Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

27 nov 2013

Enriqueta Antolín, la voluntad de narrar.........................Juan Cruz

La escritora destacó como autora de relatos breves y cronista del mundo literario.

 

Enriqueta Antolín, escritora, en 2005. / RICARDO GUTIÉRREZ

Había en Enriqueta Antolín (Palencia, 1941) una voluntad íntima de querer y de contar
. Aparecía en sus libros, pero sobre todo saltaba en su mirada, en su manera de relacionarse con los demás. Querer y contar, estar cerca aunque estuviera lejos.
 Esa sutileza, que se expresaba en la ternura personal, se convertía en su escritura en una manera de ser rabiosamente literaria.
Entre la escritora y la persona no había apenas distancia.
 Se la quería por lo que era, y se la quería por lo que escribía.
 Escribió aquí, por cierto, muchas entrevistas y muchas crónicas y algunos cuentos; era una escritora de la intimidad y una periodista de aliento hondo, siempre buscando, en sus entrevistas y en sus crónicas, misterios y sueños ajenos.
Una vez (1992) publicó un libro, La gata con alas; cuando estaba a punto de salir de la imprenta, Carmen Laforet declaró en una rara entrevista que ella acababa de soñar que escribía un libro y que este se llamaba La gata con alas.
Kety, como la llamábamos todos, era mágica, singular.
 Caminaba como si flotara al encuentro de los otros, y tenía la mirada y la voz sentimental, como si abrazara mirando, poniendo siempre una mano sobre el hombro del interlocutor, diciéndole “aquí estoy”.
 Decía: “Tenemos que vernos, hablar”.
Fue la amiga de todo el mundo, en el universo literario, del que tanta crónica hizo, y en la vida común de la generación en la que discurrió su vida.
 Eso es lo primero que surge de su recuerdo, la sensación de la amistad que prodigó, cuando uno piensa en ella en el momento mismo en que recibe la triste noticia que nos dio ayer tarde Andrés Berlanga, su marido, periodista también, escritor
. Enriqueta Antolín murió ayer tarde en Madrid, en el día en que cumplía 72 años, después de una enfermedad larga que ella sobrellevó con una increíble fortaleza
. Ahora había recaído, una vez más.
 Cuando reaparecía hacía como que jamás se había ido.
Para ella, la literatura era “un arte verdaderamente serio”, y así lo abordó, minuciosamente, sin atender jamás a la moda que imponía temas y verbos.
Sus cuentos (Caminar de noche, por ejemplo) fueron maneras suyas de contar el misterio de lo oscuro, “como caminar dentro de ti mismo, por las partes oscuras del yo”, decía, “para conocerse mejor…”
Ella buscaba la noche, la otra parte, para que la vida tuviera su día completo.
 En ese tiempo oscuro se iban fabricando sus argumentos; “como si estuvieran”, dijo aquí cuando publicó Final feliz (2005), “en alguna parte de mi cerebro esperando a que los redacte.
 Es como si tuviera un baúl de imágenes, recuerdos, experiencias, anécdotas que he visto en forma literaria”.
A ella le gustaba desconcertar a los lectores, “a mí me gusta jugar”.
 Y nosotros mismos, las mujeres, los hombres, “somos un extraño juguete, una broma de la naturaleza, interesante pero de muy dudoso gusto”.
Su obra es un compendio de todos esos hallazgos, desde la citada La gata con alas a su último libro publicado, Qué escribes, Pamela, aparecido el año pasado; también publicó Mujer de aire, Caminar de noche, Cuentos con Rita
Es autora de un libro de conversaciones con Francisco Ayala, de quien, como de tantos escritores de todas las edades, fue a veces hermana menor y hermana mayor al mismo tiempo.
 Su literatura vivía del misterio del sueño, de un delirio controlado por la razón y por la ternura.
Su adiós, comunicó ayer tarde Andrés Berlanga, tendrá efecto este mediodía, a las 13.00 horas, en el tanatorio La Paz, donde se dispuso su duelo.
Descanse en Paz

El amor insondable de Kafka y Felice..........................José Andrés Rojo

Las cartas del autor de ‘El proceso’ permiten reconstruir una enigmática relación llena de turbulencias

Editorial Nördica recupera 'Cartas a Felice' cuarenta años después de que apareciera en España.

