Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 oct 2013

Las mentiras que contamos para conseguir sexo ..........................del Blog Eros

Mentimos, mentimos continuamente.
 A veces de una forma tan natural que resulta casi un acto inconsciente.
 De hecho, un estudió llegó a la conclusión de que se dicen hasta tres mentiras por cada diez minutos de conversación.
 ¿Y por qué mentimos? Para lograr lo que queremos.
Y si hay algo que siempre queremos es sexo.
Mentiras
Fotografía vía Finance Fox.
Oímos aquello de que el dinero y el sexo son los dos motores que mueven el mundo.
Puede que sea cierto.
 No todas nuestras mentiras pueden reportar beneficios en nuestra cuenta bancaria (a las de algunos políticos, sí), pero hay algunas que pueden ayudarnos a conseguir una buena sesión de eso que tanto nos gusta.
 Aunque, como nos contaba recientemente, en este mismo espacio, Rosetta Forner, muchas veces "nos la dan con queso".
Pensémoslo un poco: ¿qué son el maquillaje, un sujetador de aumento, una faja de reducción y unos tacones sino una mentira? Mentimos para gustar, para atraer.
Y si no me creéis, solo basta con que te sientes en algún restaurante y observes a una pareja en su primera cita. Fingimos ser una versión mejor de nosotros mismos: más simpáticos, pacientes, atentos, comprensivos, divertidos, etcétera.
 Hacemos lo posible por ofrecer al de enfrente aquello que desea, con el objetivo de conseguir una segunda cita, o al menos conseguir que esa noche haya un buen postre.
Quizás ahí esté parte del debate, ¿mentimos con el mismo objetivo hombres y mujeres?
 Si buscamos en internet la frase "mentiras para conseguir sexo", lo que aparece es una multitud de artículos, publicaciones e incluso vídeos donde se cuentan algunas de las mentiras que un hombre puede usar para llevar a su objeto de deseo a la cama.
 Parece que, si bien algunas de nosotras usamos más alguna mentira en lo físico para seducir, otros cuantos no dudan en usar su labia para mentir como bellacos y engatusar a su objetivo.
Hay algunas mentiras casi tan inocentes como "solo la puntita" y otras más imaginativas, como "dormimos en la misma habitación pero, tranquila, que yo duermo en la otra cama" (algunas nos las creemos porque queremos). De ahí, por supuesto, a grandes clásicos que pasan por "es que mi novia no me comprende" a "te lo prometo, la he dejado", o incluso el "nunca me había enamorado hasta que te conocí a ti(ojo, no quiere decir que, algunas veces, algo sea cierto; tampoco nos pongamos tan desconfiado/as).
Después están los verdaderos maestros del embuste
. Me viene a la cabeza, por supuesto, el personaje de Barney Stinson en la serie How I met your mother, y su llamado Playbook, el libro en el que guarda, como oro en paño, todos los trucos y mentiras que utiliza para acabar bien acompañado entre las sábanas. Y resulta que, al menos en la serie, le funcionan bastante bien.

'Cómo conocí a vuestra madre'.
El mundo de la ficción ha hablado muchas veces de la relación entre las mentiras y el sexo
. Dándole una vuelta de rosca al asunto, y mirándolo desde otra perspectiva, también podemos pensar en qué pasa si el sexo es en sí la propia mentira.
 Es decir, seducir para engañar a alguien.
Volviendo a algunos topicazos sexistas, que si existen es por algo, recuerdo ahora la película Las seductoras, en la que las más que atractivas Sigourney Weaver y Jennifer Love Hewitt, madre e hija en la ficción, utilizan el sexo para engañar a más de un incauto.
 Parece que nos empeñamos en hacer del sexo algo mucho más complejo y retorcido de lo que es.

