Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

12 nov 2013

“La llegada de Eurovegas me vendría muy bien”..........No creo que este chico le afecte las Becas es un buen o mal ejemplo.....no lo sé.

A sus 19 años, este jugador profesional ha ganado un millón de euros con el póker.

 

Mateos despluma en el casino a futbolistas y cantantes. / Carlos Rosillo

Cada vez que le preguntan a Adrián Mateos (Madrid, 1994) a qué se dedica, sonríe tímido. Es jugador profesional de póker
. Algo que muchos no se creen. Pero no va de farol.
 A sus 19 años acaba de ganar el World Series of Poker Europe.
 O lo que es lo mismo, uno de los circuitos más importantes de póker a nivel europeo, en el que se ha embolsado un millón de euros.
 ¿Cuestión de suerte? “En absoluto”, templa con la misma sonrisa. “El póker no es solo azar, tiene una parte técnica que se aprende a base de estudiar y leer mucho”.
En su caso tiene además buena mano con las matemáticas
. Ha nacido, en fin, con buenas cartas.
 Ya de pequeño, Mateos desplumaba a sus abuelos jugando al tute.
 Lo del póker vino con 16 años. Acababa de aprobar 1º de Bachillerato con buenas notas, y una noche de verano se derritió frente al televisor viendo una de estas partidas:
“Al ver aquello me obsesioné; recuerdo que pensé que algún día sería jugador profesional”.
 Dicho y hecho. Se documentó, leyó libros, buceó en Internet, aprendió jugadas
. Y más tarde, y más formado, comenzó también a desplumar a sus amigos.
 En su primera timba se llevó cinco euros. Suficiente, sin embargo, para saber que era mejor que los demás.

Tu caña, tu tapa. Pinto (Madrid)

• Ración de patatas bravas y alioli: 5 euros.
• Ración de chopitos: 9.
• Dos bocadillos de lomo: 10.
• Dos coca-colas: 5.
Total: 29 euros.
Casi con la misma solvencia se matriculó en Economía.
 Para entonces ya tenía 1.000 euros de banca y podía entrar en los casinos para disgusto de sus padres: “No les gustaba que jugara tanto, pero yo ganaba y además cumplía con mis estudios”.
Aunque Mateos reconoce que a la mañana siguiente, en clase, no paraba de pensar en la jugada de la noche anterior.
 Al mes podía sacarse, fácilmente, unos 2.000 euros gracias, en parte, a incautos cantantes o futbolistas famosos, habituales del casino. “Muchos de estos famosos juegan por hobby; no son buenos contrincantes y pierden dinero. Sin esta gente yo no podría dedicarme a esto”, confiesa. ¿Cuál es el secreto?
Echarle mucho tiempo.
“Aquí solo gana un 5% de la gente. Tienes que ser un apasionado. Para mí, como te digo, es un trabajo en el que invierto unas 10 horas diarias.
Pero aunque a mí me haya ido bien, es un mundo difícil”, avisa. ¿Nunca ha tenido malas rachas? “Claro que sí”. ¿Y de cuánto hablamos, de 2.000 euros? “Más, más”. ¿4.000? “Unos 10.000 euros”, zanja con nervios de acero
. Aunque también ganó 130.000 en dos torneos previos a ese circuito europeo.
 Fue lo que hizo que subiera su apuesta personal y abandonara sus estudios para hacerse jugador profesional desde Londres, donde reside y vive del póker
. Allí las ganancias se declaran al 0%, afirma. “En España el mercado online es muy reducido y no hay niveles muy altos”, explica. ¿Y qué le parece Eurovegas?
 “Mi espinita es no poder vivir de esto aquí. Me vendría especialmente bien que llegara Eurovegas, pero también a Madrid por el dinero que generaría”. Las Vegas, de momento, tendrá que esperar hasta que tenga 21.
Para llegar hasta aquí, Mateos ha tenido que descartarse de familia y amigos.
 Los mismos que ahora celebran que sacara una pareja de reyes frente a la pareja de nueves de su oponente.
 No baraja volver a estudiar a corto plazo. Tiene otros ases en la manga como montar alguna empresa en el futuro.
La pregunta del millón es qué va a hacer con el dinero: “Seguir jugando y comprarle un coche a mis padres que el que tienen ya cumple 10 años”.

Y Dios creó a la 'garçonne'

Inolvidable como 'La Juani' de Bigas Luna, Verónica Echegui acepta el reto de transformarse en Francçoise Hardy.