Franz Kafka, visto por Fernando Vicente.

El 16 de junio de 1913, Franz Kafka le confesó a Felice Bauer que no era gran cosa.
 “La verdad es que no soy nada, lo que se dice nada”, le escribió.
 Inmediatamente después le explicaba que no conocía a nadie tan desastroso en las relaciones humanas como él, y que tenía la impresión de que “no hubiera vivido nada”.
Por si acaso añadía: a) que era incapaz de pensar y b) que tampoco sabía narrar, “ni siquiera hablar”. Poco antes, tras informarle de que estaba enfermo, le había preguntado: “¿Querrás reflexionar (…) y llegar a una conclusión respecto a si quieres ser mi mujer?”.
Nórdica vuelve a publicar estos días Cartas a Felice casi cuarenta años después de que apareciera el libro en España, y lo ha hecho (marca de la casa) en una magnífica edición y en el momento oportuno: nunca está de más sumergirse en esa insondable y enigmática relación que tan a fondo excava en los laberintos del amor.
 “Yo perdería mi soledad, que en su mayor parte es horrible, y te ganaría a ti, a quien amo más que ningún otro ser”, le seguía contando Kafka en la misma carta. “En cambio tú perderías tu vida tal como la has llevado hasta el momento, vida con la que te sientes satisfecha casi por completo”.
 Así que remataba:
“En lugar de esta nada despreciable pérdida ganarías un hombre enfermo, débil, insociable, taciturno, triste, rígido, casi desprovisto de toda esperanza, cuya tal vez única virtud consiste en que te quiere”.
“Yo perdería mi soledad, que en su mayor parte es horrible, y te ganaría a ti, a quien amo más que ningún otro ser”
Kafka conoció a Felice Bauer el 13 de agosto de 1912 en casa de la familia de Max Brod, seguramente su mejor amigo.
 El 20 de septiembre le escribió por primera vez. Kafka tenía entonces 29 años; Felice, 25.
 Él trabajaba en una empresa de seguros, vivía en Praga y estaba a punto de publicar su primer libro de relatos, Contemplación.
 Ella era ejecutiva en Carl Lindström S.A., una empresa dedicada a la fabricación y distribución de dictáfonos y residía en Berlín.
 “Cuando llegué a casa de los Brod”, apuntó unos días después en su diario a propósito de Felice, “estaba sentada a la mesa.
 No sentí la menor curiosidad por saber quién era, porque enseguida fue como si nos conociéramos de toda la vida”.
No tardarían mucho en escribirse con inusitada frecuencia, casi diariamente.
 En su sexta carta, del 27 de octubre, Kafka reconstruyó milimétricamente el día en que se conocieron.
 No volvieron a verse, sin embargo, hasta el 23 de marzo de 1913, casi nueve meses después de su primer encuentro.
 En mayo, Kafka fue recibido por la familia de Felice, y lo pasó francamente mal.
 Por fin, en junio, le pide que sea su esposa.
 El 1 de abril, sin embargo, le había confesado: “Mi verdadero miedo –no se puede decir ni oír nada peor– consiste en que jamás podré poseerte”.
“Mi verdadero miedo –no se puede decir ni oír nada peor– consiste en que jamás podré poseerte”
Las cartas de Kafka a Felice ocupan en el volumen de Nórdica 827 páginas
. Casi el ochenta por ciento del espacio son las que le escribió hasta finales de 1914
. La última es del 16 de octubre de 1917. Fueron cinco años de una relación extraña, casi siempre a distancia, llena de recovecos, de equívocos, de turbulencias. Se amaban locamente, locamente temían por lo que les iba a deparar el futuro. Fueron a ratos cómplices y a ratos enemigos.
 Felice respondió que “sí” a la carta de junio de 1913, e inmediatamente después empezaron los tormento de Kafka
. En septiembre huye del compromiso, ingresa en un sanatorio de Riva, quiere olvidarlo todo.
 Allí conoce a la “chica suiza” de la que se enamora durante diez días. Felice, por su parte, envía a finales de octubre a una amiga suya, Grete Bloch, para que haga de mediadora.
Más complicaciones: Kafka empieza a cortejar a Grete por correspondencia, pero poco a poco recupera a Felice
. Vuelven a prometerse en junio de 1914, vuelven a romper un mes después tras un incómodo episodio en un hotel que Kafka identifica con una suerte de proceso en el que lo condenan.
 De nuevo la distancia, tiras y aflojas, breves encuentros.
Entre el 3 y el 13 de julio de 1916, Kafka y Felice pasan diez días en Marienbad.
 Al principio las cosas chirrían. “Siguieron cinco días felices con ella, uno, se diría, por cada uno de sus cinco años en común”, escribe Elias Canetti en El otro proceso de Kafka.
 De nuevo piensan en casarse, cuando termine la guerra.
Pero vuelven a discutir.
 Todavía su amor reverdece a ratos, pero en octubre de 1917, la relación se ha extinguido ya.
 El 30 de septiembre Kafka le ha escrito la carta más triste, la penúltima de todas aunque sea la del verdadero final. “Mi barca es muy frágil”, le dice.
Se refiere a su enfermedad. Ha perdido.
“Jamás recuperaré la salud”.
Todo ha terminado.