'Las seductoras'.
El sexo es poder. No podemos negarlo. El sexo consigue hacernos vulnerables (a todos), y por eso no podemos usarlo alegremente como arma, porque al final ese es el problema, que alguien puede salir herido.
Puede que nuestra sociedad no sea ni tan libre ni tan liberada como quisiéramos, pero sí que es mucho más heterogénea de lo que pensamos.
 Ni todas las mujeres ni todos los hombres son iguales, ni responden a los mismos arquetipos sociales. Dejemos de engañarnos, y escudarnos en el que "es que las mujeres dan sexo para recibir amor, y los hombres dan amor para tener sexo".
 Hay mujeres que buscan solo sexo, solo un buen rato, y hay hombres que buscan amor, compartir su vida con alguien.
Quizás si aprendiéramos a ser un poco más sinceros con lo que realmente queremos, con los demás, y, para empezar, con nosotros mismos (quizás esa sea la clave), podríamos conseguir mucho más de lo que obtenemos que si vamos engañando
. Mientras tanto, nos queda dejar de enfadarnos mucho por aquellas mentiras piadosas, y pensar que, un mundo sin mentiras tampoco sería perfecto.

Los que no hann ganado un Nobel

El juego de los olvidados

Por: | 10 de octubre de 2013
No se le puede pedir a la Academia Sueca que esté en todo y, por tanto, tampoco se le puede reprochar que en la lista de los premios Nobel de Literatura no figure el mejor escritor del siglo XX, Franz Kafka
. Es verdad que buena parte de su obra es póstuma, y que no entra en las reglas de juego del Nobel otorgar el galardón al que ya no está entre los vivos
. También es cierto que la mayor fama de Kafka le viene de sus obras que aparecieron cuando ya había muerto: El castillo o El proceso. Pero si esto es un juego, no está de más recordarles a sus señorías que Contemplación apareció en 1913, que La condena podía leerse ese mismo año, que La metamorfosis es de 1915 y que en 1919 estaba disponible En la colonia penitenciaria, entre otros escritos que vieron la luz, casi siempre breves
. ¿Que no son las mejores obras de Kafka? De eso se puede discutir, pero lo que es indiscutible es que basta un fragmento de alguna de esas narraciones para poner en entredicho el valor de la obra entera de muchos autores que se llevaron el premio a casa.
 Con un escueto momento, tomado de cualquier sitio, es suficiente para rendirse a la literatura de Kafka
. Por elegir alguno, ahí tienen la escena de Un médico rural en que los caballos que han conducido a éste a la casa del enfermo emergen en su habitación: “Esos caballos, que no sé cómo se han desatado de las riendas; tampoco sé cómo desde afuera han empujado la ventana; asoman la cabeza, cada uno por su ventana, y sin preocuparse por las exclamaciones de la familia contemplan al enfermo”. ¿La pesadilla del mundo? ¿Un mundo de pesadilla? ¿O solo una broma cruel donde gobierna el azar y se obedece a una lógica disparatada?

Franzkafka

Que cada cual haga su lista
. Donde pone Kafka (en la imagen), hay quien preferirá escribir Anton Chéjov, Marcel Proust, Joseph Conrad, Henry James, Rainer Maria Rilke, Fernando Pessoa, Robert Musil, Virginia Woolf o James Joyce, por soltar una ristra de imprescindibles cuya ausencia entre los galardonados hace dudar seriamente del rigor y la puntería de los académicos suecos.
¿Cómo se puede tomar en serio a los sucesivos jurados si no se rindieron  abiertamente a Cesare Pavese, Vladimir Nabokov, Malcom Lowry, Louis Ferdinand Céline o Robert Walser y, sin embargo, premiaron a José Echegaray, Rudolf Christoph Eucken o Wladyslaw Reymont, por acordarse de algunos de los que ya no se acuerda nadie?

Una de las razones que suele aducirse para tanto despropósito es que los Nobel no premian exclusivamente a la literatura sino que se inclinan, más bien, por la literatura con floripondio
. O lo que es lo mismo, que a los académicos suecos les suelen gustar esos escritores que llevan prendidas de sus obras esas causas que provocan el aplauso de los mortales: vocación de cambiar el mundo, interés por las minorías marginadas, recuperación de territorios exóticos, consejos morales de relumbrón. Pero ni siquiera eso es siempre cierto si se repara en tipos que dudosamente harían concesión alguna a cualquier tipo de adorno, por cargado que estuviera de valores humanistas, como Knut Hamsum, que lo recibió en 1920, o V. S. Naipaul, al que se lo otorgaron en 2001.

