Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

7 dic 2013

De tal padre, tal hijo



Sinopsis

Película no recomendada a menores de 7 años
Ryota Nonomiya es un exitoso arquitecto que vive pensando siempre en el dinero y que está obsesionado con su trabajo. Su vida familiar es, por su parte, bastante tranquila: vive felizmente con su mujer y su único hijo. Sin embargo, todo va a cambiar de la forma más insospechada.

Un día, recibe una inoportuna e inesperada llamada del hospital donde su mujer dio a luz a su hijo hace ya seis años. Ryota al principio no entiende el por qué de esta llamada, hasta que desde el hospital se le informa de que hace seis años hubo una confusión; confusión que hizo que el bebé que se les entregó tras el alumbramiento no es en realidad su hijo biológico. Su verdadero hijo fue entregado a otra familia. Ahora al matrimonio no le queda más remedio que enfrentarse a una difícil decisión: recuperar a su verdadero hijo, o seguir criando al pequeño con el que llevan seis años.

'De tal padre tal hijo': Virtudes en todos los frentes

Teniendo en cuenta la casi total ausencia del cine nipón en nuestras pantallas, este estreno es, por todos conceptos, un acontecimiento.
Una gran película que plantea cuestiones de un enorme sustrato humano que reitera la sensibilidad especial del director Hirokazu Koreeda, uno de los más destacados del actual cine japonés, para acercarse a los niños y recrear su peculiar y complejo universo.
 Si en Nadie sabe, sobre un hecho real, reveló esa virtud, ahora se supera a sí mismo.
De ahí que obtuviera el Premio Especial del Jurado y la Mención del Jurado Ecuménico en Cannes y que se presentara en la sección Perlas del certamen del Festival de San Sebastián.
 Lo que más prevalece en su obra es, precisamente, la entidad de unos pequeños, en este caso de apenas seis años, que destierran todo signo de ñoñería y de puerilidad para mostrarse con una naturalidad y convicción sorprendentes.
 Con ese bagaje y con su minucioso pro- ceso narrativo, que puede parecer lento pero que es preciso y meticuloso, u trabajo adquiere un relieve singular del que pocos autores de hoy pueden pre- sumir.
Teniendo en cuenta la casi total ausencia del cine nipón en nuestras pantallas, este estreno es, por todos conceptos, un acontecimiento.
 Koreeda se introduce en el hogar de los Nonomiya en unas circunstancias especiales y delicadas. Familia de sólida posición económica, fruto del trabajo sin descanso de un hombre joven, Ryota, plenamente entregado a su empresa, tanto él como su esposa se sienten angustiados cuando reciben una llamada del hospital que les comunica que el hijo que nació allí hace seis años, Keita, no es suyo ya que se produjo un lamentable error que motivo que se les entregara un bebé equivocado.
El hecho se ha comunicado también a los otros padres involucrados en el equívoco, los Saiki, de mucha más modesta extracción y que tampoco son los padres biológicos de Ryusei, que de inmediato han presentado una demanda contra el centro hospitalario.
 Naturalmente, las dos familias se pone de inmediato en contacto para elaborar una estrategia común y, sobre todo, tomar una decisión peliaguda sobre qué niño semqueda cada una de ellas. Con este esquema de partida los aspectos que saca a la luz el director son de una enorme trascendencia y los vemos en su dimensión más real y precisa.
 Como decía el propio Koreeda, la cinta nació del intento de contestar a varias interrogantes, entre ellas si un hombre se convierte en padre porque se da cuenta de que comparte la misma sangre con su hijo. ¿O se debe al tiempo que pasan juntos?
Y si no acepta del todo ser padre, ¿se debe entonces a no haber pasado bastante tiempo con su hija? ¿Se es padre por sangre o por el tiempo que se comparte?.
Cuestiones susceptibles de interpretaciones diversas que son enfocadas aquí por su lado humano.
 

Puertas abiertas......................Boris Izaguirre

Es un hecho histórico que entre el fisco y las familias reales solo podía haber buen trato.

