Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

23 sept 2013

Alex de la Iglesia, tan listo, peculiar, gracioso y excesivo.......................Carlos Boyero

Si no existieran los títulos de crédito cualquier cinéfilo reconocería la autoría de Alex de la Iglesia en películas que no llevaran firma
. Ese humor feroz, esa obsesión por transformar en comedia lo que es macabro, el amor hacia los personajes esperpénticos y los diálogos surrealistas aunque estén sacados del lenguaje cotidiano, la alegría infantil de utilizar la cámara como un juguete que hace milagros, la vitalidad contagiosa del contador de historias, la dinamitación de convenciones intocables, son las señas de identidad de un creador autónomo y poderoso, de alguien que se divierte haciendo su trabajo y proponiéndole retos a su imaginación. Es un gamberro genético dotado de enorme talento, un creador de aparatosas formas visuales, un estilo, un mundo, una forma de mirar la existencia tan insólita como identificable.
Este director, que no concibe la necesidad de tiempos muertos, deduce que las historias deben de comenzar muy fuerte y que el desenlace debe de ser aún más salvaje.
El arranque de Las brujas de Zugarramurdi, que describe el atraco en la Puerta del Sol de Madrid a una tienda especializada en oro a cargo de una banda de friquis a los que acompaña el niño de uno de ellos, es tan espectacular como divertida.
 También su huida en taxi hacia Francia y el encuentro en los bosques de Zugarramurdi con una familia de brujas que se relamen ante el banquete que se les presenta.
 Hace mucho tiempo que no sonreía, reía y me asaltaba la carcajada en el cine como en la primera hora de este frenético delirio.
 Los gags, los diálogos y las situaciones no tienen desperdicio, la gracia se funde con la espectacularidad, la comicidad de los intérpretes no suena a impostada, quieres que esa fiesta verbal y visual no se acabe.
Y sabes que esos magníficos aperitivos te están preparando para el fin de fiesta, para la traca final, que Alex de la Iglesia está ansioso por montar el gran aquelarre.
 Y cuando este llega, me abruma su ruido y su desmadre, me suena a ya visto y oído en tanta superproducción rutinaria volcada en la acumulación de efectos especiales, acabo saturado de tanta bruja soltando chillidos y repartiendo bocados.
 Y me aburro, llega el desencanto.
 Pero sería injusto insistir en los defectos del desenlace
. Durante mucho tiempo lo he pasado muy bien, he tenido la vieja sensación de que en ningún sitio se está mejor que en el cine cuando este te cautiva y te fascina, logra que aflore con naturalidad la bendita risa
. El cine de Alex de la Iglesia no es perfecto, tiene bajones por su afición al más difícil todavía, por clausurar el espectáculo con una borrachera de imágenes que pueden acreditar su fastuosa pericia técnica pero que no le hacen falta a sus insólitas historias.
Quiero imaginar que somos muchos, incluido un público joven y masivo, los que disfrutamos con el universo de este director tan exuberante como identificable, que Las brujas de Zugarramurdi va a tener eso tan fundamental llamado espectadores, y que no va a haber ninguno exigiendo que le devuelvan el precio de la entrada.
Hace años descubrí una tragicómica y deliciosa novela titulada El buda de los suburbios
. El autor era Hanif Kureishi, un escritor inglés descendiente de paquistaníes
. Le he seguido la pista desde entonces. Con subidas y bajadas, pero siempre con algo interesante que contar.
 Kureishi también escribe guiones.
 Suyo es el de la inteligente, elegante, agridulce y sutil Le week-end, que ha dirigido Roger Michell. La historia es intimista y aparentemente leve.
 Un matrimonio inglés y sesentón, ambos profesores, deciden pasar un fin de semana en París, adonde se fueron de vacaciones hace demasiados años, cuando su unión estaba bendecida por el esplendor en la hierba.
Ya no saben si se quieren o solo se necesitan, su trabajo va a ser jubilado forzosamente, los hijos tienen su propia vida, la sombra del abandono se ha instalado en el deseo de ella y en los terrores de él
. Coquetean, discuten, se cuentan sensaciones que eran secretas, respiran angustia, intentan reconquistarse. Todo ello está descrito con gestos mínimos que revelan mucho, con una delicadeza admirable, con una complejidad emocional que implica al espectador, con protector sentido del humor, con una interpretación maravillosa de Jim Broadbent y de Lindsay Duncan, actriz muy hermosa a la que no conocía, puro talento, pura clase
. Es la mejor película que he visto hasta ahora en la sección competitiva.

Hollywood impide que sus actores veteranos se jubilen

Robert Redford, Harrison Ford, Jack Nicholson, Clint Eastwood y Michael Douglas se reiventan.

Unos Abuelitos poco corrientes aunque les quitaría sus añadidos y pelucas, como 

Jack Nicholson que después de Resplandor se le ha quedado mirada y expresión de loco y que él refuerza.