Para dar volumen a su melena se usó la brocha de peinado Volume Maker, de ShuUemura. / Sergi Pons

Verónica Echegui lleva todo el día caracterizada como Françoise Hardy.
Lo ha hecho a petición de ICON, que ha elegido a la mítica cantante francesa como inspiración para esta sesión de fotos.
 Y el parecido entre ellas a veces es tal que, cuando se topa uno con la actriz madrileña en el Passeig de Gràcia ataviada cual accidente pop de 1965, llama más la atención por lo extravagante de la escena que por estar cruzándose con la chica que hace más de un lustro fue escogida entre casi 3.000 aspirantes para protagonizar Yo soy la Juani, la cinta con la que Bigas Luna anticipó la eclosión del poder choni.
 Lo que más le ha sorprendido a Echegui ha sido descubrir que, como le pasó al mundo con Crowded House, conocía más temas de la intérprete de Tous les garçons et les filles de los que pensaba.
 “Durante la sesión han puesto música suya para ambientarnos y he empezado a recordar las canciones.
 No sabía que eran de ella, pero me sonaban. Luego he conectado: ¡mi madre! Ella estudió en un colegio francés y siempre ponía música francesa.
 Como desde pequeña me ha frito la cabeza con sus músicas, sabía que existía, pero no registraba. Es que siempre me metía con ella, su vena franchute”.
El cabello reluciente de Echegui se consigue con el aceite Exiquisite Oil de Mat. / Sergi Pons
Artista sin permiso: Sus padres, abogado él y funcionaria ella, no apoyaron su empeño en ser actriz.
 En la foto, evocando uno de los retratos más clásicos de la cantante francesa, con un jersey de punto de Acne y gorra de Kangol para la sombrerería Yoqs.
Aclarada la conexión entre ambas mujeres, Verónica toma asiento en un sillón tan incómodo como fotogénico de la terraza de una suite en el séptimo piso del barcelonés Hotel Mandarin y pregunta qué tipo de entrevista se le va a plantear.
 Muerde una de esas galletas con aspecto de cemento armado que prometen dejarte el trasero con la misma textura. “Me siento muy ridícula”, confiesa tras recibir como respuesta el encargo de ser amable, simpática, osada e industriosa en lo que a producir titulares se refiere
. En fin, se le pide que no sea otra actriz más (debería resultarles más fácil y divertido a las actrices no hacer siempre de actriz entrevistada, después de todo se dedican a actuar), otra más que habla de lo que no sabe, o que no habla de nada en concreto, o que, simplemente, viene a contarnos una película que ya hemos visto. Para el caso, podría ser la última de Daniel Sánchez Arévalo, La gran familia española, su primera incursión en la comedia después de tantos años de sufrimiento en la pantalla. Insistimos en el reclamo de titulares.
“Lo que pasa es que un día pienso una cosa y luego cambio de parecer.
Me leo y pienso ‘qué horror’. Hay muchas preguntas en cuyas respuestas no he pensado mucho.
 Es complicado, porque parece que hay que tener una idea clara al respecto de cualquier cosa, y no es que yo no quiera colaborar con la prensa, pero a veces una no opina nada sobre algo.
Puede resultar una situación un tanto extraña. No quiero contestar, y lo digo sin acritud. Parece un detalle feo, pero es que no tengo nada que decir”. Esta es la mejor respuesta a una pregunta que no hemos formulado que jamás no hayan dado.