 

 

Nigella Lawson, “adicta a la cocaína” a espaldas de Saatchi.....................Brenda Otero

Un juicio por fraude a unas antiguas empleadas del famoso exmatrimonio destapa la supuesta adicción de la chef televisiva británica y complica la relación entre ambos.

La chef televisiva Nigella Lawson, en una foto de octubre de 2012. / VALERY HACHE (AFP)

El divorcio entre el coleccionista de arte Charles Saatchi y cocinera televisiva Nigella Lawson se está complicando más de lo previsto.
 La pareja obtuvo el divorcio exprés el pasado julio, después de que Saatchi admitiese ante la policía haber agredido a su mujer durante una pelea en la terraza de un restaurante en Londres.
Así se ponía fin a diez años de matrimonio y comenzaba una batalla de la que está pendiente toda Reino Unido.
 El nuevo capítulo se abre con el juicio a unas antiguas empleadas de Saatchi y Lawson, las hermanas italianas Francesca y Elisabetta Grillo.
Las exayudantes fueron acusadas de apropiarse de unos 375.000 euros mientras trabajaban para la pareja. En su defensa alegan que mantenían un acuerdo tácito con Lawson, que ignoraba sus excesivos gastos a cambio de que no revelaran a su marido su consumo diario de cocaína, cannabis y fármacos.
 Mantienen que la popular chef y presentadora se vio obligada a negar que autorizase las compras para evitar que su secreto saliese a la luz.
 La revelación forma parte de la estrategia de los abogados de las Grillo para minar la credibilidad de Lawson como testigo en el juicio, y que implicaría que Lawson podría ser contra interrogada sobre este asunto cuando dé testimonio frente al juez.
Las hermanas trabajaron para Lawson y Saatchi hasta que el año pasado el marchante de arte puso en marcha la denuncia contra ellas.
 Se las acusa de usar tarjetas de crédito de la sociedad de la pareja en taxis, billetes de avión en primera clase con destino a Nueva York y compras en compras en Prada, Chanel y Miu Miu
. Por su parte, ellas aseguran que también usaron esas mismas tarjetas para comprar varias copias de los libros publicados por Saatchi y así aumentar las ventas.
El juez levantó el secreto sumarial después de tener conocimiento de un email enviado por Saatchi a Lawson.
 “Las Grillo se librarán basándose en el hecho de que estabas tan colocada que permitiste a las hermanas gastar todo lo que quisieran.
 Y sí, me creo cada una de sus palabras” escribe el millonario en otro correo electrónico, este con su exmujer como destinataria
. El mecenas de artistas como Damien Hirst ha declarado que en ese momento se encontraba “completamente estupefacto” al descubrir el consumo de drogas de su entonces esposa durante una década. Según The Telegraph el millonario afirma en el mismo correo electrónico que Lawson permitió a su hija Cósima, de 19 años, consumir sustancias ilegales:
“Envenenaste a tu hija con droga y arruinaste su vida. ¡Qué elegancia!”, informa el diario.
La pareja rompió después de que Saatchi admitiese haber agredido a su mujer en un restaurante, en un altercado que podría estar relacionado con el descubrimiento de la adicción de Lawson.
 En un principio había mantenido que se trataba de una riña “de broma”, pero terminó presentándose voluntariamente en un comisaría de Londres
 . Desde entonces, el coleccionista de 70 años ha tenido un comportamiento contradictorio con respecto a su ex
. Tras la separación declaró que había sido “una decepción a Nigella más o menos durante el último año” y poco después empujó a su hija Phoebe de 18 años, fruto de un anterior matrimonio, a hablar con los medios británicos.
Según el Daily Mail, la hija de Saatchi afirmó que Nigella la había abandonado “sin compasión” tras la separación y que la familia sabía que se encontraba envuelta en “actividades ilegales”.
También se mostró preocupada por los altibajos que mostraba padre.
 Las declaraciones finalmente no fueron publicadas pero algunos recogieron testimonios de amigos de Lawson que aseguraban que Saatchi deseaba volver con ella y la había amenazado con suicidarse.