Harrison Ford, Jack Nicholson y Robert Redford, en imágenes recientes. / CORDON PRESS

Goldie Hawn dijo: “El cine es un juego de niños”.
 A sus 67 años y prácticamente desaparecida de la pantalla, demuestra que tenía razón.
 La media de edad que domina dentro y fuera de la pantalla confirma la creencia de que Hollywood no es lugar para viejos. Y, sin embargo, cada vez son más las estrellas con mayúsculas que pertenecen a la tercera edad.
Es fácil pensar en Clint Eastwood, de 83 años y aún en activo preparando su próximo rodaje como director con Jersey boys.
 Pero incluso en sus años de galán, Eastwood siempre fue una estrella madura, lo que hace más fácil acostumbrarse a su transición.
Y los directores son como el buen vino y mejoran con la edad. O que se lo digan a Woody Allen (77 años), Ridley Scott (75) o Roman Polanski (80), de los que este año se espera que estrenen algunas de sus mejores obras.
Es mucho más chocante pensar que el hombre que dio vida a Indiana Jones, Harrison Ford, ya ha cumplido los 71 y Robert Redford, 77.
 Y que el eterno rebelde de Hollywood, Jack Nicholson, ha llegado a los 76 años, la misma edad que Dustin Hoffman y que el galán por excelencia, Warren Beatty.
 En la lista también están Al Pacino (73) y Michael Douglas (68).
Pero como confesó este último recientemente a este periódico, él no ha hecho más que empezar el tercer acto de su carrera.
“Y, teniendo en cuenta que Kirk tiene 96 años y aún está dando lata, el tercer acto puede ser muy largo”, comentó Douglas con humor en referencia a su padre.
Los papeles para ellos son otros.
 Tras la imagen de galán adicto al sexo que cultivó en cintas como Acoso, Atracción fatal o Instinto básico, el último trabajo de Michael Douglas lo presenta como el virtuoso del piano y famoso homosexual Liberace. Pero los logros son similares porque tiene prácticamente asegurado el Emmy gracias a esta colorida biografía que ha hecho posible cuando se acerca a los 70 y tras superar un avanzado cáncer de garganta.
Lo mismo ocurre con Redford, cuyo próximo estreno como actor en All is Lost podría acercarle a su primera candidatura al Oscar en 40 años.
 Un trabajo que, como señaló Harrison Ford a EL PAÍS, tampoco es tan normal para actores de su edad. “Y, si los hay, son en películas francesas”, bromeó. Él mismo se considera afortunado por haber conseguido roles protagónicos de su edad, lejos de su imagen de galán, para interpretar en 42 a un avejentado dueño de un equipo de béisbol.
 “Y me hicieron un favor, porque el personaje tenía 65 años y yo, 71”, dice sin vanidad.
Mientras tanto, Robert Redford reconoce que a pesar de lo admirada que ha sido su caracterización para el papel, las papadas de su personaje entrado en años eran las suyas.
 Sin embargo, como muchos otros, admite que el secreto de una buena vejez en la pantalla está en los genes, una buena alimentación, algo de deporte —tenis en su caso— y seguir en activo.
 “Aunque sean papeles secundarios. Los disfruto tanto como cuando hacía de galán, son las escenas más jugosas y encima me voy a casa antes que los demás y con la misma satisfacción”, acepta, sin perder la sonrisa pícara que lo hizo famoso hace más de 35 años.
O trabajar con actors jóvenes famosos como hizo Paul Newman con Tom Cruise en el color del Dinero y Paul se comia literalmente a Cruise.

La risa del excéntrico.....................Juan Cruz


El escritor Álvaro Mutis, en una imagen de 2003. / JORGE UZON (AFP)