Al que suele nombrarse siempre es a Jorge Luis Borges. ¿Cómo no le dieron el Nobel a Borges? Es verdad, ¿cómo metieron la pata de manera tan rotunda, cómo dejaron que se les fuera muriendo sin reaccionar a tiempo?
 Su obra no solo es una síntesis de las tradiciones literarias más diversas sino que inaugura nuevos caminos para la escritura, combina la referencia más directa al ruido del mundo con un gusto recurrente por cuestiones abstractas, tiene algo de artefacto intelectual y está tocada también por las penas y los trabajos que a todos corresponden.
 Y tiene la osadía de contar historias de este calibre:
 “El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque sí sobrenatural.
Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad”. No se lo dieron a Borges, ¡pero es que tampoco se acordaron de Juan Rulfo! ¿Cómo? ¿Fueron capaces de ignorar también a aquel coloso que en una novela y una colección de cuentos atrapó las palpitaciones de la muerte en su trato cotidiano con la vida?
 Ese escritor de oído tan fino, el que puso en pie Comala para que un hijo buscara a su padre, “un tal Pedro Páramo”. Rulfo, que en una frase definía un mundo: “Odilón y yo éramos sinvergüenzas y lo que tú quieras; y no digo que no llegamos a matar a nadie; pero nunca lo hicimos por tan poco”.
 Sí parece cierto que a la Academia sueca le podría aterrorizar dar semejante premio a un autor de obra tan breve, pero es que tampoco repararon en poetas como César Vallejo o José Ángel Valente (ni tampoco en Paul Celan, W. H. Auden o Zbigniew Herbert).
 Y pueden ser capaces de no dárselo a Rafael Sánchez Ferlosio. Señores académicos, todavía tienen tiempo de reparar tamaño olvido.

En este juego de los olvidados, se podría también incluir a Ernst Jünger.
 La Academia entonces podría haber bordado la justificación del fallo: por recoger en tantos de sus escritos el rostro impenetrable de la guerra. A Clarice Lispector tenían que habérselo dado por su coraje a la hora de romper moldes y a Junichiro Tanizaki por su finura cuando trató de las sombras.
 Si los académicos hubieran tenido alguna vez un poco de ganas de provocar hubieran acertado de lleno con E. M. Cioran, Antonin Artaud o Thomas Bernhard.
 No supieron apreciar a tiempo la envergadura del desafío literario de W. G. Sebald y, como se descuiden, se les van a escapar algunos de los mejores que siguen ahí: Philip Roth, Lobo Antunes, Jean Echenoz
. Pero, en fin, lo que jamás se les podrá perdonar a los jurados del Premio Nobel de Literatura es que no se lo dieran a Witold Gombrowicz.
 El polaco que desembarcó en Argentina y que se aplicó a dar una buena cantidad de bofetadas a las formas establecidas. “En todo lo que escribo, mi objetivo --uno de mis objetivos-- consiste en estropear el juego”, confesó en sus diarios
. No está mal para entretenerse. De estar todavía aquí, seguro que ya se habría cargado este mismo pasatiempo.
 Por darle tanta importancia a unos premios que han tenido olvidos de una envergadura verdaderamente bochornosa.

Dar un Premio debe ser dificil ponerse de acuerdo no se lo daría a Kafka no, pero tampoco aSánchez Ferlosio, ni a Artaod aunque para provocar y recordar el contraculturismo no estaría mal. Solo se nombra a una mujer que si triunfó en una literatura machista fue realmente por su marido que estaba en su grupo. No creo que a esos les importara una literatura de compromio femenino, si se lo daría a Nabokov  por supuesto, a Rilke . Me hace gracia eso de Borges, creo que e ha hablado má de él que si se lo hubieran dado.....más mujeres...no? Rosa Luxemburgo pero será tan radical esa distinción que ni ella misma lo hubiera aceptado...Muchos son muchos los nombres que aleatoriamente barajamos. Está bien el Nobel de este año. Dejemos a Kafka en su casita dim5n4uta que te hace entender por qué escribió La Metamorfosis o El Proceso....