Infierno en Hollywood

Sergi Pons
He escogido papeles de forma demasiado pensada y estratégica. Y mira, cuando no está conectado con el alma, me sale mal, reflexiona la actriz, que viste camiseta de rayas 'vintage' de Kiliwatch y bolso de Dior.
Admite Verónica que la suya es una personalidad muy asertiva, lo que puede conducirle, en ocasiones, a actos que, en un universo como este, se entienden como declaraciones de guerra.
 Un ejemplo podría ser la carga de profundidad que durante la entrega de los Premios Gaudí le lanzó a Icíar Bollaín, con quien trabajó en Katmandú, una de sentimientos y buenas intenciones
. Aquel rodaje fue un infierno para esta madrileña de 30 años. Se puso enferma en Nepal y ya no se recuperó hasta un mes después de su vuelta a Madrid.
 “Sufría unos dolores de estómago que me moría, vomitando y haciéndomelo encima. Gastroenteritis, infección de orina… todo el pack 
. Ahí pensé seriamente que debo aprender una técnica para dosificar energía. 
Debes descansar mucho y comer mucho”.
 Más allá de racionalizar el esfuerzo físico que suponen para Echegui rodajes como este, El patio de mi cárcel (“perdí mucho peso y estaba grogui, me iba durmiendo por las esquinas, como una yonqui”) o La fría luz del día, cinta de acción con Sigourney Weaver y Bruce Willis que significó su primera incursión en el universo hollywoodiense (“me echaba tres carreras seguidas y se me salía el corazón del pecho”), lo que realmente necesitaba la actriz, y por extensión, su entorno era una cinta en que el desgaste emocional fuera también menor.
 Y ahí llegaron Sánchez Arévalo y su camarilla para darle una comedia.
 “Mi madre llevaba años diciéndome: ‘¿Por qué no haces alguna comedia, hija mía? Me vas a matar. Estoy harta de verte sufriendo.
 ¿Quién eres? ¿Juana de Arco?”. Recordemos que ha sido presa yonqui, voluntaria con conciencia social, ciega obsesionada con ser madre o víctima de un accidente aéreo a medio grado de la hipotermia (así la veremos en la próxima Kamikaze, de Álex Pina).
 El cambio era necesario. “La verdad es que hacer esta película me ha limpiado.
 Al curro ya le doy muchísimo. Si me meto en un proyecto me implico, pero cuando acaba el rodaje, me tomo unas cañas. Cargar el personaje no es sano. Necesito más comedia, porque debo acostumbrarme a disfrutar, me falta práctica”.
Sergi Pons
Maquillaje y peluquería: Pedro Cedeño para Talents. Agradecimientos al Hotel Mandarin de Barcelona.

Cual pluma al viento

La actriz confiesa que no le gustan los planes a largo plazo
. Por ejemplo, está aprendiendo inglés pero no sabe si se dejará llevar por la atracción que ejerce Hollywood. “
Si estás todo el tiempo pensando en el futuro, te angustias. Es complicado planear mucho más. ¿Qué quieres que te diga? ¿Que quiero salir en la próxima de Bayona y que le voy a pegar un telefonazo? ‘Oye, Jota, méteme en tu película, que es parte de mi plan…”.

La estrella invisIble

Sergi Pons
Póntelo, pónselo: El estilismo y el maquillaje no fueron el único vínculo entre la actriz española y el mito francés.
 La sesión trajo recuerdos de infancia a Echegui, que recordó que su madre escuchaba canciones de Hardy cuando ella era pequeña
. En la foto, lleva un jersey de punto de canalé de Stella McCartney y un casco de Futuramic. En el cabello, aceite sin siliconas Diamond Oil de Redken.
Es complicado saber qué piensa Echegui, es difícil saber quién es exactamente y no deja de ser curioso que una actriz que ha hecho de todo desprenda tanto la sensación de que aún le queda todo por hacer. “Exacto, así me siento… Esta profesión es divertida porque es muy perra y, la verdad, mucho menos glamurosa de lo que yo pensaba.
 Puede darte momentos maravillosos y momentos duros, por eso me siento muy viva.
 Es inestable, cambiante, y a mí me gusta ser así”. Inestables y cambiantes han sido sus papeles y el aspecto que ha mostrado en sus cintas
. Tal vez por eso, a pesar del éxito de algunas de sus películas, para muchos sería complicado reconocerla en la cola del súper. “A mí no me suelen observar tanto en la calle, o no soy tan consciente.
 A veces, si se da el caso de que me miran demasiado, me doy cuenta. Lo que pasa es que no sé si me miran por curiosidad o por algo más.
Me ha pasado que, después de mirarme un rato, se han acercado y me han dicho ‘oye, me recuerdas a mi prima o a una amiga”.
Muerde de nuevo lo que queda de la galleta y aprovecha para no responder la última pregunta. En vez de eso… “No sé si hago bien esto de las entrevistas. Hay gente que se crea un personaje para ellas y así se mueve
. Lees entrevistas con ellos, luego los conoces en persona y son dos entes totalmente distintos
. No me apetece nada que lo que se lea aquí de mí no refleje lo que soy.
 Yo doy lo que me piden en la medida de lo posible, y espero que se me trate con la misma justicia.
 Aún confío en el ser humano”

 

Nunca se dejará hablar de ella.........El expediente médico de Marilyn Monroe, vendido en 19.000 euros

Los documentos, en los que la actriz nunca usó su nombre real, reflajan que se operó la barbilla y la nariz y que estuvo embarazada.