De este escritor formal y excéntrico a la vez, de Álvaro Mutis, sorprendían la risa y el desdén; se reía de sí mismo, desdeñaba la importancia que le concedían.
Era, entre los escritores y los hombres de su tiempo, un contradictorio, en el sentido que rescató Guillermo Cabrera Infante: en un tiempo de republicanos, y sobre todo de republicanos latinoamericanos, se declaró monárquico, y defendió esa forma de mando más desde la estética de los salones que desde la ética de las plazas.
 Su vestimenta recurría a veces a chalecos que recordaban los de los almirantes e iba siempre con una gorra azul marina como si estuviera al frente de un navío.
Era ya un hombre mayor (y era grande, de músculos largos, de grandes facciones, de voz poderoso, casi de caramelo, la voz de Los intocables) y llevaba pantalones vaqueros como un chiquillo.
 En la época en que muchos de sus compañeros iban haciendo libros grandes y recopilando sus obras completas o sus memorias como si así fueran a parar el tiempo que les caía encima, escribió cada vez más menudo, como había hecho su admirado Juan Rulfo, y siguió haciendo poesía para hablar menos y más bajito.
Se situó lejos del foco que cayó sobre Gabriel García Márquez, por ejemplo, y fue de los que dijo que aquel Nobel había acabado con sus propias ansiedades, si ya lo tiene Gabo para que lo esperamos otros.
 Cuando este amigo suyo recibió ese galardón fue de los que participó en la alegre fanfarria colombiana que se destapó en Estocolmo, pero no era un hombre de jarana.
Tampoco era exactamente un patriota; el exilio le dio otras patrias, y no llenaba las conversaciones de la nostalgia de su país, ni mucho menos
. Él inventó un país para sí solo, y de ese país fue portavoz único, como un solitario de alta mar que miraba atentamente pero hacia adentro, aunque se estuviera riendo
. Su risa esperaba la risa de otros, no se hacía grande hasta que los demás hacían eco.
 Sus ojos los recuerdo como los de un muchacho soñoliento, y sus manos, mientras fueron firmes, eran las de un nadador, grandes y fuertes, te apretujaban la mano como si dentro llevara las ganas de verte.
Lo dijo más de una vez: era grandullón e ingenuo, su cuerpo había crecido más que su deseo de ser mayor, pues pensaba, y esto lo dijo en Madrid en 2002, que “esa fiesta que fue nuestra vida de niños es lo que nos hace eternos”.
 La eternidad empieza un lunes, escribió su amigo Eliseo Alberto, pues ese día justamente dejó esta fiesta en la que solo se es eterno si uno sigue siendo el niño que fue.
Un apunte final: esa anécdota según la cual él le llevó a Gabo el Pedro Páramo de Rulfo “para que aprenda, carajo”, tiene una contrapartida que a lo mejor también es verdad: cuando Gabo escribió El coronel no tiene quien le escriba, el propio Mutis se la llevó a Rulfo y le dijo esta jaculatoria:
“Para que aprenda, carajo”
. Era un amigo conmovedor, no pedía nada a cambio.

22 sept 2013

¿divorcio programado por la Casa Real?

Don Felipe y la princesa Letizia: ¿divorcio programado por la Casa Real?

La web ‘Hispanidad’ asegura que Zarzuela podría estar preparando ya la separación del heredero

LVL
jueves, 19 de septiembre de 2013, 09:16

Madrid.- ¿Tiene programado Casa Real ya el divorcio de Don Felipe y la princesa Letizia? Al parecer, sí, según la web ‘Hispanidad’
. La crisis que parece que sufre desde hace meses el matrimonio y las salidas de tono de la princesa en su papel institucional, parecen haber provocado que Zarzuela esté ya preparando una separación oficial.
Al menos, es lo que confirma Eulogio López, que cita fuentes cercanas a la Casa Real para asegurar que la Corona marca los tiempos y ritmo del futuro divorcio de los príncipes de Asturias, asegurando que es “la mejor opción” y que podría no haber vuelta atrás.
Sobre todo, tras el enfado de Doña Letizia en Buenos Aires después del fracaso de Madrid 2020.
 Al parecer, la princesa presionó a Moncloa para regresar el mismo domingo por la mañana a España, -los príncipes regresaban en el avión de Rajoy-.
 Algo que no sentó bien a la Presidencia, que explicó que Rajoy tenía un compromiso institucional esa misma mañana y que no podrían partir hasta mediodía, como estaba programado en un principio.
 El enfado de la princesa, aseguran, fue monumental, siendo la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de Casa Real.
En la programación del futuro divorcio, los medios parecen estar ayudando, pues son múltiples las noticias que de Doña Letizia aparecen diariamente sobre su vida fuera de Zarzuela.
 Salidas nocturnas, mal carácter, problemas con sus empleados y guardaespaldas, rigidez extrema o la imposición de trabajar solo de lunes a viernes han contribuido a pensar que lo mejor para Don Felipe y su futuro como Rey es el divorcio en el momento adecuado.
Sin embargo, mientras tanto, los príncipes de Asturias se esfuerzan en mostrar normalidad y, últimamente, se prodigan en gestos de cariño
. Desde las fotos en las que aparecen de la mano acudiendo al teatro para celebrar el 41 cumpleaños de Doña Letizia, a los que se pudieron ver de complicidad total durante la presentación de Madrid 2020.
Lo que de momento no han dejado ver es cómo llevan este curso escolar a sus hijas, las infantas Leonor y Sofía, al colegio
. Y es que, por primera vez desde que las pequeñas comenzaron sus estudios, los príncipes no han posado con ellas a su llegada al centro donde estudian.
Fuente: http://www.lavozlibre.com/noticias/ampliar/810021/don-felipe-y-la-princesa-letizia-divorcio-programado-por-la-casa-real