!Por fín una mujer gana este año el Nobel no la Biolorusa pero si la Canadiense. Es hora ya!!!

La escritora, conocida como "la Chéjov canadiense", obtiene el galardón después de varias ediciones en las listas de candidatos

 

La escritora canadiense Alice Munro. / AP

El escritora Alice Munro es la ganadora del Premio Nobel de literatura 2013. “Maestra del relato corto”, según el dictamen de la Academia sueca.
La sucesora del escritor chino Mo Yan en el galardón más importante de las letras nació en Wingham (Ontario) en 1933.
Conocida como "la Chéjov de Canadá", Alice Munro construyó la base del realismo moderno canadiense, que en el país vecino, Estados Unidos, se había cimentado mucho antes.
 Se inició en la literatura a los 30 años, con cuentos y relatos que vendía para la radio pública canadiense. Reconoció el influjo temprano de otras grandes escritoras como Katherine Anne Porter, Flannery O’Connor, Carson McCullers y Eudora Welty, así como de autores de la talla de James Agee y William Maxwell.
 Ganó varios premios en su país y en otras naciones.
 Ha sido traducida a trece idiomas y ya había aparecido varias veces en las listas de candidatos al Nobel.
Sólo en los últimos años se ha difundido la mayoría de sus libros en español.
 De los treces libros que lleva publicados se conocen en castellano los siguientes: Las lunas de Júpiter (1982, edición original), Progreso del amor (1986), Amistad de juventud (1990), Secretos a voces (1994), El amor de una mujer generosa (1998), Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio (2001), Escapada (2004), La vista desde Castle Rock (2008) y Demasiada felicidad, conocida en 2009 pese a que antelación había anunciado su retiro definitivo de la literatura.
 Siete de sus ficciones han sido llevadas a la pantalla, especialmente a la televisión. Sarah Polley filmó en 2006 Lejos de ella, con Julie Christie, basada en uno de sus cuentos.
 La última novela que se publicará próximamente en España por la editorial Lumen lleva el título de Mi vida querida.

Algunos de sus libros

Las lunas de Júpiter (1982, edición original)
Progreso del amor (1986)
Amistad de juventud
(1990)
Secretos a voces (1994)
El amor de una mujer generosa (1998)
Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio
(2001)
Escapada (2004)
La vista desde Castle Rock
(2008)
Mi vida querida
(2013)

9 oct 2013

Estrena ropa usada

El ahorro y el consumo responsable impulsan el negocio de segunda mano

España se suma a esta moda décadas después que otros países europeos.

Almacén de Percentil, empresa que vende ropa de segunda mano para niños. / CARLOS ROSILLO