Imagen de Marylin durante el rodaje de 'Something's got to give'. / ©Lawrence Schiller / cortesía MONDO GALERIA

Los archivos médicos que prueban que Marilyn Monroe se sometió a cirugía estética se vendieron por 25.600 dólares (algo más de 19.000 euros) durante una subasta de fin de semana en California
. La venta, organizada por la sala Julien de Beverly Hills, también se dedicó a objetos personales de otros ricos y famosos, como Elizabeth Taylor, Julie Andrews, Greta Garbo y la princesa Diana.
 El expediente médico de Monroe había despertado gran curiosidad, ya que incluye varias radiografías de la cara de la estrella y resúmenes médicos que ofrecen detalles sobre las cirugías que tenía.
Los registros médicos se refieren a Monroe por varios alias. Así se recoge que el doctor Michael Gurdin informa en julio de 1958 que su principal queja era "deformidad barbilla". En 1950 figura que se le realizó un implante de cartílago en la barbilla, además de una rinoplastia.
En el caso de su nariz, Monroe acudió al médico tras una caída nocturna que se produjo el 7 de junio de 1962, dos meses antes de su muerte.
 Aunque se realizó la rinoplastia, según sus notas el médico no pudo detectar ninguna fisura nasal que sin embargo un examen posterior demostró que existía.
En ninguna de estas visitas la actriz utilizó su propio nombre.
 Inicialmente los informes médicos hablan de una tal Marilyn Miller, nombre de casada de la intérprete durante su matrimonio con Arthur Miller.
Posteriormente el nombre que figura es el de Joan Newman, alias que utilizó para pasar desapercibida.
 Ni el cambio de nombre ni los años han podido ocultar los secretos médicos de su belleza. Gurdin regaló este historial médico a un amigo que ahora ha decidido sacarlo a la venta de manera anónima.
 Los mismos papeles también indican que la actriz, de 1,69 metros de altura y 52 kilos de peso, padeció de neutropenia en 1956, una dolencia que afectó a sus glóbulos blancos.
 El archivo también refleja que tuvo un embarazo ectópico, en 1957 en Nueva York , cinco años antes de su muerte.
Otros productos más vendidos en la subasta incluyen un vestido diseñado por Catherine Walker de Lady Di, que se vendió por 75.000 dólares, una maleta de Greta Garbo adjudicada por 12.500, y el vestido de novia que Julie Andrews usó en The Sound of Music que  se valoró en 22.500 dólares.

 

Hace cien años que Proust perdió el Tiempo

‘En busca del tiempo perdido’, de Proust: Juventud de un centenario.

Marcel Proust publicó, con su dinero, el 14 de noviembre de 1913, 'Por el camino de Swann'

Es el primero de los siete volúmenes de una de las obras cumbre de la literatura: 'En busca del tiempo perdido'

  • Homenaje a una obra cumbre. Por MIGUEL MORA 
  •  
    Un joven Marcel Proust, de rodillas, fotografiado en 1892 en un club de tenis de París. / rue des archives