Cayetano Martínez de Irujo en una entrega de premios, el pasado lunes. / WIREIMAGE

Con motivo del 35º aniversario de la Constitución, un político comentó en la radio que “era magnífico vivir estas jornadas de puertas abiertas en el Congreso de Diputados”.
 El taxista que me conducía, rezumó: “Hijo, deberían estar abiertas todo el año, para que puedan salir a vernos a nosotros y lo que está pasando”.
 Parece difícil que un gobernante consiga descifrar lo que le sucede a su electorado más fácilmente que un taxista.
Esta semana, antes de la muerte de Mandela, hemos confirmado algo muy desagradable, con el mal olor del cemento fresco, que ocurre en Hacienda, entre sus jefes, el ministro Montoro y las preferencias que aplica la agencia en su trato a los contribuyentes
. El saco se ha roto al ver el arreglo excepcional de Hacienda con Cemex y que podría haber aceptado facturas falsas en el caso de la Infanta Cristina
. Zarzuela, más silenciosa que transparente, no ha dicho nada
. Es que no hace falta alarmarse tanto, en primer lugar porque a la duquesa de Palma nada le afecta mucho, como al cemento de Cemex.
 Lleva dos años viendo como la perforadora de su matrimonio menoscaba el respeto hacia la institución, y como si nada.
Por otro lado, es un hecho histórico que entre el fisco y las familias reales solo podía haber buen trato.
 Basta con recordar los tiempos de Ricardo Corazón de León, su avaricioso hermano Juan y el rey de las mallas (hoy día se dice leggings) Robin Hood
. El rey Juan se apoderó del trono e incrementó los impuestos para mantener su nivel de vida.
 La población diezmada encontró en Robin Hood un aliado para enfrentar tanta desigualdad en el cobro de impuestos.
 Al final, que es feliz, regresó Ricardo y con el paso del tiempo Inglaterra, como sabemos, se hizo muy civilizada y resolvió con acierto cosas como la sanidad y los impuestos.
Sin tanto acierto, los directores de área del Ministerio de Hacienda se hartan de repartir favores, algo que tarde o temprano le sucede a todos los que reparten favores
. Mientras que el escándalo de la semana lo fiscaliza Hacienda, en las cenas todos bromean o especulan con que este tipo de cosas son un ejemplo más de cómo el Gobierno vampiriza el cuerpo del Estado, apropiándoselo.
 “Con lo que es ese cuerpazo”, exclaman algunos.
“Que se lo come Montoro”, rematan otros.
También hemos sabido que se ha logrado obtener la secuencia casi completa de los genes mitocondriales de los homínidos de Atapuerca
. ¡Qué maravillosa es la ciencia y cómo le cuesta aceptarlo al ministro Wert
! A consecuencia de este hallazgo los científicos se manifiestan desconcertados, aunque no tanto como Montoro con sus subordinados, porque el resultado “los aleja del neandertal y los vincula con un linaje siberiano infrecuente en Europa occidental”.
 ¡Resulta que somos todos rusos! Lo que nos plantea este descubrimiento es si en esos 400.000 años, ¿nos hicimos proclives a la corruptela? ¿O forma parte de nuestro ADN?
 ¿El corrupto nace o se hace?
Fieles a explotar cada uno de sus mitocondriales, la familia real inglesa ha decidido alquilar salones de Buckingham para fiestas de alto nivel, recaudando lo que el Estado no asume alegremente
. Que cada palo aguante su vela, diría la señora Cospedal.
 Capitalismo y glamour.
 En España, seguro que esas fiestas de empresa o de premios de revistas pagan por usar los espacios públicos donde se celebran.
Por ejemplo, los Telva de este año festejados en la galería de Cristal del Ayuntamiento de Madrid. ¿Colaboran (pagar se sustituye siempre por un lindo eufemismo) con alguna reparación o gotera sin tapar? Ha sido la mejor fiesta de todas sus ediciones. ¡Hasta llegaron a coincidir Mar Flores con Cayetano Martínez de Irujo, que no pueden verse ni en ejercicios de nostalgia! Algunas frívolas dijeron que marcaba el fin de la crisis
. Deslumbraron los arreglos florales en las mesas, de Bourguignon, un muy requerido florista de la capital.
 Al parecer, tratándose de un intercambio publicitario con la revista, el florista colocó tarjetas de presentación entre las flores, generando fuertes críticas entre las damas. “Sentí molestia”, exclamó una de las más jóvenes y airadas. “Qué falta de delicadeza, promocionarse de esa forma”. El final de toda crisis siempre deja alguna secuela.
Un grupo de españoles se trasladó a Miami para asistir su feria de Arte. Art Basel Miami es un desparrame de cócteles, cenas de marcas de moda, fluir de champagne, cifras astronómicas por un mini warhol o un maxi Ai Weiwei
. Como allí se sienten más relajados, los madrileños se ponen a hablar imitando a su alcaldesa y su última genialidad: el Treat Tax Free, que como es habitual en ella se le convirtió en un endiablado trabalenguas durante su discurso en el Club Siglo 21.
 En Miami llegó a emplearse como contraseña para las fiestas más sonadas, como la de un viejo hotel del imperio Playboy que fue acondicionado para acoger una supuesta actuación de Lady Gaga.
 Cientos de fans de todos los sexos, razas y presupuestos okuparon el lugar, con un escenario atrezzado como si en verdad la diva fuera a actuar, para descubrir una vez dentro que era una mentira con increíble efecto viral.
 La idea fue de un relaciones públicas venezolano, Omar, que vivió en la España de la burbuja inmobiliaria.
 Evidentemente, aprendiendo de nuestros mitocondriales.