Comprar ropa usada en el Camden Market londinense o en las pequeñas tiendas de segunda mano del East Village neoyorquino ha sido uno de los entretenimientos favoritos de muchos turistas españoles desde principios de los ochenta.
 Sin embargo, hacerlo en España era visto como un signo de pobreza. Una percepción que ha ido cambiando a lo largo de los últimos años, de la mano de la crisis (el ahorro ronda el 75%) y de una creciente concienciación de los ciudadanos que, cada vez más, apuestan por la segunda mano como opción de consumo responsable y menos contaminante.
La ropa reciclada empieza a convertirse en una alternativa más de consumo, carente de cualquier estigma, y en un floreciente negocio para algunos emprendedores.
 Lo saben bien los dueños de Percentil.com, una tienda online de ropa infantil que nació hace apenas un año y ya cuenta con 25 empleados que han gestionado unas 130.000 prendas.
Percentil.com y Parabebes.com, un portal de compraventa de productos usados y servicios, encuestaron este verano a 1.899 padres sobre la compra de artículos de segunda mano.
 Un 36% de las familias —muchas más de lo que imaginaban— habían adquirido productos usados para sus hijos en alguna ocasión.
 Otro 40% aseguró que compraría si existiesen garantías de calidad y se pudiesen devolver las prendas defectuosas.
 La mitad de quienes mercaban abogó por el consumo responsable y el respeto medioambiental, y aseguró “presumir” de comprar de segunda mano.
De ahí que los promotores de ambas firmas estén convencidos de que su negocio seguirá floreciendo aunque la economía se recupere.
En España solo se reutiliza entre un 10% y un 20% de las prendas
“Es una cuestión de actitud
. En Francia o Bélgica hay una tienda en cada esquina.
 Aquí es cuestión de tiempo”, afirma Bernard Maurice, dueño de KiloRopa
. La empresa, que abrió sus puertas en octubre de 2011, cuenta con 10 tiendas repartidas por España en las que se vende al peso y lo que se desecha se convierte en material para moquetas.
 Saben de lo que hablan porque ya tienen 19 boutiques en Francia y otras tantas en Reino Unido, Japón y Grecia. “Se pone en contacto mucha gente que quiere tener la franquicia. Y aceptamos a pocos. Hay que entender el negocio”, asegura Maurice.
Aunque esta conciencia social no cala por igual entre todos los públicos.
 “La crisis ha hecho que personas de toda condición social recurran a tiendas como la mía para proveerse de ropa a precios sumamente bajos
. Tenemos que hacerlo así porque ya existen muchas tiendas de ropa nueva con precios tirados, sin dejar de lado a los chinos, que son otra cosa en cuanto a calidad”, señala Noemí Logroño, propietaria de Figure, una tienda situada en un barrio de clase alta de Madrid.
 “Procuramos romper esos prejuicios mostrando prendas en perfecto estado, de firmas reconocidas y a precios tentadores”, continúa
. Crecen las ventas y las personas que quieren deshacerse de esas prendas guardadas en el armario durante años y que nunca terminan de ponerse.
Ellos las compran, las catalogan por temporada y talla y las limpian antes de ponerlas a la venta
. En Figure se quedan con el 50% de la venta (40% en las pieles) y la otra mitad es para el cliente, que a los tres meses vuelve por la tienda para cobrar lo vendido y retirar lo que nadie se ha llevado.
 Prendas que posiblemente terminen en la basura.
Una normativa de 2011 establece que, en 2020, la mitad de los residuos textiles (medidos en peso) tendrá que reciclarse.
 Un objetivo que está lejos de conseguirse.
“Se reutiliza solo entre un 10% y un 20% de la ropa”, se lamenta Rubén González, de la organización Humana.
 Esta ONG recogió el año pasado 18.182 toneladas de textil usado mediante 5.000 contenedores.
 La cantidad parece enorme, pero no lo es. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente pretende concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de potenciar el reciclaje, con la esperanza de que ello permita, además, crear nuevos puestos de trabajo en el sector de la recogida y tratamiento
. Mientras las autoridades estudian cómo hacerlo, el sector privado toma posiciones firmes.
Los empresarios confían en que sus clientes les serán fieles tras la crisis
Daniel Bezares, cofundador de Percentil, comenzó a darle vueltas a la idea de crear su propio negocio al comprar un carrito gemelar de segunda mano.
 Y en esto llegó de Silicon Valley un antiguo socio que había visto en Estados Unidos el auge de estas compras alternativas.
 Hicieron, junto a su mujer Lourdes Ferrer, un estudio de mercado y el 85% de las madres sondeadas se mostraron dispuestas a comprar en un sitio web como el que les mostraron.
 “La gente dice preocuparse por el consumo responsable, pero cuando le tocan el bolsillo es otra cosa.