    Sobre Proust se ha escrito ya casi todo, pero sobre la Recherche no, porque es un clásico y lo propio de los clásicos es su misteriosa capacidad para cargarse de nuevos contenidos en cada sucesiva generación.
     Lo que hoy significa esa obra no es lo que significó en 1913. Ahora hace cien años aparecía la primera parte, Por el camino de Swann, traducido a veces, con mayor exactitud, como Por donde vive Swann.
    El inmenso retablo se presentó al juicio de los lectores anteriores a la primera guerra con un fragmento que hacía imposible adivinar el conjunto
    . Su escala iba a ser desmesurada, más de tres mil páginas, y habría sido quimérico predecir que aquellas inaugurales teselas se insertarían años más tarde en un mosaico gigantesco donde jugarían un papel esencial, pero impredecible.
     Es lo único que justifica el error inmenso de Gide al rechazarlo para la editorial Gallimard.
    Y tras aquella primera aparición estalló uno de los más sangrientos conflictos que ha conocido la muy sanguinaria sociedad europea.
     La guerra del 14/18, como la llaman los franceses, influyó decisivamente en el proyecto de Proust y no hay nada tan estremecedor como El tiempo reencontrado, la última parte de la Recherche, en forma de baile de máscaras o de danza de cadáveres que reúne a los personajes tras la contienda y cierra una vida que había comenzado con la luminosidad gótica de la duquesa de Guermantes.
     Tras la guerra no hay héroes, los bellos militares, las hermosas damas, los sutiles aristócratas, las seductoras adolescentes de la fureur de vivre son ahora macabros restos de una sociedad difunta.
     El ciclo de la vida y la muerte se había completado con aquella última y lúgubre escena.
    André Gide rechazó el manuscrito para Gallimard, y al final lo editó Grasset
    La obra estaba acabada y si bien Proust no alcanzó a corregirla hasta el final, el lector puede hoy leerla sorteando los bloques de mármol aún no esculpidos o inacabados, como La Prisionera o La Fugitiva, los más imperfectos
    . Eso no quiere decir que deba evitarlos, son de lectura obligada, pero admiten un seguimiento menos atento que el resto del material.
    La I Guerra Mundial influyó de forma decisiva en la gran obra de Proust
    Esta perpetua actualidad de la Recherche se debe, entre otras causas, a que no es exactamente una novela, aunque es una de las más grandes que se hayan escrito, pero es también mucho más.
     Sus cientos de personajes tienen la realidad verosímil del mejor retrato realista y sin embargo encarnan iconos anímicos de la misma intensidad que Odiseo o don Quijote, es decir, mitos que reúnen en sí un resumen exacto, estremecedor, de los modos de ser del humano contemporáneo y sus distintos destinos
    . Leer la Recherche no es solo introducirse en un universo de ficción extremadamente inteligente, es también aprender a reflexionar sobre nuestros vicios y virtudes, modos de amar, creencias falsas, esclavitudes, holgazanerías, o verdades hipócritas
    . Es una auténtica enciclopedia de la humanidad moderna, de su gloria y de su estupidez.
    La ‘Recherche’ es una verdadera enciclopedia de la humanidad moderna
    Víctor Gómez Pin, quien ha dedicado a Proust dos libros en verdad filosóficos, afirma que el único personaje de la Recherche es el lenguaje mismo y que por esta razón va mucho más allá de las peripecias y avatares de la alta burguesía parisina del ochocientos
    . El lenguaje tal y como lo poseemos nosotros, es decir, nuestra esencia, lo que nos hace humanos, está derivando de un modo universal e inexorable a puro instrumento, a utensilio práctico.
     A medida que el lenguaje se hace instrumento nosotros nos convertimos en meras herramientas
    . No obstante, el lenguaje de la Recherche es perfectamente ajeno a toda instrumentalización, incluso aquella que obliga al novelista a respetar la acción o el suspense, de ahí la longitud pertinaz de las frases y esa dificultad que pone nerviosos a los lectores apresurados. Podríamos decir (pero ese sería otro artículo) que el lenguaje de Proust es estrictamente poético en su sentido más riguroso y por eso exige nuestra esforzada colaboración.
    Para el escritor, las palabras del habla cotidiana toman una función mágica
    Cuando uno busca, como Proust, el lenguaje en su labor poética, entonces el habla, el lenguaje de la gente en su vida corriente, se transforma en un encantamiento que permite llegar a lo más recóndito del hablante.
     El modo de hablar es una representación fiel del alma de cada individuo y la Recherche es, por encima de todo, un repertorio de modos de hablar.
     Cada modo de hablar es una posibilidad de vivir.
    En una útil antología de pensamientos de Proust, recogida por Jaime Fernández en El almuerzo en la hierba, figura esta frase:
     “Las palabras no me informaban sino a condición de interpretarlas como se interpreta una afluencia de sangre al rostro de una persona que se azara, o también un silencio repentino”.
    Para Proust las palabras del habla cotidiana, en ocasiones significativas, toman una función mágica capaz de provocar reacciones involuntarias del cuerpo.
     Esta capacidad enigmática del lenguaje es lo que hace de la Recherche una obra que transforma al que la lee, no solo anímicamente, sino con frecuencia también físicamente.
     Si se hace con seriedad, su lectura no es una lectura, sino una transfusión de lenguaje, análoga a las transfusiones de sangre que reviven a un moribundo.
    Es posible que esa sea, hoy en día, la mejor forma de preparar nuestro cuerpo para la mortalidad.