Festival Internacional de Poesía del Moncayo.
En julio, el Consejo de Ministros decidió concederle la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, que le entregaron en un acto muy emotivo celebrado en su domicilio en la capital aragonesa, el pasado 6 de septiembre, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, y la ministra de Defensa, Carme Chacón.
Uno de los últimos reconocimientos le llegó del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Cariñena que ha lanzado una edición especial de mil botellas de un vino Gran Reserva en honor al cantautor y escritor aragonés. Para la Denominación de Origen Cariñena,