A sus 19 años, este jugador profesional ha ganado un millón de euros con el póker.
Cada vez que le preguntan a Adrián Mateos (Madrid, 1994) a qué se
dedica, sonríe tímido. Es jugador profesional de póker
. Algo que muchos no se creen. Pero no va de farol.
A sus 19 años acaba de ganar el World Series of Poker Europe.
O lo que es lo mismo, uno de los circuitos más importantes de póker a nivel europeo, en el que se ha embolsado un millón de euros.
¿Cuestión de suerte? “En absoluto”, templa con la misma sonrisa. “El póker no es solo azar, tiene una parte técnica que se aprende a base de estudiar y leer mucho”.
En su caso tiene además buena mano con las matemáticas
. Ha nacido, en fin, con buenas cartas.
Ya de pequeño, Mateos desplumaba a sus abuelos jugando al tute.
Lo del póker vino con 16 años. Acababa de aprobar 1º de Bachillerato con buenas notas, y una noche de verano se derritió frente al televisor viendo una de estas partidas:
“Al ver aquello me obsesioné; recuerdo que pensé que algún día sería jugador profesional”.
Dicho y hecho. Se documentó, leyó libros, buceó en Internet, aprendió jugadas
. Y más tarde, y más formado, comenzó también a desplumar a sus amigos.
En su primera timba se llevó cinco euros. Suficiente, sin embargo, para saber que era mejor que los demás.
• Ración de chopitos: 9.
• Dos bocadillos de lomo: 10.
• Dos coca-colas: 5.
Total: 29 euros.
Casi con la misma solvencia se matriculó en Economía.
Para entonces ya tenía 1.000 euros de banca y podía entrar en los casinos para disgusto de sus padres: “No les gustaba que jugara tanto, pero yo ganaba y además cumplía con mis estudios”.
Aunque Mateos reconoce que a la mañana siguiente, en clase, no paraba de pensar en la jugada de la noche anterior.
Al mes podía sacarse, fácilmente, unos 2.000 euros gracias, en parte, a incautos cantantes o futbolistas famosos, habituales del casino. “Muchos de estos famosos juegan por hobby; no son buenos contrincantes y pierden dinero. Sin esta gente yo no podría dedicarme a esto”, confiesa. ¿Cuál es el secreto?
Echarle mucho tiempo.
“Aquí solo gana un 5% de la gente. Tienes que ser un apasionado. Para mí, como te digo, es un trabajo en el que invierto unas 10 horas diarias.
Pero aunque a mí me haya ido bien, es un mundo difícil”, avisa. ¿Nunca ha tenido malas rachas? “Claro que sí”. ¿Y de cuánto hablamos, de 2.000 euros? “Más, más”. ¿4.000? “Unos 10.000 euros”, zanja con nervios de acero
. Aunque también ganó 130.000 en dos torneos previos a ese circuito europeo.
Fue lo que hizo que subiera su apuesta personal y abandonara sus estudios para hacerse jugador profesional desde Londres, donde reside y vive del póker
. Allí las ganancias se declaran al 0%, afirma. “En España el mercado online es muy reducido y no hay niveles muy altos”, explica. ¿Y qué le parece Eurovegas?
“Mi espinita es no poder vivir de esto aquí. Me vendría especialmente bien que llegara Eurovegas, pero también a Madrid por el dinero que generaría”. Las Vegas, de momento, tendrá que esperar hasta que tenga 21.
Para llegar hasta aquí, Mateos ha tenido que descartarse de familia y amigos.
Los mismos que ahora celebran que sacara una pareja de reyes frente a la pareja de nueves de su oponente.
No baraja volver a estudiar a corto plazo. Tiene otros ases en la manga como montar alguna empresa en el futuro.
La pregunta del millón es qué va a hacer con el dinero: “Seguir jugando y comprarle un coche a mis padres que el que tienen ya cumple 10 años”.
. Algo que muchos no se creen. Pero no va de farol.
A sus 19 años acaba de ganar el World Series of Poker Europe.
O lo que es lo mismo, uno de los circuitos más importantes de póker a nivel europeo, en el que se ha embolsado un millón de euros.
¿Cuestión de suerte? “En absoluto”, templa con la misma sonrisa. “El póker no es solo azar, tiene una parte técnica que se aprende a base de estudiar y leer mucho”.
En su caso tiene además buena mano con las matemáticas
. Ha nacido, en fin, con buenas cartas.
Ya de pequeño, Mateos desplumaba a sus abuelos jugando al tute.
Lo del póker vino con 16 años. Acababa de aprobar 1º de Bachillerato con buenas notas, y una noche de verano se derritió frente al televisor viendo una de estas partidas:
“Al ver aquello me obsesioné; recuerdo que pensé que algún día sería jugador profesional”.
Dicho y hecho. Se documentó, leyó libros, buceó en Internet, aprendió jugadas
. Y más tarde, y más formado, comenzó también a desplumar a sus amigos.
En su primera timba se llevó cinco euros. Suficiente, sin embargo, para saber que era mejor que los demás.
Tu caña, tu tapa. Pinto (Madrid)
• Ración de patatas bravas y alioli: 5 euros.• Ración de chopitos: 9.
• Dos bocadillos de lomo: 10.
• Dos coca-colas: 5.
Total: 29 euros.
Para entonces ya tenía 1.000 euros de banca y podía entrar en los casinos para disgusto de sus padres: “No les gustaba que jugara tanto, pero yo ganaba y además cumplía con mis estudios”.
Aunque Mateos reconoce que a la mañana siguiente, en clase, no paraba de pensar en la jugada de la noche anterior.
Al mes podía sacarse, fácilmente, unos 2.000 euros gracias, en parte, a incautos cantantes o futbolistas famosos, habituales del casino. “Muchos de estos famosos juegan por hobby; no son buenos contrincantes y pierden dinero. Sin esta gente yo no podría dedicarme a esto”, confiesa. ¿Cuál es el secreto?
Echarle mucho tiempo.
“Aquí solo gana un 5% de la gente. Tienes que ser un apasionado. Para mí, como te digo, es un trabajo en el que invierto unas 10 horas diarias.
Pero aunque a mí me haya ido bien, es un mundo difícil”, avisa. ¿Nunca ha tenido malas rachas? “Claro que sí”. ¿Y de cuánto hablamos, de 2.000 euros? “Más, más”. ¿4.000? “Unos 10.000 euros”, zanja con nervios de acero
. Aunque también ganó 130.000 en dos torneos previos a ese circuito europeo.
Fue lo que hizo que subiera su apuesta personal y abandonara sus estudios para hacerse jugador profesional desde Londres, donde reside y vive del póker
. Allí las ganancias se declaran al 0%, afirma. “En España el mercado online es muy reducido y no hay niveles muy altos”, explica. ¿Y qué le parece Eurovegas?
“Mi espinita es no poder vivir de esto aquí. Me vendría especialmente bien que llegara Eurovegas, pero también a Madrid por el dinero que generaría”. Las Vegas, de momento, tendrá que esperar hasta que tenga 21.
Para llegar hasta aquí, Mateos ha tenido que descartarse de familia y amigos.
Los mismos que ahora celebran que sacara una pareja de reyes frente a la pareja de nueves de su oponente.
No baraja volver a estudiar a corto plazo. Tiene otros ases en la manga como montar alguna empresa en el futuro.
La pregunta del millón es qué va a hacer con el dinero: “Seguir jugando y comprarle un coche a mis padres que el que tienen ya cumple 10 años”.