 

6 dic 2013

Tenga cuidado con lo que desea......................................Eugenia de la Torriente

La chaqueta cerrada con cremallera, los pantalones a juego.
 Dos piezas de colores chillones realizadas en nailon: el tracksuit es ese chándal que llevan con olímpica dignidad los deportistas para hacer su trabajo y que ha adquirido un carácter distinto en las actuaciones de hip-hop o sobre dirigentes políticos como Nicolás Maduro.
Y, sin embargo, es un traje.
Durante un curso de moda masculina organizado por el Museo del Traje de Madrid, se planteó un interesante debate sobre la influencia de la ropa deportiva en el resto del guardarropa y su responsabilidad en la pérdida de formalidad. En él, emergió una pregunta, ¿el chándal es un elemento democratizador o individualizador? ¿Uno se lo pone para rebelarse contra los códigos tradicionales o para diluirse entre una multitud homogénea, despojada de símbolos de estatus?
La obsesión por el deporte y su impacto en ropa que se lleva para estar sentado en una oficina es un asunto relativamente reciente en la historia del vestir.
 Se remonta al periodo de entreguerras cuando Estados Unidos vivió la emergencia de la generación de jóvenes lustrosos que tan bien retrató Scott Fitzgerald. Exhibían su hedonismo con sport jackets que se convirtieron en la génesis de la experimentación estilística masculina.
 “La elegancia neoyorquina de la época equivalía a aparentar comodidad”, escribe Alan Flusser en Dressing the man. “Desde ese momento, tal virtud se convertiría en una constante en la moda masculina”.

Sociología del chándal

En los años cincuenta, parte de ese atrevimiento se perdió tras la uniformidad de un traje gris, promovido por el conservadurismo que imperaba en Estados Unidos, pero los sesenta trajeron una nueva turbulencia que favoreció a la moda como elemento de expresión.
 Precisamente en esa década, Adidas empezó a fabricar su tracksuit
Pero fue la locura por el gimnasio de los ochenta la que cimentó su conversión en un fenómeno masivo
. Y, en paralelo a su conversión en paradigma de lo popular, el chándal y las zapatillas fueron reivindicados por la juventud y la cultura del hip-hop como elementos de ruptura contra lo establecido.

La búsqueda de la comodidad

Las dos grandes revoluciones en la moda masculina de las últimas décadas han sido la introducción de prendas y materiales procedentes del deporte y la emergencia de un vestuario laboral desprovisto de códigos como el traje y la corbata.
 Curiosamente, ambos cambios van en una dirección común, la misma que dirigía los primeros pasos de la experimentación masculina, la búsqueda de la comodidad. 
Como si desde hace un siglo los hombres estuvieran persiguiendo una quimera: congeniar sus ansias de libertad con los requisitos sociales.
En el entorno laboral, relajar las imposiciones estilísticas estaba destinado a promover una atmósfera de trabajo más distendida.
 Abandonar el uniforme del traje y llevar la renovación tan lejos como para aceptar las sudaderas de Mark Zuckerberg en despachos de Wall Street tiene ventajas, pero también ha complicado la vida de muchos hombres.
 Francamente, las cosas eran mucho más simples cuando estaba establecido qué llevar. Ahora las posibilidades se han multiplicado y ni siquiera se ofrecen disyuntivas simples, es decir, de extremos. La cuestión no es elegir entre corbata o zapatillas. 
Este invierno, tras varias temporadas especialmente fértiles en el trasvase entre moda y deporte debido a los Juegos Olímpicos de Londres, la zona de grises continúa. 
En Louis Vuitton, Kim Jones combina los trajes con plumíferos y Veronique Nichanian usa jerséis de esquiar con pantalones en Hermès. No son fórmulas sencillas de gestionar.
 Al final, la búsqueda de comodidad trae pareja una indefinición de las reglas que deja mucho más en manos de la sensibilidad del usuario
. Hay que tener cuidado con lo que se desea.