 Los productos eco y los que se preocupan del impacto social están posicionados como más caros que el resto, pero en la segunda mano te ahorras un 70% del precio y el consumidor está convencido de hacer un buen negocio. Además, presumen de ello”, sostiene Bezares.
Este exconsultor de ONG explica que su empresa se queda con la mitad de la ropa que reciben, un 10% la devuelven a sus dueños y el otro 40% acaba en manos de Cáritas.
 Ahora se plantean donar además a otras organizaciones y vender en Francia y Alemania.
 “Allí el poder adquisitivo es mayor y su compra media también. Por eso pensamos que cuando termine la crisis nuestros clientes seguirán siendo fieles. El 80% repite”, señala Bezares.
El Plan Nacional Integral de Residuos pretende que haya un punto de recogida selectiva de ropa por cada 3.000 personas.
“El problema es que no hay distinción del textil del resto de residuos.
 Ahora se está elaborando un plan de reciclaje de residuos.
 Esperemos que no se quede en una simple voluntad porque lo pide Europa y se traduzca en políticas”, confía Laura Rubio, directora técnica de la Asociación Española de Recuperadores de la Economía Social y Solidaria (Aeress). “Habría que seleccionar las prendas por materiales —lana, algodón, lino— e investigar en qué se puede aplicar. Pero ello requiere financiación y estamos en crisis
. Quizá el encarecimiento de las materias primas empuje a ello”, dice Rubio esperanzada. Medio Ambiente no ha respondido a EL PAÍS respecto a este problema.
Los españoles son cada vez más conscientes de que los residuos —un 4% de ellos textiles, según el ministerio— son uno de los mayores problemas medioambientales.
 Cada ciudadano, según Aeress, consume unos nueve kilos de ropa al año, lo que genera 376.000 toneladas de restos textiles en todo el Estado. Aeress calcula que reciclar 100 toneladas de ropa supone no emitir 50 toneladas de dióxido de carbono
. O lo que es lo mismo, ahorrar lo que gastan en energía al año ocho bloques de 10 familias o las emisiones anuales de 12 coches.
 La asociación lanzó la campaña Tira del hilo animando a los ciudadanos a reutilizar, pues casi toda la ropa tiene una vida útil mayor a la que se le otorga.
El Gobierno quiere que haya un punto de recogida cada 3.000 personas
La ONG Setem coordina, desde 1997, la campaña Ropa limpia, presente en 14 países, en colaboración con 250 asociaciones
. Con ella se quiere concienciar sobre la falta de derechos laborales y los bajos salarios en los Estados productores de las materias primas y en las fábricas.
 “La gente ha empezado a plantearse el origen de la ropa que lleva después de que se derrumbara un taller textil en Bangladesh causando 1.100 muertos. Se hacen preguntas”, cuenta esperanzado Oskar Fernández, portavoz de la ONG. “Queremos que el consumidor sea crítico y responsable de lo que compra”.
Humana recoge ropa usada en sus 28 tiendas de segunda mano y en miles de contenedores repartidos por 800 localidades. Tras un proceso de selección envían el 12% a las tiendas para su reventa, el 32% se recicla —pasa a ser borra para tapicería o trapos industriales—, el 8% va al vertedero y el 48% se vende a minoristas en África a precios muy bajos.
 El dinero recaudado es empleado en proyectos educativos, sanitarios o de desarrollo rural
. Rubén González, de Humana, responde a quienes les critican por vender prendas en África señalando que “hay estudios de Oxfam International que indican que si se dona la ropa puede terminar en manos de las mafias y de la otra forma contribuyes a reactivar la economía”.
Cada ciudadano consume unos nueve kilos de textil al año
Humana tiene que competir en España con un número creciente de contenedores ilegales.
 La Organización de Consumidores y Usuarios ha reclamado a los Ayuntamientos de las grandes ciudades que retiren todos los considerados piratas, recordando que su gestión “es un negocio en alza”. La OCU calcula que cada uno genera hasta 3.500 euros anuales, pero como las organizaciones colocan varios, sus ingresos pueden multiplicarse por 10 o por 20. Catorce de los 16 que examinó la organización en Madrid eran ilegales, aunque no siempre de asociaciones con mala fe.
En Aeress recuerdan que cada prenda tiene impacto ambiental y social. Por ejemplo, que fibras artificiales como el nailon derivan del petróleo, un recurso no renovable
. O que el uso de fibras naturales (algodón, lino, seda) o animales (lana, piel, cueros) puede tener repercusiones por la utilización de abonos, pesticidas o tintes perjudiciales para la salud.
 Para reducir estos impactos la receta es sencilla: recuperar, revender, reutilizar.
 Una moda que, posiblemente, esté aquí para quedarse.