 

La fiscalía de Sevilla se opone a dejar en libertad al hijo de Ortega Cano....Ese niño con tanto que tiene no tiene sentido Común, no sé si son los que con 18 años se reforman en la cárcel o en ningún sitio....


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Ortega Cano y su hijo José Fernando, en 2012 / e. press
La Fiscalía de Sevilla se ha opuesto a la petición de libertad del hijo del torero José Ortega Cano, José Fernando, al considerar que aun quedan "diligencias esenciales" por practicar, informa Efe.
 El joven de 20 años fue encarcelado el 14 de noviembre por una agresión en un club de alterne.
La fiscalía se ha opuesto también a dejar libre a los dos amigos del hijo del torero, quienes cumplen prisión preventiva.
Con diligencias pendientes, la fiscalía se refiere a la rueda de reconocimiento de los cinco acusados que está prevista para el viernes. José Fernando ha pedido la libertad porque tiene una oferta de trabajo y por su correcto rendimiento escolar
. El hijo de Ortega Cano ha aportado a la juez la oferta de empleo de un empresario que afirma saber que el joven "siempre ha trabajado de forma honrada".
 También ha aportado un certificado de que es un "alumno normal" firmado por un instituto de Alcobendas (Madrid), localidad próxima a la urbanización donde la madre del joven, Rocío Jurado, poseía una vivienda. Sin embargo, tiene su residencia en la localidad de Castilblanco de los Arroyos (Sevilla), donde Ortega Cano posee una finca en la que ha vivido la familia.
Además, el hijo del torero ha aportado su matrícula en un centro de enseñanza a distancia, un estudio psicológico que se le hizo en su día y una propuesta de ingreso en un centro de desintoxicación, según las citadas fuentes.
 Esta última propuesta deriva de la drogadicción que ha alegado su defensa por su futura repercusión favorable en la condena que se le pueda imponer por los delitos de lesiones, robo violento y daños que se le imputan.
Además, el torero Ortega Cano ha depositado en el juzgado la cantidad de 1.200 euros para hacer frente a las futuras responsabilidades civiles de su hijo, lo que permitiría aplicarle la atenuante de reparación del daño.